Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

1. CUARTO ROJO

La habitación estaba iluminada con una luz roja que iba a la perfección con el lugar, cadenas colgaban del techo, junto a una barra suspendida similar a la que se utiliza en el gimnasio para hacer flexiones, en una de las paredes había un pequeño mueble con varas, fustas y un par de látigos, en otro rincón había una especie de cruz o equis de metal, entre muchas otras cosas más.

Lo extraño es que nada de eso me causaba miedo, al contrario me tenían demasiado excitado, pensar en lo que iba a pasar me tenía completamente duro y ansioso.

¿Qué cómo llegué aquí? ¿Como un tímido dueño de una tienda de decoración terminó en una enorme cama, desnudo y atado de pies y manos mientras un dios como el que tenía enfrente lo miraba con lujuria y deseo?

Fácil, por culpa de mi mejor amigo, que para sacarme de mi tristeza post ruptura, me regaló una sesión en aquel lugar, sin imaginar (o sabiendo perfectamente), que clase de servicio daban y que yo, en lugar de salir corriendo en cuanto lo supe, acepté de buena gana al recordar las últimas palabras de mi ahora ex novio:

"Eres tan frío que cada que estoy contigo parece que estoy con un témpano de hielo, creo que ni aunque te azote tendría una reacción tuya, ya me cansé de ésto Jimin, lo mejor será que terminemos."


Así que, tomé valor y voy a dejar que me azoten y me hagan muchas cosas más.

—Hola buenas tardes, tengo una cita, mi amigo la reservo.

—Claro, ¿Cuál es tu nombre?

—Park... Park Jimin.

Dije tartamudeando, estaba nervioso. El nombre del lugar me había puesto a pensar que esto no era una sala de masajes como Taehyung me hizo creer, y la cara de la chica de recepción al ver mi nombre en la lista me estaba dando mala espina, una leve sonrisa, y una mirada de diversión me puso a pensar.

—Aquí está, pero... Disculpe que me meta, se que no es de mi incumbencia pero como dice que su amigo reservo, tal vez él no le dijo la clase de servicio que aquí se brinda. Y su cita es un servicio en el cuarto "Red" entonces, me veo en la necesidad de preguntar para saber si usted está consciente de a lo que vino.

La curiosidad y el saber que es lo que me había regalado mi loco mejor amigo pudo más y negué con la cabeza al tiempo que preguntaba

—¿Qué clase de servicios dan?

La chica con la misma expresión seria y tranquila me respondió.

—Play with fire ofrece diferentes servicios de índole sexual, que están divididos por colores, que van desde el blanco, pasando por el azul, verde y amarillo que son experiencias y fantasía eróticas leves que al cliente le gustaría cumplir, sexo vainilla como comúnmente se le conoce. Después están las habitaciones especiales, esas son un poco más fuertes o extremas. Los colores que las caracterizan son: el negro y el rojo.

—¿Y en el rojo que clase de servicio dan?

No sé pero algo dentro de mí se removió ansioso esperando la respuesta.

—La habitación Red está preparada para brindarle al cliente una sesión de sexo rudo en su máxima expresión, es para aquellos clientes que gustan de prácticas sexuales rudas, en pocas palabras ahí dentro tendrá una experiencia BDSM (Bondage, Dominación, Sadismo y Masoquismo)

Pase saliva ante las palabras de la chica, ¿Cómo Tae se había atrevido a algo así?

Ok, yo le dije todo lo que había pasado el día en que todo terminó con Yoongi, y como él siempre me recriminaba el nunca querer hacer algo más en la cama, y tener poca imaginación a la hora de tener sexo, y como en más de una ocasión terminé peleando con él cuando me trataba más rudo de lo normal; pero eso no significaba qué quisiera que un desconocido me golpeara y me haga no se que tantas perversiones más.

Estaba por agradecerle y darme la vuelta para irme, cuando una idea pasó por mi cabeza, ¿Y si el problema no era yo? ¿Y si el problema era que Yoongi no me provocaba querer experimentar cosas nuevas? Es cierto que no tengo mucha experiencia sexual, pero no soy el témpano de hielo que él dijo, antes de él tuve novios y aunque con ninguno llegué a tener relaciones, si hubo toqueteos y ninguno se quejó de que fuera frío.

¿En realidad sería tan desagradable experimentar aquello?

Después de unos minutos en los que la chica me dejó reflexionar si aceptaba o no, me decidí por fin y acepté sin más.

—Está bien señorita, voy a tomar la sesión.

Ella sonrió, salió del mostrador y me abrió la puerta que daba a un pasillo largo con un sin fin de puertas de distintos colores.

—Camine hasta el fondo del pasillo y doble a la izquierda vera una puerta de color rojo ahí será su sesión, que lo disfrute.

Fue lo último que me dijo y cerró la puerta tras de mí, exhale el aire que había estado reteniendo y caminé con paso firme, cuando llegue al lugar indicado, suspiré, toque la puerta y una sensual voz me habló indicando que pasará.

En cuanto abrí la habitación me sentí transportado dentro de la película de cincuenta sombras de Grey, pero yo no era Anastasia, ni el hombre parado frente a mi era Christian Grey y por supuesto todo lo que había dentro de esa habitación no era de utilería.

—Bienvenido, se me informó que usted no estaba en conocimiento de los servicios contratados, ¿está dispuesto a hacerlo?

Me preguntó el hombre con una expresión tranquila y serena, que me dió la seguridad de continuar con aquella locura.

—Sí, estoy seguro.

Una sonrisa se dibujó en su rostro, al tiempo que caminaba hacia mi. El tipo era jodidamente atractivo: alto, de piel blanca, cuerpo por demás atlético, brazos fuertes, torso y abdomen marcados, el pantalón que llevaba se le pegaba a unas fuertes y grandes piernas, y su rostro era por demás perfecto, ojos grandes que fácil podía haber una galaxia dentro del negro de sus pupilas, unos labios delgados, pero apetecibles y debajo de ellos un pequeño lunar.

—Mi nombre es Jungkook y por ser nuevo te voy a explicar mis reglas ¿ok?

Yo sólo asentí con la cabeza.

—Regla número uno. Cuando yo pregunté algo siempre respóndeme con palabras, no asentimientos de cabeza, no movimientos de manos. Con palabras, ¿Quedó claro?

—S...sí.

—Muy bien. Regla número dos. Aquí mando yo, si te pido que hagas algo lo haces, sin importar que, si no cumples te voy a castigar. ¿Estamos?

—Ok.

—Regla número tres. Te dije mi nombre, pero solo fue para presentarme, una vez comencemos me vas a decir señor o papi como tú prefieras, pero nada más, ¿Entendido?

—Sí.

—Muy bien. Por último recuerda que estás aquí para sentir placer y eso es lo que yo te voy a dar, si eres un buen niño y haces todo lo que yo te ordene, saldrás de aquí más que satisfecho, aunque a mí me va a encantar más si te portas mal y tengo que castigarte.

Acompañado de esas palabras sentí sus fuertes manos posarse en mi cintura desde atrás y su tibio aliento susurrando en mi oído.

—Desnúdate.

—Sí.

—¿Cómo? — preguntó mientras me daba una fuerte nalgada que me hizo dar un pequeño brinco por la sorpresa.

—Sí, señor.

—Bien.

Él caminó hasta quedar frente a mi nuevamente y se sentó en un sofá individual para contemplarme mientras me desnudaba. Contrario a lo que hubiera creído, el estarme desnudando frente a un completo desconocido no me provocaba pena o incomodidad, ver cómo sus pupilas se dilatan mientras veía las prendas caer me estaba excitando.

Y cuando por fin mi cuerpo quedó al descubierto la sonrisa feroz que me regaló me calentó aún más, se puso de pie y caminó hasta a mí, recorrió mi cuerpo con su mirada, para después tocarme los brazos, los hombros y el cuello, cerrando su mano entornó a el, generando al instante una sensación de asfixia leve.

—Eres precioso, tienes un cuerpo perfecto, y tu piel tan blanca. Me va a encantar verla marcada de rojo. Acuéstate en la cama, boca arriba y con los brazos pegados al cuerpo.

—Sí señor.

Hice lo que me pidió, mientras él cambió el juego de luces de la habitación y toda se tiñó de rojo, luego se acercó a mí y del cajón de un lado de la cama tomó un bote de aceite, mismo que comenzó a frotar por todo mi cuerpo.

Sus hábiles manos me recorrieron de pies a cabeza, mi cuerpo se sentía tibio y muy sensible al tacto, no sé si era efecto del aceite o de la increíble excitación que estaba sintiendo. En cuanto terminó de lubricar mi cuerpo, sacó unas cadenas que estaban unidas a la cama, estás tenían unos grilletes que colocó en mis tobillos, los ajusto dejándome expuesto ante él.

—No te imaginas lo delicioso que te ves así.

Después, pasó a mis manos y de igual forma las ató a unas cadenas largas con grilletes acolchonados, que me restringían el movimiento, pero sin lastimar mis muñecas, y por lo largo de la cadena podía mover los brazos.

—Veamos que tan tolerante al dolor eres, voy a utilizar una fusta contigo quiero ver esa preciosa piel con marcas rojas.

Dijo todo eso mientras caminaba hasta el mueble de madera pegado a la pared y tomaba una especie de fusta con muchas tiras de lo que parecía cuero, volvió a mi lado y me acarició la piel con ella, haciéndome jadear por la sensación, mi piel está súper sensible.

—Ya estás tan sensible, esto será delicioso, voy a dar tres golpes suaves, si los toleras continuaré, si en algún momento crees que el dolor es mucho me vas a decir amarillo y yo me detendré ¿ok?

—Sí señor.

—Buen chico.

El primer golpe fue en mi abdomen, y más que dolor sentí un cosquilleo que me recorrió por entero haciéndome gemir, el segundo fue en mis piernas y sentí la misma sensación de cosquilleo pero la sentí más cerca de mi miembro.

El tercero fue en mi torso, ahí el dolor fue un poco más intenso pero tolerable.

—Te ves hermoso con esas marcas, y aguántate muy bien, ahora te voy a dar tres más y si los aguantas me voy a enterrar en ti, después de prepararte, sino lo haces te voy a poner boca abajo y te voy a dar un par de azotes para después cogerte sin preparación, tú vas a decidir como quieres que sea.

—Sí señor.

Los siguientes tres golpes fueron más fuertes, pero mis gemidos no eran de dolor sino de placer, un placer que nunca antes había sentido, con cada golpe sentía como la temperatura en mi cuerpo aumentaba y tenía la necesidad de pedir por más, me sentía al borde, y todo eso lo estaba provocando un completo desconocido.

Cuando terminó de golpearme dejo la fusta a un lado tomó mis piernas por encima de los grilletes y me jaló para dejar mis piernas al borde de la cama, por el tirón mis brazos quedaron extendidos hacia arriba, dobló mis piernas apoyando mis plantas en la cama, se alejó y de un cajón sacó un bote de lubricante y un pequeño dildo, el cual recubrió con bastante líquido, con sólo ver la acción deseé tenerlo dentro.

Se acercó a mí, con su mano libre tomó mi pene y comenzó a masajear de arriba hacia abajo, yo no paraba de gemir, sentía cada caricia por todo mi cuerpo, y cuando sentí la punta del dildo en mi entrada no pude evitar un respingo de sorpresa.

Lo movía suavemente alrededor y en ocasiones lo empujaba solo un poco en mi interior apenas y entrando, yo deseaba que lo metiera por completo, levante mis caderas buscando que lo metiera, pero al hacerlo él paro de golpe, soltó mi pene y alejó el aparato lejos de mí, su mirada era dura.

—¿Tan ansioso estás?

—Sí, papi lo quiero dentro.

—Ruégame, quiero oírte suplicar por qué te folle con el dildo.

Yo no lo dudé ni un segundo, quería que me follara.

—Por favor papi, metemelo, fóllame te lo ruego, lo necesito.

La sonrisa de complacencia en su rostro lo hizo ver todavía más atractivo, me estaba volviendo loco y él lo sabía, lentamente se inclinó sobre mí y de golpe metió mi polla en su boca devorando por completo.

Al tiempo que volvía a estimular mi ano con el dildo, siguió torturándome metiéndolo solo un poco, saco mi pene de su boca pero siguió lamiendo mi extensión y en un momento sin que yo lo esperara enterró el dildo abriéndose paso entre mi estrecha intimidad.

Gemí profundo mientras él metía y sacaba el aparato de mí, estaba sintiendo un inmenso placer, con el dildo en mi interior volvió a meter mi pene a su boca, lo chupo dejando que la saliva escurriera de su boca, después lo saco y del bolsillo de su pantalón sacó un anillo plástico que no había visto que tomara y con sumo cuidado lo colocó en mi pene hasta la base.

—Con esto tu orgasmo se retrasará hasta que yo quiera.

Acto seguido por fin se desnudo, dejándome ver con claridad el marcado abdomen que tenía, desabrochó el botón del pantalón de mezclilla que llevaba y bajó el cierre, para después quitarlo junto con su ropa interior, mis ojos se abrieron con sorpresa al ver su miembro, era grueso, y grande, demasiado grande, las venas se marcaban en el y la gruesa cabeza escurría líquido pre seminal.

Salivé con sólo imaginar con probarlo, pero él tenía otros planes, se colocó un condón y se puso frente a mi, me jaló y levantó mis piernas tomándome por los tobillos, tomó impulso y se enterró de lleno, golpeando de inmediato en mi próstata.

El grito que solté podía jurar que retumbó en todo el edificio, me llenó por completo, entraba y salía de mi con fuerza, yo era un desastre de gemidos y jadeos.

—¿Te gusta, precioso?

—Sí papi, dame más.

—Estas tan estrecho, me aprietas delicioso.

—Oh si papi, así ahhh... más dame más.

Mis manos se aferraron a las cadenas, con cada penetración sentía como me elevaba por la fuerza que ejercía, yo sentía delicioso, nunca antes me había sentido así, las cadenas en mis muñecas y tobillos me escocían sabía que me quedarían moretones pero no me importaba.

Los gemidos de él eran fuertes y graves, lo que me hacía delirar más de placer, al saber que era yo quien los provocaba, sentí como mi orgasmo se avecinaba, pero era retrasado por el anillo en mi miembro.

Dos, tres, cuatro embestidas más y yo me sentía desfallecer necesitaba liberarme y él lo notó. Me tomo el pene y retiro el anillo.

—Correte para mí precioso, quiero ver tu cara cuando llegues al clímax.

Y así lo hice después de que su embestida golpeara una vez más en mi próstata, manchando de blanco y espeso esperma mi abdomen. Él aún no terminaba, quitó las cadenas y me puso de pie, sosteniéndome de la cintura para evitar que cayera.

Con cuidado me acomodo frente a la cama.

—Levanta los brazos y sostente de las cadenas.

Así lo hice, cuando vió que ya estaba bien aferrado a ellas, me soltó y con cuidado las ajustó a mis muñecas.

—Te voy a follar de espaldas, hasta que me corra, y tú no lo vas a hacer me oyes, si lo haces te voy a azotar hasta que este precioso culo que tienes quedé completamente rojo, ¿me entiendes?

—Sí, papi entiendo.

—Muy bien.

Me dió un beso en los labios, sus boca sabía delicioso, terminó el beso con una mordida en mis labios. Se puso detrás de mi y de inmediato sentí su glande en mi entrada, se abrió paso con facilidad por el sexo previo, cómo podía me sostenía de las cadenas.

Para evitar que mi cuerpo se moviera sus manos me tenían rodeado de la cintura, cuando la velocidad de las embestidas aumentó supe que pronto se correría su cuerpo se pegó más al mío y llevo una de sus manos a mi cuello apretando haciendo que mi cabeza se inclinara hacia atrás mismo que el aprovecho para dejar una mordida en mi cuello succionando mientras se corría en mi interior.

Salió de mí y después de quitarse el condón y deshacerse de él, me quitó las cadenas y me recostó en la cama, y nuevamente devoró mi miembro que ya estaba sobre estimulado por la necesidad de liberarse nuevamente.

—Quiero que te corras en mi boca, quiero llenarme de tu esencia.

Dijo antes de volver a meterse mi pene, succionó, y chupó a su antojo hasta que mi corrida llenó su boca, lo tragó sin dificultad, para después subirse encima de mi y besarme haciéndome probarme a mí mismo.

Fue lo más asquerosamente delicioso que había hecho nunca y me encantó. Por primera vez me sentía completo, satisfecho y muy feliz, un desconocido había hecho con mi cuerpo lo que había querido y a pesar de mi cansancio yo quería más.

Después de que se acomodo aun lado de mi y mientras limpiaba mi cuerpo con un paño húmedo, me habló con esa voz que me ponía de rodillas literalmente.

—¿Te gustó?

—Sí señor.

Él sonrió por mi respuesta.

—Puedes llamarme Jungkook, la sesión ha terminado. ¿Y yo puedo llamarte Jimin?

—Sí puedes.

—Te he de confesar que cuando Taehyung me dijo que planeaba traerte aquí conmigo no creí que lo harías. Tú siempre tan correcto, tan tímido que nunca me notaste, e imaginar tenerte aquí a mi disposición me volvía loco con sólo pensarlo.

Sus palabras me desconcertaron.

—¿Tú... ¿Tú me conoces?

—Sí, te he visto todos los días desde hace medio año cada vez que voy al local de Tae, desde que te ví me encantaste, moría por hablarte y conocerte, pero cuando supe que tenías novio mis esperanzas se fueron al carajo.

—¿Y cómo es que Tae supo que tú trabajas aquí? ¿Acaso tú y él...?

—No, platicando un día salió el tema y él vino, pero entró en la puerta verde. Cuando me platico que habías terminado con tu novio y que estabas triste como broma le sugerí que te trajera.

—Y él tan obediente lo hizo.

—Jimin, esto que ves aquí es un trabajo, pero también es parte de mi, de lo que me gusta, y por lo que pude ver también te gustó someterte a mis deseos. Me gustaría volver a estar contigo, no solo aquí también fuera de estas cuatro paredes.

Su propuesta me tomó por sorpresa, pero no me disgusto, extrañamente yo también quería más, todo lo que me había hecho me encantó.

—Si me gustaría Jungkook.

Él sonrió y pegó mi cuerpo al suyo sellando el inicio de nuestra relación sexual con un feroz beso que volvió a encender la llama de la pasión en mi.




Nos leemos bellezas...
        Besitos 😘😘😘

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro