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冻 ♡ . 𝗙𝗨𝗖𝗞 𝗠𝗘 & 𝖥𝖤𝖤𝖣 𝖬𝖤 𔘓⋆་ ˖
⏤✎ .ೃ 𝗰𝗮𝗽 05 | 𝗚𝗮𝗹𝗹𝗲𝘁𝗮𝘀.
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──Entonces supones que...¿Te vio.?

──No supongo, sé que me vio.──afirme dándole un sorbo a mi café, me inclino hacia adelante poniendo los brazos encima de la mesa .──Sino, ¿Por qué diría mi nombre.?

Ryujin hace una mueca como si estuviera pensando y cuando creo que va a decir algo vuelve a darle otro sorbo a su bebida, estuvo así por unos minutos causándome la intriga de que si algo coherente saldría de su boca. La mañana del sábado es helada y aunque tuviera solo una remera manga larga no podía evitar sentir caliente mi cuerpo, era impresionante como la ropa lograba sofocarme y creo que lo que me volvía aún más loca era el hecho de ver a mi amiga cubierta hasta las orejas; cuando Ryujin me invito a desayunar no lo pensé dos veces y salte de la cama preparándome en un instante, no podía negarme a compartir por fin un momento con ella de los tantos que había inventado, por eso ahora estamos en una cafetería que acababan de abrir y aunque hubiera una toneladas de sugerencias no dude en pedir lo de siempre, un café helado acompañado de un cheesecake.

──Quitando de lado el sí te vio o no.──hablo luego de un largo rato.──¿Te pusiste a pensar qué paso con la chica.?──una sonrisa de lado adorna su rostro cuando piensa en eso.──Digo, que giman el nombre de otra persona mientras esta contigo debe ser devastador.

──Ryu, no me ayudas. Solo me haces sentir como una maldita.

──Yo no lo dije sino tú.

Ambas damos un sorbo a nuestras bebidas al mismo tiempo mientras nos dejamos caer contra el respaldo de nuestras sillas, entrecierro los ojos ante ese acto y se siente tan raro conectar tanto con la pelinegra de mi amiga, el vivir juntas por mucho tiempo creo que nos esta afectando tanto que llegamos a hacer las mismas acciones o decir hasta las mismas frases. No había pensado en eso hasta ahora que veo con determinación a la chica enfrente mío, que se encuentra con la mirada en su teléfono mientras muerde el popote de su vaso; el cabello negro le llega hasta por encima de los hombros y el flequillo llega a taparle la vista de lo largo que esta, la piel pálida de su rostro adornada por lunares, toda su aura en sí es atractiva y más su personalidad.

Con Ryu nos conocemos desde el secundario, para ser más exactos, desde el tercer año, donde fue cambiada a mi grupo por la culpa de una niña que no la dejaba en paz. En ese entonces creo que el subdirector vio un ser de paz en mi, un ser puro que no era capaz de romper ni una hoja, lamentablemente se equivoco porque era lo contrario, no era una maleducada, eso jamás, solo hacia valer mis derechos como estudiante y persona; ambas habíamos conectado luego de dos semanas de estar compartiendo asiento y todo gracias a un manga que se le había caído de su mochila, desde ese entonces somos inseparables.

──¿Y si realmente estaba pensando en ti.?

Su pregunta hace que me atore con mi bebida y con un carraspeo estruendoso observo a mi alrededor como si todos la hubiera escuchado, doy pequeños golpecitos en mi pecho como si eso ayudara en algo y su mirada puesta en mi no me ayuda.

Ryujin levanta una ceja esperando mi respuesta cuando por fin dejo de toser y no sé me ocurre qué decir, las posibilidades de que pensar en mi era entre cero y mil, tampoco voy a darle tantas vueltas, no cuando también había pensado en él estando con Minho aunque no hubiera dicho su nombre, se podría decir que era la misma situación, ya que ambos pensamos en el otro estando con otras personas; el deseo era mutuo pero el pensamiento de arruinar una amistad era mayor y por más que pensara en ese momento de debilidad que tuvimos en mi cocina. ¿Momento de debilidad.? Ja. Momento de calentura como mi amiga lo había dicho.

Sea lo que fuera no podía evitar querer o incluso ansiar tener una pisca de él, saciar la curiosidad que invade mi cuerpo y quizás así bajaría mi expectativa dándome cuenta que solo era otro acostón cualquiera, nada que me hiciera cambiar de parecer.

El leve tic tac del timer de cocina se mescla con la música que se reproduce en mi computadora, muevo ligeramente mi cuerpo al ritmo y de vez en cuando tarareo la canción mientras lavo los utensilios que había ensuciado haciendo la masa de galletas. Me seco las manos y escribo algún que otro detalle a mi lista de qué debería mejor o probar a la hora de bailar, nuevos pasos y mejorar la expresión eran las primeras en la lista, aunque mi amiga pecoso asegurara que no debía cambiar nada y que mi baile estaba bien, no podía sentirme conforme conmigo misma; quizás debería ser un poco más sexy, inclinarme hacia lo delicado y sensual como Hyunjin solía decir o solo debía dedicarme a seguir bailando con tanta fuerza y poca delicadeza hasta que mi cuerpo se rompiera.

Escribo un par más de observaciones antes de cambiar la canción más deprimente de mi playlist y no puedo evitar pensar en Ryujin y Chan al oír la canción movida que suena por los parlantes del ordenador. Un recuerdo algo vago se proyecta en mi mente haciéndome sonreír automáticamente, me encontraba muy ebria como para recordar la mayor parte de ese día pero la escena de mis amigos festejando y bailando ebrios en la sala de nuestro departamento, con unas botellas de cervezas en la mano con la música resonando fuertemente sin importar los vecinos, sí que era uno de mis recuerdos favoritos.

El día de hoy había amanecido lluvioso como los anteriores y al ser fin de semana era tedioso pero a la vez era tranquilizador quedarse en casa, gracias al encantador clima y los dulces mensajes de mis amigos amenazando que hiciera galletas a lo cual me negué por querer estar de tirada en la cama pero Ryu logro convencerme de hacerlas juntas, lo cual fue un completo engaño ya que la pelinegra primero se aseguro a que sacara los ingredientes junto a los utensilios espero a que empezar a integrarlos para luego desaparecer con su "supuesta" amiga Yeji, dejando completa sola con la masa en proceso y sin nada más que seguir cocinando para saciar el capricho de los tres malditos de mis amigos.

Mi cuerpo da un brinco del susto cuando escucho el timbre resonar por todo el lugar, confundida camino hacia la sala acomodando mi cabello y ropa tratando de parecer presentable a la vista de la persona que estuviese del otro lado, ni siquiera me da tiempo de mirar en la pantalla para ver de quién se trataba cuando la puerta se abre casi dándome un portazo y aunque logro correrme para que no me golpeara igualmente logra hacerlo mandando una descarga desde mi codo hasta hombro.

──Mierda.──maldigo sobando mi brazo observando al sujeto que irrumpía en mi hogar.

──¿Qué hacías detrás.?

──¿Ver quién tocaba.?──pregunte obvia aun masajeando el área golpeada.──¿Por qué entraste así.?

──Creí que no me habías escuchado así que entre.──el pelinegro cuelga su abrigo y se quita los zapatos antes de caminar hacia mi y revisar mi codo.──No te hice nada, exagerada.

──¡Casi me sacas el brazo.!──grité ganándome una burla de su parte.──Idiota.

Aún sin soltar mi brazo camino hacia la cocina al escuchar como del timer provenía un irritante ruido avisando que mi experimento ya estaba listo y debía sacarlo antes de que terminaran quemadas como las que hice semanas atrás, apague el horno bajo la atenta mirada de mi mejor amigo y tarde unos segundos en sacarlas gracias a que olvide dónde había dejado los guantes que tenia hace cinco minutos atrás en mis manos, los cuales me habían sido extendidos por Chan luego de verme caer en desesperación por no encontrarlos.

──¿Te he dicho que amo tus galletas.?──sus ojos se achican cuando sonríe luciendo tiernamente.

──No son para ti.──me deshago de los guantes viéndolo con los ojos entrecerrados propinándole un golpe cuando intento agarrar una galleta.──Quítale tus manos.

──Si no son para mi entonces ¿Para quienes son.?

──No te importa.──contengo un quejido cuando me devuelve el golpe ante mi falta de respeto.──Son para Felix y Hyunjin... Y quizás para Ryu.

──¿Por qué quizás.?

──Me mintió y abandono en pleno proceso. 

Chan solo asiente a mis palabras tomando asiento en el taburete a juego de la mesada, me señala su mochila sacando su computadora preguntando si me molestaba que se pusiera hacer lo que sea con ella, solo niego y termino de sacar las galletas de la fuente sirviendo la mitad de la bandeja en un plato para posarlo a un lado suyo ignorando la sonrisa y mirada altiva; al terminar de acomodar cada cosa en su lugar y dejar cada rincón de la cocina reluciente tomo asiento frente suyo con mi ordenador entre manos siguiendo con la lista de pros y contras de mi baile.

 El ambiente se encuentra sumergido en un silencio acogedor, cada uno metido en su mundo sin
molestarnos en siquiera hablar o apartar la mirada de nuestros monitores como si hubiera algo más importante que tomar notas o componer mesclas para proyectos futuros; trueno mi cuello y me enderezo un poco ante el cansancio de estar casi media hora con la mirada fija en la pantalla junto con una mala postura que me estaba pasando factura ahora mismo. Mi cuerpo hormiguea por una razón cuando lo observo ponerse de pie y colocarse detrás mío, contengo la respiración cuando siento su rostro a centímetros del mío tanto que si girara solo un poco mi cabeza nuestros labios llegarían a rozarse; me mantengo inmóvil con la vista pegada a la pantalla reprimiendo una queja ante la repentina punzada que tuve en mi espalda baja, el chico detrás parece notarlo y se me hace imposible no estremecerme cuando sus manos tocan la piel desnuda de mis hombros, apartando el escaso cabello que cae sobre ellos.

──Si me dejas...──susurra con los labios casi pegados a mi oreja.──Puedo quitarte todo el estrés del cuerpo.──mi espalda se endereza cuando su mano desciende por ella para volver a posarse en su antiguo lugar.── ¿Quieres que te haga algunos masajes.?

Asiento torpemente cuando se posa frente mío y no puedo evitar sentirme como una hormonal sacando de contexto sus palabras, como si hubiese segundas intenciones detrás de ellas haciéndome pensar en lo tan necesitada para querer o pensar en otra cosa que no fuesen en unos masajes, cuando esta no era la primera vez que me los ofrecía pero mi sistema no podía pensar y querer que sus palabras tuvieran otro significado, aún más cuando me toma de la mano y me guía hacia mi habitación. No sé en qué momento las luces neón de mi recamara se encontraban violetas o porqué el ambiente de ella se sentía extraño como si fuese la primera vez que Chan ingresaba en ella, como si fuera la primera vez que nos encontráramos solo o la primera en que sus manos tocaran mi cuerpo cuando no puede vivir sin quitármelas de encima.

Me siento una extraña en mi propio cuarto como si no conociera cada rincón de éste, acotando cada una de sus ordenes como si no tuviera control de mi misma. Recuesto mi cuerpo en la cama con la cara enterrada entre las almohadas como él lo había pedido, el aire acondicionado pega contra mi piel desnuda haciéndome estremecer mientras espero por él; puedo observar como los músculos de su espalda se tensan debajo de su camiseta, trago saliva cuando se gira hacia mi dirección y camina hacia mi con el pote de crema corporal entre sus manos. Quiero creer que solo soy yo quien encuentra el ambiente tan tenso y comprometedor, lo que me lleva a tener la mente demasiado lejos de la realidad.

Mantengo mis ojos cerrados cuando siento el colchón hundirse en ambos lados de mi cuerpo,  Chan estaba encima mío a horcajadas sin dejar caer todo su peso sobre mi, suelto un suspiro cuando sus manos vuelven apartar mi cabello con tanta delicadeza dejando mi cuello expuesto. El pote de crema había sido abierto con un ruido para nada disimulado, gracias a la crema entre sus palmas le es más fácil recorrer mi espalda de abajo hacia arriba provocando que muerda mis labios aguantando soltar un gemido cuando sus dedos se hunden en la carne de mis omoplatos  casi haciéndome chillar ante el dolor. 

──Aquí tienes un nudo.──explica pasando ahora con delicadeza sus dedos por mi hombro.──¿Quieres que me detenga.?

──Puedo soportarlo.──murmure sin quitar la cara entre las almohadas.──Sigue, por favor. Se siente tan bien, Channie.──me remuevo debajo suyo inconscientemente

Una vez más vuelve a colocarse crema pasando sus manos una y otra vez en el mismo lugar hasta que el nudo no fuera tan notorio al tacto, esparce el resto en cada rincón de mi cuerpo ganándose suspiros cada vez que amasaba mis caderas convirtiendo el dolor en placer. 

──Si, así... Justo ahí.──gimoteo sin pensar cuando sus dedos vuelven a hundirse en mi piel.

──¿Justo ahí.?──preguntó con un tono de voz más bajo.

Me siento en el cielo con cada toque de sus manos y es más que notorio para él como sus masajes me hacen sentir, al parecer no es lo suficiente para él los pequeños jadeos que se me escapan por eso decide presionar aún más mis caderas para pasar sus manos a mis hombros para intercambiarlas por su codo no solo provocando que un gemido placentero salga de mi labios, no solo haciéndome apretar las sabanas alrededor sino también causando que  mi espalda se arque haciendo que mi trasero pegue contra su entrepierna, no era la primera vez que lo hacía pero ahora era casi automático y el bulto que se sentía cada vez que mis caderas empujaban hacía arriba me hacía moverme contra él inconscientemente; sus movimientos no paran, no hasta que mis caderas vuelven a levantarse haciéndolo perder la poca cordura que tenía.

──Irene.──mi nombre suena como una advertencia, una embriagadora que me hace sentir inquieta con la piel quemando anhelando ser saciada.──Si no dejas de moverte así.──su respiración pesada pega en mi nuca y eso solo me provoca más de lo que debía.──No me hago cargo de lo que pueda hacer. 

Sus manos fuertes mantienen mis caderas pegadas a su entrepierna y como toda una rebelde, las muevo creando una fricción que logra sacarle un gemido mandándome cosquilleos por todas partes al oírlo; jadeo varias veces cuando lo siento restregarse contra mi trasero. Gracias a que mi caderas se encontraban separadas del colchón pudo escabullir su mano debajo de mis shorts arrastrando su dedos con lentitud hasta llegar a mi clítoris, moviéndolo circularmente logrando que me empapara aún más.

──No sabes cuanto espere tener así.──hablo contra mi oído mientras aparta mi cabello dejando a la vista mi rostro.──Gimiendo mi nombre de esa forma tan linda.──mis labios se entreabren cuando inserta un dedo en mi húmeda vagina para arrastrarlo hacia arriba rozando mi manojo de nervios.──No puedo dejar de pensar en la manera en que no dejabas de molerte contra mi pene ese día en tu cocina, haciéndome fantasear con hacerte mía todas las malditas noches.

Mi vientre hormiguea ante sus palabras y el movimiento de su dedo no cesa, la ansias de más se hace presente y no puedo evitar moverme logrando que su largo digito se hundiera un poco más en mi cavidad, es tanta las ansias de ser tocada y de tocarlo que no puedo contenerme.

Empujo mi cuerpo hacía arriba con ayuda de mis manos, lo que provoca que el salga encima mío y quitara su mano de entre mis piernas, en un movimiento rápido me coloco boca arriba quedando cara a cara contra él; sus ojos se mantienen fijo en mi rostro hasta que parece darse cuenta que mis pechos se encontraban a su total disposición pero antes de que pueda hacer algún movimiento enrollo mis piernas en sus caderas y lo traigo hacía mi, pegando su pecho contra el mío y sin pensar en nada más ataco sus labios salvajemente mientras me muevo contra el duro bulto dentro de sus pantalones.

Su lengua recorre mi boca de una manera deliciosa y es imposible no arquear mi espalda cuando su mano da un fuerte apretón a mi pecho haciéndome gemir contra sus pomposos labios.

Traza un camino húmedo desde mi boca, mejillas, siguiendo por mi cuello donde deja un par de chupetones, los cuales estoy segura que no pasarían de ser percibimos el día siguiente, sus besos bajan un poco más y terminan entre el valle de mis pechos dando un lamida antes de llevarse un de ellos a la boca; Chan chupa con fuerza y toma entre sus dientes mi pezón haciéndome soltar gemidos, tiro de su cabello sin dejar de molerme contra su entrepierna mientras llevo mi otra mano al borde de su camiseta acariciando su tonificado abdomen dándole a entender que necesito que se deshaga de ella  para apreciar aún más. 

Acota mi orden y apenas se separa de mi cuerpo aprovecho la distancia para arrodillarme sobre la cama quedando casi a su altura, posiciono mis manos sobre la hebilla de su cinturón, quitándolos con tal desesperación para así desabrochar el botón de su pantalón, bajo lentamente su cremallera con su atenta mirada puesta en mi meto una mano dentro de la tela áspera de su jean, tocando con delicadeza su miembro por encima de su ropa interior siendo bendecida al escuchas los pequeños jadeos y suspiros que salían de su boca.

Atrapa su labio inferior entre sus dientes cuando mi mirada se encuentra con la suya y sonrió delicadamente antes de volver atacar sus labios sin dejar de mover mi mano por su longitud, por un momento la burla parece cansarlo y no le toma mucho volver a tomar el control empujando mi cuerpo con el suyo hasta terminar nuevamente encima mío sin siquiera haber despegado un solo centímetro sus labios de los míos, no lo hace hasta que decide despojarse de sus molestos pantalones y volver a devorar mi boca como un hombre hambriento.

Llevo ambas manos hacia su pecho y lo empujo hacía atrás dejando que su cuerpo repose contra las sabanas, no tardo en subirme encima suyo moviéndome duramente contra su miembro.

──Puedes follarme.──susurre contra sus labios dando pequeños saltos encima suyo.──Puedes follarme todas las veces que quieras pero...──deje mis palabras al aire mientras me arrastraba lentamente contra su dureza haciéndolo perder la cabeza.──Tienes que llevarme a comer luego.

──Hecho.

En un abrir y cerrar de ojos volvió a tomar el control dejándome debajo de él, quitándome con total desespero los shorts junto a mi ropa interior dejan mi cuerpo completamente al desnudo y a su disposición. Trago dura apenas cuando da una escaneada completa a mi cuerpo y sin previo aviso coloca su rostro entre mis piernas, tiro mi cabeza hacía atrás cuando lambe de abajo hacia arriba para luego chupar con fuerza mi clítoris mientras insertaba dos dígitos en mi calor provocando que me apretara alrededor de ellos gimiendo sin pudor su nombre.  El placer que me genera puede ser catalogado como uno de los mejores y eso me hace sentir como una tonta por el simple hecho de que en cualquier momento me vendría gracias a la manera en que me comía, Chan sabía donde tocar y lamber que era imposible aguantar.

Siento mis piernas comenzar a temblar y el la desesperación de querer correrme crecer en mi vientre, mis dedos se enredan en su rizado cabello cuando sus labios vuelven a succionar mi manojo de nervios provocando que mi espalda se arquee y que los dedos de mis pies se contraigan ante el placer.

──Oh Dios.──jadeo en busca de liberación con las manos a los costados estrujando mi cobertor, los dedos de Chris no cesan sus movimientos y siento que en cualquier momento explotaría esa burbuja de éxtasis que se extiende en mi vientre.──Quiero correrme... Necesito correrme.──lloriqueo cuando aparta su rostro de mi humedad.

──Córrete en mi boca.──y esas palabras fueron todo lo que necesitaba para liberarme de esa sensación abrumante, sus labios lamen hasta la más mínima gota de mi esencia y es tanta la estimulación que intento quitarlo de ahí.──Si que hiciste un lío, preciosa.

──Estoy cansada.──susurre con los ojos pensándome, restriego mi rostro entre las suaves almohadas totalmente derrotada.

──Irene.──su voz aterciopelada suena algo lejana y eufórica.──Es hora que despiertes.

Me remuevo en mi lugar tratando de entender que diablos sucedía pero sin el tiempo suficiente y la irritante luz que me dejaba casi ciega no es posible, mucho menos cuando mi cuerpo es sacudido violentamente.

──¡Levántate de la mesa ahora..!

Del susto mi cuerpo da un sobresalto que me deja tirada en el suelo de mi cocina, observo desentendida mi alrededor tratando de asimilar lo que acaba de pasar. Parpadeo repetidamente tratando de acostumbrarme a la luz y en el proceso logro reconocer a Ryujin, quien esta parada a un lado del mesón con caras de pocos amigos y detrás de ella la figura esbelta de Bangchan, haciéndome caer en cuenta de que todo lo que había pasado se trataba de nada más y nada menos que de un sueño húmedo con él; llevo mis manos a mi rostro tratando de ocultar el rojor de mis mejillas que estoy segura que no pasaba de ser percibimos por ambos, con disimulo llevo una mano hacía mi cuello apretando la zona como método de alivia gracias a la punzada que tuve y con la otra cierra mi computadora volviendo a observar la cocina hasta que mi mirada recae en la bandeja de galletas que descansa a un lado mío.

──¿Y mis galletas.?──la pregunta de Ryujin hace que voltee los ojos y con mala gana indicó que agarre algunas.──Los dejo, estaré con Yeji en mi recamara.──asiento a sus palabras sin dejar de mirar el plato de galletas.

──¿Desde cuánto estás aquí.?──pregunto una vez que mi amiga nos dejos solos.──No te oí llegar.

──Lo suficiente para saber lo que sucedía en esa cabecita tuya.

Y siento mi mundo caer a una piscina de vergüenza al oírlo. Querido Dios... ¿me dejas servir a tu lado.?

holii, ¿cómo están? les traigo el capitulo
más largo de todo mi existencia y con
cantidad de errores ortográficos jsjs
espero que les guste el cap de hoy ♡

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