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冻 ♡ . 𝗙𝗨𝗖𝗞 𝗠𝗘 & 𝖥𝖤𝖤𝖣 𝖬𝖤 𔘓⋆་ ˖
⏤✎ .ೃ 𝗰𝗮𝗽 01 | 𝐁𝐫𝐨𝐦𝐚 𝐧𝐨 𝐭𝐚𝐧 𝐛𝐫𝐨𝐦𝐚
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Su respiración choca contra mi cuello cada vez que sus caderas se encuentran contra las mías, mi mirada se encuentra perdida en el techo de la habitación con el ceño levemente fruncido mientras suelto jadeos y gemidos por compromiso, ya que el chico encima mío no lograba ocasionarme nada que arrepentimiento.
¿Por qué no me quede en casa.? Esa era la pregunta que rondaba por mi cabeza cuando él dio una última estocada viniéndose ruidosamente cerca de mi oído, una mueca de desagrado apareció en mi rostro cuando el sujeto se dejó caer sobre el colchón a un lado mío.
──¿Eso es todo.?──pregunté mirando su perfil, su pecho sube y baja constantemente tratando de regular su respiración dejándome aún más desconcertada.
──¿Qué quieres decir.? Estuvo genial.
Pongo los ojos en blanco al oírlo y sin dudarlo me levanto de la cama buscando mis prendas de ropa, comienzo a vestirme lo más rápido posible ignorando su mirada confusa sobre mí; gracias al espejo de cuerpo completo puedo ver el hermoso conjunto de ropa interior de encaje negro que tarde horas en elegir para esta noche tan nefasta, tantas horas preparándome para que al final el tipo de "mis sueños" solo sea un precoz engreído.
──¿No quieres un segundo round.?──pregunta coqueto llevándose un brazo detrás de su cabeza.──Sé que te encantó.
Me quedé de pie frente a la cama dedicándole una mirada desagradable y al escuchar las últimas palabras salir de su boca, no espere ni un microsegundo en tomar mis zapatos y salir de esa recámara dando un portazo. Camino por el pasillo de su hogar haciendo cada omiso a sus gritos y cuando por fin dejó ese edificio siento que puedo respirar con normalidad.
Vaya desperdicio de sábado.
Esta no era la primera vez que conocía a un tipo de una aplicación de citas, todos los sujetos con los que quedaba tenían una cosa en común porque la mayoría eran muy pretenciosos o muy simpáticos, tarados y machistas, iban sin rodeos o te hacían perder el tiempo contando anécdotas que siquiera eran cien por ciento verdaderas; algunas veces tocaban chicos interesantes con un buen conocimiento del cuerpo femenino y otros que no pasaban ni siquiera a segunda base, bonitos pero brutos.
No era una zorra pero despreciablemente buscaba algo queme quitara el estrés del cuerpo que fui acumulando gracias a los últimos exámenes de la universidad, ya que los té y las meditaciones no funcionaban y el estrés sexual que sentía me llevó a buscar métodos un poco cuestionables, métodos que no generaban nada además de más estrés.
Recorro la calle desolada del centro de Seúl con un cigarro en la mano izquierda y el celular en la mano derecha, doy una calada del cigarrillo con sabor a cereza mientras espero que tome mi llamada. Un tono, dos tonos y...
──¿Cómo estuvo tu cita.?
──Espantosa.──respondí soltando un suspiro para llevar otra vez el cigarro a mi boca.──Tanto que ahora estoy caminando sin rumbo por las calles, casi pierdo un zapato y un perro me siguió una cuadra completa.
Oigo su risa detrás del aparato y la noche se siente menos pesada gracias a ella;──No pudo ser tan malo, quizás solo eran los nervios.──razono haciendo el esfuerzo de contener la risa.
──Veintidós centímetros de puro placer.──dije imitando el tono de voz que uso el sujeto al momento que me lo había dicho al oído al terminar la cena.──Ni siquiera llegaba a trece...fue patético.──solté otro suspiro dejándome caer en la banca de madera detrás mío.
──¿Dónde estás ahora.?──por su tono de voz puedo darme cuenta que esta cansado pero aun así hace el esfuerzo de escuchar de mi mala noche.
──En la banca frente a tu edificio.
──¿Caminaste de su casa hasta mi edificio.?.──pregunto incrédulo.──Estás loca.──aseguró
──Sip.──respondí balanceando mis pies mientras me deshacía de la colilla del cigarrillo.──Estoy esperando que el olor a nicotina desaparezca un poco de mi ropa.──informé aguantando las ganas de chillar cuando el viento fresco golpeo mi cuerpo.──¿Puedo subir, verdad.?──pregunté mirando hacia la ventana de su departamento.
──Ya estoy bajando.──de fondo se podía escuchar como se colocaba sus zapatos y tomaba el manojo de llaves.──¿No tienes frío o solo es psicológico.?
Reí ante su comentario mientras me dedicaba a esperarlo, aún seguíamos en llamada y podía escuchar perfectamente todos los ruidos que hacía desde como presionaba los botones del ascensor hasta las voces de fondo del guardia de seguridad y del conserje; colgué la llamada cuando lo vi frente a las puertas de su edificio, sin ánimos dejé la banca y camine con pereza hacia él. Envolvió con su brazo mis hombros y me acerco a su cuerpo tratando de darme ánimos pero era difícil cuando sentía mi cuerpo cansado, todo lo que quería era dormir o por lo menos quedarme en silencio mientras observaba a mi amigo perder los estribos cada vez que su trabajo no quedaba como el quería.
Cuando puse un pie en su hogar una oleada de calidez invadió mi ser, la casa olía mayormente a él y era tan dulce el aroma que era inevitable no sentirme con tanta paz. Lo veo deshacerse de sus zapatos e imitaría su acción pero ya me encontraba descalza y muriendo de frío gracias al suelo helado de su sala de estar, lo veo negar levemente cuando observa mis pies y sonrió sin mostrar los dientes cuando levanta su mirada hacia mi.
──¿Quieres ducharte.?
Asentí con pena sintiéndome un estorba en estos momentos, aunque el pelinegro a mi lado siempre me aseguro lo contrario no podía evitarlo. Se le notaba cansado dura apenas manteniéndose de pie gracias al sueño que invadía su cuerpo, así que sin mucho esfuerzo tome su mano y lo guía al sofá asegurándole que no se preocupara que ya conocía de pies a cabeza donde se encontraba cada cosa. Me di el derecho de caminar libre por su casa hasta llegar a su habitación, donde la mayoría del tiempo pasaba acostada boca abajo sumergida en Tik-Tok o en la cual solía caer dormida cuando no había chance de sacarlo de su computadora; rebusco en el cajón donde solía guardar alguna que otras prendas mías porque su casa también se había convertido en la mía con el pasar de los años, aunque tuviera mi departamento la mayoría de mis cosas estaban aquí.
Fruncí mi entrecejo cuando vi mi ropa interior favorita, la cual di como perdida hace dos meses, estaba en el fondo del cajón junto a una de las remeras que el pelinegro no ocupaba y sin querer perder tanto tiempo tome ambas prendas dirigiéndome hacia el baño; agradezco haber encontrado mi braga aquí y descarto inmediato la idea de haberla dejado por ahí, en uno de esos encuentros horribles.
Cuando el agua helada golpea mi piel me doy el derecho de soltar un suspiro ante la satisfacción, me importaba poco que afuera la noche esté helada porque mi cuerpo extrañamente ardía sin control y no tenía fiebre como para decir que ese era el motivo.
──Pedí una pizza, ¿Estás bien con ello.?──la voz de mi amigo se hizo presente a través de la puerta.
Respondí con un simple "sí" a la vez que cerraba el grifo, saliendo de la ducha para envolver mi cuerpo y cabello en las toallas que guarda precisamente para mí; logre escucharlo soltar un suspiro antes de alejarse del cuarto de baño y otra vez el sentimiento de estorbar me invadió pero lamentablemente ahora no podía irme, podría decir que estaría mejor en mi departamento con la compañía de mi mascota pero eso no sería posible ya que mi amigo haría lo imposible para que me quedara.
Al terminar de cambiarme y tratar de arreglar mi cabello salí hasta su encuentro, estaba de espaldas hacia mi con la mirada fija en el ordenador frente suyos; las teclas eran presionadas con tanta fuerza que en cualquier segundo podrían romperse y, fue inevitable no dejar que mi mirada se concentrara en su espalda dándome cuenta por primera vez del lunar que descansa en su omóplato derecho y fruncí mi ceño al ver pequeñas marcas rojas adornar su piel, lo había visto tantas veces sin camisetas pero ésta era la primera vez que me daba el tiempo de apreciar cada detalle.
El ruido del timbre logra traerme de vuelta a tierra y corro sin pensar hasta la puerta, dejando a la vista al repartidor con nuestra cena en manos, sonrió en agradecimiento y antes que el pelinegro se acercara a pagar, me adelanto y extiendo el dinero al chico por la pizza, ignorando los reproches del chico detrás mío; una vez más sonreí hacia el joven frente nuestro y cerré la puerta en su rostro cuando el primer piropo salió de sus labios.
──La cena está lista.──comente dejándome caer en el sofá tomando el control remoto de la tv.──¿Qué bebidas tienes.?──pregunté dirigiendo mi vista hacia él ni bien termine de abrir la caja y colocar dos porciones de pizza en los platos que yacían arriba de la mesita de café. ──¿Chris.? ¿Estás bien.?
Ladee mi cabeza al verlo parado sin hacer ni un movimiento y me levante de golpe del cómodo sillón al no recibir respuesta de su parte, cuando estuve lo suficientemente cerca por fin se digno a verme a la cara dejándome ver más ojeras tan marcadas debajo de sus ojos.
──¿Por qué no te sientas.?──hablé en un tono más bajo del que suelo usar sobando con cuidado su brazo.──Déjame servirte hoy.──le di una sonrisa reconfortante mientras camina hacia la cocina.
Me mantuve en mi lugar por varios segundos tratando de canalizar las emociones tan abrumadoras que sentí al estar tan cerca suyo y, por inercia, tome la piel de mi mejilla entre mi dedo pulgar e índice pellizcando fuertemente, ante el dolor supe que no estaba soñando y sí me estaba poniendo nerviosa por un mínimo acto insignificante; sin dar más vueltas rodeo la mesada hasta llegar a los estantes, sacando de ellos dos vasos y así luego sacar la botella de jugo del refrigerador.
Tomo asiento a su lado dejando las cosas junto a la caja de pizza, cruzo mis piernas una encima la otra y agarro el plato que me extendía. La noche paso así, ambos comiendo tranquilamente mientras platicábamos del cualquier tema que surgiera en el momento o solo nos manteníamos en silencio viendo la película que había elegido.
La película iba por la mitad y casi no lograba llamar mi atención por completo por eso mismo ahora me encuentro observado a mi mejor amigo con discreción. Conocía a Bangchan desde el primer año de universidad, cuando estaba interesada en estudiar música claramente, la primera vez que lo vi se me hizo un chico muy simpático y encantador, tenía una presencia tan llamativa que hasta llamaba la atención de la viejita de la recepción; en ese entonces teníamos veintiuno y varios intereses que nos llevo hacernos amigos. Ahora que nos veo a ambos, él había cambiado mucho, ya no se dejaba el cabello enrulado sino que la mayoría del tiempo lo tenía planchado y las pecas que eran un poco notorias en algún momento ya no lo eran, que para poder darte cuenta de ellas tenias que prestarle mucha atención e incluso estar a centímetros de su rostro; me sacaba tres cabezas de altura y su voz ya no era tan chillona.
Ahora que lo veo bien había cambiando por completo, ya no era el chico tímido de los primeros meses sino que ahora se mostraba con total libertad sin miedo a ser juzgado; no tuvo que pasar tanto tiempo para eso porque el chico parecía entrar en confianza muy rápidamente, había tenido un cambio tanto físico como mental y eso era bueno. Había aprendido a ser menos tosco y conservado con sus problemas, cosa que hubiera deseado que hiciera cuando estamos en el segundo año de la carrera y decidí dejarla por danza. ¡Dios.! Como se había enfadado incluso se sintió traicionado cuando supo de mi decisión.
──¡Dios.! ¿Qué sucede contigo.?──me atreví a cuestionar cuando soltó el quinto suspiro de la noche.──Sí quieres descansar, sólo dilo.
──No es eso sólo...No logro terminar esa maldita pista y es para dentro de tres días.
Y otra vez el estrés se hizo presente arruinando otra noche para ambos, acaricié su cabello tratando de dar consuelo pero mi atención fue captada por la ruda manera en que sus uñas se clavan en su espalda cada vez que se rascaba.
──¡No hagas eso.!──reproche.
──¿Hacer qué.?
──No te hagas el tonto.──tome mejor asiento sobre el sillón alejando sus manos de su cuerpo.──Déjame ver.──mis manos fueron a sus anchos hombros dándole la vuelta dejando a la vista las recientes marcas rojas.──Busca otra manera para quitar el estrés.
Empuje su cuerpo ganándome un risita de su parte ante el bruto movimiento.
──¿Qué me recomiendas.?──preguntó burlón.
No era la indicada para decir eso, ya que idiota tratar de dar consejos cuando él sabía como manejaba el tema, tampoco era la indicada por el simple hecho de apenas ser consumida por el estrés intentaba mantenerlo a ralla encajándome las uñas en las palmas de las manos.
──Yo que sé.──rechiste dándole un mordisco a mi pizza.──Follate a alguien o sal a correr.
Y una vez más estalló en carcajadas, lo observo de mala gana conteniendo el impulso de golpearlo y una vez que logra recomponerse de su ataque de risa tomo una postura recta pero sin dejar atrás esa mirada burlona.
──Porque a ti te funciona la primera, ¿No.? Por eso terminas más estresada.──comentó sonriente.──¿No te bastó veintidós centímetros.?
──Jódete.
Empuje su pecho con mi pie y lo mantuve allí mientras lo acorralaba entra el posa brazos del sofá, lamentablemente la gran solución que mi querido amigo Minho me había dado solo funcionaba con él, por eso mismo ahora me estoy aguantando las burlas de mi mejor amigo por seguir el consejo del más narcisista de nuestro grupo. Su pecho vibraba cada vez que reía y sentí mi piel arder cuando sus manos recorren mi pierna desnuda, dando un pequeño apretón a mi pie antes de alejarlo de su pecho desnudo y dejarlo encima de su muslo; aún tenía una sonrisa en su rostro y la mirada centrada en el trabajo que hacía sus manos sobre mi pie.
──No es así de fácil.──habló luego de una pausa generándome intriga.
──¿Qué no es fácil.?
──Follarme a alguien sin conocerlo, eso no es lo mío.
Por una extraña razón me había costado pasar saliva y con mucho esfuerzo contuve un gemido cuando apretó mi pantorrilla, ya que había olvidado el moretón que tuve gracias al último paso de baile que Minho me había tratado de enseñar.
──Entonces fóllame a mí. ──susurre inconscientemente.
Levanto su cabeza apenas esas palabras salieron de mí boca y pude jurar que mi corazón dejaría de latir cuando sus ojos se mantuvieron fijos sobre los míos, casi que sentía que podía ver hasta mi alma así que... por inercia opté a reírme como si se tratase de un chiste intentando que el ambiente incómodo desapareciera y di gracias a Dios cuando Chan se río levemente mientras negaba varias veces. Si me pagaran por todas las veces que ponía en juego mi vida por las cosas que decía o hacia... sería millonaria; para mi suerte la conversación terminó con eso y seguimos la noche como si nada, la mirada perdida en la pantalla del televisor y solo hablando lo necesario hasta que la película llegó a su fin; ambos casi colapsábamos del sueño y sin querer hacer más larga lo que quedaba de la noche nos dirigimos a su cuarto a dormir con total tranquilidad como si hace segundo no le hubiera dicho que me cogiera y, aunque mis palabras hubiesen sudo tomadas como broma no pude evitar pensar en: ¿Qué se sentiría ser follada por mi mejor amigo.?
holiwis, aparezco para subir una nueva fic y no para actualizar las que ya tengo :) espero que esta sea de su agrado como las otras lo fueron y que puedan darle tanto amor.
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