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❄️27❄️

Había pasado una semana desde aquel incidente y las cosas entre ambos habían mejorado en demasía. Pues ambos estaban cumpliendo su acuerdo. NamJoon permanecía en casa mientras SeokJin trabajaba en una cafetería cerca del edificio.

Por las mañanas, antes de irse a trabajar, NamJoon le preparaba el almuerzo a SeokJin, quien no podía estar más enamorado de la atención que le brindaba su dulce novio.

A partir de las siete de la tarde, SeokJin terminaba su turno en la cafetería y mentiría si dijera que no le emocionaba volver a ver a su novio, pues se moría de ganas de abrazarlo y decirle lo mucho que lo había extrañado a lo largo del día.

Aquello definitivamente era nuevo para SeokJin. Sus sentimientos nunca se habían visto tan expuestos ante alguien, hasta que conoció a NamJoon. El mismo que tenía en su poder a su corazón y que si él quería podría destruirlo... Después de todo, de eso trataba el amor y él, estaba enamorado, tan enamorado de su cavernícola...

Una vez en su piso, sacó su llave para poder abrir la puerta. Sin embargo, una vez abierta pudo percatarse del silencio que reinaba sobre el departamento.

-¿NamJoon?-le llamó, al tiempo que cerraba la puerta detrás de él. Pero no recibió contestación alguna-. Nammie, ¿Dónde estás?-inquirió.

La preocupación poco a poco comenzó a surgir en su ser al no ver a su novio por ningún lado y justo cuando estaba por correr en su búsqueda, lo escuchó.

-¡Aquí estoy!-gritó NamJoon desde el balcón.

La sangre volvió a fluir por su cuerpo y su respiración volvió a la normalidad. Con alivio comenzó a caminar en busca del pelinegro, quien se encontraba leyendo un libro en el balcón, disfrutando del sol de la tarde y la brisa fresca. Fue entonces que SeokJin se acercó a él, curioso por saber qué estaba leyendo.

-¿Qué libro es ese?-preguntó SeokJin, sentándose a su lado.

NamJoon sonrió y le mostró la portada. -La biblioteca de la media noche-le respondió.

SeokJin asintió-. He visto que lo recomiendan mucho por internet. Debe ser un buen libro.

NamJoon se rió-. Sí, es muy bueno. Me gusta cómo el autor describe la magia y la aventura-mencionó-. Lamento no haberte recibido en la puerta. Estaba tan concentrado que no escuché cuando llegaste...-se disculpó, sintiéndose culpable por haber preocupado a su novio.

-No te preocupes, de haber sabido que estabas leyendo no te hubiera interrumpido...-le respondió al mismo tiempo que le sonreía y recargaba su cabeza en el hombro de NamJoon.

Aquel era un gesto que habían compartido muchas veces antes y les permitía decirse lo seguros que se sentían estando juntos.

NamJoon sintió un escalofrío al sentir el contacto de SeokJin. Miró hacia a lado y vio que su novio lo estaba mirando, sus ojitos brillando con una intensidad que NamJoon no había visto jamás...

-¿Sucede algo, Jinnie?-preguntó curioso ante el comportamiento de su novio. Pues SeokJin sabía demostrar su amor, pero era extraño cuando se mostraba sumamente cariñoso.

De repente, SeokJin se inclinó y besó a NamJoon. Fue un beso suave, pero lleno de pasión que al principio sorprendió al pelinegro, sin embargo, pronto se rindió ante el beso de su amado al tiempo en que sentía su corazón acelerarse.

El beso se profundizó, y NamJoon sintió cómo SeokJin se aferraba a su cuello, acercándolo más a él, al tiempo que subía encima de su regazo. Era como si el mundo a su alrededor se hubiera detenido, y solo existieran ellos dos.

NamJoon cerró el libro con un gesto lento, dejando que sus ojos vagaran hacia los labios de SeokJin mientras su mente trataba de procesar lo que acababa de suceder. La suavidad del primer beso aún cosquilleaba en su piel, pero el deseo creciente en su pecho exigía más.

SeokJin lo miró con una mezcla de ternura y atrevimiento.-Y-yo... ¿No te molesta que interrumpa tu lectura?-preguntó, tímido después de haber sido segado por su deseo de atención y haber interrumpido la lectura de su novio.

NamJoon no respondió con palabras. En lugar de eso, tomó el rostro de SeokJin entre sus manos y lo besó con una intensidad que los dejó sin aliento. La calidez de los labios de SeokJin era una adicción, y NamJoon se permitió hundirse en el momento, olvidándose de todo lo demás.

Los dedos de SeokJin se deslizaron por la nuca de NamJoon, atrayéndolo aún más cerca. Sus cuerpos se encontraron, y la chispa entre ellos se transformó en una llamarada. La camisa de NamJoon comenzó a arrugarse bajo las manos exploradoras de SeokJin, y los dedos de NamJoon trazaron el contorno del cuello de SeokJin, dejándole pequeños rastros de calor.

La brisa fresca del balcón se sentía como un contraste al calor que compartían. Sus respiraciones entrecortadas llenaban el aire, y el mundo exterior se desvanecía, dejando solo la intimidad de ese momento.

-NamJoon...-murmuró SeokJin contra sus labios, con una mezcla de necesidad y dulzura que lo hacía irresistible.

NamJoon sonrió, sus dedos jugando con el cabello de SeokJin.-No sabes cuánto he deseado esto-confesó, con la voz apenas audible.

SeokJin lo miró, sus ojos oscuros y llenos de deseo por el hombre frente a él-. Entonces no te detengas...

NamJoon no lo hizo. En ese momento, el libro quedó olvidado en el suelo, y el balcón se convirtió en su refugio. Mientras sus caricias se intensificaban y sus besos se hacían más profundos, ambos sabían que habían cruzado un umbral del que no había retorno.

NamJoon deslizó sus manos por la espalda de SeokJin, sintiendo cada curva y músculo bajo sus dedos. La tela suave de su camisa se amontonó entre las manos de SeokJin mientras lo atraía para permanecer aún más cerca. Sus cuerpos apenas dejaban espacio entre ellos. Sus labios no se separaban, moviéndose con una necesidad casi desesperada de probarse mutuamente y descubrir hasta el más profundo rincón de su cuerpo.

SeokJin jadeó ligeramente cuando los labios de NamJoon se apartaron de los suyos, trazando un camino de besos lentos y ardientes por su mandíbula hasta su cuello. Su cabeza cayó hacia atrás, entregándose al momento mientras las manos de NamJoon bajaban por sus costados, explorándolo con delicadeza pero al mismo tiempo con firmeza.

El calor de sus cuerpos comenzaba a volverse abrumador. SeokJin deslizó sus manos bajo la camisa de NamJoon, encontrando su piel cálida y firme. Sus dedos se movieron con cuidado, trazando patrones invisibles sobre su pecho, arrancándole pequeños gemidos a NamJoon, que lo hicieron sonreír contra su cuello.

-¿Sabías que tienes un efecto peligroso en mí?- susurró NamJoon con su voz baja y cargada de deseo, mientras se apartaba un momento para mirarlo a los ojos.

SeokJin lo miró con una sonrisa juguetona, aunque su respiración también era pesada. -Creo que tú también tienes el mismo efecto en mí- respondió, su voz suave, pero con una intensidad que hizo que el ser de NamJoon temblara.

SeokJin se inclinó de nuevo, atrapando los labios de NamJoon en un beso lento, casi agonizante, que parecía robarles el aliento a ambos. Sin darse cuenta, sus movimientos los llevaron hacia dentro del apartamento, lejos del balcón. La puerta corrediza se cerró con un leve 'click', aislándolos del resto del mundo para poder crear el suyo.

NamJoon lo empujó suavemente contra la pared más cercana, atrapándolo entre sus brazos mientras continuaban besándose. Sus manos encontraron el botón de la camisa de SeokJin, deslizándolo con cuidado mientras su boca continuaba explorándolo. Cada botón que se deshacía dejaba al descubierto más piel, y NamJoon no pudo evitar inclinarse para presionar besos sobre su clavícula, saboreando cada momento.

SeokJin jadeó al sentir los labios de NamJoon sobre su piel, sus dedos aferrándose a sus hombros como si necesitara algo a lo que sujetarse. -NamJoon...-soltó un pequeño jadeo cargado de necesidad y desesperación.

NamJoon levantó la vista, deteniéndose un momento, creyendo que tal vez su novio aún no estaba listo y necesitaba su espacio-¿E-esto está bien para ti? Podemos detenernos aquí...- le dijo, al mismo tiempo que su mirada buscaba la respuesta en los ojos de su amado.

La sonrisa de SeokJin fue suficiente para calmar cualquier duda.-No quiero que te detengas-le respondió SeokJin, tomando el rostro de NamJoon entre sus manos y volviendo a besarlo, esta vez con una pasión que logró incendiar el aire en cuestión de segundos.

El deseo se apoderó de ellos, y el resto del mundo quedó olvidado. Sus cuerpos se movieron al unísono, descubriéndose el uno al otro con una mezcla de urgencia y ternura. Cada caricia, cada susurro, los unía más profundamente, como si sus almas se estuvieran fundiendo en una sola.

Esa noche, bajo las luces suaves del apartamento, NamJoon y SeokJin no solo cruzaron un límite. Lo destruyeron por completo, entregándose a un amor que había estado esperando demasiado tiempo para ser liberado.

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El tiempo avanzaba lentamente, casi como si el mismo se hubiera detenido solamente para observarlos. Los suspiros suaves y el sonido de sus respiraciones llenaban el espacio entre ellos, una melodía íntima que resonaba en cada rincón del apartamento.

NamJoon deslizó sus manos con cuidado por la espalda de SeokJin, acariciando su piel desnuda mientras ambos se dejaban caer sobre el suave colchón de la cama. El calor entre ellos se intensificaba, y las luces tenues proyectaban sombras en las paredes, como si capturaran el momento para la eternidad.

-SeokJinnie...-le susurró NamJoon, con su voz baja, casi reverente.-No puedo creer que esto esté pasando. Eres más de lo que alguna vez soñé...

SeokJin sonrió, sus dedos enredándose en el cabello de NamJoon.-No somos un sueño, Joonnie. Esto es real. Somos reales-le sonrió con dulzura mientras trataba de tranquilizarlo.

Sus palabras parecían ser un ancla para NamJoon, que inclinó su rostro para encontrar los labios de SeokJin de nuevo, esta vez con una mezcla de ternura y amor. Cada beso era una promesa, cada caricia un recordatorio de que estaban exactamente donde debían estar.

Las manos de SeokJin exploraron el cuerpo de NamJoon, trazando cada línea de músculo y cada curva con dedicación. NamJoon respondió con gemidos suaves, permitiendo que SeokJin tomara el control por completo. Sus movimientos eran pausados, como si quisiera saborear cada segundo, cada pulgada de piel, como si no hubiera un mañana...

Cuando finalmente sus cuerpos se encontron exhaustos después de tanta acción, estos mismos se buscaron por inercia, logrando terminar bajo suave toque de las sábanas.

En un movimiento de reforzar aquella seguridad, SeokJin apoyó su cabeza sobre el pecho de NamJoon, donde fue capaz escuchar los latidos de su corazón, fuertes y constantes, como un recordatorio de lo que acababan de compartir.

El silencio los envolvió, pero no era incómodo. Era el tipo de silencio que solo compartían dos almas profundamente conectadas, dos personas que finalmente habían encontrado su lugar en el mundo: juntos.

El resto de la noche fue una mezcla de susurros suaves y promesas no dichas. Bajo la luz tenue, exploraron el amor que había crecido entre ellos en silencio, cada toque, cada beso sellando un nuevo capítulo de sus vidas.

El amanecer comenzaba a asomarse por las ventanas, bañando la habitación con una luz cálida y dorada. Ninguno de los dos quería moverse, temerosos de romper la magia de la noche. Pero sabían que lo que habían compartido no era un momento pasajero.

Sino el inicio de algo eterno...

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