VEINTIUNO
—Te contaré todo cuando vuelva, primero debo de ocuparme de lo que ocurrió hace rato —le dijo Jungkook, que sabía debía de lidiar primero con los hombres de Shownu.
—Yo iré contigo —respondió Jimin de inmediato y Jungkook arqueo una ceja levemente.
—¿Para qué quieres ir? No tienes que hacerlo. Y no te quejes, no quiero que vayas porque acabas de pasar por muchas cosas, ahora solo quiero que duermas y me esperes. Se un buen chico, descansa y vendré a dormir contigo cuando termine.
Jimin vaciló un poco antes de asentir en aceptado de buena manera.
—Está bien —respondió el castaño haciendo sonreír al mafioso.
—Todo es tan fácil como esto, eres aún más lindo cuando eres obediente —lo halagó el pelinegro mientras le sonreía.
—Ya basta, ¿no dijiste que tenías que ir a lidiar con esa gente? ¿Entonces qué esperas? Vete —dijo Jimin mientras alejaba la mano que había comenzado a frotar su cintura.
—Solo estoy tocando un poco, ¿o no quieres que me vaya?
—¿Quién te dijo que yo quiero eso? Vete anda y haz lo que tengas que hacer, me voy a dormir ya —dijo Jimin, negándose a aceptar sus propias emociones mientras intentaba tapar sus mejillas sonrojadas.
Jungkook sonrió, se inclinó un poco para besar esos lindos mofletes, antes de dejar que el joven se bajara de su regazo.
—Muy bien, me voy, trataré de no tardar, pero si tienes sueño duerme y no me esperes, ¿de acuerdo? —le dijo Jungkook mientras se ponía de pie.
—No te iba a esperar —respondió Jimin negando lo que había dicho el mayor.
Jungkook se limitó a sonreír antes de caminar hacia la puerta de la habitación con el castaño siguiéndolo.
Frente a la villa habían dos de sus subordinados esperándolo.
—Puedes entrar ya —le pidió el mafioso.
Jimin asintió, pero lo detuvo tomándolo por el brazo, su gesto se veía incómodo, como si quisiera decir algo pero no se atreviera.
—¿Qué pasa? —le preguntó Jungkook, con curiosidad.
—¿Puedes solo hablar con esa gente? No hagas nada duro, a veces los subordinados o empleados no pueden desobedecer las órdenes de su jefe —dijo Jimin por fin, sintiendo compasión por los hombres que lo habían atacado.
—Pero a veces, algunos subordinados hacen más que las órdenes de su jefe, digamos que los interrogaré primero, si no me responden satisfactoriamente, debo seguir el protocolo, Minie —le respondió Jungkook en tono serio.
Jimin suspiro un poco más tranquilo y asintió, después le entregó una tarjeta-llave.
—Toma la llave, si me quedo dormido, ¿cómo entrarás a dormir? No me voy a parar a abrirte —dijo el joven en voz baja.
Jungkook sonrió y las tomó de su mano antes de que su precioso chico entrara apresuradamente a la casa. Jungkook observó un momento la puerta y se sintió aliviado de haber llegado a tiempo para ayudarlo, si algo malo le hubiera sucedido, el mismo infierno temblaría bajo su furia.
Jungkook llegó hasta la pequeña bodega que sus subordinados usaron para retener a los hombres de Shownu para interrogarlos.
—Hola a todos, buenas noches — saludó mientras entraba a la casa y veía a sus hombres que estaban de pie frente a él y otros esparcidos por las esquinas de la habitación.
En medio del salón, de rodillas estaban los subordinados de Shownu estaban en estado de confusión, normalmente si estuvieran del otro lado de la balanza ya habrían golpeado a los detenidos o hasta matado a alguno y tanta calma los tenía ansiosos por no decir asustados.
—Lo estábamos esperando señor y que nos diga qué hacer con esta basura —dijo Hoseok rompiendo el silencio reinante.
El mafiosos fue y se sentó en una silla frente a los hombres, su expresión era tranquila, mientras los veía intensamente, todos sus hombres conocían muy bien esa mirada y sabían que una tormenta se gestaba en las profundidades de esos ojos negros. Los mismos ojos que se tornaban suaves ante la presencia de cierto chico delgado de cabello castaño y carácter del demonio.
—No preguntaré mucho por qué se que la orden de tu jefe era capturar a mi esposa, ¿verdad? —Jungkook por fin habló en voz baja.
Los hombres arrodillados y atados con cuerdas se miraron entre sí, sin decir nada.
—Está bien, si no quieren responder, mientras esperamos podemos dejar que tus manos se repongan —dijo señalando con su cabeza al hombre al que Jackson le había roto los huesos de la mano por haber golpeado y amenazado a su novio y sobrino.
—¿Dice que nos va a dejar ir? —preguntó otro de los hombres de Shownu.
—Los soltaré y yo cuidaré de ustedes, pero ¿me dirán todo lo que saben? —preguntó Jungkook con los ojos entrecerrados.
—¡Hey! ¡respondele imbécil! —gritó uno de sus hombres mientras pateaba la espalda del tipo y lo obligaba a responder.
—Oh, sí , sí, nuestro jefe quiere a su esposa para que usted negocie con él —respondió otro de los hombres.
—Ya veo —dijo Jungkook mientras cruzaba la pierna y se recargaba hacia atrás en la silla con expresión de fastidio—. No entiendo porque piensan tan superficialmente, siempre es el mismo cuento, van por la debilidad del otro y deja que se entere para después buscar forzar un negocio a cambio del rehén, estoy tan cansado de la misma estupidez de siempre.
La voz del mafioso sonaba tranquila y hasta con un toque de fastidio al desmenuzar lo que él consideraba un patético y arcaico plan.
—¿Por qué no viene y pregunta directamente? Si realmente leninteres hacer negocios tal vez yo le dé la oportunidad sin necesidad de derramar sangre.
Los hombres solo asentían a lo que el mafioso decía, si opinaban igual o no, realmente no importaba y lo sabían.
—Saca su teléfono y llama a su jefe dile que hay alguien que quiere hablar con él —Jungkook le ordenó a Namjoon que estaba al lado del que había presumido ser el jefe y que había golpeado a Jimin.
El hombre miró vacilante hacia el pelinegro, pero recibió un golpe en la cabeza que lo hizo desenfocar su visión, mientras Namjoon hurgaba en su bolsillo para sacar su teléfono.
Cuando lo encontró, Namjoon le entregó el aparato a Hoseok que de inmediato buscó el contacto de Shownu, presionó para llamar y le entregó el teléfono a Jungkook, solo un par de tonos se escucharon antes de que la voz del otro lado de la línea hablara.
[¿Está hecho?]
—Todo está bien Shownu—respondió Jungkook con frialdad, provocando que la otra persona se congelara en silencio cuando supo que no era la voz de su subordinado.
[Tú…]
Shownu parecía vacilante, no estaba seguro de quién era la persona con la que estaba hablando.
—¿Estás diciendo que no recuerdas mi voz? —le preguntó Jungkook con burla.
[Jeon]
La voz de Shownu se escuchaba profunda y conteniendo la furia que sentía en esos momentos, sabía que sus subordinados en definitiva habían fallado.
[¿Cómo conseguiste este número para llamar?]
—Mis hombres lo encontraron en el bolsillo del pantalón de tus subordinados, entonces solo presione para llamar —respondió Jungkook molesto antes de escuchar un fuerte gruñido por parte del otro.
—Hey, tus subordinados son débiles, pero no te preocupes, los mataré, así en el futuro ya no te causarán problemas, quizá les ponga cemento y los arroje al mar —dijo el pelinegro en voz baja.
Su rostro todavía tenía una expresión tranquila que no se alteró, siempre mantenía la calma cuando hablaba con sus enemigos.
—Pero hoy es su día de suerte, alguien me pidió que no hiciera algo drástico, aunque eso no significa que no vaya a hacer nada. Solo te quise llamar para avisar que pronto enviaré a tus hombres hasta tus manos Shownu, espero y los recibas bien.
Sin esperar alguna respuesta cortó la llamada y enfocó su atención de nuevo en los hombres que trataban de ocultar el temblor de miedo que los recorrió al escuchar sus palabras.
—Tan simple que es este negocio, vas directo al punto sin dar tantos rodeos, pero tal parece que a su jefe le gusta ser travieso —dijo Jungkook antes de ponerse de pie y comenzar a caminar de un lado a otro frente a ellos.
—Los enviaré a la casa de su amo, no se preocupen —dijo agachándose frente a los tres hombres.
Les sonrió de medio lado, las pupilas de sus ojos más negras de lo normal, giró la cabeza para darle un asentimiento a Hoseok, que sin necesidad de preguntar ya sabía lo que haría el mafioso a continuación. Con calma se acercó hasta él.
—Hoseok, ordena que traigan un médico para que cure a estos hombres. Que le digan que hay un hombre con los dedos de ambas manos rotos y demás heridas.
Después enfocó su atención en el hombre que había golpeado a Jimin antes de subirlo al carro donde pretendían llevárselo.
—¿Sabías que alguien que es violento con mi esposa, solo tiene un destino? —preguntó Jungkook mirando a Hoseok.
Hoseok no respondió pero sonrió con burla al ver a Jungkook levantar las manos atadas del tipo.
—Pero ustedes no son lo suficientemente estúpidos como para tocarlo, ¿Cierto? —dijo con cierto tono de burla en su voz, pero sus ojos ardiendo en llamas haciendo que el tipo comenzará a sudar frío—. Tendré que disculparme con ustedes, espero y entiendan que realmente no soy una persona amable y mucho menos comprensiva —dijo Jungkook y antes de que nadie pudiera reaccionar, el sonido de algo rompiéndose seguido de un fuerte grito retumbó por todo el lugar.
Un segundo grito rompió el silencio, en el suelo manchado de sangre, el cuerpo del hombre se retorcía en agonía, mientras que el cuchillo en la mano de Jungkook brillaba entre las manchas carmesí y a sus pies un par de dedos y una mano. Cada uno de los que habían atacado a Jimin sufrieron un destino similar.
Los hombres sostenían sus extremidades sangrantes esperando el golpe final, pero para su sorpresa, el mafioso le entregó el afilado cuchillo a uno de sus hombres y se irguió cuan alto y poderoso era frente a ellos y les sonrió de medio lado.
—Tranquilos, si pensará matarlos, no tendría sentido traer al médico para curarlos, solo recuerden esto. Si está noche siguen respirando es gracias a mi esposa, Jimin me pidió no hacerlo y a mi me gusta complacerlo.
Después de eso se acercó hasta un lavamanos para limpiar la sangre en sus manos. Hoseok sostenía una toalla esperando para entregarlo, mientras dos de sus hombres se encargaban de detener el sangrado de los subordinados de Shownu mientras el médico llegaba.
Cuando terminó, se volvió a ver a los llorosos tipos, mientras se secaba se dirigió a su jefe de seguridad.
—Mandale a Shownu por adelantado las partes que corte sus hombres y que sepa que pronto los llevaré a ellos de vuelta hasta él —le ordenó en voz baja, Hoseok asintió sin decir nada y llamó a uno de sus hombres para llevar a cabo el pedido.
—¿Volverás a casa está noche? —le preguntó más tarde Hoseok a su jefe.
—Mi intención era esa, pero con lo que sucedió decidí dejar descansar a Jimin está noche, así que dormiremos aquí.
—Está bien, yo me quedaré dentro de la casa y pondré a un par de hombres a vigilar afuera, los otros se quedarán aquí vigilando a estás ratas, solo en caso de emergencia.
—Es una lastima que la cabaña solo tenga dos habitaciones, dormir en el sofá será incómodo.
—Puedo dormir en cualquier lugar, recuerda que no siempre tuve una cama cómoda dónde pasar la noche, no tampoco un techo que me resguardará del frío —dijo Hoseok con una leve sonrisa en los labios antes de que Jungkook palmeara ligeramente su hombro.
Un rato después ambos hombres entraron en la cabaña, Hoseok se acomodo en el sofá mientras Jungkook subía con sus pertenencias por las escaleras que lo conducían a la habitación de Jimin.
Con cuidado abrió la puerta, la habitación estaba solo tenuemente iluminada con una pequeña lámpara de luz naranja en la mesita de noche. La delgada figura de Jimin estaba acostada en la cama con una manta y los ojos cerrados.
Se quitó la playera y tomó sus artículos de tocador para darse una ducha y cambiarse de ropa en el baño, después regresó y caminó hacia la amplia cama, se sentó y miró el rostro terso y dormido de Jimin, sonrió levemente mientras pensaba lo cansado que debía de estar el joven después de los eventos de esa noche.
Jungkook se acostó en el colchón y la sensación de que alguien se movía a su lado hizo que Jimin abriera los ojos.
—Vuelve a dormir —dijo Jungkook en voz baja.
—¿Hace cuánto has vuelto? —le preguntó Jimin con la voz algo adormilada.
—Hace poco —le respondió el mayor acomodándose mejor sobre el colchón y lo jalo para acunarlo en sus brazos y apoyarlo sobre su pecho.
Jimin se acurrucó en el habitual calor del fuerte pecho, y cerró los ojos cuando Jungkook beso suavemente su frente.
—Esta noche te dejaré dormir en paz, hablaremos mañana —le susurró el pelinegro al oído.
—Hmm —un gemido sonó desde la garganta de Jimin, haciendo sonreír a Jungkook
—¿Ya tan pronto estás soñando? —dijo el pelinegro antes de extender la mano y apagar la luz de la mesita de noche y acostarse abrazando a Jimin cerca de su pecho.
El castaño abrió los ojos lentamente en la oscuridad y si Jungkook todavía tuviera la luz prendida, podría haber visto que en el rostro terso de Jimin brillaba una dulce sonrisa mientras lo veía.
Para las que pensaban que Jungkook no hacía nada ya vieron que si jejeje.
Nos leemos bellezas...
Besitos 😘😘😘
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