Tener padres estrictos y vivir en una sociedad homofóbica, no siempre era fácil, de hecho, nunca lo era.

Rhythm y Blues no eran más que amigas, amigas que se amaban y apoyaban incondicionalmente, usando su ingenio y compañía para superar cualquier adversidad que la vida les pusiera, pero había unas cuantas, de las que nunca se librarían.

En general los trolls de funk eran muy relajados y pacíficos, generalmente; nunca faltaron las ocasiones en las que debían lidiar con prejuicios, miradas, insultos, que, si lastimaban, por más frecuentes que eran, no se acostumbrarían, sin embargo, a B, ya no le afectaba como antes, y todo gracias a su fiel compañera de laboratorio.

Otro día normal en Vibe city, las burbujas estaban en el entorno, la música a todo volumen y el ambiente lleno de ese agradable sensación funky, las dos amigas, en ese momento de tan solo 15 años, regresaban de la escuela, emocionadas porque se acercaba la próxima feria de ciencias en las que aseguraban, ganarían, la amarilla no estaba acostumbrada a volver sola a casa, pero desde que fue su cumpleaños, sus padres le dejaron claro que ya era lo suficientemente grande como para ir caminando de la escuela a su hogar, eso aun la ponía nerviosa, pero para su suerte, su amada compañera, R, la acompañaría el tiempo necesario hasta que se acostumbrara a ello, tomándola de la mano para transmitirla confianza y seguridad, lo que en parte ayudaba, cargaban sus mochilas de distinto color sobre su espalda, y la de brazos magenta llevaba una sola coleta adornada con una decoración de cereza, decidió dejar las estrellas en casa, estaba más tranquila, claro, hasta que sus ojos azules divisaron un poco a la distancia a tres de los chicos más irritantes que conocían, y los que podían llegar a ser muy abusivos y burlones con ella, giro la cabeza en pánico, buscando cualquier otra dirección a la que dirigirse, pero no la había, estaba atrapada.

—Diara, ¿esa de ahí no es Blues? —Preguntó uno de los chicos al darse cuenta de quien se trataba a la distancia.

—Oye, si es cierto, ¿están tomadas de la mano?

—Ahg, que p*to asco, ¿no se dan cuenta que todos las pueden ver? —Dijeron justo cuando pasaban por su lado, ellas pudieron escucharlo, Rhythm noto que el agarre en su mano se intensifico, y que, bajo las orejas de la vergüenza, esto se le era indignante, nadie molestaba a su amiga.

—¿Pueden parar? —Les grito la morada volteándose a verlos con la mirada más seria y ruda que pudo hacer, los tres trolls la miraron amenazantes y se acercaron a ella, B empezó a entrar en pánico.

—Lo siento dulzura, pero no sigo ordenes de lame-sostenes—Respondió Diara, que se podría decir era el "líder" de los 3.

—Para tu información, B y yo solo somos amigas, y aunque no fuera así, eso no te da ningún derecho de molestarnos Diara—la de franjas anaranjadas se escondió un poco en el hombro de su amiga, si lo que querían era intimidarla, lo estaban logrando.

Hubo un silencio, en un momento, él se inclinó y tomo a Blues de la muñeca para poder verla—Deja de esconderte detrás de tu novia maldita les...—No pudo acabar su oración ya que fue brutalmente empujado por la peli-morada, haciéndolo caer al suelo con violencia y soltar a su amiga, la cual, con un brazo, coloco detrás de ella.

—¡No la vuelvas a tocar idiota! —exclamó Rhythm con puro enojo, Diara la miro algo molesto y sorprendido a la vez, los otros chicos lo ayudaron a ponerse de pie, solo les dedicaron una horrible expresión llena de asco y odio, y las dejaron en paz, ambas regresaron a casa en completo silencio.

No había sido una experiencia agradable, en ese punto, a Blues, no le quedaba mucha fe en los demás, pero algo era seguro, no tenía miedo de salir lastimada, sabía que su compañera de laboratorio siempre estaría ahí para protegerla.