« Si alguna vez te sientes listo, yo te busco dónde estés. »

La relación tuvo sus altos y sus bajos, más que nada por Freddy, la culpa, y más que nada la confusión en su cabeza no le dejaba avanzar en la vida con otra relación. Apesar del amor que le tenía a Chip, no se sentía para nada merecedor de aquel cariño que se le daba. Intentó escapar y Chip lo encontró, lo atrapó justo en la entrada de su residencia. En la mente de Freddy, escapar era la única forma de solucionar las cosas. No sé sentía listo para estar con Chip, ni para decirle que no quería una relación por sus miedos internos, el pánico que existía en su ser al ver que se iba como si nada con sus amigos. El terror en su mente por los escenarios ficticios que se creaba sobre qué Chip estaba allá afuera engañándolo.

Freddy no escapó, pero decidió irse después de hablar con Chip. Regresó a Francia dónde se quedó por un largo tiempo, alejado de todos, hasta de su propia familia. Necesitaba pensar, reflexionar sobre lo que había ocurrido en ese tiempo y tomar una decisión. Aunque no fue sin ayuda, recibió atención psicológica de paso para ayudarlo a resolver dudas.

Chip jamás dejó de esperar a Freddy. Él esperaría lo que fuera necesario, no importaba si eran años. Él estaría ahí esperando con los brazos abiertos a cuando Freddy esté listo para volver, y en caso de que no quiera nada con él, también estaría bien.

Al final, la relación de ambos no culminó en desastre. Freddy volvió mejor y con la respuesta de millones de dudas. ¿Había sanado las heridas del pasado? Sí. Su noviazgo comenzó con normalidad, como si nada hubiera pasado al decidir dejar el pasado atrás.