—La sombra de una estrella es borrada por los últimos acontecimientos, fuentes confiables anuncian haber visto al señor Vante seis años después de su desaparición; las fotografías de la boda fallida de Kim Taehyung no han dejado de ir y regresar como fantasmas en las noticia; más aún sus razones del divorcio, razón principal de su regreso, ¿tal vez? —Jimin eleva una de las comisuras de sus labios con gracia al notar el estremecimiento del azabache a su lado—. Vante continúa siendo un misterio, justo como las razones de su huída años atrás, cuando dio el golpe sin violencia que más ha revolucionado en los últimos sesenta años. El señor crítico volvió a las minorías débiles la gran mayoría bajo el movimiento sacado de su teoría social. Así dejaron de encerrarse en consignas feministas, de LGTB+, de explotados por sus etinias. Comprendieron que todos querían lo mismo y ello no era ser entendidos, sino ser respetados y aceptados.

—Seis años y continúan hablando de lo mismo—. Murmuró Jungkook en un suspiro.

—Espera, no he terminado, viene lo más interesante —lo calló el rubio con tono desaprobaron, mismo que desapareció cuando por sus labios brotó la continuación del artículo—. Todos vieron sorprendidos cómo mujeres homófobas convivían con bisexuales y dévotos a Dios protegían a los transexuales; por encima de sus límites de tolerancia estaba la necesidad de cambiar el mundo, incluso dispuestos a cambiar ellos primero. Ese fue el alcance del movimiento “Soy yo” que ha tenido todo este tiempo como líder ideológico a un desaparecido que, años después, regresa para ocultarse tras sus cortinas. ¿Se acerca otra ola con la llegada de Vante? —Jimin dejó la revista sobre la mesa y centró su sonrisa en el amigo que llevaba tanto tiempo sin ver—. ¿Por qué habrá regresado nuestro Taehyungie, mhm?

—Ni siquiera sabía que se había ido, ¿no has hablado con él?

—No, solo habla con Namjoon —protestó con el puchero que no perdía ni con treinta y cuatro años en la espalda—. Quisiera presentarle a Charlie, apuesto a que sería un tío excepcional, incluso con todos los cambios de los que a veces me habla Yoongi...

—¿Cambios?

Jungkook apenas había llegado del aeropuerto hacía cuatro horas, solo pudo dormir dos antes que su mejor amigo le aporreara la puerta con sus pequeños puños pero gigantesca boca. El reencuentro lo tenía aguantando el sueño y dolor de cabeza con todas sus fuerzas.

—Sí —Jimin se acercó con confidencialidad, como si las paredes tuvieran oídos. Ya Jungkook se había acostumbrado a la cercanía de su mayor, seis años no bastarían para hacerle perder la práctica—. Dicen las malas lenguas que casi siempre tienen razón, que el matrimonio de Taehyung había sido un desastre por su culpa. La noticia llegó a la prensa por una declaración de la despechada mujer ante cámaras, dijo que no había conocido a hombre más cruel que aquel y que su mayor error había sido casarse con alguien que, desde el inicio, le dijo que la iba a dejar. Ella se anunció muy enamorada y ciega, pensaba que con su amor podía iluminar la vida del oscuro Vante; habló que después de la noche de bodas Taehyung fue incapaz de siquiera ganar una erección por ella y comenzó desde aquel justo momento a buscar a putas y acompañantes, los llevaba a la propia casa que compartía con ella y los acostaba en su cama. Duraron casados tres meses y de lo único que no se quejó la mujer fue de violencia, le preguntaron tanto del tema que dio más detalles; dijo que por mucho que lo molestara, Taehyung siempre encendía un cigarrillo y se quedaba oculto tras el humo, encerrado en sus pensamientos hasta que ella le tocaba el brazo y tras eso desaparecía por días; al regresar tenía otra ropa puesta, otra puta que llevar a casa y una mirada hacia la mujer que no hacía más que enfriarse.

—Vaya...

—Yoongi y yo creemos que no todo puede ser falso, incluso con la imagen del Taehyung que conocimos. Sé que ese Min sabe más de lo que cuenta, Namjoon es el único amigo con el que Taehyung ha querido mantener contacto y se encarga de todo, de las cuentas, las revistas, los movimientos sociales, la privacidad de Taehyung... Todo, incluso concertó la boda por sí mismo para que no hubiesen problemas.

—Pero... ¿Por qué Tae...?

—Nadie sabe... Pero bueno, tampoco me has dicho por qué regresaste tú.

Jungkook se encogióbde hombros con fingida indiferencia y acabó de beber el chocolate de su taza.

—Ya tomé suficiente de la tierra extranjera, ahora solo quiero mi familia.

«Y en eso incluyo a Taehyung» agregó en su mente, pero, según la mirada de Jimin, pareciera que fue dicho en voz alta.

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La alarma impactó de pleno en el silencio de la habitación con tal brusquedad que Taehyung solo pudo reforzar la posición de sus párpados y retorcerse con pereza entre las sábanas. Unas que por el calor se pegaron de forma tan insoportable a su piel que no tardó en despertar.

Pero Taehyung no tenía alarma en el celular y la sonata tocada por su saxofonista favorito dudaba mucho que estuviera brotando del móvil de alguno de los tres cuerpos sobre su cama.

Exhaló un bufido y con un quejido por lo bajo se quejó por el ardor a lo largo de su mandíbula, palpó la piel sensible, solo le quedaba fulminar los desconocidos que yacían inconscientes con la mirada. No estaba seguro de cuál bestia había provocado que su boca doliera de aquella manera.

—Jodidos inútiles—. Murmuró pisándolos al cruzar por encima de sus cuerpos para salir de la cama.

Ignoró las protestas al contestar el celular—: Dime Nam.

—Gracias a Dios que le dejaste puesto el volumen a tu celular, ¿estás solo?

—Eh... Sí, claro—. Respondió mientras sus manos rebuscaban en los cajones algunos billetes.

—Muy bien, ¿recuerdas que te dije hace tres días que Jungkook había regresado?

—¡Ajá! —miró sonriente los billetes y llamó con chasquidos de los dedos a la mujer y los dos hombres que somnolientos levantaban de la cama—. Eh, Jungkook, sí, sí, recuerdo eso.

—Pues se está dirigiendo a tu casa ahora mismo.

—Ah, bueno, ¿eso qué tiene que ver conmigo?

—¿Cómo que qué tiene que ver contigo?

—Oye, oye, no toques eso, chiquilla, ni con coño de oro te perdono que lo rompas.

—¿Qué? ¡Dijiste que estabas solo, Taehyung!

«Joder menudo estrés tan temprano en la mañana»

—Salgan ya, vamos vamos, cierren la puerta al salir —regresó la atención a Namjoon—. Mira, no sé para qué me llamas. Jungkook no es especial, lleva el mismo protocolo y cuando cruce los límites de la propiedad llamas a la policía, punto.

—No puedo hacer eso, Taehyung...

—Por supuesto que puedes, te has encargado de cosas más complicadas.

—Todo tiene un límite, no trataré así a mis amigos.

—Oh... Tus amigos.

—Sí, ponte todo lo molesto que quieras pero Jungkook tocará tu puerta y, por si no lo recuerdas, aún tiene la llave de esa casa. Ten buen día y ponte decente, por favor. Jungkook ha cambiado muchísimo y... No quiero que te vea así.

—¿Te avergüenzas de tu buen amigo, Namjoon? —. Preguntó Taehyung con una sonrisa sin gracia.

—¿No lo haces tú?

—Ya, entendí tu punto. Si le demuestro que estoy perfectamente me dejará en paz, ¿cierto?

—Más o menos.

La puerta sonó y Taehyung supo que se habían ido.

—Vale, gracias por avisar.

—Recuerda que regresaste para no estar solo, Tae...

—Eh... No, lo hice porque cerraste mis cuentas sin mi permiso, con la condición de que regresara. No quieras pintar de rosa un fondo negro, Namjoon.

—Ya... Escucha, tengo un tiempo en la tarde, podemos vernos y—

—No quiero, adiós.

Así colgó la llamada, el gran Vante llenó de aire su pecho y lo soltó transformándolo en sensaciones negativas expulsadas a la atmósfera.

—Bueno, nunca está de más dar un buen espectáculo.

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Liberty
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Actualización 2/3