ᝰUndécimo Acto
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❝Bailar es moverse con la música sin pisar los pies de alguien, muy parecido a la vida❞
Robert Brault
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Despertó con unas caricias por todo lo largo de su espalda, el toque de suaves dedos lo impulsaron a resguardarse más en el pecho que silencioso llamaba por su calidez. Jungkook rozó la piel con su nariz y suspiró con la paz recorriendo sus venas y barriendo cada mal en su cuerpo.
Sin levantar la mirada murmuró un Buenos días, pero subió la cabeza buscando un beso y encontrándose en el proceso con la gran sonrisa de Kim Taehyung.
»Nunca dejaré de preguntarme dónde mierda estaba mi percepción de belleza al ignorar a tal ser«
—Buenos días, Jungkookie.
Sin esperar a que Tae torciera su cuello de mala manera, se estiró para alcanzar un roce entre ambos labios y luego cayó rendido en el antebrazo del mismo, como si acabase de hacer un enorme esfuerzo. El suspiro saliendo de su organismo provocando en el mayor una leve carcajada.
Lo cual no hizo si no a Jungkook sonreír.
—Buenos días.
—Buenos días.
—Buenos días.
Y así continuaron hasta quedar callados en un mutuo acuerdo de regresar a dormir, porque estar entre los cálidos brazos del otro, era demasiado bueno como para buscar otra comodidad.
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—Entonces los celulares son el problema.
Jungkook frunció el entrecejo ante la pregunta que era más bien una afirmación.
—No lo digas así, suena estúpido si lo tomas tan literal.
La realidad era la siguiente, la familia de Jungkook, para cuando este necesitó maestros pudieron tomarse el lujo de ofrecerle clases privadas en la mansión Kim —herencia de la familia de su madre— y bueno, así fue, el único contacto que tuvo Kookie con alguien cercano a su edad fue con su Hyung Jin; con el cual tiene una diferencia de edad considerable.
—Tranquilo fiera, intento entender aquí—. Aclaró Tae ignorando durante unos segundos el arreglo a sus uñas de sus pies.
El cual retomó solo cuando Kook aseguró no estar molesto.
—El problema no son los celulares... Es más bien... No sé cómo explicarlo.
—Cuenta bien la historia y yo saco mis propias conclusiones, ángel.
—No es tan fácil —protestó el menor fulminándolo de nuevo con la mirada— me da vergüenza ¿Tengo que resaltarlo para que te des cuenta?
Tae suspiró con lentitud, haciendo al gesto lo menos notorio posible. Así alzó la mirada a Jeon y con una sonrisa dijo
—Si niegas tus raíces, te niegas a ti mismo, Jungkookie. Sabes dónde está el problema, afróntalo.
Jungkook se tendió en la cama de Taehyung mordiéndose el labio de forma pensativa. Desde la esquina del colchón, con el pie al que le hacía pedicure apoyado en un banquito Tae hizo el mismo gesto de morderse el labio, solo que con otras intenciones.
El albornoz rosa pálido que traía puesto Kook se subía dejando ver claramente cierta desnudez, las musculosas pantorrillas y delgados muslos pálidos. Pero el mencionado estaba demasiado ocupado en sus divagaciones mentales para prestar atención a ese hecho.
Así, mirando al techo, simplemente comenzó a hablar, reproduciendo las imágenes que tomaban forma en su cabeza.
—Seokjin Hyung ha sido mi mayor aspiración desde que tengo uso de memoria, primero con el ballet y luego por su trato con las personas. Era como una luz cegadora a la que debías seguir, una voz que debías escuchar... Yo siempre me vi como una lucecita que algún día se convertiría en algo como él, pero eso cambió —se detuvo unos segundos, con la mirada en el techo y la cabeza en un tiempo diferente—. Cuando tenía catorce años, Jin Hyung convenció a mi papá para que me hiciera asistir a un centro institucional. Quería que tuviera esa experiencia, amigos, calificaciones sorpresas, la realidad; mi Hyung quería lo mejor para mí, sin duda, así fue como tuve mi primer contacto con el mundo exterior. Fui a la misma escuela que mi hermano, y este era una leyenda para aquel entonces, lo que yo esperaba, siendo sincero.
Paró el relato con su mente dando saltos de recuerdos hasta hacerle confundirse, por ello aguardó hasta encontrar algo que decir.
—Era un bicho raro, lo recuerdo. Bajo y demasiado delgado para ser atractivo. Mi dentadura no cuadraba con mis labios, mi nariz era simplemente un detalle demasiado resaltante en mi pequeño rostro, y también mis ojos —llevó una mano a su fas y la recorrió con los dedos—, culpé mucho a mis ojos en aquel entonces. Demasiado saltones, demasiado curiosos, demasiado valientes; para ellos, demasiado desagradables.
Jungkook tomó una respiración temblorosa y se sentó para tomar aire con más facilidad, sus ojos fueron a Taehyung.
—Y cuando vieron mi cuerpo todo empeoró. En resumen, era un niño feo, demasiado tímido para defenderse a sí mismo. A pesar de eso, el bullying no era tan supremo como en las películas, el resto no dedicaba su vida a molestarme. No recuerdo que me hayan pegado nunca, solo era... Un bicho raro con el que nadie quería tener contacto. Y eso se extendió cuando me grabaron en los baños, cambiándome de ropa —pasó su mano por su cuello, sus ojos perdidos hacia adelante, demasiado centrado en sus recuerdos—, se volvió muy popular. Mis costillas, mi columna, mis piernas, mis brazos... Era horrible, un fenómeno. Cuando mi hermano lo vio, sentí tanta vergüenza, más aún que cualquiera de los demás. Y grabaron, y tomaron fotos, era un celebridad, yo, era una celebridad.
—Jung...
—Regresé a la casa, mi prisión deseada. Tomé mis clases privadas, me gradué, y así sucedió hasta hace pocos años en los que me incorporé al cuerpo de baile y practiqué en grupo.
Ya para ese entonces Taehyung había olvidado la pintura de uñas, se sentó junto a Jungkook y se metió de lleno en su campo visual, su sonrisa hizo contraste con la expresión dolida de Kook.
El rubio acarició el cabello negro del contrario, delineando los labios, la nariz, el rededor de los ojos.
—El mundo te dio la espalda —se acercó a tomar los labios de Jungkook en un beso que le hizo relajarse, rendirse al cuidado de Taehyungie—, le pegaremos tan fuerte, que no le quedará más remedio que darte la cara. Que ver tus ojos, tu nariz, tus labios, tu cuerpo y arrodillarse ante tu mirada, tu barbilla alzada, tu arte de la libertad. Porque si el mundo quiere recorrer el camino que tú, tendrá que resignarse a compartirlo o lo sacaremos a patadas.
Jungkook rió medio sollozó y apoyó la mejilla en la palma abierta de Tae.
—¿Qué tienes tú con las patadas?
—¿Qué? Es la mejor manera de tratar con ellos.
Kook se impulsó en sus piernas para aplastar a Tae en un abrazo contra el colchón.
—Yo también te quiero cerca.
El aplastado sonrió acariciando la espalda de Kookie, cerró sus ojos e inhaló con gusto. Más que olores, detectó paz y tranquilidad.
Se sintió feliz por primera vez en tanto silencio.
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Se colocó las gafas de lente oscura con una mueca en molesta recepción a la tan fuerte luz solar. Las cadenas de su pantalón avisaron de su presencia una vez puso un pie en la recepción. La chica tras el mostrador no tardó un segundo en reconocerlo a pesar de los lentes.
Rápidamente hizo una profunda reverencia y se excusó para ir en busca de su Madame.
Taehyung por su parte tomó las gafas con las manos y se entretuvo en pasar la suave tela de su blusa por el impoluto cristal.
—T-Taehyung...
No tuvo que levantar la vista, simplemente inclinó la cabeza hacia la derecha y le dirigió una sonrisa a Sucrush.
—Buenas tardes.
Resulta un tanto... Difícil describir la situación actual. Las botas de la ahora pelirroja resonaron al esta recorrer la estancia solo ocupada por ambos —a pesar de ello eran visibles desde el exterior, pero nadie les prestaba la suficiente atención como para preocuparse—. Así de alguna forma Tae tuvo que sostenerse para no caer hacia atrás por el peso de una constipada Sucrush encima suyo.
—Me nomino la peor consejera en la historia de la humanidad, en serio, Trump daría consejos mejores.
Kim arrugó levemente el entrecejo y la separó con delicadeza de la cintura, fijándose en la vergüenza palpable en su expresión.
—¿Qué sucedió?
—Lo que te dije de Jungkook y toda la mierda de... Todo lo que te dije —reveló una irregularidad en su dentadura al morderse el labio inferior y Tae no pudo evitar sonreír por lo aniñada que se veía justo ahora— ¡En serio lo siento tanto!
—¿Hablas de tu conclusión sobre cómo la mezcla de revelar mi relación íntima homosexual más mi lucha contra los estereotipos no era lo más conveniente?
Roja a rabiar asiente y cierra las manos en puños para no esquivar la mirada de Tae. La cual, es tan cálida como siempre.
Más aún con la ternura que suaviza sus rasgos.
—Te preocupas por cosas muy tontas, pequeña.
—P-pude haberlo arruinado todo con mi lengua largota.
—¿Todo? ¿Qué todo?
Ahora sí es una niña.
Sus uñitas púrpuras resaltaron en las blanquecinas manos cuando las llevó a su corazón de forma tan pasional, que pareciera que de haberse tardado un mísero segundo su corazón se hubiese escapado de su pecho.
—USTED Y JEON JUNGKOOK SON TODO LO QUE ESTÁ BIEN EN ESTE MUNDO.
La mueca reflejo por los elevados tonos agudos de Sucrush no hicieron a Taehyung disminuir su expresión de asombro. Este la miró saltar en el lugar y formar un literal teatro como nunca había visto. Su cerebro medio se bloqueó por toda la información masiva.
—... Y ESA MIRADA DE DEPREDADOR PARA TODO EL QUE SE ATREVIERA A TOCARLO. ES QUE SHO TE AMO, Y-Y-Y KOOKIE ES UN BEBÉ HAY-QUE-CUIDARLO.
—Vale... Necesitaremos un respirador si no te calmas.
—ES QUE ES QUE ES QUE ¡Y EL BESO POR DIOS SANTÍSIMO SEA EL SEÑOR ESE ESQUENOPUEDONONONONO!
13 minutos después
Lo único capaz de escucharse era el constante ruidito del líquido pasando por el absorbente; Sucrush acabó necesitando su calmante —un delicioso jugo de manzana— agregado a la voz de Vante cantando.
Es una niña chiquita.
Dejó la tercera cajita vacía a un lado y rechazó con un movimiento de su mano las bebidas que le ofrecía la empleada.
Así regresó a su elegante posición inicial —desparramada en la butaca plus vuelta bolita— para mirar a Tae, quien con sutileza había cesado de cantar.
—Realmente lo admiro mucho a usted, excedió mis expectativas con creces.
—Aún no sé bien de qué hablas—. Comentó en voz baja y tono relajado el rubio, ahora con parte de su mandíbula apoyada en el puño cerrado.
—Lo protejiste —Tae entrecierra los ojos sabiendo a qué se refiere—, nunca te había visto protejer a nadie.
—Bueno, supongo que nadie nunca lo ha necesitado así de cerca.
—No le quite importancia, por favor.
Taehyung acaba por cerrar sus ojos y apoyar todo el derecho de su rostro en su antebrazo, la visita a su estilista favorita resultando más perezosa de lo pensado.
—No se la excedas tú.
—Pero Tae... Tú lo quieres, ¿cierto? ¿Por qué le restaría importancia? Finalmente alguien además de mí derritió ese corazón de hielo —comenta con ligereza para darle diversión al ambiente, solo logrando que Taehyung se remueva nervioso en el lugar—. ¿Qué sucede?
—Quiere estar conmigo... Eso... Eso implica mucho. Su vida no será nada igual a la que tiene.
—Supongo que principalmente por eso quiere estar contigo, porque no está conforme.
—Ya pero... No es como si mi vida fuese fácil, los medios no me dejan respirar, Sucrush. No-me-dejan. Quería, en serio quería parar con todo —tomó una respiración temblorosa para poder continuar—. Este mes ha sido un infierno, en lugar de ganar un poco de esa paz que consideraba libertad, es como si estuviera en el ojo de un huracán del que no puedo salir.
Sucrush aguarda sin moverse siquiera a que Tae siguiera vertiendo su peso a través de los labios.
—Todo empeorará tan mal, porque no seguí tu consejo. Ahora toda la carga aumentará y yo... No quería soportarla más, no le veo sentido. Estoy nadando contra una corriente sin razón ninguna y eso me vuelve igual de necio que los que van con ella. Sin embargo... Sin embargo —alza los ojos cristalizados de la emoción a Sucrush, cruzando sin problemas por el cristal de los extravagantes espejuelos azules que lleva hoy—, lo sentí temblar, Sucrush. Lo sentí temblar, como un niño que pasa años y años con frío y se estremece al sentir por primera vez calor. Se aferró a mí con tanta fuerza, con tanta desesperación que no podía negarlo. No pude apartarlo. No quiero retroceder ahora porque eso significa dejarlo solo contra la corriente.
—Tae...
—Tengo miedo, mi única razón de todo esto, es una persona con más miedo que yo.
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Liberty
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