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○°「 Ꮯᾰ℘!ɬʊʆꪮ 8 」°○

[Narrador/a POV]

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La fogata crepitaba suavemente mientras los malvaviscos dorados se iban acumulando en los palos. Orange parecía estar compitiendo consigo mismo para ver cuántos malvaviscos podía asar a la vez sin quemarlos, mientras Yellow lo observaba con una mezcla de incredulidad y diversión.

—Si quemas todos, no pienso compartir los míos contigo —dijo Yellow con tono seco, aunque una ligera sonrisa se asomaba en sus labios.

—¡No los voy a quemar! Solo espera y verás —respondió Orange, girando cuidadosamente los malvaviscos con una precisión casi teatral.

Blue, que estaba sentado junto a Green, soltó una risita y comentó:

—Orange, si fueras tan cuidadoso con tus cosas como lo eres con los malvaviscos, no perderías tantas cosas en los campamentos.

Green asintió, riendo por lo bajo.

—Como su brújula la última vez. ¿Recuerdan cuánto tiempo tardamos en encontrar el camino de vuelta?

—¡Eso fue un accidente! —protestó Orange, haciendo un puchero—. Además, la brújula era vieja...

Mientras los demás reían, Second observaba a Red desde su lugar junto al fuego. Red estaba sentado más alejado, con el palo en la mano, girando su malvavisco sin mucho entusiasmo. Parecía estar perdido en sus pensamientos, con la mirada fija en las llamas.

Second decidió acercarse, consciente de que quizás no sería bien recibido, pero algo dentro de él no podía dejarlo solo. Se sentó a su lado, dejando un espacio prudente entre ambos.

—¿No tienes hambre? —preguntó Second, rompiendo el silencio.

Red no lo miró, pero respondió en voz baja:

—Estoy bien.

Second asintió, sin presionarlo.

—Sabes, no eres tan malo asando malvaviscos —comentó, intentando suavizar el ambiente.

Red soltó un leve bufido, como si no supiera si debía tomárselo en serio o como una broma.

—Gracias, supongo —murmuró finalmente, mientras giraba su malvavisco con más atención.

El silencio entre ellos no era incómodo, pero había algo pesado en el aire, como si las palabras no dichas flotaran entre los dos. Finalmente, Red rompió el silencio.

—No entiendo por qué siempre haces eso.

Second lo miró, confundido.

—¿Hacer qué?

Red se giró hacia él, aunque su expresión no era de enojo, sino de curiosidad mezclada con algo de frustración.

—Estar siempre ahí. Ayudarme, intentar hablar conmigo... Incluso cuando soy un idiota contigo.

Second lo miró fijamente, pensando en cómo responder.

—Porque creo que hay más en ti de lo que quieres mostrar —dijo finalmente, con una sonrisa suave—. Y, aunque no lo admitas, sé que a veces necesitas a alguien.

Red desvió la mirada, como si esas palabras fueran demasiado para procesar. No respondió de inmediato, pero su expresión cambió ligeramente, como si estuviera considerando lo que Second había dicho.

Antes de que el silencio se hiciera demasiado largo, Purple levantó la voz desde el otro lado de la fogata.

—¡Bien, todos, basta de estar tan serios! Vamos a contar historias o algo divertido. ¡Estamos en un campamento, después de todo!

Orange fue el primero en responder.

—¿Historias? ¿Como de miedo?

—Sí, de miedo, o de lo que sea —respondió Purple, sonriendo—. Pero algo interesante.

Blue levantó una ceja, mirando a Purple.

—¿Por qué tengo la sensación de que ya tienes una historia planeada?

Purple rió, llevándose las manos a la cintura como si estuviera orgulloso.

—Tal vez... Pero primero, ¿alguien quiere ir primero?

Yellow se acomodó en su lugar y negó con la cabeza.

—Definitivamente no yo.

Green suspiró, resignado.

—Supongo que siempre termino siendo el voluntario, ¿verdad?

Las risas se extendieron entre el grupo mientras Green comenzaba su historia. Aunque Red no dijo nada, Second notó cómo sus hombros se relajaban un poco. Tal vez no lo admitiera, pero la compañía del grupo tenía un efecto positivo en él.

Second sonrió para sí mismo. Tal vez, poco a poco, las cosas podían cambiar.

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La historia de Green comenzó tranquila, con una voz pausada que mantenía al grupo atento. Hablaba de una vez en la que, según él, se había perdido en un bosque parecido al que estaban acampando. A medida que narraba, iba agregando detalles inquietantes, como ramas que crujían sin motivo y sombras que parecían moverse por el rabillo del ojo.

—Y entonces —continuó Green, con una pausa dramática que hizo que hasta Blue dejara de jugar con sus malvaviscos—, escuché una voz. Era débil, pero estaba cerca... demasiado cerca.

Purple arqueó una ceja.

—¿Y qué decía esa voz?

Green sonrió, dejando que el suspense se alargara unos segundos más.

—No lo sé. No entendí nada. Pero la sentí... detrás de mí.

Blue, que estaba completamente absorto, dejó caer uno de sus malvaviscos al fuego, y soltó un leve grito.

—¡Cuidado, Blue! —dijo Purple, rodando los ojos mientras los demás reían.

Green se cruzó de brazos, disfrutando del impacto de su historia.

—Lo peor de todo fue que, cuando me di vuelta... —Hizo una pausa, bajando el tono de voz para agregar dramatismo—. No había nada. Ni un sonido, ni una sombra. Solo estaba yo... y el eco de mi propia respiración.

El grupo permaneció en silencio por un momento, como si estuvieran procesando la atmósfera que Green había creado.

Purple, como siempre, rompió la tensión con un comentario casual.

—Y así es como Green inventa excusas para justificar que se perdió durante cinco horas ese día.

El grupo estalló en carcajadas, incluso Green, que negó con la cabeza.

—Sabía que arruinarías el momento, Green.

—Es mi trabajo —respondió Purple, encogiéndose de hombros con una sonrisa.

Second notó que Red estaba sonriendo ligeramente, aunque intentaba disimularlo. Había algo en el ambiente que parecía relajarlo, incluso si no lo admitía. Aprovechando el momento, Second se inclinó un poco hacia él.

—No estuvo tan mal, ¿verdad?

Red lo miró de reojo, frunciendo el ceño.

—¿Qué cosa?

—Estar aquí. Con todos. Relajarte un poco.

Red negó con la cabeza y bufó, pero su tono no era tan cortante como de costumbre.

—Deja de analizarme, Second. Solo disfruta de la noche.

Second sonrió y asintió, sin presionar más.

Mientras tanto, Purple se levantó, señalando hacia los árboles cercanos.

—De acuerdo, ¿quién quiere acompañarme a buscar más madera para la fogata? Está empezando a apagarse.

Yellow negó con la cabeza de inmediato.

—Paso. Estoy cómodo aquí.

Red y Green también parecieron dudar, pero Blue, en un intento por redimirse tras el malvavisco quemado, se levantó con entusiasmo.

—¡Yo voy contigo! Pero... ¿no será peligroso?

Purple le dio una palmada en la espalda, riendo.

—Tranquilo, no vamos tan lejos. Además, si algo nos persigue, tú corres primero.

Blue abrió la boca para protestar, pero Purple ya se estaba alejando hacia los árboles.

—Volvemos en un rato —dijo Purple antes de desaparecer entre las sombras junto con Blue.

El grupo se quedó en silencio por un momento, contemplando el fuego. Red se inclinó hacia adelante, empujando suavemente una rama hacia las brasas.

—Second —dijo de repente, sin mirarlo directamente—, ¿qué tan lejos crees que llegarán esos dos antes de asustarse y regresar corriendo?

Second rió por lo bajo.

—Conociendo a Blue, probablemente no más de diez pasos.

Por primera vez en lo que parecía toda la noche, Red soltó una risa genuina. Fue breve, pero suficiente para que Second sintiera que había logrado algo.

El fuego seguía crepitando mientras el grupo disfrutaba del momento. Aunque aún quedaban cosas por resolver entre ellos, esta pequeña pausa en el caos era más que bienvenida.

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La noche se asentaba en el bosque, con el susurro del viento entre los árboles y el sonido distante de algunos insectos nocturnos. El grupo había terminado de apagar la fogata, y uno por uno comenzaron a entrar en sus tiendas.

Second, como siempre, se encargó de asegurarse de que todos estuvieran cómodos antes de irse a su lugar. Observó a Green y Purple discutiendo por quién se quedaba con más espacio, mientras Yellow hablaba sin parar con Orange, quien parecía no escucharlo en absoluto.

Finalmente, Second dirigió su mirada hacia Red. Este estaba sentado junto a su tienda, ajustando algo en su saco de dormir con un aire tranquilo que Second no había visto en toda la noche.

—¿Todo listo? —preguntó Second acercándose, su tono ligero y amable.

Red asintió sin levantar la mirada, pero su respuesta no fue cortante ni molesta.

—Sí. Creo que ya.

Second se sentó a su lado por un momento, dejando que el silencio se asentara entre ellos. No era el silencio incómodo de antes, sino uno más relajado, casi... cómodo.

—¿Sabes? —dijo Second finalmente, rompiendo el silencio—. Creo que esta fue una buena idea. Todo esto... el campamento, la caminata.

Red lo miró de reojo, con una ligera sonrisa irónica.

—¿Aunque casi me mato tratando de armar la tienda?

Second rió suavemente.

—Especialmente por eso. Fue divertido verte intentarlo.

Red bufó, pero no parecía realmente molesto.

—Te gusta hacerte el héroe, ¿no?

—No es eso. —Second se encogió de hombros—. Solo me gusta ayudar.

Esta vez, Red no respondió de inmediato. En lugar de eso, terminó de acomodar su saco y se levantó, estirándose un poco antes de mirar a Second directamente.

—No está tan mal tenerte cerca, supongo.

Second parpadeó, sorprendido por el comentario. Pero antes de que pudiera decir algo, Red ya estaba entrando a su tienda, dejando a Second con una sonrisa pequeña y una sensación de alivio.

Dentro de las tiendas, las voces comenzaron a apagarse. Green finalmente dejó de discutir con Purple, y Orange murmuró algo sobre lo increíble que sería despertar temprano para explorar.

Second se recostó en su saco de dormir, sintiendo el cansancio del día finalmente alcanzarlo. Pero lo último que pensó antes de cerrar los ojos fue en la actitud de Red esa noche. Había sido... diferente. Más tranquilo, más accesible.

En la tienda de al lado, Red estaba acostado, mirando el techo con los brazos detrás de la cabeza. Aunque le costara admitirlo, Second tenía razón. Tal vez este campamento no era una mala idea después de todo.

Y así, entre susurros lejanos y el crujido ocasional de las ramas, el grupo finalmente se quedó dormido, dejando que la tranquilidad del bosque los envolviera.

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[Continuará...♡]

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