ᝰVigésimo cuarto acto
Sus pies contra el suelo frío le hicieron expresar su disconformidad en un escalofrío. Sacudió su cabello y se dirigió al vestidor por pura costumbre. A pesar de que ha vivido solo los últimos diez años continúa manteniendo la educación incluso tratándose de su propia soledad. Por ello viste su desnudez con una camisa de cuadros rojos, negros y azules; la tela suave se acopló con delicadeza a sus hombros y se sintió desnudo aún con la prenda a la altura de medio muslo.
Le encanta, la tiene solo por eso.
Porque le hace sentirse así.
Abotona tres botones a partir del segundo de abajo hacia arriba, dejando a la vista parte del interior de sus muslos, todo el abdomen y pecho recubriendo apenas su intimidad, volumptuoso trasero y brazos.
Así se miró etéreamente desarreglado y con el cabello azabache intenso haciendo resaltar sus ojos verdes por los lentes recién colocados.
Continuó descalzo dirigiéndose al refrigerador a la vez que revisa el celular, noticias sin importancia; mensajes de Jess los cuales debería revisar cuando tuviese ganas. Por ahora la prioridad era calmar su estómago.
Se detuvo en seco al escuchar un cuchillo golpear una base después de los crujidos de algo siendo cortado. Rebuscó en su mente los recuerdos del ayer y no se vio invitando a nadie, ni siquiera dejando a JungKookie quedarse. Este tenía como razón tenerse que levantar muy temprano al día siguiente.
Miró a su lado al sol apareciendo, siete y media de la mañana.
«¿Qué está sucediendo?» se pregunta asomándose dudoso por el pasillo hasta ver a una figura de espaldas.
«Dios... Menudo ángel ha escapado de tu recinto» Es lo único que puede elaborar en su mente viendo a JungKook concentrado en su labor.
Tiene puesto el suéter blanco que TaeHyung le regaló el día anterior, este llegando hasta el mediado de sus nalgas, cubiertas por unas medias igualmente blancas.
«Ah... De esto se trata» Sonríe a la vez que el sol ilumina de lleno el costado derecho de su cuerpo.
JungKookie reparte las rodajas de tomates en las tostadas, todo su cuerpo se mueve a un ritmo relajado y TaeHyung lo ve bailar entre el humo del chocolate caliente. Sus pies cubiertos solo por las medias tocan la última sombra en la cocina, ya invadida por el sol de la mañana entrando por la pared de cristal.
Tae se acerca por detrás con una sonrisa, sus pies, en lugar de resentirse por la dureza del suelo, agradecen al ser expuestos a la calidez que poco a poco se intensificará. Juguetón da saltitos pasando por las sillas y sin hacer contacto con algún obstáculo, para así no alertar de su presencia al ángel.
«Ángel... Incluso con esa lengua tan sucia eres tan puro y... Abusable» Piensa antes de arremeter contra el más joven.
Fue justo como una serpiente con pleno control de su cuerpo, sus rodillas contra lo trasero de los muslos de JungKook delataron su presencia justo a tiempo. De tardar un segundo más, su sombra le hubiese advertido y evitado la posición actual.
Vio al ángel encogerse en la prisión de sus brazos, lo vio fijarse en sus largos dedos apoyados sobre la encimera, manos abiertas pegando a la superficie, pegándole a él en el movimiento. Inhaló la calidez en el ambiente con fuerza por la nariz, TaeHyung se deleitó con el aroma a chocolate y ausencia de perfume en JungKook. Su nariz primero rozó el arco de la oreja del más bajo y le dio tiempo a suspirar antes de enterrarla en su cuello. Así, inhaló hasta quedarse sin aire, hasta tener que separar sus orificios nasales de la tierna piel desnuda de su tierna presa; tan tierna como un corderito entregándose para ser devorado.
- T-Tae...
Lleva las manos de la encimera a la cintura revestida por el grueso suéter blanco como su piel, así hizo fuerza de contraposición para pegar a JungKook de lleno contra sí. Él por su parte se impulsó más hacia adelante para que el ángel sintiera la claustrofobia entre ambas durezas. Una contra su trasero y otra contra la parte baja del abdomen, muy cercano a su entrepierna. Imposibilitado de avanzar se inclinó y su pecho empujó al torso de JungKook a tenderse apenas sobre la encimera, sin contacto pero a punto de.
TaeHyung apretó la mandíbula molesto por no poder admirar la expresión de incomodidad que JungKook seguro estaría esbozando. Tae pasa la calidez de su lengua por el arco de la oreja del pequeño.
- ¿Qué-qué estás...?
-Sabes lo que estoy haciendo.
Su voz, irregular por la falta de uso durante toda la noche sumado a la gravedad concedida por el sensual susurro, hicieron del tono de Vante uno más grueso aún.
Indudablemente uno que a JungKook le hizo olvidar cómo contar hasta diez.
- Dime, ¿te ibas a servir a ti también en esa mesa? - casi llevado por los delirios de un sueño nunca formulado por falta de morbo, su mano bajó de la cintura al muslo cubierto por una tela áspera al tacto, la cual desapareció una vez esquivó al suéter y metió su mano por debajo de este. Tomando posesión de la extremadamente estrecha cintura con sus largos y cálidos dedos -. Mírate... Justo como te gusta.
TaeHyung miró con una sonrisa al pequeño azabache retorcerse entre sus manos sin saber cómo reaccionar al repentino y desconocido líbido de su mayor. Presionaba la pelvis más contra el trasero de Kook conforme se le antojaba sumar presión.
- ¿Qué estás diciendo Kim? ¿Sigues soñando? D-déjame ir, a-ah, no hagas eso es-es uhm...
Sus palabras no tenían estructura alguna, una mezcla de protestas y suspiritos que incluso a Tae lo acercaban a perder. Pero no lograron hacerlo, por la simple razón que Vante no se guiaba de las palabras de Jungkook.
Por eso, arrimando a JungKook contra la encimera rodeó uno de sus muslos con su mano para hacerlo ascender lo justo para que la entrepierna pegase contra el duro material.
- A-ah, duele, TaeHyung...
- Me he dado cuenta de lo mucho que te gusta esto - murmura el aparente agresor, nublado por el morbo de tener al ángel bajo el control de sus manos -, quedar inmóvil, que te duela.
- ¿Qué?
Taehyung lleva su otra mano al interior del suéter y encierra nuevamente los dedos en la cintura, esta vez con más fuerza para lograr su objetivo. Mira al contrario flexionar los codos hacia afuera, buscando una base en la que apoyarse y así no pegarse con el líquido caliente casi en su rostro. Asegurándose de que el enfurruñado azabache no esté en peligro de lastimarse -de más- lleva sus ojos al trasero ahora casi a la vista. Cubierto solo por las medias blancas. Admira el fragmento de espalda desnudo y su propia sombra cernida sobre la blanquez del ángel.
«Ah...»
-Kookie.
Mantiene al azabache bajo suyo sin problemas por la presión de su cuerpo y la fuerza en respuesta de la encimera. De esa forma a JungKook le duele hasta respirar, pero sin más opciones mira a TaeHyung cuando los largos dedos se hacen con el control de los movimientos esta vez de su cabeza al tomarle la barbilla. El mayor sonríe viendo los ojos asustados de JungKook -no lo reconoce- Con el cabello azabache y las lentillas verdes, lo ve buscarlo, lo ve buscando un ápice de seguridad.
No lo encuentra.
Y Tae lo nota.
Por eso suelta la barbilla de JungKook y separa la pelvis dejando a la gravedad actuar sobre él, los pies del menor de vuelta al suelo, el aire fluyendo mejor por la libertad de la presión en su abdomen. Lentamente se da la vuelta encarándole, desde arriba ve los grandes ojos buscar los suyos con algo de temor. Taehyung solo puede admirar lo bien que se siente, la corriente haciendo a su entrepierna temblar conforme debe contenerse de bien "abusar" del ángel.
JungKook apoya sus manos en la encimera ahora a sus espaldas y mira al antes rubio con una ceja enarcada.
Mhm... TaeHyung no quiere conversar.
Sin permiso pero con más sutileza lleva su mano a la nuca del más bajo y encorva su cuerpo para encontrarse con los labios sellados.
La resistencia no lo hace dimitir o dudar, pasa las manos por el cuerpo de Jungkook hasta que lentamente este entreabre los labios y continúa el beso con parsimonia. Cuando siente la mano en su cintura hasta y los hombros de JungKook perder tensión deja ir los labios de este para mirarlo con una sonrisa.
- ¿Y bien? ¿Cómo me veo?
Kook inhala con lentitud y se anima a mirarlo a los ojos.
- No como tú, me siento besando a tu hermano... O algo así.
Ríe por lo bajo, divertido por la imagen de conejito asustado.
- ¿A quién besarías, a mí o a mi hermano?
- No me gusta.
Dice repentinamente en un murmullo a la vez que lleva las manos a cada uno de sus brazos, abrazándose a sí mismo para desconcierto de TaeHyung.
- Estás raro... No me gusta.
Permanece un rato estudiándolo, los ojos en sumisión y posición esquiva. Así Tae suspira.
- Sirve el desayuno, ahora regreso.
«Bueno, suficientes intentos por una buena temporada» Piensa Kim retirándose a su habitación.
Al regresar lo hace desprovisto de lentillas y para alivio de JungKook, su típica sonrisa cálida. Pasó de ser una pantera en plena cacería a ser su inofensivo y juguetón tigrecito.
- Yaaaaaah~ Mírate Jungkookie~ Cumpliendo los deseos de este viejo ¡Te pediré matrimonio si sigues así!
Sonriendo enternecido su menor le abre los brazos al lado de la mesa, rodea su cintura y le da una vuelta saboreando la calidez de sus delgados labios.
- Feliz cumpleaños Tonto Tae.
- Gracias ángel - dice acariciando cariñosamente la parte trasera de su cabeza y girándose a la mesa pregunta-. ¿Desayunamos?
-Sí que sí~ Jinnie Hyung me enseñó a hacer los dulcesitos estos (...)
TaeHyung podía esperar por él, podía controlarse. La sonrisa amorosa no era mentira, claro, tampoco era la única.
Había algo en TaeHyung que no dejaba de llamar a un algo en JungKook, y era escuchado, es solo que su pequeño pelinegro no se reconocía.
Había una naturaleza depredadora en TaeHyung despertada por un instinto vulnerable en JungKookie.
«Pero poco a poco» Se recordaba Taehyung mientras lo veía arrugando su nariz en una sonrisa.
Lo ignorado por Taehyung, es que Jungkook se conoce mejor de lo que imagina.
ᝰ◌᮫۪۪۪۪᳝۟🌸◌᮫۪۪۪۪᳝۟⑅៹
Taehyung encerró a su menor entre sus brazos en un abrazo de oso, enterró el rostro en el espacio entre el hombro y cuello inhalando con fuerza.
- Ahhhhh, JungKookie es un peluche. Es un conejito de peluche.
Sostenido de sus hombros lo escucha decir
- ¿No soy un ángel?
-Nio, eresh un peluchito-. Dice con el rostro aún en la piel de JungKook en un tono mimoso, para nada apropiado para sus recién cumplidos 31.
- Tae - empuja lentamente al mencionado hasta que este se recuesta en el colchón, la posición de JungKook no varía, con las rodillas flexionadas a cada costado de TaeHyung. Desde arriba inclina la cabeza a un lado y sonríe ligero-. ¿Un ángel... O un peluche?
Taehyung cierra las manos en puños sobre el colchón y se obliga a recordar el miedo de Kook como algo malo en lugar de algo exitante.
- Un peluche -. Acaba contestando con la voz nuevamente gruesa.
JungKookie sonríe y se tiende hacia adelante sobre el cuerpo de TaeHyung, sus manos recorren las mejillas caramelo.
- Tae -llama de nuevo en un susurro, viendo los ojos que le quieren proteger-. ¿Te diste cuenta que no llevo ropa interior debajo de las medias?
- Ninguno lleva ropa interior -responde él con tono tembloroso-, ¿y eso?
Las manitos elevan su cabeza y los labios delgados buscan los suyos, TaeHyung no se permite tocarlo.
JungKook acaricia su rostro conforme lo besa, mueve su cuerpo causando firme y delicada fricción impulsado por la aceleración de ambas respiraciones. Kim se decide por ascender las manos por las piernas cubiertas por las medias, se separa y le pide a Jungkook que las haga a un lado. Este obedece y las intimidades de ambos quedan en pleno contacto. Poco a poco, como si le quitase los pétalos a una flor desabotona la camisa de TaeHyung y admira su absoluta desnudez, se apoya en su pecho, las mangas del suéter cubriendo sus brazos.
Mirándolo a los ojos comienza a penetrarse, demasiado lento para ser lo suficientemente placentero como para provocar algo en Taehyung además de una respiración pesada. Busca en sus ojos... Algo, no sabe definir bien qué, ninguno de los dos puede. Pero su sonrisa se rompe de forma menos repentina de lo que desearía TaeHyung y lo mira con pesar. Ve desde abajo a su pequeño temblar sin llegar a sollozar. Lo ve erizarse, frustrarse.
Así continúa unos segundos hasta que Tae no lo soporta más y va a su encuentro. Se apoya con una mano en el colchón y la otra la lleva a su espalda, dándole la posibilidad de abrazarlo. Y Jungkook lo deja, se abraza a su cuello como la primera vez que se rompió ante sus ojos y lo escucha susurrar disculpas.
- Tengo miedo...
El reciente azabache se mantiene acariciando su espalda de arriba a abajo.
- ¿A qué le tienes miedo?
- A que me hagas daño...
- ¿Seguro?
Jungkook sabe que lo ve, cuando tiembla exitado, cuando gime de forma ahogada por estar entre TaeHyung y una pared.
Encerrado
Sin escapatoria
Como una presa
Sin tener que escoger y solo dejándose llevar.
Justo como un ángel a su Dios.
- N-no se supone que sea así, no me reconozco.
-Más bien no quieres reconocerte -Tae lo carga de la cintura y lo deja de espaldas a la cama, la imagen de sus largas hebras azabaches desperdigadas por la almohada y joder... Tan vulnerable. Los dedos largos acarician la blanca mejilla-. Pero no debes apresurarte, yo lo entiendo. Entiendo que ponerte en mis manos de esa forma te cueste. Comprendo lo mucho que te confunde cómo amante de tu libertad enloqueces por entregármela -sin poder evitarlo suspira y apresa el delgado cuello con sus dedos, apretando-. Y yo la quiero tan mal...
Pero sintiendo el cuerpo bajo suyo tensarse lo deja ir, se acuesta a su lado con la erección ausente y lo abraza.
-Eres mi angelito y te quiero, así que no te preocupes amor. Voy a esperarte.
Y es una promesa que ni el más insoportable líbido podría romper.
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Liberty
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