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Cap 44

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—Eso es todo por hoy jóvenes, la próxima semana espero que ya tengan los grupos formados y la primera parte del proyecto lista para exponer... Pasen feliz el resto del día.

Dicha la última palabra por el hombre de cabellos castaños, todos los presentes en el salón empezaron a guardar sus respectivas pertenencias y entre pláticas el salón se fue quedando vacío.

Mark tomó su mochila y colgándosela del brazo salió del aula que prácticamente ya se encontraba sin estudiantes.

Caminó por el corredor y se detuvo frente al salón de su peliazul amigo, en espera de que este también saliera. En cuanto lo vio cruzar la puerta sonrió y este en respuesta puso los ojos en blanco.

— ¿Cuándo piensas dejar de sonreír como retrasado? —preguntó el mayor acercándose al pelinaranja y empezando a andar a su lado— Ya pasó una semana ¿Sabes? Me estás asustando.

—No seas pesado... —dijo el menor riendo— Déjame ser feliz.

—Puedes serlo... Pero no te pases —comentó el castaño burlón— ¿Cómo estuvo tu primera noche viviendo con Yuta?

—Estuvo... Bien —respondió Mark— Es extraño, me había acostumbrado a mi departamento y fue un regalo de mi abuela... Pero no me sentía tan bien desde... Hace mucho —el peliazul correspondió la sonrisa de su amigo, la misma había estado presente desde 7 días atrás, cuando había regresado del viaje a París en compañía de su ahora novio oficial, Nakamoto Yuta. Le había tomado sólo cuatro días mover sus cosas a la casa del pelirrojo, y ya estaba perfectamente instalado allí, incluso Yeeun había sugerido una fiesta para celebrar la ocasión ese mismo fin de semana, todos habían estado más que de acuerdo.

Ambos se detuvieron al pie de las escaleras que llevaban al segundo piso.

—Aquí te dejo, debo asistir a una cátedra sobre Pedagogía Social —dijo Jaemin ya subiendo al primer escalón— Te diría que te veo en la noche para cenar juntos pero... —con una sonrisa pícara y un juego sugerente de cejas el castaño se dio la vuelta para subir las escaleras.

— ¡Idiota! —le gritó el pelinaranja quien sólo recibió una carcajada en respuesta.

Riendo y negando repetidas veces, Mark se encaminó a la salida del campus.

Mientras esperaba, ya en la calle, observó la hora en su móvil, aún faltaban unos veinte minutos para el almuerzo.

Podría llegar a tiempo a la empresa y encontrarse con Yuta para tomar algo.

Como ya era costumbre entre ellos.

La pelinegra giró el pomo de la puerta y abrió la misma, ingresando a la oficina sin molestarse en avisar, como siempre lo hacía.

Yuta levantó la vista de los documentos que tenía en mano, prestándole atención a la recién llegada.

—¿A qué se debe tu maravillosa presencia en mi humilde lugar de trabajo? —preguntó el pelirrojo en tono de broma.

—Aparte de iluminar tu día... —habló la joven bromista, pero luego serenó su expresión, avanzando hasta el escritorio del rubio para tomar asiento frente a él— Necesito hablar contigo... Sobre Mark.

Todo rastro de humor se esfumó, la sonrisa en el rostro del mayor fue reemplazada por una mueca tensa, cuando Yeeun utilizaba una expresión tan seria, era porque el asunto debía ser realmente importante.

— ¿Qué ocurre?

—Lo primero es que no debería decirte esto... Pero en fin, necesito que una vez termine de hablar no vayas a hacer nada estúpido ni impulsivo ¿Entiendes? —Yuta frunció el ceño.

— ¿Qué mierda está pasando Yeeun?

—Es Sana, eso creo...

— ¿Qué? —el cuerpo del pelirrojo se tensó en cuestión de segundos.

—Cuando estábamos en París... Sucedió algo en el centro comercial... La cosa es que Mark me contó que se sentía perseguido, observado... Me dijo que un día por un segundo pudo ver a Sana, observándolo desde el otro lado de la calle, también lo hizo una noche que se había quedado a dormir contigo, me dijo que la había visto en la entrada de la habitación... No le había dicho nada a nadie porque no quiere preocuparnos, y me hizo prometer que no te diría nada.

— ¡Maldita sea! —el pelirrojo se levantó y rodeó el escritorio.

— ¿A dónde crees que vas? —le detuvo la pelinegra poniéndose frente a él.

— ¡Voy a matar a esa perra loca, ya me tiene harto!

— ¡¿No escuchaste nada de lo que dije?!

—Es que no lo entiendes... ¡Sana está loca! Es capaz de cualquier cosa, está enferma.

—Todos lo sabemos, per...

—Estoy hablando literalmente Yeeun —le interrumpió el pelirrojo— Jennie me mostró unos informes... Yo le había pedido que investigara a Sana, pero cuando perdió al bebé, decidí dejarlo ahí, así que le dije que ya no hacía falta que siguiera pero hace unos días me mostró unos informes... Sana padece Trastorno disocial de la personalidad, desde hace años...

— ¿Qué? Yo siempre supe que era una loca...

—Dejé pasar lo de las escaleras... Pero esta vez no pienso permitir que vuelva a intentar dañar a Mark.

—No actúes impulsivamente, justamente eso es lo que Mark teme... Además, no tenemos prueba de que haya hecho algo aún, si vas y la enfrentas sólo lograrás provocarla.

—No voy a quedarme sin hacer nada —replicó Yuta.

—Y no lo harás, pero debes mantener la cabeza fría.

El pelirrojo se pasó las manos por el pelo, peinándolo hacia atrás, luciendo frustrado. Se dio la vuelta y fue hasta el escritorio para tomar el teléfono.

—Jennie, quiero a JongIn aquí en la oficina ¡Ahora! —No se preocupó en recibir respuesta, cortó la llamada con algo de brusquedad.

— ¿Qué piensas hacer? Le prometí a Mark que no te diría nada, no hagas nada estúpido —dijo la menor.

—Mark no se enterará de nada, y yo no me quedaré de brazos cruzados... —un par de toques en la puerta detuvieron la conversación— Adelante.

Un hombre de cabellera negra entró en la oficina, portando un traje totalmente negro.

— ¿Qué necesita, señor? —preguntó el joven. Apenas era unos años mayor que Yuta, y se encontraba en la posición de jefe de su equipo de seguridad desde que este había empezado a trabajar en la empresa.

Y no sólo en el ámbito de seguridad, también había cubierto varios trapos sucios del pelirrojo bajo la alfombra, después de Jeno y su padre, JongIn era el hombre en quien más confiaba Yuta.

—Necesito que te encargues de la seguridad de Mark, personalmente —dijo el pelirrojo con voz severa— Necesito que te conviertas en su sombra, pero sin que él se entere, debes ser invisible.

— ¿Puedo preguntar qué está pasando? Lo noto alterado señor —respondió JongIn.

—Sana está rondando... No quiero que se acerque a Mark... También quiero que te encargues de cambiar todas las cerraduras de mi casa.

—Entiendo... —respondió el pelinegro— Hoy mismo enviaré a alguien a su casa para resolver lo de las cerraduras.

—Está bien, por f... —Nuevamente se volvieron a escuchar toques en la puerta, interrumpiendo al pelirrojo— Adelante.

Dicho esto, la puerta se abrió y Mark se adentró en la oficina. La pequeña sonrisa que estaba en su rostro abandonó el mismo, era imposible no notar la tensión, si hasta se podía cortar con un cuchillo. Yuta estaba rígido y Yeeun visiblemente incómoda.

Miró por un segundo al hombre vestido de negro, ya le había visto antes, sabía que trabajaba para Yuta.

— ¿Ocurre algo? —preguntó Mark, rompiendo el silencio.

—No pasa nada... —respondió Yuta, intentando lucir calmado— ¿Necesitas algo dulzura? ¿Por qué estás aquí?

—Solo pasaba porque es hora del almuerzo... Pero si estás ocupado no importa, me iré...

—No, de hecho, yo ya estaba por salir, incluso pensaba llamarte, Yeeun y JongIn también se iban.

—Es cierto —corroboró la pelinegra— De hecho estoy algo ocupada y no puedo seguir perdiendo tiempo... ¿Nos vamos? —la pregunta fue para el pelinegro mayor y este asintió.

—Te la encargo mucho, JongIn —dijo Yuta.

El aludido hizo una reverencia a modo de respuesta y se encaminó a la puerta.

—Bueno... Nos vemos más tarde —habló Yeeun, y no salió sin antes dedicarle una mirada al pelirrojo de "por favor no metas la pata".

Cuando ambos se vieron solos, el primero en hablar fue Mark.

— ¿De verdad todo está bien? Los noté algo... Tensos...

Yuta no emitió palabra alguna, se acercó al pelinaranja, le sujetó por la cintura y se inclinó para juntar sus labios. En cuanto Mark entreabrió un poco la boca, la lengua contraria le invadió, enredándose con la suya de forma desesperada y demandante.

Un gemido casi inaudible quiso escaparse de su garganta pero fue tomado por el pelirrojo, Mark llevó sus manos hasta su cuello, y fue ascendiendo hasta poder enredarlas en su cabello.

Se separaron momentos después, rogando por oxígeno.

—Te amo —fue lo único que dijo el pelirrojo. Mark acarició su mejilla.

—Yo también... ¿Qué ocurre Yuta? —el mayor negó con la cabeza.

—Vamos a almorzar, estoy hambriento.

Dicho esto, tomó la mano del pelinaranja para llevarlo consigo fuera de la oficina.

Mark frunció el ceño, pero decidió no volver a preguntar, conocía a Yuta, no le diría nada.

Ahora estaba empezando a sentirse preocupado, aquella espina en el pecho estaba volviendo a molestarle.

¿Qué demonios estaba pasando?




¡Holi! Se supone que debía de haber actualizado el día Miércoles pero me surgieron algunos problemitas y no pude, sorry manguitos.

Por eso, hoy les traigo una maratón para compensar... Aunque creo que estoy haciendo mucho maratón ¿No creen?

En fin~ Espero que el cap haya sido de su agrado.

Naranjita♡

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