TRES
—¿Ya has llamado a Jackson? Vamos a ir a verlo, nada más llegar a Corea —preguntó Namjoon bruscamente, mientras se sentaba en el auto.
Después de aterrizar inmediatamente iría a la casa de su antiguo empleado, necesitaba encontrar a su terca fierecilla cuánto antes.
—Está hecho —respondió Jungkook secamente.
—Le pediré a Jackson que busque a Jin o me diga si sabe cuáles son las personas con quién podría estar, después podremos ir a descansar, han sido un par de días maratónicos —le dijo su jefe.
—Sí —respondió el pelinegro asintiendo.
—Por cierto, ¿para quién compraste fresas? Normalmente tú no comes eso —preguntó el mafioso con genuina curiosidad.
Cuando Jungkook había vuelto al hotel en Japón para recogerlo y partir al aeropuerto, vio que llevaba una gran caja de fresas que estaban bien empaquetadas. Jungkook se quedó callado un corto tiempo antes de responder.
—Las compré para darle un regalo a Jimin —le dijo a su jefe directamente, causando que el moreno arqueara un poco la ceja, pero no hizo más preguntas.
Cuando llegaron a la casa de Jackson, no tuvieron que ir a buscar a Jin a ningún sitio, ya que sin saber que Jackson y Namjoon se conocían se había ido a refugiar ahí y tras hablar un rato el mafioso pudo llevárselo consigo.
Jungkook ordenó al conductor que regresará inmediatamente a la casa y cuando llegaron, Namjoon le ordenó que les avisará a todos los empleados de la casa que se reunieran en el salón a las ocho de la noche, después subió a dormir con Jin.
Después de eso, volvió al auto a sacar su maleta, el regalo para Jimin y pedir que llevarán las maletas de Namjoon y de Jin a su dormitorio, a su casa nada más volvió para meter la maleta e ir a ver al pequeño rubio a la casa de Nana.
—Jimin —gritó el nombre del jovencito mientras tocaba la puerta y casi de inmediato se escuchó movimiento dentro de la casa.
—Jungkook, has vuelto —lo recibió Jimin con una brillante sonrisa y abrió la puerta completamente.
Jungkook se sintió aliviado cuando vio la bella sonrisa de Jimin, y de alguna manera el cansancio que sentía por el viaje, disminuyó.
—Si aún no hubiera regresado, ¿cómo estaría aquí? —le respondió jugando haciendo que el rubio hiciera un puchero al tiempo que sus mejillas se abultaban y de pronto sintió la necesidad de morderlo.
—¿Qué pasa Jungkook? ¿Por qué negaste con la cabeza? —preguntó Jimin confundido cuando el pelinegro de repente sacudido la cabeza de un lado a otro.
Jungkook parpadeo para deshacerse de los pensamientos extraños de su mente.
—No, no es nada —dijo y le entregó la caja de regalo que le había llevado—. Toma, es para ti, te lo compre.
—¡Oh! ¿Qué es? —preguntó Jimin en estado de shock, sorprendido al recibir un regalo.
—Abrelo —fue la contestación del mayor.
Jimin miró la caja frente a él con alegría, nunca había recibido ningún tipo de obsequio de alguien que no fuera su abuela, y mucho menos traído desde el extranjero.
—Jungkook, ¿realmente compraste algo para mí? —le volvió a preguntar emocionado al borde de las lágrimas.
—Así es y no llores, te lo compre para verte sonreír, no llorar —le dijo Jungkook en un tono severo.
—Es que estoy muy contento —dijo el joven con su voz temblando levemente.
Pero trato de obligarse a no llorar más delante del pelinegro por miedo a que se enfadara.
—Anda, ábrelo.
Jungkook estaba sorprendido de sí mismo. Ni en mil años había pensado en comprarle nada a nadie, y lo cierto es que nunca antes había querido tener alguien a quien comprarle algo. Jimin era la primera persona que le inspiraba a eso.
—Gracias —le dijo el pequeño mientras hacía un reverencia, sosteniendo aún la caja de regalo.
Después se sentó en la mesa frente a la casa y comenzó a desempaquetarlo con Jungkook observándolo, tan pronto como abrió la caja, los ojos de Jimin brillaron.
—¡Fresas! Jungkook ¿compraste fresas para mí?
Jimin estaba más emocionado al ver las fresas, que eran más grandes que las que había comido en la heladería, las acercó a su rostro e inhaló el aroma que desprendían.
—¿Te gustó? —le preguntó Jungkook y Jimin sonrió de inmediato.
—Me gusta, me gusta mucho, eres muy amable y bueno —le respondió el rubio girándose para verlo ya que estaba parado detrás de él.
Sin pensar en nada más que agradecerle, abrazándolo fuertemente por la cintura ya que él seguía sentado.
—¡Oh! —exclamo Jungkook sorprendido por el inesperado abrazo.
Inclinó la cabeza al mismo tiempo en que Jimin levantó su suave rostro y su cerebro se quedó en blanco ante lo brutalmente distinto que se veía el joven abrazado a su cintura y sus inocentes ojos viéndolo hacia arriba, y su boca levemente abierta, tuvo que cerrar los ojos y soltar la respiración lentamente para apartar algo tan pecaminoso de su mente.
—Kookie eres tan amable conmigo, gracias — dijo Jimin y Jungkook frunció el ceño ante el extraño apodo que de alguna manera le gusto.
Volvió a exhalar y levantó su mano para acariciar suavemente la cabeza de Jimin.
—Guardalas en el refrigerador y cuando tengas antojo las puedes comer, no te las comas todas pero tampoco las guardes durante mucho tiempo o se pudrirán —le dijo Jungkook con voz tranquila.
—Sí —le respondió Jimin sin dejar de sonreírle, ni soltar sus brazos.
—Jimin, creo que deberías de soltarme ya —dijo Jungkook no pudiendo resistir por más tiempo tener a Jimin en esa posición.
—Lo siento, no quise molestarte, solo quería agradecerte por comprarme más cosas —se lamentó Jimin en voz baja.
Ya que pensó que Jungkook se había enojado por haberlo abrazado.
—Yo no te dije que me molestará, ¿o si? Solo que me quiero ir a descansar un rato —se excusó el pelinegro rápidamente porque no quería que el joven pusiera una cara triste.
—Kookie, ¿Estás muy cansado? Si quieres puedo darte un masaje, solía masajear a mi madre a menudo —ofreció Jimin, pensando que esa era una buena forma de agradecerle al pelinegro por las fresas.
—Dejémoslo para otra ocasión, lo que más quiero ahora es dormir. No salgas fuera de la casa y no camines cerca de la jaula de los tigres —le advirtió Jungkook.
—Sí, ve a descansar —asintió Jimin sosteniendo la caja de fresas y abrazándola junto a su pecho.
Y luego caminó con Jungkook hacia el corredor que conectaba las casas.
—Gracias Kookie —dijo el pequeño de nuevo.
Jungkook asintió y sonrió levemente. Después se dio la vuelta y regresó a su propia residencia, mientras Jimin se quedó mirando la amplia espalda del pelinegro alejarse, con una sonrisa. Después entró en la casa para poner las fresas en el frigorífico, mientras el mayor regresó a su casa e inmediatamente se duchó y se durmió.
Después una hora, y ansioso por probar las fresas, tomó varias y las colocó en un tazón y se sentó en un pequeño columpio cerca de un árbol.
Jimin volvió a oler las fresas y sonrió antes de tomar una y meterla en su boca, era deliciosa, sonrió y siguió comiendo hasta que se terminaron. El joven sintió que estaba tan feliz que no podía describirlo, aunque fue abandonado por su madre hace apenas unos días y se sentía un poco solo y aburrido sin nadie con quien hablar en esa enorme casa.
En la mañana, había ayudado a limpiar la casa grande, pero cuando terminó su abuela le dijo que volviera a casa. El sonido de pasos cerca llamó su atención y vio a un apuesto joven caminando con uno de los empleados de la casa hacia su dirección.
—Oh, definitivamente ese es un invitado del señor Namjoon, será mejor que vuelva —se dijo Jimin para sí mismo y se apresuró a volver a la casa de su abuela.
No había pasado mucho tiempo cuando el fuerte rugido de uno de los tigres resonó por todo el jardín trasero, haciendo que Jungkook se levantara alarmado y saliera corriendo de su casa.
—Jimin —inmediatamente pensó en el niño.
Le preocupaba que el pequeño rubio caminará cerca de la jaula. Jungkook corrió inmediatamente hacia la jaula de los tigres, rogando en su corazón para que nada le hubiera sucedido. Cuando llegó descubrió a Jin y Namjoon junto con Yoongi preguntado por lo ocurrido, hasta que furioso Namjoon lo golpeó tirándolo al piso y Jin intervino.
Jungkook suspiró suavemente cuando se dio cuenta de que no se trataba de Jimin. Pero estaba preocupado por Jin, si el mafioso no hubiera llegado a tiempo el castaño hubiera sido mutilado por las garras del tigre.
—¡Clemo! —le gritó al tigre que caminaba un poco torpemente.
En cuanto a Nata Montada, se acurruco cerca. Clemo al oír la llamada, se acercó al lado de la jaula donde estaba parado Jungkook.
—Clemo, si lastimas a la esposa de tu dueño, incluso si eres tú, te despellejo y te convierto en un felpudo, ahora no está Jackson para ayudarte —regaño al animal y este le gruño en respuesta, viéndolo fijamente como si no se inmutara por la amenaza.
—Hmm, tan arrogante como siempre —murmuró y camino al almacén y darles de comer antes de volver a su casa.
—Jungkook —la dulce voz de Jimin se escuchó y vio al joven corriendo hacia él.
—¿Qué pasa Jimin? le preguntó Jungkook sintiéndose aliviado al verlo bien.
—¿Qué pasó? escuché un ruido muy fuerte.
—El rugido de Clemo, no es nada, vayamos a la casa grande, llamaron a todos para que nos reunamos.
—Entonces, ¿puedo ir contigo? La abuela todavía está en la casa grande y no me atrevo a caminar solo hasta dentro de la casa —dijo el joven en voz baja.
—Vamos, vamos primero a mi casa, quiero cambiarme antes de ropa —respondió Jungkook. Jimin asintió con una sonrisa y caminó a su lado.
—Entra —dijo el pelinegro mientras abría la puerta de la casa, pero Jimin todavía estaba de pie frente a la casa.
—¿De verdad puedo entrar?
—¿Por qué no podrías hacerlo? —le pregunto extrañado.
—Escuche cuando Taehyung dijo que no te gusta que nadie se meta a tu casa —respondió Jimin con voz angustiada.
—Quiso decir que si no está permitido no me gusta que nadie entre. Pero ahora yo te estoy dando permiso, ¿entiendes? —le aseguró Jungkook, quién confiaba lo suficiente en el rubio para permitirle entrar en su propia residencia.
—¿Es realmente posible? —preguntó el joven de nuevo y Jungkook asintió.
Después Jimin entró tímidamente.
—Siéntate y espera un momento
Jimin se quedó de pie, mirando la casa, cuando tocaron a la puerta.
—Jungkook —la voz de una mujer sonó a través de los golpes en la puerta.
Jiminse quedó quieto y sin saber que hacer, la voz de la chica seguía llamando al pelinegro, así que se decidió por avisarle y tocó en la puerta de su habitación.
—Jungkook, alguien vino a verte —dijo Jimin justo cuando el mayor abría la puerta.
—¿Quién es? —le preguntó y Jimin negó con la cabeza.
—No lo sé, pero suena como alguien mayor —respondió Jimin, y Jungkook fue a abrir la puerta de la casa.
Nada más abrir una mujer tomo el brazo del guardaespaldas entre sus manos.
—¿Hace cuánto volviste? Salí a hacer unos mandados y acabo de regresar, cuando supe que habías vuelto vine inmediatamente a verte —dijo la mujer con voz dulce y suplicante.
Jungkook la miraba con molestia y fastidió.
—Te he dicho que no me abraces así —le dijo en un tono duro.
Haciendo que el rostro de la chica se pusiera un poco pálido, liberándolo lentamente de sus brazos.
—Lo siento, lo olvidé —se excusó la chica y frunció el ceño cuando vio al pequeño rubio caminando por la casa de Jungkook.
—¿Qué haces aquí? —le preguntó Eun Chae con voz áspera.
—Oh, Jungkook me pidió que entrara y lo esperara —respondió inocentemente Jimin.
—¿Eso es verdad Jungkook? —le preguntó la mujer de inmediato, porque todo el mundo sabe que el pelinegro rara vez deja entrar a alguien a su casa.
Incluso ella, que lo conocía desde hace mucho tiempo, ni siquiera había podido entrar todavía.
—Bueno puedes salir ahora, vamos ahora a la casa grande —dijo Jungkook en voz baja hacia Jimin, ignorando la pregunta de la chica.
El joven asintió y caminó, detrás de Jungkook, con Eun Chae mirándolo periódicamente. En cuanto entraron, Jimin y la chica fueron hasta la cocina mientras Jungkook comprobaba que todos los hombres estuvieran presentes.
—Que bien que ya llegaste —dijo Nana cuando vio a su nieto.
—¿Hay algo en lo que pueda ayudarte, abuela? —preguntó el joven de inmediato porque no quería estar solo.
—Nada, espera en el pasillo para la reunión.
—Nana, ¿sabes que tu nieto fue a jugar a la casa de Jungkook? —dijo de pronto Eun Chae demandando en un tono enojado.
—¿Es cierto eso Jimin? —preguntó la anciana mirando a su nieto.
Jimin la miraba algo alarmado.
—No fuí a jugar, Jungkook me dijo que entrará y esperará a que se cambiara de ropa, solo por un momento, porque no me atrevía a venir solo a la casa grande, y él me dijo que vinieramos juntos —explicó el joven honestamente.
—¿Jungkook te permitió entrar? —volvio a preguntar Nana con la voz tensa porque temía que molestará al mayor.
—Sí —respondió en voz baja, además de evadir los ojos de Eun Chae que lo miraban con disgusto.
—No le hagas caso a Eun Nana, vino de chismosa porque está celosa ya que nunca ha podido entrar en la casa de Kook —dijo Jihyo que había escuchado todo.
—Cierra la boca, tú no te metas —exigio Eun Chae a la otra joven.
—Las dos se callan —ordenó Nana con severidad, haciendo que las dos detuvieran toda intención de seguir peleando.
—Vamos al salón ahora y esperemos a que baje Namjoon o nos regañara —dijo la mujer a su nieto y lo llevó con los demás.
Ahora toda la gente estaba reunida, Jimin buscó al pelinegro pero no pudo encontrarlo.
—¿Buscando a alguien Jimin? —dijo de pronto Taehyung y se paró a su lado.
—¿A dónde vas Tae? —le preguntó el joven.
Taehyung era otro de los empleados con quién Jimin se sentía cómodo para hablar.
—Saldré un momento y volveré en seguida —respondió Taehyung.
Poco después Namjoon apareció junto al joven que Jimin había visto en el jardín. Al entrar, todos los subordinados inclinaron la cabeza hacia el mafioso respetuosamente, en cuanto a Jungkook volvió y miró al rubio y caminó para pararse en medio de él y de Taehyung.
—Hazte a un lado Taehyung —el mencionado se movió a un costado.
—Por qué diablos te metes a la fuerza, hay otros lugares que están vacíos —se quejó Tae en voz muy baja, para no molestar a su jefe y a su invitado.
Jimin se sintió nervioso al pensar que cuando estaba en el jardín y huyó.
—Kookie, ¿me van a regañar por haber estado paseando en el jardín? —le pregunto en un susurró al pelinegro, que le sonrió y le acarició suavemente la espalda.
—No te preocupes, el señor Jin solo quería saludarte —lo tranquilizó Jungkook.
Después Namjoon les presentó al joven como su esposa.
—Jungkook, el señor Jin, ¿no es un hombre? —volvió a preguntar susurrando.
—Sí, ¿por qué? —le respondió el pelinegro.
Pero la respuesta no llegó porque Namjoon llamó al rubio, a su abuela, a Jihyo y Eun Chae para que se acercarán y presentar a Jin nuevamente.
—Este es Jimin el nieto de Nana —presentó Namjoon al pequeño y después continuó con los demás.
—Hola señor Jin —saludo Jimin haciendo una reverencia al castaño.
—No tienes que llamarme señor, Jimin mejor dime Jin o hyung —pidió el castaño y le sonrió.
Jimin le devolvió la sonrisa sintiendo de inmediato que la persona frente a él era buena y amable.
—Pero… —objeto preocupado por faltarle al respeto a la esposa del dueño de la casa y jefe de él y de su abuela.
—No tengas miedo de llamarme así —lo interrumpió Jin, volviéndose a mirar a Namjoon haciendo reír al moreno.
—Está bien Jimin, puedes llamarlo como quieras —autorizó el mafioso.
—Está bien, hyung —respondió Jimin haciendo sonreír a Jin ampliamente.
Después Namjoon, dejó que todos volvieran a sus labores, solo se quedaron algunos con él para hablar sobre trabajo, y Jimin volvió a seguir a su abuela a la cocina.
—El señor Jin es tan lindo y se ve que el jefe lo quiere mucho —dijo Jihyo apenas entró en la cocina.
—Sí tu dices —respondió Eun Chae con voz burlona y después se acercó a sacar los productos frescos de la canasta.
—Abuela, a Eun Chae no le caigo bien, ¿verdad? Y tampoco Jin hyung —le preguntó Jimin a su abuela en voz baja.
—No pienses demasiado, ella es así con todo el mundo al principio. Ya después se comporta mejor, y con el señor Jin más le vale que se comporte o Namjoon no dudará en echarla —dijo Nana para tranquilizarlo.
—Sí.
Después, Nana lo dejó sentarse en la parte trasera de la casa mientras terminaban de preparar todo y ya después le ayudaría a poner la mesa, después de un rato Jin apareció.
—¿Puedo sentarme contigo? —le preguntó Jin con una sonrisa.
—Sí, hyung —respondió Jimin moviéndose a un lado.
Jin se sentó y se volvió a mirar a los subordinados de Namjoon que lo seguían.
—No tienen que seguirme, estoy en la casa de su jefe —se quejó el castaño con gravedad.
—Pero lo ordenaron —respondió vacilante el guardia.
—Qué diablos, si hay algún problema hay muchas personas a mi alrededor. Si tienes que hacer algo, vete y hazlo —volvió a ordenar Jin.
—Bueno, déjeme avisar primero —respondió el subordinado y entró de nuevo en la casa.
Jin exhaló un suspiro de alivio y Jimin lo miró con sospecha y sintiéndose curioso sobre algo.
—Tú, uh… ¿Jin hyung es realmente la esposa del señor Namjoon? —preguntó el joven con curiosidad.
Porque nunca supo que un hombre podía ser la esposa de otro hombre. Jimin siempre vio a mujeres como las esposas de hombres.
—Uh, ¿cómo lo diría? —Jin no podía pensar con claridad, mientras Jimin lo miraba expectante.
—¿Un hombre puede ser también la esposa de un hombre? —volvió a preguntar Jimin.
—Bueno, esas cosas son gustos personales de cada quien —dijo Jin sin saber bien cómo decírselo y negó con la cabeza e hizo sonreír al pequeño—. Cuando dos personas se aman, en realidad no importa el género, si sus corazones están unidos y se aman, entonces pueden vivir como esposos —explicó Jin sin rodeos.
—Oh, ya entendí —dijo Jimin y Jin arqueo una ceja con confusión.
—¿Entendiste? —le pregunto de vuelta con curiosidad.
—Entiendo que Jin hyung y el señor Namjoon se aman. Así que viven juntos como marido y mujer. Cómo cuando mis padres vivían juntos, ¿no? —dijo el joven mientras explicaba lo que entendía, causando que el castaño se congelé.
—Jin, Jin hyung —lo llamó Jimin cuando vio que estuvo en silencio por un rato.
—¿Eh? —respondió Jin al escuchar su propio nombre.
—¿Dije algo malo? —preguntó el joven apresuradamente y nervioso, pensando que había dicho algo para ofenderlo.
—No nada, solo que acabo de recordar algo —dijo Jin haciendo que Jimin suspirara aliviado.
—¡Jin! —la fuerte voz del dueño de la casa se escuchó, interrumpiendo la conversación.
Esto hizo que Jin frunciera el ceño, y Jimin se giró para ver acercarse al moreno y detrás de él a Jungkook, que le hizo un gesto con la cabeza para que se levantará, de inmediato el pequeño se acercó hasta él un poco temeroso por la voz del mafioso.
—¿Por qué está tan enojado? —le preguntó con voz temblorosa.
—No es nada, solo está preocupado por el señor Jin —respondió Jungkook. Jimin asintió en reconocimiento.
—¿De qué hablabas con él? — le preguntó.
—Oh, hablábamos acerca de que los hombres pueden ser esposas —respondió Jimin con sinceridad. Haciendo que Jungkook casi tropezará con sus propios pies al escuchar eso.
—Háblame de eso —preguntó de nuevo—. ¿Qué te dijo el señor Jin? —preguntó el pelinegro de nuevo, porque quería saber cómo se lo explicó el castaño.
—No pudimos hablar mucho, porque el señor Namjoon llegó.
—Ah ya veo.
Jimin que había estado viendo hacia donde estaba la pareja de pronto se volvió a verlo.
—Jungkook, ¿puedo preguntarte algo?
—Dime —aceptó el pelinegro.
—¿Alguna vez has tenido a un hombre con esposa?
Jimin ahora sí puso a sudar a Jungkook jejeje
Se acuerdan de Eun Chae? Pues aquí aparecerá mucho.
Los capítulos hasta ahora están muy relacionados con los capítulos de mafia love pero ya apartar del siguiente va a ser más independiente de ellos.
Nos leemos bellezas...
Besitos 😘😘😘
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