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DOS


—¿Qué? —preguntó Jimin, incapaz de escuchar con claridad porque estaba emocionado por el helado que tenía frente a él.

—No estás comiendo —dijo Jungkook evitando repetir lo que dijo.

Levantó la mano y se frotó la cara con incredulidad, Jimin uso su cuchara para recoger helado y comer con ojos brillantes

—¿Cómo está? —preguntó Jungkook.

—Tan delicioso nunca había probado algo tan delicioso como esto —dijo el joven después de probar el helado con fresas.

—¡Oh! ¿por qué lloras? —preguntó Jungkook sorprendido al ver que Jimin repentinamente tenía lágrimas rodando por sus mejillas.

—Las fresas son tan deliciosas que no pude evitar llorar —respondió el joven con una expresión ingenua y volvió a sonreír.

—Así que te gustan las fresas, ¿verdad? —preguntó Jungkook de nuevo.

—Sí —respondió Jimin mientras levantaba el dorso de la mano para secarse las lágrimas.

Jungkook lo observaba mientras comía lentamente el helado, pero vio que no había vuelto a tocar las fresas.

—Dijiste que te gustaron las fresas. Entonces, ¿por qué no te las comes? —le preguntó con curiosidad.

—Me las quiero comer al final. Además, no quiero que se acaben rápido —dijo Jimin en voz baja, mirándolo con ojos tiernos.

—Comelas, y si algún día quieres comerlas, yo te traeré de nuevo —le dijo de inmediato el pelinegro.

Jimin levantó la cabeza para mirarlo a los ojos emocionado, pero después cambió su expresión.

—No es necesario, no quiero molestarte más —le dijo sentimentalmente.

—Piensas demasiado, otra vez —le hizo saber Jungkook.

Antes de que Jimin terminara todo el helado, fue a pagar la cuenta y volvieron al centro comercial a comprar los uniformes escolares y demás materiales, Jimin siempre elegía lo más barato, pero el pelinegro terminaba cambiandolos por artículos de mejor calidad sin importar el precio.

Después de comprar todo regresaron a casa, dónde ya también había sido entregado todo lo que había sacado Jimin de la casa donde había estado viviendo.

—Abuela, ya volví —saludo Jimin mientras sostenía algunas de las cosas que le había comprado Jungkook.

—¿Por qué tardaron tanto? ¿A dónde fuiste después de desalojar la casa? —le preguntó Nana a su nieto con preocupación.

—Jungkook me llevó a inscribirme en la escuela y después fuimos a comprar todo lo que iba a necesitar —le respondió Jimin tranquilamente.

—¿Lo llevaste a inscribirse? —le preguntó la anciana a Jungkook que estaba detrás de su nieto con las demás bolsas de compras.

—Sí Nana, Namjoon me dijo que arreglará todo, así que eso hice, Jimin podrá asistir sin problemas a la escuela.

—Muchas gracias por todo hijo —le dijo la mujer con gratitud—. Jimin ¿Le agradeciste a Jungkook? Hoy hizo muchas cosas por ti.

—Gracias, Jungkook —le dijo Jimin y le hizo una reverencia en muestra de respeto—. Abuela, Jungkook también me llevó a comer helado, estaba delicioso y tenía muchas fresas —le contó emocionado.

La anciana se volvió para sonreír y agradecer al pelinegro.

—Ve a poner tus cosas en su lugar. Hoy no dormiras en mi cama, vas a ocupar el cuarto que antes era de tu madre, no tiene muchas cosas pero podrás tener privacidad, ya lo limpie —le dijo Nana a su nieto.

Jimin asintió, pero no pudo evitar sentirse extraño en su corazón al pensar en su madre.

—Jimin, ve a acomodar tus cosas y después ven a encontrarme en la casa de techo azul, te explicaré las reglas de la casa —dijo Jungkook en voz baja.

—Si, está bien —respondió Jimin y se despidió del mayor.


Jimin estaba emocionado, al ver la habitación para él solo. Solía dormir con su madre pues solo había una habitación en su antigua casa, pero trato de no pensar en ella pues lo hacía sentir muy triste. Dejo la ropa en el armario y organizó las pocas cosas que había guardado antes, su abuela le había dicho que debía volver a trabajar en la casa grande, así que nada más terminar fue a ver al pelinegro como este se lo había pedido.

Jimin salió de la pequeña casa, y mientras miraba a su alrededor. Le gusta la casa, había muchos árboles alrededor, sintió que podría vivir ahí. Pero se sintió tenso y nervioso también, habia muchos hombres vestidos de negro caminando por alrededor y algunos dentro de la casa.

Dejo de pensar en eso y fue a buscar la casa de techo azul como dijo Jungkook, estaba cerca de la suya pero tapada por varios árboles, se detuvo frente a la pequeña casa, ni demasiado pequeña, ni demasiado grande, la puerta estaba completamente cerrada, el joven estaba indeciso, no se atrevió a llamar.

De pronto Jimin se estremeció cuando la puerta se abrió y la enorme figura del pelinegro apareció en la puerta.

—¿Desde cuándo has estado aquí? —preguntó Jungkook, cuando vio al rubio de pie con una cara de disgusto.

—Umh, justo ahora, acabo de llegar.

—Entonces, ¿por qué no tocaste la puerta? —preguntó de nuevo.

—Temía que estuvieras descansando y te molestará y por eso no me atrevía a llamar —dijo el joven directamente.

—La próxima vez, puedes llamar. No tienes que ser considerado —dijo Jungkook de nuevo, después llevó a Jimin a un costado de su casa.

—Siéntate —dijo con seriedad.

—La casa grande es también tu casa, pero si no hay una razón real no tienes que entrar, a menos que te llamen —comenzó diciendo Jungkook.

—Entonces, ¿No puedo ayudar en el trabajo de mi abuela? —preguntó el joven, porque no quería estar ahí sin hacer nada—. ¿Entonces qué voy a hacer? Yo puedo hacer de todo. Quehaceres domésticos, cocinar… —dijo el joven apresuradamente.

—Puedes hacerlo, pero solo si es necesario —le dijo antes de continuar explicando—. En el área alrededor de la casa hay un CCTV (cámaras) instalado en toda el área. Las casas al fondo, son las casas de los hombres de más confianza. No entres a sus casas —le advirtió Jungkook.

Porque todos los subordinados de Namjoon trabajan duro y cuando llega el momento de descansar, necesitan privacidad.

—¿Qué hay de tú casa? puedo venir, ¿verdad? —preguntó el joven con curiosidad, porque al menos quiere poder hablar con él.

Jungkook lo miró en silencio antes de responder.

—Puedes venir cuando quieras —dijo después de un momento.

Pensar en que el joven podría ir a su casa no le molestó en absoluto, aunque normalmente él es muy celoso de su privacidad y no le gusta que nadie esté husmeando mucho en su espacio.

—¿En serio? —le preguntó feliz Jimin.

—Sí —respondió brevemente.

El rubio esbozó una amplia sonrisa.

—¿Ves esa pequeña pasarela? —le dijo Jungkook señalando un camino que estaba más retirado de su casa.

Era una zona que estaba rodeada de árboles para proporcionar sombra.

—Sí —respondió Jimin viendo hacia el lugar señalado.

—Ese lugar no está permitido, absolutamente no te acerques ahí —le dijo Jungkook seriamente.

Jimin lo miró curioso.

—¿Por qué? —preguntó Jimin de nuevo, para saber algunas cosas sobre la casa.

—Es donde viven Clemo y Nata Montada, las mascotas —le respondió de nuevo Jungkook.

Jimin arqueo una ceja levemente.

—Son unos nombres lindos. ¿Qué animales son? —preguntó pensando que probablemente se trataría de algunos perros o conejos.

Jimin olvidó que un mafioso como Namjoon no criaría animales tan lindos como conejos.

—¿Te gustaría verlos? —le preguntó Jungkook despreocupadamente, viendo el interés del joven.

Jimin asintió con la cabeza antes de detenerse.

—Pero no puedo ir porque no está permitido.

—Puedo llevarte a ver porque yo soy el que cuida de ellos.

—Pero y si el señor Namjoon lo sabe, ¿no te regañara?

Jimin no quería que el pelinegro fuera regañado porque lo llevó a ver a las mascotas del mafioso.

—No importa, si soy yo quien te lleva —respondió Jungkook porque realmente así era.

—Está bien, vamos —aceptó Jimin sintiéndose emocionado.

—Vamos, te mostraré porque tienes prohibido caminar en esa área —dijo Jungkook.

Normalmente no sé ofrecería a llevar a nadie, pero quiere llevar a Jimin no nada más para prevenirlo, sino porque sabe que probablemente nunca ha tenido la oportunidad de ver algo así.

Jimin siguió al pelinegro, hasta que éste se detuvo en una jaula muy grande.

—¿Por qué la jaula es tan grande? —le preguntó Jimin con curiosidad.

Se iba a acercar más pero fue jalado por el cuello de la camisa.

—Párate a mi lado, al menos a dos metros de la jaula, ¿entiendes? —le pidió Jungkook confundiendo más al rubio.

¿Qué animal había en la jaula llena de árboles? Jungkook silbó para llamar a las dos mascotas de Kim Namjoon.

—Nata montada, Clemo —gritó el pelinegro.

Jimin lo miró con curiosidad, después de un rato, escuchó un rugido no muy fuerte, junto con el sonido de caminar pisando las hierbas, acercándose.

—¡Un tigre! —gritó Jimin en estado de shock.

Al ver a dos tigres blancos caminar hacia el borde de la jaula, donde estaban ellos. Jimin se apresuró a saltar para abrazar la cintura de Jungkook detrás de él, y metió la cara detrás de su espalda, el joven tembló.

Jungkook se rió ante la expresión del joven.

—¿Por qué te escondes detrás de mí? Sal a ver a Clemo y Nata Montada —le dijo al joven.

Jimin negó con la cabeza contra la fuerte espalda.

—Tengo miedo —respondió Jimin con la voz temblorosa.

—Tranquilo, no te pasará nada, están dentro de la jaula, no tienes que tener miedo —dijo Jungkook con una extraña sensación al ver que el joven se escondía en su espalda.

Jimin se abrazó con fuerza a él una vez más. Jungkook busco detrás de su espalda y sostuvo el delgado hombro del joven.

"¿Por qué es tan pequeño?" pensó en secreto Jungkook en su corazón, mientras tocaba el hombro de Jimin.

—Si estás conmigo, ¿Seguirás teniendo miedo? —le preguntó el pelinegro de nuevo, sorprendido de sí mismo al pensar que no sería capaz de hablar en un tono tan suave.

Al escuchar esto, Jimin inclinó la cabeza fuera de la parte posterior de su espalda, pero sus pequeños brazos, todavía abrazaban su cintura. Jungkook miró al niño, tan pequeño, su rostro claro estaba pálido, Jimin levantó los ojos y se encontró con los ojos penetrantes de él.

De repente el corazón de Jungkook dio un vuelco, cuando vio que los ojos de Jimin se agrandaron mientras lo miraba.

—Realmente no saldrán de la jaula, ¿verdad? —preguntó el joven todavía asustado.

—No —respondió Jungkook cuando recobró el sentido.

El mayor sintió que había estado mirando el rostro de Jimin durante demasiado tiempo y el pequeño se apartó y movió la mano para agarrar su camisa, mientras que su brazo también se envolvió alrededor del delgado hombro, y lo sostuvo en un abrazo.

Los fuertes brazos que lo envolvían se sentían seguros y cálidos, haciendo que Jimin se sintiera más confiado y se relajara un poco. Los dos tigres deambulaban, y el rubio los veía asombrado, jamás imaginó ver un tigre así de cerca.

—¿Son feroces?’ —pregunto con algo de nervioso en su voz.

—Tienen instintos salvajes claro. Pero si alguien está familiarizado con ellos o con su dueño, obedecerán. No son muy agresivos, pero si alguien desconocido entra sin dudar lo mutilarían. Por eso es que debes mantenerte alejado de la jaula —le explico Jungkook y Jimin asintió.

—Hace un rato gritaste demasiado fuerte, me duelen los oídos —bromeo Jungkook, buscando relajarlo.

Quería que Jimin se familiarizará con el lugar y prestará atención a todo lo que le dijera, entendía su asombro y emoción.

—Bueno, estaba conmocionado y asustado también, es imposible que no gritara —dijo el joven en voz baja mirando a los dos tigres—. ¿Por qué se llaman Clemo y Nata montada?

—Jackson y Bamban fueron quienes lo nombraron así —dijo respondió Jungkook.

—¿Quiénes son ellos? —preguntó Jimin con curiosidad.

—Cierto, no los conoces. Ambos fueron empleados de Namjoon, Bamban es un veterinario, puso su clínica así que ya nada más viene de vez en cuando a cuidarlos y Jackson era como yo, pero decidió salirse de trabajar aquí y ahora tiene sus propios negocios Algún día los conocerás —respondió Jungkook mirando a los tigres.

—¿Y entonces, como les pusieron sus nombres? —volvio a preguntar Jimin.

—Estos dos han estado aquí por mucho tiempo, cuando llegaron eran casi unos cachorros y no eran tan feroces, aún así no dejaban que nadie se acercara, se volvieron ariscos. Hasta que un día Jackson entro y se sentó en cuclillas frente a ellos, sin despegar los ojos de los suyos.

Al decir eso dió un paso al frente haciendo caminar también al rubio. Y sonrió al recordar ese día. Y como sintió admiración por Jackson cuando los hizo sucumbir ante él, con tan solo su mirada.

—Jackson dijo: “Mira  a los ojos del tigre y haz lo que sea necesario para que el tigre sienta que tienes más poder que él. Aunque no lo acepte, es bueno" —recordó Jungkook.

Namjoon fue el que les había dicho que era lo que debían de hacer, pero ninguno había logrado dominarlos, hasta Jackson.

—Oh, qué bien —dijo Jimin asombrado.

—Probablemente no tiene importancia, pero la primera vez que yo los ví, salte lejos —dijo Jungkook apenado.

—Pero todavía no me has dicho porque los llamo Clemo y Nata Montada —insistió Jimin.

—Clemo, se llama así porqué Jackson dijo que en sus ojos se notaba que jamás tendría clemencia por nadie,  y lo abrevió pero cleme no sonaba bien y cambió la e por la o, y quedó Clemo —explicó el pelinegro.

Jimin asintió suavemente.

—¿Y quién le puso Nata Montada?

—Yo —respondió Jungkook, haciendo que Jimin sacudiera su camisa distraídamente.

—¿Por qué se llama así?

—¿Te gustaría saber? Espera aquí un momento —dijo Jungkook pero Jimin negó con la cabeza.

—No me dejes solo —se quejó el joven de inmediato.

—Solo voy a caminar hasta el almacén, un momento. ¿Ves? —dijo Jungkook señalando una pequeña habitación no muy alejada de la enorme jaula.

—No pasará nada malo, ¿verdad?

—Me iré solo un momento. Párate aquí —le dijo con voz baja y mirada sería fija en su rostro.

Jimin asintió después de un rato y soltó la camisa que sostenía con fuerza.

—Está bien —respondió el joven en voz baja, haciendo un puchero abultando sus gruesos labios.

El corazón de Jungkook dió un vuelco, al ver esa expresión desolada en el rostro del pequeño.

—¡Oh! Está bien, vayamos juntos —soltó de pronto Jungkook sin entender por qué no podía negarle algo.

Jimin sonrió aliviado.

—Jungkook, por favor quédate cerca de mi, todavía estoy asustado —dijo el joven como realmente se sentía, no estaba fingiendo y el pelinegro se sorprendió por la ingenuidad del chico.

—Sí —le respondió secamente y lo llevó hasta el almacén.

Jimin caminó y se abrazó del brazo de Jungkook en el camino. Con una mirada en la jaula, porque los tigres seguían en el borde de esta.

Al llegar al almacen Jungkook hizo que Jimin se mantenga un poco más lejos, abrió la puerta y entró, había un enorme refrigerador para almacenar la carne fresca con que los alimentaban entre otras cosas para ellos, Jungkook se acercó a un refrigerador más pequeño y tomó dos latas alargadas.

—Quédate ahí y observa. Porque tengo que acercarme a ellos —le dijo Jungkook y Jimin asintió.

Se quedó parado en dónde él le dijo y lo vio caminar hasta la jaula.

—Nata Montada —grito Jungkook llamando a uno de los tigres.

El enorme animal al verlo con la lata en la mano, corrió apresuradamente hacia él, mientras que Clemo se tiraba al suelo y comenzó a lamer su pelaje.

—Se llama Nata montada por esto… —dijo Jungkook y después, agitó la lata y presionó algo en su mano y una fina capa blanca se formó.

Jungkook, metió la mano en la jaula, Nata Montada se movió inmediatamente para lamer la crema en su mano y lo siguió alimentando, hasta que ambas latas estuvieron vacías.

—A Nata Montada, le gusta comer esto desde pequeño, así que lo llame nata montada —tiro las latas en un cesto y se acercó hasta Jimin—. Un tigre que guste de comer crema batida es raro.

—Bien, ahora ya conoces a estos dos. Y sabes porque no debes venir sin permiso y mucho menos solo, ¿entiendes? —le ordenó Jungkook.

Jimin asintió de inmediato.


Después de que los dos regresarán a la casa de Jungkook, el pelinegro fue a lavarse las manos al baño y dejó a Jimin en el pequeño salón de su casa.

—Jungkook, es verdad que no estarás aquí mañana —le preguntó Jimin porque lo había escuchado hablar con su abuela.

—Tengo que ir a Japón por trabajo. ¿Por qué?

—¿Y cuándo vas a volver? —preguntó el rubio de nuevo.

—Probablemente, alrededor de dentro de tres días —respondió Jungkook y se sentó a su lado.

Jimin asintió pero frunció los labios.

—¿Por qué lo preguntas?

—Es que, si tú no estás, no tendré con quién hablar, solo está mi abuela, y no conozco a nadie más —dijo el joven.

—Pronto conocerás a más personas y todos aquí son amables, pronto los conocerás a todos —le respondió tranquilo.

Después se sentó a hablar un poco con Jimin sobre su nueva vida en la casa del mafioso  y después lo llevó hasta la casa de Nana.

Cuando regresó, abrió un cerveza y se disponía a descansar cuando tocaron la puerta.

—¡Kook! —la voz de Taehyung se escuchó del otro lado.

—Pasa —le gritó Jungkook.

Taehyung abrió la puerta y lo vio acostado en el largo sofá.

—¿Qué quieres?

—No nada, solo ven y hablemos —respondió Tae.

Jungkook lo miró y se puso de pie para ver qué quería.

—Sólo estoy aquí para hablar sobre Jimin —le dijo el joven al verlo fruncir el ceño interrogante.

—¿Por qué?

—Bueno, es que hoy que lo ví a tu lado fue extraño. Durante todo el tiempo que he trabajado a tu lado, nunca te he visto cuidar de nadie, ni hablar tanto con alguien como con él. Eres introvertido hasta la muerte.

—Bueno, Namjoon me ordenó que me ocupará de los asuntos de Jimin, solo cumplía con mi deber. ¿Por qué eso sería sospechoso? —preguntó suavemente.

—Sé que te lo ordenaron. Pero... ¿Cómo debería decirlo? En la jaula de los tigres, también parecías muy preocupado —dijo Tae nuevamente.

—¿Me estás espiando?

—No, solo iba a alimentar a los perros y cuando volvía pase por la jaula, cuando los vi, no me atreví a interrumpir.

—Tus modales son demasiado buenos —dijo con sarcasmo—. Jimin, vino aquí y ya es uno más de nosotros, debemos de cuidarlo. Y por cierto, mañana me voy a Japón. Ocúpate de él, no lo dejes jugar alrededor de la jaula —agregó Jungkook con tono serio.

—Sí, cuidare bien de nuestro hermano menor. No tienes que preocuparte por eso —respondió Tae con una sonrisa.

Mientras pensaba que era extraño que su jefe se preocupara tanto por alguien, pero no sé atrevió a decirlo en voz alta por temor a ser pateado.

A la mañana siguiente, Jungkook salió junto a su jefe muy temprano y ya no tuvo oportunidad de ver al pequeño rubio y esperaba que cumpliera con las reglas y prohibiciones.

Nada más llegar a Japón, se centró en el trabajo y arreglar asuntos pendientes haciendo que se olvidara de Jimin, y después los hombres que había dejado cuidando de Kim Seokjin le llamaron para informarle que el joven se había escapado y tuvo que coordinar todo para encontrarlo.

Y después tuvo que llamar a Jackson para informarle que Namjoon lo iría a ver nada más llegar a Seúl.

—Ve y descansa un rato Kook —le dijo Namjoon cuando llegaron al hotel donde se hospedaban—. O puedes salir y dar un paseo, trabajas demasiado y nunca hay tiempo de descansar, nos iremos en cuanto nos avisen que todo está listo.

—Sí, está bien Nam —respondió el pelinegro.

Jungkook inclinó la cabeza y salió de la habitación, todavía no quería dormir, así que fue a dar un paseo cerca del hotel donde había muchas tiendas. No quería comprar nada en particular, pero sus pies se detuvieron frente a una tienda que atrajo su atención.

—¿Fresas?


Nota de la autora que nadie lee:

La explicación de los nombres de los tigres la cambie un poco, en especial la del nombre de Clemo ya que en la versión de la autora el juego de palabras van bien en el idioma original pero al español es algo extraño y confuso, por eso lo modifique. Y con Nata Montada les conté desde mafia Love que la traducción puede ser de las dos formas (Nata Montada o Crema batida) y a mi me gustó más como se escuchaba nata montada, así que por eso en la explicación Jk dice crema batida pero es lo mismo.

Y como se abran dado cuenta al final del capítulo sucede lo de la huida de Jimin en mafia love, como dije no es necesario que lean la otra para entender pero si habrá muchas referencias a lo que pasa en el libro pasado.

Nos leemos bellezas...
         Besitos 😘😘😘

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