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Capítulo dedicado a:
Koya_and_Rj_19924
poble004
Llevaba media hora esperando en aquellos sillones de espera a que el psicólogo encargado con el que tenía una cita, lo atendiera. Su ansiedad iba en incremento cuando veía como hombres de traje que recién llegaban, entraban a la oficina sin tener que esperar o incluso avisarle a la secretaria. Era muy injusto, pero lamentablemente si quería el empleo, tenía que aceptar las normas de la empresa.
Después de unos minutos más, la secretaria se dirigió cortésmente hacia él, para indicarle que era su turno y que el encargado lo esperaba en su oficina. Fue así que se levantó de inmediato de los sillones y se dirigió hacia la oficina del director de la empresa, no sin antes realizar una reverencia a la secretaria.
Al momento en el que entró a la oficina, fue recibido por un fresco aroma a limpieza y cuero, al igual que una hermosa vista de aquel ventanal con el que contaba la oficina.
—Señor... —el psicólogo se puso de pie paga recibir a su entrevista. Dirigiéndose hacia SeokJin, para estrechar su mano.
—SeokJin, Kim SeokJin.—le indicó su nombre, para después corresponder el saludo.
—Señor Kim, es un placer tenerlo en mi oficina. Por favor tome asiento—ofreció, lo cual SeokJin realizó casi de inmediato—. Leí su currículum y me parece fascinante su desempeño laboral en el laboratorio científico Moonlight. Tiene muy buenas recomendaciones por parte de los encargados y científicos del laboratorio, sin embargo... Me temo que no por parte del director ejecutivo.
—Señor Baek, puedo explicarlo. Él y yo no quedamos en buenos términos por el asunto de que querían utilizar un gran descubrimiento científico para entretenimiento y no para lograr avances científicos. Usted es director de uno de los laboratorios científicos más importantes de toda Corea del Sur, así que permitame hacerle una pregunta, ¿Todo el oro del mundo vale más que los avances científicos y médicos que puede traer a nuestra época un hallazgo tan valioso?
—Tiene toda la razón, señor Kim—admitió, sin embargo una duda lo inundó rápidamente—. Hablando de ese hallazgo, ¿Usted sabe algo de él? Es mera curiosidad, ya que llevan muchos meses buscándolo y por más que lo buscan parece como si hubiera desaparecido del mapa.
Aquello de inmediato tensó a SeokJin. Sentía como si aquello fuese una trampa realizada por su antiguo empleo. Por primera vez sintió mucho miedo, miedo de que descubrieran que él tenía a NamJoon en su departamento, miedo de que lo alejaran de él, miedo de que le quitaran lo más preciado de su vida.
—E-eh, n-no. Yo no sé absolutamente nada de él. Lo último que supe, así como usted, es que se encontraban buscándolo—admitió, sin poder esconder el nerviosismo de su voz ante la mirada que le daba el director.
—Sí, bueno. Debió haberlo robado alguien sin conocimiento para poder venderlo en el mercado negro por menos de su precio original.
Aquello provocó molestia en Jin, nadie iba a vender a su NamJoon, nadie lo iba a tratar como un objeto, no mientras estuviera con vida y viviera para evitarlo.
—¿Qué dice usted, señor Kim?—inquirió el director, sin embargo, a SeokJin no le agradó para nada la forma en la que se había dirigido hacia él, mucho menos en la mirada tan intimidante que le dirigía.
—E-eh, yo digo que me tengo que retirar.—fingió revisar su reloj, para después ponerse de pie enseguida—. Mi... Esposa espera en casa y tengo que llegar antes de la cena.
—Bueno, no creo que su esposa se moleste si sabe que está en una entrevista muy importante—dijo el licenciado, al mismo tiempo que copiaba los movimientos de SeokJin y se ponía de pie.
—E-eh, ella se molestará mucho si llegó tarde, así que con su permiso. Muchas gracias por su tiempo—dijo, para después hacer una rápida reverencia y dirigirse hacia la salida, pero justo antes de salir, el hombre le habló.
—Y no se preocupe por el director del laboratorio, yo me haré cargo…
SeokJin temió por ese hombre, estaba seguro que él le diría al director que tenía a NamJoon escondido en su departamento e irían detrás de él...
No dijo nada más y se retiró con rapidez. Ignoró las despedidas de la secretaria y esquivando a todo aquel que se cruzaba en su camino. Una vez que llegó al ascensor comenzó a repasar las últimas palabras que había dicho el hombre. Definitivamente querían a su cavernícola, no era su paranoia, ¿o sí?
Una vez que las puertas del ascensor se abrieron, salió a toda prisa hacia la salida de la empresa, mirando de vez en cuando hacia atrás, temiendo ser perseguido por hombres de traje negro enviados por la empresa en la que se encontraba y en la que había trabajado.
Una vez que salió de la empresa, corrió las suficientes cuadras como para que quién sea que lo siguiera, lo hubiera perdido. Después de eso, se apresuró a tomar un taxi con destino a su departamento o al menos a dos cuadras cerca de él, ya que no podía confiar en nadie, nadie podía saber dónde estaba NamJoon…
Pasaron tan solo 10 minutos para que el automóvil llegara a su destino. Después de pagar al chófer, por culpa de su paranoia tuvo que caminar aquellas dos cuadras para poder llegar a su edificio. Sin embargo, se encontró aliviado apenas entró al ascensor de su edificio. Sabía que la paranoia lo había controlado por completo, que posiblemente el encargado de su entrevista no tuviera nada que ver con el laboratorio Moonlight (una de sus más grandes competencias), si bien, ser precavidos no estaba de más…
Una vez que se encontró en su piso, se dirigió hacia su puerta con rapidez, para despues ingresar la llave y abrir. Las luces cálidas le daban un toque romántico y relajante a su departamento, sin contar con aquella hermosa melodía de jazz que le hacia simplemente relajarse y olvidar que NamJoon era buscado por grandes empresas y que él lo resguardaba en su departamento. Lo único que importaba era el amor que se tenían el uno al otro…
—¿NamJoon?—llamó SeokJin, sin embargo no hubo respuesta—. Nammie, ¿Dónde estás?—avanzó apenas unos pasos asustado, temiendo haber llegado tarde.
Estaba por comenzar a correr de arriba hacia abajo por todo el departamento en busca del pelinegro, sin embargo, al dar un paso más, sintió pequeñas texturas debajo de sus zapatos, al momento de bajar la mirada se encontró con pétalos de rosas regados por todo el departamento hasta llegar hacia el balcón. El cual estaba lleno aún más de pétalos y era iluminado por velas, dándole un toque completamente romántico.
—¿Te gusta?—una voz familiar lo sacó de su pequeño trance, así que rápidamente se volvió hacia de dónde provenía la voz, encontrándose con un NamJoon sumamente atractivo, esperándolo con los brazos abiertos y una sonrisa donde mostraba sus hermosos hoyuelos.
—¡NamJoon!—el castaño de inmediato corrió hacia NamJoon, abrazándolo con fuerza, mientras suspiraba, sintiendo como un gran peso caía de sus hombros al tener entre sus brazos a su amor…— ¡NamJoon no vuelvas a hacer eso, por favor! Casi me matas de un susto.—lo reprendió apenas se separaron, causando una risita en el pelinegro—. No, no da risa. La paranoia me estaba consumiendo y creí que tú…—sus palabras quedaron suspendidas apenas llegaron a su mente imágenes catastróficas de lo que podría pasar si dieran con el paradero de su cavernícola.
—¿Paranoia?—preguntó NamJoon, sin tener conocimiento de la palabra.
—Es la desconfianza hacia los demás o la sensación de ser perseguido.
—¿Por qué tendrías miedo a ser perseguido? ¿Alguien te lastimó?—NamJoon de inmediato cambió su semblante, ahora se encontraba revisando con preocupación el cuerpo de SeokJin, esperando no encontrar registros de violencia, sin embargo, Jin se apresuró a tranquilizarlo.
—No, no, tranquilo. Nadie me hizo nada, a ti tampoco, ¿Verdad?—preguntó con inquietud, recibiendo una respuesta negativa por parte de NamJoon.
—¿Entonces? ¿Qué es lo que sucede? ¿Por qué estabas tan preocupado?
SeokJin pareció pensarlo por un momento, si le decía la verdad a NamJoon, tendría que revelarle que había gente que se encontraba buscándolo desde el día en que había llegado a su casa en aquella caja. Y a pesar de que NamJoon sabía de dónde provenía, temía que se sintiera mal por su origen si llegaba a analizar más el tema.
—E-ehm… sólo unas personas a las que les debo dinero, no debes preocuparte, Nammie…—le tranquilizó.
—¿Son personas peligrosas?
—No, no. Sólo aún no tengo para pagarles, pero no te preocupes, lo resolvere.—le dió una media sonrisa, sin embargo aquello inquietó más al pelinegro.
—Debo trabajar yo también.
—¡No, no!—exclamó sin poder evitar alzar la voz—. No hace falta, Nammie. Si realmente quieres ayudarme, por favor quédate aquí en casa.—le suplicó, y aún y cuando NamJoon quiso volver a insistir, no se lo permitió—. Además, me ayudarías muchísimo recibiéndome así todos los días...—dijo, persuadiendolo un poco para que olvidara el tema y pudieran disfrutar aquella noche sin más preocupaciones.
—Me encantaría…—admitió NamJoon, con una sonrisa embobada al imaginar las miles de sorpresas que podría hacerle a SeokJin después de una larga jornada laboral.
—A mí también…—le sonrió de vuelta, para después dirigirse a sus labios y fundirse en un romántico beso.
—Hice la cena…—mencionó tímidamente NamJoon después del beso, ganándose uno más por parte de SeokJin.
—Me encantaría probar tu comida…
Tomados de las manos se dirigieron hacia la cocina para poder calentar la cena que NamJoon había preparado para SeokJin. Después de eso, ambos pasaron al comedor para poder disfrutar de una dulce velada bajo los efectos de aquel jazz y aquel vino tinto.
Cuando menos lo esperaron, después de la cena se encontraban donde su amor había encontrado su lugar seguro. Se encontraban en el balcón donde hace tan sólo unos días se habían besado y se habían declarado su amor y un día anterior se habían prometido estar juntos. Es por eso que ese lugar era tan especial… Ambos estaban en el suelo, SeokJin se encontraba recostado sobre el pecho de NamJoon, mientras que este abrazaba el cuerpo de SeokJin por la espalda y recargaba su mentón sobre la cabellera castaña de su amado.
—Gracias por la cena y por adornar el balcón tan hermoso, Nammie—agradeció, ganando un beso en su cabellera por parte del mencionado—. Hoy… me rechazaron en tres entrevistas… Todo porque un director ejecutivo de mi antiguo empleo dio una mala recomendación sobre mí…—frunció sus labios para evitar llorar al recordar cuántas veces le habían dicho aquellas palabras—. Fue un mal día…—admitió con pesar, sin embargo, levantó su vista, encontrándose con un NamJoon que lo escuchaba atentamente, para después sonreírle—. Hasta que llegué a casa y pude verte—dijo, ganándose un beso en su mejilla—. Eres mi lugar seguro Nam, con tan sólo verte siento que todos mis problemas se esfuman…
—Yo siento lo mismo… —confesó NamJoon—. Cuando tú no estás me siento solo, es por eso que espero con ansias tu llegada…—reforzó su abrazó, en un intento de sentir más cerca a su amado. De pronto, le surgió una duda, misma que SeokJin ya le había dejado clara, pero que sentiría un gran alivio si se lo volvía a confirmar—. Algún día… tú y yo nos vamos a casar ¿verdad?
SeokJin volvió a mirar hacia arriba, encontrándose con la mirada preocupada de su amado, causando una pequeña risita de ternura.
—Así es, pero para eso primero debemos estar comprometidos y necesito darte un anillo.
—¡Yo te daré el anillo!—se apresuró a hablar.
—¿A sí? ¿Y cómo lo conseguirás?—arqueó una ceja con diversión, sin embargo, no dudaba en ningún momento de la capacidad de su amado.
—N-no lo sé, pero te daré el anillo y nuestro amor y nuestra boda serán como en la televisión y en los libros… Como un cuento de hadas…
—¿A sí? ¿Entonces yo seré algo así como la princesa y tú serás mi príncipe?—bromeó SeokJin, al mismo tiempo que se ponía de pie.
—Síp—confirmó NamJoon con orgullo—Y seremos felices por siempre…
—¡NamJoon!—gritó el castaño de sorpresa al haber sido cargado al estilo de princesa por NamJoon, quien justo ahora se encontraba llevándolo hasta la habitación que compartían.
Después de preparase para dormir, sus cuerpo se buscaron inmediatamente, para después fundirse en un bello abrazo donde ambos descansarían sin alguna preocupación más que amarse el uno al otro…
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