—Freddy Fazbear.

El nombrado volteó apenas escuchó, dejando de mirar por los enormes ventanales de su oficina que daban hacia la enorme ciudad. Suspirando, miró de nuevo hacia la ciudad, cruzando sus brazos. No quería verlo ahí, no estaba de buen humor para hablar sobre lo que había pasado.

—Sr. Fazbear. —fue llamado otra vez.

—No me gusta que me hables así, Chip. —respondió sin dejar de ver por los ventanales. Le gustaba ver por ahí la ciudad cada que necesitaba un descanso. —estamos casados desde hace cinco años, llevas trabajando para mí por dos años, las formalidades no son necesarias para tí. —explicó.

—Eres mi jefe.

—Y tu esposo. —volteó por fin. — así que me llamarás angelito. —se sentó en su silla de escritorio, cruzando sus piernas como siempre hacia al sentarse. Mirando fijamente a Chip, quien solo le sonrió. Chip no podía ser tan formal con Freddy ni siquiera en el trabajo, así que se dirigía a él como siempre lo hacía.

Freddy se lo permitía. Jamás en la vida dejaría que un empleado -que no sea Chica- se refiera a él con su nombre completo o solo con el primer nombre, siempre debía de ser "Sr. Fazbear."

—Bien, y como tú esposo tengo el derecho de decirte que la actitud que tuviste con esa gente no fue apropiada. —puso el tema sobre la mesa, acercándose más para ver a su angelito, quien de inmediato rodó los ojos por lo molesto que era con eso. —Mi amor, no puedes andar haciendo sentir mal a la gente.

—¿Por qué no? ¡Ni siquiera lo hice llorar! Solo le dije lo que pensaba del proyecto... El cual es cierto que es una basura, y que no sirve para trabajar en la empresa, ¿Eso es mucho para entender? —preguntó a la defensiva, clavando su mirada en Chip.

—Tal vez se lo pudieras haber dicho con un poco de sutileza, más suave.

—No. Aquí no puedo tener gente así, Chip. Necesito gente que sepa trabajar, ¿Acaso no sabes cuánto tiempo les otorgué para realizar el proyecto? Tres meses, es suficiente. —respondió, mirando a otro lado.

—Freddy...

No había manera de cambiar la opinión de Freddy, era el jefe de la empresa después de todo. La verdad es que Freddy daba bastante miedo cuando se ponía en su papel de empresario; serio, frío, toda esa carita de angel desaparecía al momento de entrar a la empresa, se convertía en otra persona.

Aunque no pareciera, Freddy era el que "mandaba" de cierta forma en la relación. Él tenía todo el poder del mundo sobre cualquier persona, obtenía lo que quería al momento y no había forma de llevarle la contraria en su propia empresa familiar con la cual él creció.

Desde pequeño le enseñaron sobre los cargos de Las Empresas Fazbear, obvio sabía cómo manejar una a la perfección.