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La pareja real de Auradon se hallaba en su hogar. El castillo estaba sumido en un silencio que solo era interrumpido por las aves que volaban en el enorme jardín. Los reyes eran los únicos que estaban en casa, por lo que decidieron quedarse en la sala principal para descansar.
Mal dibujaba en uno de sus múltiples cuadernos de bocetos, con varios pensamientos pasando por su cabeza. Al otro lado del sillón se encontraba Ben, leyendo tranquilamente.
La pelimorada soltó su lápiz, algo frustrada. No estaba para nada concentrada. Su esposo y ella tenían una conversación pendiente sobre asuntos muy importantes en sus vidas. El rey alzó la mirada, encontrando sus ojos. Cerró el libro en sus manos.
-Cielo, ¿necesitas decirme algo? - preguntó.
La reina colocó su cuaderno en la mesa a su lado. No eran cosas que no hubieran sido mencionadas antes en su relación, pero igual quería usar las palabras adecuadas en lo que diría.
Ben extendió sus brazos hacia ella, por lo que la ojiverde se sentó en su regazo y rodeó su cuello. El ojimiel acarició su espalda de manera tranquilizadora.
-Solo trato de poner en orden mis ideas. Quiero aprovechar que estamos solos para poder hablar con calma- explicó.
-¿De qué quieres hablar primero?- le dijo él.
Ella apoyó su cabeza en su hombro.
-Sobre nuestros planes de buscar un bebé- respondió.
El castaño asintió. Desde que estaban comprometidos apenas teniendo dieciocho tomaron la decisión de aguardar unos cuantos años para ser padres. Después de conversarlo, acordaron que tendrían hijos después de los 25. Ambos estaban a poco de cumplir lo 26 y tenían sus vidas totalmente establecidas como para poder traer a otro ser humano al mundo. Y eso les hacía mucha ilusión.
-Muy bien. Así que esto me lleva al siguiente punto - tomó su mano- ¿Aún quieres que hagamos lo otro antes?
Las mejillas de Mal adquirieron un poco más de color.
-Solo si tú sigues estando de acuerdo. No quiero incomodarte ni que tengamos problemas - lo vio a los ojos.
Ben besó su coronilla.
-Nada de eso. Si accedí la primera vez que me lo propusiste no fue por compromiso, sino porque aceptaba lo que me pediste - le aseguró- Acepté esa parte tuya desde que la descubriste y me la confesaste. Lo hice porque te amo y te acepto tal y como eres. Y me alegra que confíes en mí para contarme lo que sientes.
Mal sonrió y le dio un beso.
Todavía recordaba aquella noche estando en la preparatoria donde por fin se sinceró consigo misma sobre su sexualidad. Después de años sin entender que era lo que le pasaba, se dio cuenta de que en realidad se sentía atraída no solo hacia los hombres sino también hacia las mujeres.
Al principio se sentía extraña. ¿Cómo iba a descubrir eso ahora que por primera vez estaba en una relación? Algo dentro de ella siempre tuvo presente sus sentimientos, solo que no los aceptaba.
Luego se sintió terrible. ¿Cómo reaccionaría Ben? Apenas habían pasado unos meses seis de su nombramiento como dama de la corte. Temía que eso fracturara su relación. Pero su novio reaccionó mejor de lo que jamás podría haber soñado.
Ben y ella estaban en su habitación. La princesa del Inframundo se había estado quedando con él durante esa semana. No había pasado mucho desde su primera vez, lo que la hacía sentir culpable de alguna manera. Hasta que sintió la paz que él le brinda cuando le advirtió que debía contarle algo muy personal e importante.
Lloró, porque tenía muchas emociones reprimidas y tenía miedo de que el rey se molestara con ella. Pero eso no sucedió. Cuando logró controlar sus lágrimas, se encontró con la mirada orgullosa y amorosa de su amado. Con su confesión solo comprobó una vez más que él jamás la dejaría sola.
Ben le dijo que ya lo sabía. Que por fijarse tanto en ella y conocerla se dio cuenta. Y que le parecía genial, que no tenía de qué avergonzarse. Eso significó mucho para Mal.
Nunca ha hablado públicamente de ese tema, y ha preferido dejarlo así. Pero sus amigos y familia se fueron enterando poco a poco cuando se los contaba. Todos la aceptaron. Incluso sus suegros y Hades, de quienes temía más sobre como reaccionarían.
Le parece chistoso cuando Ben le sigue la corriente cuando le ha comentado de chicas que le parecen atractivas. Con el pasar del tiempo entendió que solo sentía atracción sexual hacia su mismo sexo, más no se veía amorosamente con otra mujer. Eran atracciones platónicas y nada más. Está perdidamente enamorada de su esposo, de él y nadie más.
Todo eso la llevó a una loca fantasía. Aún recuerda la timidez que sintió cuando una noche despertó a Ben. Él creía que ella había tenido una pesadilla. Sin embargo, era todo lo opuesto. La reina había tenido un sueño húmedo. Uno donde aparecía ella junto a su esposo y una mujer que jamás logró identificar.
El rey no se lo tomó a mal. En realidad le divirtió oír su explicación de lo que imaginó. Le encanta que su esposa no se sienta avergonzada por expresarle sus pensamientos y sentimientos. De ahí surgió una idea que tenían un tiempo sin tocar. Hasta ese momento.
-Escucha, solo lo haremos si tú aún lo quieres- le apartó unos mechones morados del rostro.
-Me gustaría experimentar eso al menos una vez - le dijo- Y ya que tú estás dispuesto, quisiera que lo hagamos antes de que quede embarazada.
Esa era una conversación que tuvieron meses atrás. Algo que no habían concretado. Ni siquiera sabían a quién buscar. Pero eso fue lo primero en lo que estuvieron de acuerdo, solo pasaría si para ese entonces no esperaban un bebé. Cosa que no ha pasado todavía.
-Es el momento ideal, entonces - ella volvió a mirarlo- Apenas comienza el verano. Es la primera vez en mucho tiempo que nos tomaremos más de dos semanas de vacaciones. Por lo que...
-Por lo que podríamos hacerlo y aún tener unas semanas de serenidad y soledad para intentar buscar un bebé- completó ella.
El castaño asintió.
-Dioses, esto es una completa locura- se rió.
Ben la siguió.
-Bueno, será nuestra última locura antes de tener a una mini tú o a un mini yo corriendo por este lugar- le dio un toque juguetón en la nariz.
Mal lo llenó de besos.
-Quien te viera. Todos piensan que su rey es inocente. Pero esa mentecita tuya a veces tiene ideas retorcidas- dio un golpecito en su pecho.
Ben no se tomó el tiempo de negarlo. ¿Por qué lo haría? Mal y él eran un caos cada vez que estaban a solas. Y esta idea solo terminaba de comprobarlo.
(...)
Mientras tanto, en otro castillo en un lugar lejano se encontraba Kaylee. La futura reina de Arendelle. La joven de cabello rubio cobrizo lanzaba pequeños copos de nieve al aire.
La magia de su tía Elsa era útil en momentos como ese. En donde no tenía qué hacer y necesitaba una distracción. Estaba en su habitación, aburrida a decir verdad.
Con los pies apoyados en el respaldar de su cama se encontraba Charlie, su rubio mejor amigo. El ahijado de Tiana y Naveen lanzaba una pelota y la hacía chocar con el techo.
La mezcla del ruido de la pelota de goma y la música que tenían en una bocina la cansó un poco. Congeló la pelota con su magia. Esta se hizo hielo y casi cayó en la cara del chico.
-¡Hey, mi nariz! - se quejó.
La princesa se rió.
-Tranquilo Charlie, no es como que te hubiera roto tu perfecto rostro- se burló.
El mencionado gruñó y se sentó.
-Te veo muy amargada hoy- negó con la cabeza- ¿Qué te sucede, KayKay?
La joven heredera suspiró y se incorporó en la cama.
-¿Tú crees que pueda conseguir a alguien que me ame algún día?- soltó sin rodeos.
El chico Labouff casi se atraganta con su propia saliva.
-¿Qué?
-Bueno, ya sabes que mi vida amorosa es un desastre. Incluso antes de conocerte ya lo era.
Charles apoyó su espalda en el respaldar.
-Es que Kay, solo has salido con idiotas- le recordó.
-Ya lo sé- gritó en una de sus almohadas- Y en esa lista no voy a incluir solo a los "hombres" - hizo comillas con sus dedos- Tampoco he tenido suerte con las mujeres.
No bromeaban. Con tan solo veintiséis años se había llevado más decepciones sentimentales de lo que le gustaría admitir.
-Y no olvidemos a la ex con la que supuestamente quedaste en buenos términos y luego tu último novio te fue infiel con ella.
-Sigue echándole sal a la herida- rodó los ojos.
-Lo siento- se disculpó él. Tomó su mano- Kay, te mereces a alguien que de verdad te ame y respete. Que no te quiera solo por que serás reina. Que te valore como mujer.
La ojimarrón soltó un bufido.
-Sé que lo merezco, pero me cansé. He tratado de buscar a personas así, y ese ha sido mi error- se levantó de la cama- Debería dejar que lleguen a mi vida y no rogar por amor. Debo dejar que las cosas fluyan.
Esas palabras aclararon algo en la mente de él.
-Espera...¿Por eso es que has estado saliendo en citas que no pasan de la primera? - cuestionó.
-Precisamente- se acercó al asiento que tiene junto a su ventana, en donde se hallaban un par de maletas- Quiero sentirme libre de presiones por una vez. Me convertiré en reina en diciembre. Necesito ser yo misma antes de ser el mayor ejemplo para mi reino.
Guardó algunas cosas en su maleta de mano. Necesitaba terminar de arreglar todo para su viaje.
Charlie bajó la mirada. ¿Cómo le confesaría sus sentimientos ahora? Quería hacerlo para pedirle ser su novio de manera formal durante sus meses de visita en la capital de Auradon. Pero sería egoísta. Veía que Kaylee en serio necesitaba despejarse. No necesitaba salir con alguien por ahora.
Su última relación la dejó tan destrozada que no quiso saber nada sobre romance en más de medio año. Entendía que quería tiempo para experimentar y conocerse más. No la culpaba. Tal vez luego del viaje podría decirle, ahora necesitaba su apoyo.
-Este viaje será perfecto para ti- ella se giró para verlo- Conocerás lugares y gente nueva. Te vendrá bien un cambio de aires - sonrió, intentando disimular su leve decepción
La chica sonrió y lo abrazó.
-Eres un gran amigo- acarició su mejilla- Espero que tú también conozcas a alguien. ¿Y quién sabe? Puede que incluso veas a tus ex compañeros de la secundaria - lo animó.
La sonrisa del rubio se volvió más sincera.
-Te llevaré a conocer muchos lugares, y a mi tía Tiana le encantará que vuelvas a su restaurante.
-Saldremos rodando de ese lugar- rió.
Charles la ayudó a terminar de guardar las cosas en sus maletas. Su viaje a Auradon era al día siguiente por la tarde. Su amiga es una obsesionada por el orden, así que verificaron juntos su lista antes de cerrar las maletas y colocarlas en el suelo.
Sus vacaciones tendrían muchos giros inesperados. De eso no cabía duda.
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Me emociona mucho traerles este primer capítulo de esta corta y pequeña historia.
Tengo casi todo listo, entonces los iré publicando poco a poco en el transcurso de la semana🤭♥️
¡Nos leemos pronto!
~Con amor, su escritora💕
Publicado el 16/09/2024
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