Luego de unos minutos, SooBin y HueningKai llegaron al nuevo instituto, donde iba a cursar HueningKai su último año de secundaria.

—Bueno amor, llegamos~ acuérdate que te pasaré a buscar por el patio delantero, ¿bien?

Dijo SooBin soltando la mano de HueningKai, haciendo que asintiera con la cabeza y le diera un besito en la mejilla.

—Adiós SooBin hyung~...

—Adiós amor, te dejé unos sándwiches en el tapercito en tu mochila y acuérdate que te pasaré a buscar por-

—Por el patio delantero SooBin hyung, lo sé~

Dijo HueningKai soltando una pequeña risita, haciendo que SooBin acariciara la mejilla derecha de HueningKai y le diera un besito en los labios rojizos.

—Te amo, ¿Si NingNing?...

—Si SooBin hyung~

Dijo HueningKai asintiendo con las mejillas rojas, haciendo que SooBin soltara una pequeña risita y soltara la mano de HueningKai.

—Adiós amor

Dijo SooBin yéndose a su respectivo hogar, una vez que SooBin se fue, HueningKai empezó a caminar por el pasillo, donde pudo visualizar que los estudiantes miraban su faldita y sus piernas.

Haciendo que HueningKai se sintiera un poco incómodo ante esas presencias, sólo empezó a bajar un poco su faldita para dejar que lo miraran.   

Su falda es muy corta, seguramente para llamar la atención, ¿Quién lo querrá así?

Más, y más palabras escuchaba, más y más las mismas palabras escuchaba HueningKai.

Gordo, feo, nadie te amará ni te querrá así.

Los ojos de HueningKai, no tardaron en cristalizarse, tampoco tardó en qué los estudiantes comenzarán a reír a carcajadas, dándole un nuevo apodo a HueningKai, bebé llorón.   

Eso bastó a que HueningKai, se fuera con las mejillas ya llenas de lágrimas a los baños, encerrándose en uno de los cubículos que había en los baños.

HueningKai, al encerrarse en el cubículo, se sentó en la tapa del inodoro y apoyo su frente entré sus rodillas y rodea sus brazos en sus piernas descubiertas.    

—B-Basta~... N-No quiero ser así~ e-es mí culpa~ mi maldita c-culpa~

A HueningKai, realmente no le importaba en estar encerrado en un cubículo toda la mañana ahí, prefería llorar, y repetirse aquellas palabras.

¡Gracias por leer!
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