
Capítulo 9
La investigación de la muerte de Jungkook había tomado un rumbo distinto, Min Yoongi tuvo que aceptar que Jimin no estaba involucrado, y que era una víctima colateral de todo lo que estaba pasando. El hombre que había detenido en las montañas una semana atrás, estaba sentado frente a él con sangre corriendo por una de sus cejas que se había abierto tras el último golpe.
Había tenido que usar los métodos menos ortodoxos para obligarlo a hablar. Después de tres días de interrogatorio normal no había conseguido nada, pero un par de golpes y un poco de asfixia lo habían conseguido. Jeon Jungkook se había involucrado con Choi Mu Jin en el traslado de drogas, algo salió mal y el hombre lo mandó matar, Park Jimin simplemente estuvo en lugar equivocado.
Pero había otra cosa, estaba seguro. ¿Por qué Choi lo mandó matar cuando sabía que con la muerte del chico se echaría encima al clan Kim? Y además el delincuente mencionó a otro sujeto, un socio de Choi oculto entre las sombras, alguien muy cercano a los Kim.
Tenía la vista fija en la escoria frente a él, el cabello un poco revuelto por el sudor que le había ocasionado la golpiza que le dió al tipo, la puerta de la pequeña habitación de "interrogación" fue abierta de golpe, levantó el rostro y sonrió al ver a Jackson Wang, el guardaespaldas de Kim y por el momento su aliado para investigar.
—Estos son los papeles que pude recolectar del abogado y de Hoseok, ¿Para que los quieres? —pregunto nada más entrar, señalando los papeles que llevaba en la mano.
—Esta rata dijo que el socio de Choi Mu Jin era alguien cercano a los Kim y solo pensé en tres personas. El abogado Kim Seokjin, el Vicepresidente de Kim's Holding Jung Hoseok y tú.
Jackson sonrió y se acercó demasiado al detective, tanto que el policía muy a subpesar tuvo que verlo hacia arriba.
—Supongo que también me vas a investigar a mi ¿O me equivoco?
—No lo haces —dijo Yoongi dando un paso hacia atrás —. Mi trabajo es ese y aunque me estés ayudando eso no quita el hecho de que también puedes ser sospechoso.
—Eso sí, pero porque mejor no le preguntamos a tu mascota si soy yo —dijo dándose la vuelta al hombre sentado en la silla.
Golpes, quejidos y gritos era lo único que se escuchaba dentro de esa habitación oculta en la estación de policía y dónde nadie que pasará por ahí se percataría de que dentro un hombre estaba siendo brutalmente golpeado y aunque lo supieran tampoco harían nada.
Jimin gimió al sentir esa hábil boca devorar su miembro, su delgado cuerpo estaba cubierto por una fina capa de sudor, su rostro distorsionado por el placer, sus pequeñas manos aferradas a la negra cabellera controlando la felación. Estaba por correrse cuando Jungkook se detuvo.
Levantó el rostro y Jimin abrió los ojos de golpe despertando del sueño, con la imagen de Kim Namjoon en su cabeza, quien lo había dado placer no había sido su novio fallecido, si no el hermano de este. Golpeó la cama con furia, tenía tres malditos días soñando distintas situaciones sexuales y en todas y cada una de ellas el rostro de Jungkook había sido sustituido por los fuertes rasgos del moreno.
Se sentía frustrado, no era idiota, sabía perfectamente que sentía una atracción por Namjoon y podía jurar que él sentía algo similar, pero era imposible, entre ellos no podía haber nada, era algo prohibido, él no le haría a Jungkook lo mismo que Taehyung. Sabía que en algún momento debía rehacer su vida, conocer a alguien y enamorarse, no podía seguir toda la vida guardandole luto, pero en definitiva esa persona no podía ser Kim Namjoon.
En la habitación contigua el moreno estaba en una situación similar, había despertado bañado en sudor, y con una poderosa erección levantando las sábanas que cubrían su cuerpo, el haber visto a Jimin la noche anterior haciendo ejercicio, con un short diminuto marcando su perfecto trasero, o esa playera blanca pegada a su abdomen a causa del sudor no le había ayudado mucho a controlar sus deseos.
Jin tenía razón al decirle que era peligroso tener a Jimin ahí, sobre todo tomando en cuenta lo mucho que le gustaba y como su instinto protector se despertaba cuando lo tenía a un lado. Sin contar las ganas que tenía de cargarlo cuál cavernícola y llevarlo hasta su cama y follarlo hasta desfallecer.
Se levantó frustrado a darse una ducha fría, no podía pensar en eso, no cuando Jimin había sido el gran amor de su hermano, Jimin era prohibido para él, no debía olvidarlo.
Media hora después ambos se encontraban en la barra de la cocina desayunando, ignorando la tensión entre ellos, fingiendo que todo seguía como al inicio, aferrándose a la idea de que solo estaban ahí juntos por las amenazas a la vida de Jimin y por la investigación por la muerte de Jungkook.
—¿Has recordado algo más? —preguntó Namjoon rompiendo el silencio.
—Solo cosas irrelevantes, pero creo que el medicamento está haciendo efecto rápido, cada vez recuerdo más, y en algún momento tiene que regresar a mi memoria todo lo que pasó.
—Me alegra, pronto recordarás y todo esto llegará a su fin.
Jimin frunció el ceño al escucharlo. ¿Por qué sintió esa desazón en su pecho al escucharlo? Se suponía que eso era lo que quería, descubrir al asesino del amor de su vida, cerrar por fin esa página y volver a continuar con su vida, lejos de todo eso. ¿Pero porque sentía un dolor en su pecho al pensar en irse y no volver a ver al hombre frente a él?
Era absurdo, una estupidez que debía sacar de su cabeza.
—¿Jimin estás bien? —preguntó Namjoon al ver la expresión contrariada del rubio.
—No, no lo estoy —fue la respuesta del chico antes de pararse bruscamente y caminar hasta el pequeño gimnasio.
Ese lugar se había convertido en su desfogue de sentimientos. Mataba a su cuerpo de cansancio para no pensar, pero en ese momento no sirvió de nada, sobre todo cuando quien le provocaba tanta ansiedad y confusión llegó detrás de él y lo tomó del brazo obligándolo a voltearse y verlo a los ojos.
—¿Qué tienes? Estabas bien y de pronto…
—No estoy bien, hace días que no estoy bien, pero es algo mío, tú no tienes nada que ver. Supongo que es por culpa de la medicina, el doctor dijo que podía tener cambios de humor bruscos, ¿recuerdas?
—Si, pero siento que hay algo más, algo que sí tiene que ver conmigo —lo último lo dijo dando un paso más hacia Jimin.
—No… no sé de qué hablas —respondió nervioso, tratando de alejarse — ya te dije que contigo todo está bien.
—¿Entonces porque te pusiste nervioso justo ahora? ¿Por qué tus mejillas están sonrojadas? ¿Qué pasa Jimin? —la voz de Namjoon había cambiado, se escuchaba ronca, demasiado sensual para su cordura y su líbido.
Namjoon sabía que estaba mal, que no debía, pero tampoco quería seguir así, era un adulto carajo, no podía comportarse como un adolescente asustado por su primer impulso sexual. Deseaba a Jimin y sabía que el rubio también lo deseaba a él, ¿por qué negarse eso? Jungkook ya no estaba, ¿por qué debía de alejarse de nuevo solo por qué su pequeño hermano había tenido algo con el hermoso chico frente a él?
Jimin tragó saliva con nerviosismo, sus cuerpos estaban tan cerca que nada le costaba enredar sus brazos sobre su cuello y besarlo, abrir las puertas a la lujuria, al deseo. Moría por probar esos finos labios, sentirlos recorrer su cuerpo, deseaba ser tomado por ese hombre.
Namjoon noto la batalla interna que tenía el rubio, y decidió ayudarlo a tomar una decisión. Al diablo todo, ya después se sentiría culpable. Tomó a Jimin y lo pegó a su cuerpo, sintiendo por primera vez la delgada cintura con toda la intención de dejar las marcas de sus dedos en ella.
—Namjoon yo… no…
—Siente y luego piensa Jimin —dijo Namjoon interrumpiendo sus palabras.
Jimin cerró los ojos, dejó que la imagen de Jungkook se perdiera entre la bruma del deseo, suspiró y se dejó llevar. Sintió su cuerpo elevarse un poco cuando el moreno lo cargó, sus piernas se envolvieron en la estrecha cintura y sus brazos rodearon su cuello, sus miradas se cruzaron un momento antes de que sus bocas se fundieran.
Dulce.
Así es cómo sabía Jimin, una mezcla entre dulzura y pecado eso era. Un beso no fue suficiente, sus lenguas se entrelazaban en un juego de poder que el moreno terminó ganando, chupo y mordió los gruesos labios, robándole un gemido ronco a Jimin, sus manos tiraban de su cabello con pasión, mientras las grandes manos se amoldaban a ese par de algodones que era su trasero.
En qué momento Jimin terminó descansando sobre una de las colchonetas del lugar no sabe, solo puede pensar en la tibia lengua que está delineando su mandíbula y bajando a la curvatura de su cuello, y en las manos que se abrieron paso entre su ropa para rozar sus sensibles pezones.
No había delicadeza, ni ternura, ninguno de los dos lo necesitaba en ese momento, la ropa dejó de estorbar, Namjoon saboreo la delgada figura desnuda a su merced, la piel blanca esperando teñirse de las marcas que él quisiera dejar, las cumbres rosadas de su pecho deseosas por ser probadas, su miembro erecto brillando en la punta por la excitación.
Jimin se estremeció bajo la fuerte mirada de Namjoon, parecía un depredador saboreando a su presa y en esos momentos quería serlo, pero también quería disfrutar de ese perfecto especimen que era el moreno, con sus brazos fuertes, su abdomen duro y marcado, su grande y grueso miembro que no sabía si entraría por completo sin partirlo a la mitad.
El moreno se inco frente a Jimin y levantó sus piernas, sin titubear metió su miembro a la boca y comenzó a succionar, dejando escurrir saliva por las comisuras de su boca que lo ayudaron a comenzar a prepararlo para él, su pulgar jugo alrededor del fruncido anillo que lo recibió con un gemido cuando entró, poco a poco un dedo más fue añadido mientras se deleitaba en seguir succionando su polla.
—Aahh… ya… ya estoy listo… —suplico Jimin al borde del éxtasis.
Namjoon no se hizo esperar, soltó su miembro que quedó conectado a su boca por un hilo de saliva antes de acomodar su miembro y empujarlo con suavidad, un gruñido de placer escapó de su garganta ante la estreches que lo envolvía.
Jimin gimió mientras lágrimas resbalaban por la esquina de sus ojos, hace años que no estaba con nadie y sentía que se rompería en cualquier momento. Aún así sus caderas se elevaban buscando más profundidad. Namjoon no aguanto más y de un solo empuje de sus caderas terminó por enterrarse a tope.
Un sonoro grito de dolor y placer resonó por la habitación, el moreno espero a que Jimin se acostumbrara antes de comenzar a moverse, con las manos en sus caderas lo levantó dejándolo apoyado sobre sus piernas para que el rubio controlará la rapidez de las embestidas.
Jimin rebotaba en las fuertes piernas, disfrutando de la sensación de expansión que sentía cada que bajaba sobre la enorme polla de Namjoon, mientras esté se entretenía chupando y mordiendo sus pezones.
Sus cuerpos sudando, la fricción de sus pieles al chocar, los gemidos de ambos eran los únicos sonidos que se escuchaban, la ancha espalda del moreno estaba marcada por las uñas de Jimin, como muestra del placer que sentía.
—Ahhh… me voy a correr… —anunció el rubio entre gemidos.
—Aguanta un poco… solo un poco más… aagghh…
Tres, cuatro, cinco embestidas más y Jimin no pudo más, su cuerpo se tenso apretando el falo que lo penetraba al tiempo que su miembro derramaba su esencia entre los dos, mientras un gemido gutural rompía su garganta.
La sensación de presión que ejerció el cuerpo del rubio sobre su miembro le hizo sentir que se lo arrancaría, y lo catapultó a su propia liberación, con un poco de conciencia aún logró salir antes de correrse haciéndolo sobre las nalgas de Jimin dejando que su semilla escurriera hasta sus propias piernas.
Jimin se dejó caer sobre su cuerpo apoyando su cabeza en su hombro. Ahora que la lujuria había pasado llegó el remordimiento. Namjoon sintió su hombro humedecerse con las lágrimas de Jimin y un profundo dolor se instaló en su pecho, ahora más que nunca se sentía como la mierda, le había vuelto a fallar a su hermano.
Aún así no puedo evitar abrazarlo y consolarlo. Jimin se sentía mal, pero no por qué se arrepintiera de haberse entregado a Namjoon, sino por lo que acaba de recordar, las últimas palabras que Jungkook le dijo antes de dejarle en claro que nunca había dejado de amar a Taehyung.
—Perdoname Jimin, mi intención jamás fue hacerte daño, me alegra que vayamos a tener un hijo, pero tú y yo no volveremos a estar juntos. Lo cierto es que a pesar de los años que han pasado. Yo nunca deje de amar a Taehyung y pienso recuperarlo.
Nada más terminar de hablar un grupo de hombres los rodeo, Jungkook los miro con pánico antes de tomar su mano y salir corriendo con él.
Dejo esto aquí y me voy lentamente...
Nos leemos bellezas...
Besitos 😘😘😘
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro