Decir que el ambiente tenía sobrias pinceladas novelísticas, sería muy acertado. El fondo de sonidos vacíos, como ecos en un plano secundario; las paredes de tapiz marrón y amueblado rojo.

Parecían de otro siglo, no es complejo conseguir ese efecto. Solo se necesitaban dos personas con el teatro como forma de vida. 

Y las condiciones estaban puestas.

El humo flotaba entre sus rostros y se desperdigaba alrededor, como el sutil telón que vertía sombras en lugar de personas propiamente dichas. Se veían a través de esa capa, estudiándose a fondo con nada más que las miradas.

Son tan diferentes que no entienden... No llegan a comprender por qué se reconocen como un extraño paralelo del otro.

Taehyung relame sus labios moviendo a fuerza de muñeca el líquido dentro del vaso cuadrado, en mareas lentas y silenciosas; ve los labios agrietados y con color pálido de la contraria moverse mientras relata, rodean unos segundos la boquilla de su pipa, y segundos después exhala una nueva capa de humo antes de hablar nuevamente.

—Las diferencias entre los movimientos propiamente feministas entre el mundo occidental y oriental, son bastante fáciles de captar —la mano enguantada va hacia su cabeza y aplasta el cabello extremadamente corto, más como un acto reflejo nacido de una vieja costumbre, que por necesidad—. Uhm... No es que los hombres asiáticos practiquen la misoginia¹ en mayor magnitud que los occidentales, es solo que... Cómo explicarlo, no lo disfrazan. Lo hacen de forma abierta, sin tapujos o vergüenza. Mientras que los occidentales tienen la cultura de caballerosidad. Los asiáticos no, lo que nos pone en esta situación.

Tae moja sus labios con la bebida y continúa viendo el reflejo de las luces amarillas en el techo bailando en los ojos castaños. Pequeños, maduros, fríos, cálidos, tranquilos, tormentosos: Ojos de una feminista.

—¿Sabes que en la guerra coreana los hombres enviaban a las mujeres para verificar dónde se encontraba el territorio de las minas? —ella esboza una pequeña sonrisa—. Era peor que caminar por la tabla de los barcos, eso no lo sabías, ¿verdad?

Taehyung aprieta los labios y se fuerza a sí mismo a sostenerle la mirada, a no bajar las orejas como un perro regañado. No tiene que avergonzarse. 

Simplemente...

Solo es...

—Es muy fuerte.

—Bueno, nosotras también.

Sostiene la pipa entre sus labios para colocarse correctamente el saco, metiendo los brazos en las mangas.

—¿Planean llevar una... Guerra? Por así decirlo.

—¿Guerra? ¿De forma abierta?

Asiente.

—Nah, estamos en desventaja. Somos más inteligentes que eso, la guerra lo llevamos como los hombres quieren.

—¿Y eso sería?

Lo miró con los ojos entrecerrados por la presión facial mientras inhalaba una vez más. La cercanía entre ambos en la barra era muy cómoda, el bar era más como un club de billar de un espacio muy reducido, con público selecto. 

—Somos algo así como ratas. Y eso está bien, somos ratas avanzadas. Podemos hacer de todo, lo que pueden hacer los hombres, y lo que no; así como ustedes pueden hacer lo que nosotras, en parte, claro está. Y las ratas son buenas mientras no se amontonen, mientras estén incomunicadas unas de las otras; porque solo de esa manera se pueden controlar. Estamos sobreviviendo como las ratas que nos han hecho, tomando control, devorándolo todo en silencio —Park apoya su codo en la barra, su mejilla en la palma de la mano enguantada, a una distancia prudente de la pipa—. ¿La esposa del jefe de policía? Una rata ¿Esa que ves junto al científico que formula armas todos los días? Una rata ¿Las encargadas de limpiar las áreas estériles y prohibidas de todo el estado? Ratas —sonrió—.  Poco a poco, señor Vante. La ley del aborto es solo el inicio.

Taehyung la mira desde su lugar, los redondos ojos de Bambi absorbiéndolo.

—4B... ¿Sienten ese nivel de... Repulsión a los hombres?

—Mhmjum... ¿Y tú? ¿Cómo te sientes respecto a la posición que tienes?

—¿Bromea? —Taehyung vacía el vaso con una sonrisa y lo deja con un golpe seco en la barra antes de regresar a mirarla, algo más risueño—. Me vuelve loco, inventan cada cosa. Incluso, hace mínimo diez años me hice la operación de doble párpado, pero solo en uno de mis ojos; hay especulaciones de que haberlo hecho en solo uno de mis ojos es un acto de rebeldía en representación al movimiento de escape del corsé² ¡Ni siquiera recuerdo por qué carajos solo me operé un ojo!

El tono agudo y las expresiones de Taehyung lograron sacarle a Jinha la primera carcajada, que justo como el humo salido de su pipa quedó flotando entre ambos.

Ella también lo miraba con algo que superaba la curiosidad. Tan diferente, tan... Raro.

Se observaban como si tuvieran una cascada que les permitían ver un difuso reflejo de ellos mismos. Se veían en el otro, y no se suponía que sucediera

—Quiero besarla—. Confesó Taehyung en un apropiado tono de voz.

Y no recibió sorpresa por eso, como estaban, a punto de rozarse las rodillas, era obvia la cercanía que se deseaba. Pero Taehyung, para su alivio, detectó en sus ojos lo mismo que él sentía. 

Bueno, no lo que sentía, porque no podía descifrar eso ni siquiera en él mismo. Pero al menos lo que no: Atracción sexual o curiosidad de esa índole.

Simplemente quería.

¿Es raro querer algo sin motivo?

Cuando llega el momento en que sientes eso, sabes que solo es un instante, uno irremplazable.

Como la reunión actual.

—¿Por qué?

—Siendo todo lo sincero que puedo, me interesa saber su manera de besar, su lenguaje corporal.

Enarca la ceja.

—Me ofendería, pero es algo... Extrañamente mutuo.

Taehyung la mira dejar la pipa sobre la barra y los dedos enguantados se ciernen en su mandíbula con suavidad, tanteando terreno. La mira proceder con los ojos abiertos, pequeños labios que tocan los suyos y espera, unos instantes demasiado cortos como para ser contados, pero necesarios. En el momento exacto Taehyung agarra su cintura y le da la vuelta empujándola contra la barra, sus labios pegan sin respeto ni cuidado, como un real depredador que ha esperado ese momento exacto. 

Y ella no lo soporta.

Nadie lo ha hecho, de cualquier forma.

Entierra los dedos en el estómago de Taehyung provocándole dolor, y este deja ir sus labios con una sonrisa, mirándola desde arriba y con el cuerpo manteniéndola quieta.

—Hasta que dejas ir la piel, ¿o no Señor lobo?

Inhala por la nariz y se aparta con las manos temblorosas de la adrenalina, la observa arreglarse la ropa.

—Tus labios no son lo suficientemente delgados—. Comenta Kim regresando a su banco giratorio ante la barra.

—¿Disculpa? Son los tuyos los demasiado gruesos.

—Puf, mis labios son deliciosos.

—Pero no tan sustanciosos como tu ego, definitivamente.

Tae lanzó una carcajada y Park pudo ver la miel encendida en sus ojos antes pardos. 

Sí, era muy hermoso.

—Dígame, señora Park, ¿qué haría si se diera el caso de que se enamorase de un hombre?

La digna representante de las 4B regresó a su pipa, mas la puso de vuelta a la barra con una mueca al comprobar que para continuar fumando antes tendría que prepararla nuevamente.

—No se ha dado el caso, y ahora mismo me encuentro en cierta situación con una flor que no me deja escapar.

—¿Ah sí? No me diga.

—Pues sí. ¿Y usted? Conozco del bailarín, como todos los que saben su nombre, apuesto.

Jinha lo mira suspirar y toda la tensión en sus hombros acaba por desaparecer, apoya la barbilla en la palma de la hermosa mano y mira al techo de luces amarillentas como un real adolescente enamorado.

—Ugh, la estrella que nunca acabo de alcanzar, señora Park.

—Bueno... —desde afuera de la conversación los presentes no pueden evitar mirar ambos personajes tendidos sobre la barra, uno puchereando a su bebida terminada y la otra mordiendo con roña de niña pequeña la boquilla de su pipa— Mi flor es puro fuego, y no es que quiera apagarlo pero...

—¡Exacto! ¡Justo eso digo! No es que quiera atraparlo pero...

—... Si al menos por un segundo...

Se miran al coincidir en la frase imposible de concluir al menos por el momento y sin poder evitarlo estallan en carcajadas.

—Buena suerte con su estrella, Señor Vante.

—Buena suerte con su flor, Señora Park.

Con un último estrechón de manos se despiden, pero en ese justo momento Taehyung formula la incógnita que desde el inicio le incomodaba.

Ya se ha arriesgado tanto en las últimas horas ¿Por qué no una última vez?

—Señora, ¿por qué siempre tiene guante en esa mano?

Enarca la ceja aún con la mano contenida por la del rubio.

—Por moda.

—No me mienta, su mano falla, lo he notado. Aunque no está obligada a contestar, claro está.

Jinha retira la mano y suspirando se quita el guante de su mano derecha, la cual por desgracia sigue usando con mayor regularidad por la costumbre.

—Me gané el respeto de las mujeres de este país así —muestra los nudillos destrozados, con horribles cicatrices mellando lo que en algún momento fue una piel impoluta; las marcas de operaciones y deformaciones en la mano son muestra de lo que no se recuperaría otra vez. Taehyung solo observó—. En una manifestación se metió un borracho con una de nosotras... Mi hermana, para especificar. Rompí la botella en la pared y luego llené mi mano de los cristales... Le quería pegar con ganas, es todo lo que puedo decir. Él quedó paralizado del lado izquierdo de la cara, y desfigurado en gran parte.

—Le... Dolió mucho eso, apuesto.

Comentó Tae pensándose lloriquear con una cortadita, y por otro lado estaba esta mujer desfigurándole el rostro a un hombre mientras ella destruía su propia mano.

—Por suerte no perdí ninguno de mis dedos—. Dijo ella en cambio.

—¿Cree que valió la pena?

—¡Por supuesto! Solo hay que mirarme —sacudió su mano en forma de despedida—. Adiós, Kim Taehyung.

Tae la dejó ir con un suspiro.

«Estoy exhausto»

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Liberty
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¹misoginia: Aversión u odio a las mujeres.
²Escape the Corset (escape del corsé) es otro movimiento contra los severos estándares de belleza surcoreana. Algunas adherentes comparten videos virales en los cuales destruyen sus colecciones de maquillajes y cosméticos.