Momo y Mina se quedaron en la entrada de la casa de los Im hasta que el auto arrancó, agitando los brazos para despedirse de sus amigas hasta que dejaron de verlas.

Con ambas sentadas en los extremos de los asientos traseros, Jeongyeon no tardó en hacerle señas a Nayeon para que se sentará a su lado, y la chica no dudó en desabrochar su cinturón, pasando al asiento del medio para abrocharse junto a Jeongyeon.

— Te traje tus caramelos — dijo Jeongyeon sacando una bolsita de la mochila a sus pies.

Nayeon sonrió, mientras tomaba los caramelos con envoltura rosa con una sonrisa.

— ¿Quieres escuchar música?

Nayeon asintió, masticando un caramelo, abultando sus mejillas de forma adorable.

Jeongyeon conectó los auriculares a su celular, entregándole uno a Nayeon.

En su celular tenía dos pistas de música principales, una de ella y otra de Nayeon, teniendo en esa canciones de de K-Pop de melodías bastante alegres y pegadizas, ya que la muda tenía cierto gusto por los grupos de chicas.

En cambio, la pista de Jeongyeon tenía la mayoría de canciones en inglés.

Eso no quitaba que escuchara otras cosas, pero siempre volvían a lo mismo.

Y así es como empezaron escuchando Whistle de BLACKPINK, bajo la mirada de los padres de Nayeon por el espejo.

Jeongyeon miró por la ventana todo el camino, y no le dio mucha importancia cuando Nayeon apoyó su cabeza en su hombro y quedó dormida.

— Jeongie— llamó la señora Im, quien tenía sus apodos especiales para cada una.

Jeongyeon se quitó su único auricular para escuchar a la mujer.

— Nay te quiere mucho, ¿Lo sabes?

Supo que la mujer sonreía por su tono de voz.

— Y yo también la quiero mucho, señora Im — respondió Jeongyeon.

La mujer se giró para mirarla, con esa sonrisa maternal, habló un poco más bajo que antes.

— Quiero que te quedes a su lado por más de lo que pueda reaccionar ante cualquier cosa que diga el médico, ¿Sabes? — las palabras la extrañaron.

— ¿Por qué? — Jeongyeon sonaba preocupada.— ¿Le pasa algo malo a Nayeon? — sus ojos se escaparon a la castaña en su hombro, quien se removió un poco.

— Es un tema delicado — dijo la mujer, al ver que Nayeon se movía, frunció sus labios.— Después te explico mejor.