Freddy llegó a casa después de un largo día de trabajo. La empresa era un desastre esa semana y tenía que arreglar varios proyectos. Estaba estresado, sentía dolor en la cabeza y cansancio en general. A pesar de que tenía ayuda de su madre y también de varios de sus hermanos, parecía que aumentaba el nivel de trabajo. Suspirando, entró a su residencia, dejando sus pertenencias en el sillón, quitándose el saco junto con la corbata para tomar aire.

No solo eso había ocurrido ese día. Había algo más y que le hacía querer llorar de la nada, incluso lo hizo apenas estuvo solo en su oficina. Apretando el sillón, se desmoronó, llorando en silencio y cubriendo su rostro con sus manos.

—¡Corazón! —escuchó a su esposo llegar a casa. Chip fue rápido a encontrar a Freddy apenas vió que su auto estaba fuera. Al estar frente a él, de inmediato se preocupó al escucharlo llorar. —Freddy, mi amor, ¿Qué pasa, corazoncito? —preguntó asustado, sosteniendo a su esposo con cuidado para intentar así verlo.

Freddy volteó, abrazandolo de inmediato, llorando contra él todo lo que se había guardado en el día. Los brazos alrededor del cuello de su esposo, quien de inmediato le devolvió el abrazo, no sabiendo qué pasaba por la mente de su pareja. Decidió no preguntar, solo dejó que Freddy se desahogue todo lo que quiera en espera que todo se calme.

El Fazbear poco a poco fue calmando su llanto, separándose de Chip para verlo. El mexicano le agarró de las mejillas con cuidado, mirándolo a los ojos. —¿Qué pasó, angelito?, ¿Por qué lloras? —cuestionó.

—Fue en la empresa. —susurró adolorido. —Bonnie regresó y lo primero que hizo fue buscarme, exigirme explicaciones de lo que estaba pasando y el porqué decidí casarme contigo. —explicó triste, mirando hacia abajo, aferrándose una vez más a Chip.

—¿Qué? —preguntó confundido. —¿Cómo te encontró?, ¿Qué más te dijo? —preguntó molesto al pensar en Freddy estando frente a Bonnie quien le gritaba. Freddy no quería decir más, solo que las palabras que salieron de su ex pareja fueron duras y directas, no se guardó absolutamente nada, hasta el golpe que le dió le seguía doliendo en la mejilla.

—No pasa nada. A-además estoy estresado, tengo mucho trabajo que hacer en la semana y necesito pensar en lo que voy a hacer con los proyectos. —explicó, separándose de él, sonriendo para darle confianza. —Estoy bien, solo quiero dormir.

Chip asintió. —Bien. Mañana iré contigo a la empresa para ayudarte en cualquier cosa. Ahora vamos, voy a prepararte un baño y la cama. —le dió un beso en los labios, llevando a Freddy a la habitación para hacer lo de siempre.