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| Celos. |

Despertó con los brazos de Tony alrededor de su cintura. El mayor lo está sosteniendo con firmeza, como si no quisiera dejarlo ir.

Sonrió mientras logra sacarse los brazos de Tony de su cintura. Tenía que prepararse para ir a la Universidad. Sólo esperaba que el tiempo pasara rápido para volver nuevamente con Tony. Ambos pensaban salir a tomar un café luego de sus clases.

—Me dejaste solo

Sonrió divertido ante el reproche de Tony, mientras se quitaba la toalla y comienzaba a vestirse.

—Sabes que tengo que ir a clases. Además, estabas durmiendo tan tranquilamente que no quise despertarte.

Tony frunció un poco el entrecejo mientras observaba como se ponía unos jeans.

—Bien, lo entiendo, sin embargo, podías haberme avisado y nos hubiésemos bañado juntos.

—Quizás si. Pero ahora ya me duche así que eso está fuera de discusión.

Tony no peleó con él, solo observó fijamente como terminaba de vestirse y de arreglarse.

Su iPhone sonó con un mensaje, lo leyó y rodó los ojos antes de ponerlo sobre la mesita de noche nuevamente.

—¿Quieres que te vaya a dejar?

Asintió, aunque le dijera que no, sabía que siempre terminaría llevándolo.

—Claro, amor.

Tony sonrió ante el mote cariñoso. Antes jamás le había gustado que le dijeran apodos cariñosos, pero las cosas habían cambiado mucho hasta el día de ahora, evidentemente.

—Entonces me voy a duchar. —Peter asintió mientras estaba revisando el horario para ver que materias tenía ese día.

Le sorprendió un poco lo normal que Peter se había estado comportando desde que habían hablado, pero sin duda alguna le gustaba bastante.

Le encantaba que Peter se centarara en otras cosas.

Rodó los ojos.

Harry había estado insistiendo todo el día para que salieran a tomar algo y ya le había dicho que no muchas veces.

—¿Harás algo mañana? —Harry volvió a preguntar.

Encendió un cigarro, luego hizo a un lado su comida. Hasta le apetito había perdido ya.

—Si, voy a salir con Tony a hacer algo importante.

El chico frunció el ceño. Michelle los observó un poco dándose cuenta de que ya estaba irritado.

—Harry —Michelle atrajo la atención de el chico—. ¿Podrías dejarme un rato a solas con Peter por favor? Tenemos algo importante que hablar.

El chico le sostuvo un rato la mirada a la morena, antes de bajarla y asentir.

—Nos vemos luego, Peter —asintió con la cabeza, deseando en lo más profundo de su alma que no fuera así.

Michelle agitó la mano despidiéndose de el ojiverde.

—Gracias —Michelle se encogió de hombros, él le dio una calada más al cigarro antes de apagarlo.

Agradecía que Harry se hubiese ido, así no tendría que acabarse el cigarro para quitarse la irritación y relajarse.

—Pensé que habían dejado de fumar.

Alzó una ceja, se dio cuenta de que la chica había estado en comunicación con Tony. Ninguno de los dos se lo había dicho.

—Había, tiempo pasado. Aunque este es el primero que fumo después de unos cuantos días. En serio, no tendría que haberlo hecho de no ser porque Harry me irrita demasiado.

Michelle asintió, dándole la razón.

—Parece obsesionado contigo —admitió ella. Él lo sabía, sólo esperaba que Harry no se topara con Tony ninguno de esos días.

No quería dramas innecesarios en ese punto de su vida.

—Lo sé —ella le observó—. Me estresa demasiado. Gwen también ha estado muy cerca de mi. Ambos me han estado mandando muchos mensajes.

—Quizás debas ponerlos en su lugar.

Quizás Michelle tenía razón y debía hablar con ellos antes de que Tony se metiera también. Había notado que el mayor solía ser muy celoso y posesivo.

—Lo pensaré.

No aguantó a estar sin fumar el resto del día cuando Harry había vuelto a acercarse a él en la clase que tenían juntos.

La culpabilidad le embargó al final y pensó en como se lo diría a Tony.

Decidieron leer un rato en una cafetería poco concurrida.

Tony había notado que estaba algo irritado, por lo que había decidido que lo mejor era estar en un lugar con poca gente para no estresarlo más.

La mesera los había atendido bastante rápido, Tony había pedido un café negro sin azúcar y Pie de manzana, mientras que él había pedido un café con leche y tarta de chocolate.

—No deberías comer tanto dulce. —Tony dijo con suavidad.

—Claro que sí, tengo mucho de no comer cosas dulces, señor Stark.

Tony le sonrió divertido.

—Bueno, no digas que no te lo advertí cuando más tarde no puedas dormir y quieras que juegue contigo.

Peter le sonrió pervertido, pero luego se puso serio cuando su iPhone sonó con un nuevo mensaje.

—Joder.

Tony fruncio el entrecejo.

—¿Estás bien? —el mayor interrogó, preocupado.

Peter le miró antes de negar.

—Me siento estresado —admitió lo que Tony ya había notado—. Por algún motivo, Harry ha estado casi encima de mi todo el día. Me irrita demasiado que este tratando constantemente de salir conmigo.

Tony apretó los labios.

—Puedes apagar el teléfono —Tony sugirió, notó la molestia en la voz, así que decidió hacerle caso.

No quería decirle cosas a Harry de las que luego fuera a arrepentirse.

—¿Qué vas a leer ahora? —preguntó, tratando de cambiar de tema.

Tony se relajó visiblemente.

—Empecé un libro de ficción en la oficina —admitió Tony un poco tímido, él alzó la ceja ante eso.

Tony jamás se mostraba tímido.

—¿Y?

Tony no contestó ya que la mesera llegó con su pedido y luego se marchó.

—¿No leerás tu hoy? —Tony cambió de tema. Él negó con la cabeza.

—No me siento de humor, tal vez escriba algo dentro de un momento —Tony asintió, mientras miraba algo atrás de él.

Se giró para ver que era lo que estaba viendo y frunció el ceño al ver que estaba observando a un par de chicas que estaban en la otra mesa.

—Esas chicas te están observando mucho.

Tony parecía un poco molesto, cosa que lo hizo sonrió divertido.

—Una lástima que no esté interesado en mujeres ahora —bromeó, siempre se había declarado bisexual pero jamás se había enamorado de una mujer, aunque si le atraían algunas.

—No es gracioso —Tony murmuró antes de inclinarse hacia adelante y besarlo.

Sonrió en medio del beso mientras dejaba su mano en el cuello del mayor.

—Me encanta cuando eres posesivo —susurró sobre los labios de Tony.

Tony sonrió dejándole saber que eso se lo recordaría más tarde, cuando estuvieran en el departamento de alguno de los dos.

—Me alegra, es algo que no puedo eliminar de mi sistema —Tony admitió.

Él se divirtió molestando a Tony mientras escribía un poema. O al menos lo intentaba.

Lo cierto es que no era nada bueno para ello a pesar de que amaba la poesía.

Tony suspiró mientras acomodaba a Peter sobre la cama.

El chico se había dormido luego de estar leyendo un rato en su departamento.

No estaba seguro si Peter lo notaba, pero cada vez se cansaba más rápido en cualquier cosa que hiciera. Le daba miedo el hecho de que eso significara que Peter moriría pronto. Quizás se había encerrado mucho en un mundo el cual no era real. En un mundo en el cual fingía que Peter no estaba enfermo, al menos cuando el menor no estaba preocupado por eso.

Dejó el iPhone de Peter sobre la mesita de noche. Ya se encargaría él de poner a Osborn en su lugar.
Pero mientras tanto dejaría que Peter descansara.

La curiosidad por ver que era lo que Peter había estado escribiendo en la  cafetería le invadió, por lo que desdobló la hoja en la que Peter había estado escribiendo tan concentrado.

Respiro.

Necesito un último respiro,
sacar de mi pecho lo que siento,
decirte lo importante que eres para mi,
hacerte saber que siempre te amaré;

El miedo rodeó lo más profundo de mi alma,
no quiero pensar en que jamás te volveré a ver,
que no volveré a sentir tus labios contra los míos,
tus brazos guardándome de el frío;

Eres mi última esperanza,
mi último deseo,
la última persona en la que creo,
quién me enseñó a luchar a pesar de que todo esta perdido;

Te amo,
te juro que te amo,
eres mi felicidad en medio del sufrimiento,
eres mi más deseado aliento.

Su respiración se agitó al terminar de leer el poema. Abajo del poema, había una línea que rezaba.

"Para el amor de mi vida."

Cerró los ojos con resignación, suspiró y deseó con toda su alma encontrase con Peter de nuevo en otra vida si es que era posible. El sentimiento cálido de amor le estaba llenando el pecho.

Dobló con delicadeza nuevamente la hoja y la dejo a la par del iPhone de Peter.

El miedo le invadió durante un largo momento, quizá ahora si era momento de comenzar a prepararse para la muerte de Peter.

Lo peor era que no sabía como se lo diría a los tíos del chico, quienes no estaban enterados de la enfermedad de este.

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