En el viaje a casa, la señora Im dijo que le harían unos estudios de la garganta y del cerebro, cosa que le pareció raro y preocupante a Jeongyeon.

Eran mejores amigas, conocían todo de la otra, pero nunca hablaron de la mudez de la chica, era un tema que evadían, y Jeongyeon no sabía nada.

Nayeon seguía distante, pero volvió a sonreír cuando llegó a casa de sus tíos, saludando a una mujer de vestimenta extravagante y a un hombre que parecía bastante más mayor que su esposa.

La hombre se presentó ante Jeongyeon como Siwon, y pidió que no lo trataran formal porque lo hacían sentir viejo.

La mujer resultó ser muy parlanchina, y algo en su personalidad le hacía recordar a Hwasa.

— Entonces, Jeongyeon— dijo la mujer en cierto punto de la cena — ¿Cómo conociste a Nayeon?

— Escuela, somos compañeras de clase — respondió.

— Jeongie es muy buena con Nayeon — la señora Im tenía una sonrisa — Siempre le regala cuadernos para que pueda hablar.

Nayeon pareció avergonzarse, bajo la cabeza, concentrando en masticar.

Jeongyeon lo notó, pero considerando que estaba distante con ella decidió no hacer nada.

— ¿No hablas con señas? — Siwon abrió los ojos ampliamente, pasó su mirada de la señora Im a Jeongyeon, ambas negaron — ¿Nunca aprendiste?

— No es necesario hablar con señas para comunicarme con Nayeon — dijo Jeongyeon, un poco molesta—. Si ella quiere hablar de algo lo escribe. Si yo quiero algo ella me escucha. E incluso si no decimos nada nos entendemos.

Siwon asintió.

— Te comprendo, pero lo que digo... En todo lo que conoces a Nayeon, ¿No sabes nada del lenguaje de señas?

Jeongyeon negó.

El tío pareció decir algo, pero Nayeon hizo una seña y el señor cerró su boca, dejando el tema.