El departamento de SeokJin estaba en pleno caos, lleno de cajas abiertas, muebles a medio mover y un aire tenso que se sentía como una tormenta por llegar. ChanYeol se movía de un lado a otro, colocando cosas en su lugar mientras hablaba por teléfono, aparentemente despreocupado. Su voz era animada, incluso juguetona, una desconcertante contradicción con el silencio emocional que había envuelto a SeokJin desde que despertó en el hospital.

SeokJin, sentado en el sillón, observaba a ChanYeol con ojos cansados. Su recuperación había sido más lenta de lo que esperaba, tanto física como emocionalmente. Aunque agradecía que ChanYeol se hubiera ofrecido a quedarse con él para cuidarlo, algo en la actitud de su amigo le parecía extrañamente distante, como si estuviera presente físicamente pero ausente en esencia.

—¡No puedo creerlo! —dijo ChanYeol con una risa espontánea, mientras acomodaba unas fotografías en un estante. —¿En serio hiciste eso? ¿Qué pensaba la señora de la tienda?

El tono cálido y cercano de su voz llamó la atención de SeokJin, quien entrecerró los ojos, sintiendo una leve incomodidad.

—¿Con quién estás hablando? —preguntó SeokJin, tratando de sonar casual mientras se levantaba lentamente del sillón.

ChanYeol, aún con el teléfono en la mano, giró la cabeza hacia él con una sonrisa que parecía demasiado despreocupada.
—Con EunWoo.

SeokJin arqueó una ceja, sorprendido. Tal vez ChanYeol y EunWoo se habían convertido en amigos cercanos después de su accidente, pero había algo en el tono de la conversación que no encajaba. Se cruzó de brazos y decidió observar con atención.

—Ah, ya veo —murmuró, intentando no sonar sospechoso. Pero no pudo evitar preguntarse por qué ChanYeol parecía estar tan entusiasmado hablando con EunWoo, especialmente cuando se suponía que su novio era Kai.

ChanYeol siguió hablando como si nada, riéndose y haciendo comentarios que parecían más propios de alguien en una relación romántica que de una simple amistad. Finalmente, después de unos minutos, colgó y volvió a centrarse en las cajas.

—Entonces, ¿qué es lo que hizo EunWoo que te hizo reír tanto? —preguntó SeokJin de repente, su voz calmada pero cargada de intención.

ChanYeol se tensó por un instante, pero rápidamente se recuperó, lanzándole una sonrisa forzada.
—Ah, nada importante. Es EunWoo, ya sabes cómo es, siempre haciendo tonterías.

—¿Y siempre lo llamas "amor"? —soltó SeokJin, directo al punto. Había escuchado esas palabras claramente, y no podía simplemente ignorarlas.

El rostro de ChanYeol palideció por un momento antes de fruncir el ceño y negar con vehemencia.
—¿Qué? Claro que no, escuchaste mal. Nunca le dije eso.

—ChanYeol, te escuché claramente. Dijiste "amor". ¿Desde cuándo llamas a EunWoo así? ¿Y qué diría Kai si lo supiera?

—SeokJin, estás confundido —replicó ChanYeol, su tono más defensivo ahora. —Estás cansado, apenas te estás recuperando. A lo mejor oíste mal, o quizá lo imaginaste.

SeokJin lo miró fijamente, estudiando su rostro. Había algo en su expresión, en la forma en que evitaba su mirada, que lo hacía sospechar aún más. Pero sabía que no sacaría nada presionándolo.

—Está bien, no diré más —dijo finalmente, tomando su abrigo del perchero. —Voy a salir un rato.

—¿Salir? ¿A dónde? Apenas puedes caminar bien, Jin.

—Necesito aire fresco —contestó SeokJin, sin mirar atrás mientras abría la puerta.

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El puente se extendía ante él como un refugio silencioso, un lugar donde podía escapar del caos de su mente. Las hojas secas revoloteaban a su alrededor, empujadas por el viento helado que parecía atravesarle hasta los huesos. Pero el frío era un alivio en comparación con el torbellino de emociones que lo consumía. Aquí, entre el sonido del agua corriendo bajo sus pies y la soledad del entorno, podía permitirse bajar la guardia, aunque solo fuera por un momento.

SeokJin se apoyó en la barandilla de metal, sus dedos rozando la superficie áspera y oxidada. Sus ojos, cansados y llenos de dudas, se fijaron en el río debajo. Las aguas turbulentas parecían reflejar el estado de su mente: agitadas, confusas, imposibles de calmar. Inspiró profundamente, dejando que el aire frío llenara sus pulmones y despejara un poco la neblina de sus pensamientos. Pero en lugar de alivio, lo único que encontró fue un recuerdo.

Metió una mano en el bolsillo de su abrigo y sacó el collar que NamJoon le había regalado. Lo sostuvo frente a él, dejándolo colgar de sus dedos. El metal frío y simple parecía insignificante a simple vista, pero para SeokJin era mucho más que un objeto. Era una prueba, un recordatorio de algo que todos querían que creyera que no había sucedido.

—NamJoon… —murmuró, su voz apenas un susurro que se perdió en el viento.

El collar osciló ligeramente, atrapando la luz gris del cielo. Por un instante, pareció brillar con una intensidad que no pertenecía a este mundo, como si también quisiera decirle algo, darle una señal. SeokJin lo apretó en su mano, cerrando los ojos. No necesitaba señales. Lo recordaba todo con una claridad que incluso lo hacía dudar de su propia cordura.

Los recuerdos llegaron una vez más como un torrente, inundándolo sin previo aviso: la sonrisa de NamJoon, cálida y llena de comprensión; la forma en que lo miraba, como si pudiera ver hasta lo más profundo de su alma; el roce de sus manos, que parecía borrar todo el peso del mundo de sus hombros. NamJoon lo había cambiado. Le había mostrado una parte de sí mismo que ni siquiera sabía que existía. ¿Cómo podía alguien tan significativo ser solo un sueño?

SeokJin abrió los ojos, sintiendo cómo las lágrimas rodaban por sus mejillas sin control. No las limpió. El frío del viento hacía que sus lágrimas se sintieran como pequeños cristales contra su piel, pero no le importaba. La tristeza y la confusión que sentía necesitaban salir de alguna forma.

—No fue un sueño… —susurró con más fuerza esta vez, como si intentara convencerse a sí mismo.

Pero ¿por qué nadie más lo recordaba? Había preguntado a sus amigos, a las enfermeras, incluso a ChanYeol. Todos lo miraban con la misma expresión: una mezcla de lástima y preocupación. "Debe ser el efecto de la medicación", le decían. "Tu mente está jugando contigo". Pero su corazón sabía la verdad. Cada latido le gritaba que NamJoon había sido real.

Apretó el collar contra su pecho, sus manos temblando tanto por el frío como por la emoción. Sabía que no podía rendirse. No importaba lo que costara o cuánto tiempo le llevara. Tenía que encontrar la verdad. NamJoon había dejado una marca en él, una huella que no desaparecería, sin importar cuánto intentaran los demás convencerlo de lo contrario.

Mientras el viento seguía soplando, SeokJin levantó la vista hacia el horizonte. El cielo gris parecía extenderse sin fin, pero en lugar de sentirse atrapado por la inmensidad, sintió una chispa de determinación prenderse en su interior.

—Voy a encontrarte, NamJoon —prometió en voz baja, como si el viento pudiera llevar su mensaje hasta donde fuera que él estuviera.

El puente, con su silencio y su aislamiento, se convirtió en el escenario de un juramento silencioso. SeokJin no sabía por dónde empezar, ni siquiera si alguien lo ayudaría en su búsqueda. Pero eso no importaba. Sabía que tenía que hacerlo. NamJoon no podía ser solo un sueño.

Él era real.

Y SeokJin estaba dispuesto a arriesgarlo todo para demostrarlo…

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¡Aayyyyyyy!

Hemos llegado al final de esta bonita historia…

Comprendo que muchas personitas no estarán de acuerdo con el final. Sin embargo, estoy considerando crear una nueva trama para otra temporada, pero aún estoy considerandolo…

Por otro lado, agradezco a todas las personitas que leyeron esta historia y la apoyaron de principio a fin.

¡Muchísimas gracias por su apoyo y amor!

Y pase lo que pase, quiero que sepan que SeokJin y NamJoon siempre estarán juntos… ✨