
02
«Si las miradas mataran, en este momento de nuestras vida muchas personas estarían muertas»
Luego de lo dicho por el castaño, el jefe de Jungkook lo hizo salir de la oficina ya que estaba en shock por lo poco que había dicho. Como se atrevía a decir algo como eso después de tantos años, lo primero que sale de su boca es una completa tontería. Pero algo habría cambiado dentro del pelinegro pues eso lo sabremos pronto.
—Entonces el señor Wook vendrá dentro unas cuantas semanas todavía —preguntó confundido el jefe de la empresa— Pensé que cerraríamos la cuenta en estos días.
—El señor Ji Chang Wook esta solucionando algunas cosas en el extranjero —confesó— Por lo pronto me pidió que me haga cargo de todo por aquí.
—Bueno, disculpe la molestia pero usted esta calificado para hacerse cargo de su puesto en estas semanas —cuestionó haciendo enojar un poco al castaño.
—Señor Choi creo que después de lo que sucedió hace un rato con su empleado podría decir que estoy sobre calificado y podría tomar hasta el lugar de aquel chico —respondió mas que enojado por lo anterior dicho por el señor— Si el señor Wook me mando hasta aquí es porque confía en mí y porque sabe que puedo hacerlo bien pero si usted no me quiere aquí —hizo una pequeña pausa y luego continuó— Simplemente puedo hablar con el señor Wook y cancelar cualquier alianza entre ambas empresas —soltó de inmediato queriendo darle miedo al señor frente a él— Por si no sabe muy a parte de que el señor Wook sea mi jefe es mi actual esposo —confesó.
—Lamento si se sintió incomodo con lo que dije —se disculpó— La empresa Choi y mis empleados estaremos muy felices de trabajar con usted.
—Entonces quiero pedir algo como último recurso —sonrío— Me gustaría que el muchacho de hace un rato sea mi asistente personal —pidió llamando su atención.
—Porque lo quiere si no causo una buena impresión.
—Simplemente porque es la primera persona que me hizo reír en el día —agachó la mirada recordando la mirada apenada y sorprendida que el pelinegro le dio cuando lo vio— Es la única persona que me hizo sonreír en la vida —susurró en tono casi inaudible para el señor en la oficina— Si eso será todo me gustaría adecuarme a mi nueva oficina —pidió volviendo en sí.
—Si claro, sígame por favor.
●●●
Tras unas horas de haberse organizado todo en la empresa, Taehyung, Jungkook y el señor Choi estaban en la oficina que sería el nuevo lugar de trabajo del castaño. Todos permanecían serios y sin decir cosa alguna, pues tanto el jefe como el pelinegro sabían que no debían mencionar algo incomodo y molesto para que su inversionista se molestará, claro esta que Jungkook quería saber muchas cosas de Taehyung pero la mas importante de todas era ¿Por qué había regresado? Acaso lo hizo por él realmente.
—Señor Kim espero que la oficina sea de su agrado —dijo enseñándole el lugar— Jungkook lo ayudará mientras hagamos negocios entre las empresas —sonrío.
—No se preocupe que cerraremos muchos negocios —dio una mirada ladina pero seria al pelinegro— De estoy seguro.
Unos minutos después, tan solo se encontraban en aquella oficina el castaño y Jungkook, se estaban volviendo a ver luego de cinco años, tiempo en el que ambos cambiaron tanto física como psicológicamente. No eran los mismos niños que se enamoraron y se traicionaron, ahora ambos parecían ser serios y cada uno con su propia vida hecha.
—Porque estas aquí —preguntó al fin el pelinegro, quería saber que era lo que realmente lo había hecho volver a corea— Porque estas aquí Taehyung —volvió a preguntar pero esta ves mirándolo directamente a los ojos.
—Pensé que había sido demasiado obvio —soltó caminando hacia el gran escritorio que yacía en medio de la oficina— Estoy aquí por trabajo Jeon —respondió— Solamente por eso es que aún sigo aquí.
—Si claro —fue irónico— Pediste que sea tu asistente personal y trataste de humillarme hace unas horas con esas palabras frías que dijiste frente a mi jefe —cuestionó— Y ahora dices que estas aquí por trabajo ¡Vaya mentira!
—Jeon por favor, parece que estas siendo irónico con todo lo que dices —río un poco en forma de burla— No te pintes un mundo tonto en tu cabeza, solamente estoy aquí porque mi jefe me mando.
—No creo que el señor Wook hubiera mandado a alguien como tú —soltó sin medir sus propias palabras, había sido duro y quiso remediarlo pero sabía que la había cagado por un momento— Kim yo no —fue interrumpido por el castaño.
—No quisiste decirlo —soltó— Ahora eres tú quien dice mentiras Jungkook —le dio una pequeña sonrisa y luego continuó— Mira si de algo he aprendido en estos cinco años fue a no mentir y a no meterme en problemas —confesó— No quiero sonar mal pero tienes razón en algo —recalcó mientras se sentaba en el gran asiento que parecía presidencial pero en realidad era un simple escritorio de oficina— El señor Wook no hubiera mandado a alguien como yo —demandó— No si yo no fuera su actual esposo y también dueño de las empresas Wook —explicó haciendo sorprender a mas no poder al pelinegro.
Había escuchado bien, esposo, debía ser una broma, una de mal gusto como acostumbraba hacer el castaño. Era tan joven, como podría estar casado, acaso habría encontrado al amor de su vida en su intento de ser feliz y estable.
—Sorprendido verdad —lo miró con curiosidad— Mira Jungkook, no sabía que trabajabas aquí ni mucho menos que me cruzaría contigo una segunda vez en la vida pero créeme que no me arrepiento estar viéndote justo ahora —confesó mientras lo miraba a los ojos, ambos mantenían una gran distancia así que no había problema en hablar de ciertos temas del pasado— Me porté muy mal contigo en el pasado y me arrepiento de eso. Lamento haberte hecho tanto daño y haber sido un patán que no supo valorarte —fue sincero, para ese momento tenía que serlo.
Luego de haber pasado casi una vida tan miserable en el pasado, se puso a pensar en muchas cosas y entre ellas estaba el pelinegro que lo había hecho sonreír en algún momento de su vida. No podía seguir siendo el inmaduro de años atrás, tenía que saber pedir perdón y saber aceptar sus errores, de eso se trataba la vida.
—No espero que lo olvides pero si que mientras estemos juntos, podamos trabajar tranquilamente por aquí —pidió sonriendo y ese acto de caballerismo y sinceridad hizo confundir un poco al pelinegro.
No era el mismo chico del que se enamoro, era otro y esperaba conocerlo. Aunque olvidará el pasado, era su jefe por el momento y debía mantener la fiesta en paz si quería que todo saliera bien.
—Espero que trabajemos bien y esto no sea para ti un...
¡Juego como hace años atrás!
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