IX
| Lo imposible. |
•
La sensación de volver a ver a May y a Ben era más que cálida y preciosa. Su tío le había estrechado entre sus brazos y le había dicho lo mucho que le quería y que le había extrañado. May había hecho lo mismo.
—Estás muy bien Peter, jamás te había visto mejor —May dijo ambos están en la sala, su tío Ben había salido a comprar algo.
—Gracias, de hecho me siento muy bien. —May alzó ambas cejas.
—¿Hay alguien por ahí?
Se rió. May lo conocía tan bien que algunas veces le daba miedo.
—Pueda que sí. —No tenía caso mentir y también no le gustaba. Sólo había un par de cosas que le había ocultado a sus tíos y eso era por el propio bien de ellos, según él—. Estoy saliendo con alguien.
—Leí por ahí que te has estado reuniendo con Tony Stark.
Por supuesto que May no iba a preguntar por algo sin haber escuchado rumores.
Él asintió.
—Si, de hecho llevamos un par de meses...saliendo. —May le sonrió con entendimiento.
—Me lo imaginé, sabía que si no era él, era alguien más. Me alegra que estés saliendo con alguien —hizo una pequeña pausa—. ¿Debería de invitarlo a comer y darle una charla sobre lo que le va a pasar si te hace daño?
La tranquilidad con la que lo preguntó hizo que Peter la admirara aún más, así que negó con la cabeza rápidamente.
—No, May. Esta relación es algo serio. No te preocupes por mi, mejor dime, ¿cómo están tú y tío Ben?
Ella le restó importancia a la pregunta con un gesto.
—Muy bien la verdad. Sólo estamos un poco preocupados por un tema en especial, pero nada más. —Peter asintió, un poco conforme.
Tenía la intención de preguntarle que tema era, pero Ben llegó en ese momento. Juntos vieron una película y luego se fueron a dormir.
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Tony notó el nerviosismo de Peter mientras caminaba por el centro comercial, así que apretó su mano para darle seguridad. El chico ya no estaba nervioso cuando se pararon frente a su destino.
Una tienda de tatuajes.
—¿Aún quieres hacerlo? —no quería que Peter se arrepintiera luego de haberlo hecho. Quería que estuviese más que seguro de hacerse un tatuaje.
—Si —la voz de Peter era segura a pesar de que aún se veía cohibido. Peter se paró justo frente a él, mirándole a los ojos—. Quiero hacerlo, ¿si? No lo dudes ni por un segundo. Sólo tengo un poco de miedo.
Tony le sonrió, mientras asentía.
—No tienes porque tener miedo, ¿vale? Yo estoy aquí contigo y yo también me haré uno —Peter asintió viéndose más seguro—. Te amo.
Los ojos chocolates de Peter brillaron con intensidad.
—Yo también te amo —respondió, luego dejó un casto beso sobre sus labios—. Ahora, vamos, porque ya es hora de nuestra cita.
Ambos se introdujeron en la tienda. Tony había hecho la cita algunos días atrás para estar seguro de que si se lo harían.
Thomas, el dueño de la tienda, los recibió mientras los llevaba con quién los iba a tatuar. Adrián les preguntó que tipo de tatuajes se iban hacer, así que Peter le mostró uno que ellos mismos habían dibujado de la forma en la que lo querían.
—Bien, esto va a ser rápido por la simplicidad del tatuaje —Peter asintió al igual que él. Adrián los observó a ambos—. ¿Quién va primero?
Peter le miró directamente, él asintió y volvió su vista hacia Adrián.
—Yo —respondió, Adrián le guió hacia el lugar donde se iba a sentar para hacérselo.
Peter le observó fijamente mientras se lo estaban haciendo.
No le dolía tanto como pensó que iba a dolerle, pero admitía que si lo suficiente como para hacer que jadee unas cuantas veces. Peter estaba un poco nervioso cuando Adrián comenzó a hacer su parte, pero se tranquilizó rápidamente. Tony de verdad admiraba el hecho de que el chico no hubiese hecho ni una sola mueca mientras se lo hacían.
—Y listo —Adrián sonrió cuando vio como les había quedado.
—¿Ya está? —Peter interrogó, abriendo los ojos. Adrián le asintió y le dio una sonrisa.
—Si —respondió—. Déjense el papel film el tiempo indicado. Cuando se lo quiten lo podrán observar mejor.
La sonrisa de Peter no se borró en todo el día.
•
MJ le había preguntado sobre el tatuaje cuando lo había visto. Era la mitad de una flecha con dos aves a cada lado. Tony llevaba la otra mitad y otro par de aves.
Lo habían elegido así ya que la flecha representaba a los enamorado gracias a cupido en la mitología. Ambos sabían que estaban profundamente enamorados, de eso a ninguno le cabía ni una sola duda. Aparte de que Tony le había dicho que también representaba superar tropiezos.
—Has pasado por muchas cosas y las has superado. Este tatuaje va a representar una parte de ti. Aparte de que a los dos se nos verá perfecto —Tony había dicho cuando él le había preguntado por qué la flecha. Siempre había sabido la respuesta, pero él la quería escuchar de los labios de Tony.
La idea de agregar dos aves en cada parte de la flecha de cada uno era de Tony. El mayor le había dicho que las aves representaban la esperanza y la libertad.
—¿En que piensas? —Tony interrogó, mientras acaricia su cabello. Ambos estaban acostados en la cama. El clima era un poco frío ese día.
—En nosotros. —Tony le da una mirada que no pueden entender—. En como nos conocimos en la biblioteca por casualidad.
—Mmm...—Tony ronroneó, haciendo que él se riera—. No creo en la casualidad. Creo que todo tiene un motivo en específico y por eso sucede. Por alguna razón yo decidí ir a la biblioteca ese día en vez de usar la de mi casa y te conocí, a veces creo que de verdad hay parejas que están destinadas a encontrarse. Quizás sea nuestro caso.
Peter lo pensó por un momento. Quizás si, quizás todo lo que había vivido a lo largo de su vida les había llevado a encontrarse y a sentirse compenetrados entre sí. Pero si ese era el caso, ¿de qué iba a servir? Él iba a morir tarde o temprano (creía que más tarde que temprano), ¿para qué conocer al amor de tu vida si le ibas a dejar solo de nuevo por motivos de la vida? ¿dejarle sufriendo? Él sabía perfectamente lo que se sentía perder a quién es tu todo en un momento difícil y cuando estás enamorado. Tony iba a pasar por lo mismo que él había pasado con Simón, quisiera o no.
Habían cosas que eran inevitables.
—Pueda ser —alejó todo de su mente rápidamente. Tony tenía la habilidad para darse cuenta cuando él estaba pensando las cosas negativas de su relación y seguramente lo notaría si seguía así—. ¿Crees en la reencarnación?
A Tony le sorprendió un poco la pregunta. Lo había pensado unas cuantas veces, pero no le gustaba indagar demasiado en el tema.
—Tal vez, ¿por qué? —se encogió de hombros, su nariz aspirando el aroma del cuello de Tony.
—Sólo se me vino a la mente y lo dije en voz alta —admitió.
Lo cierto era que también había estado pensando en la probabilidad de renacer en otra vida. Sabía que si eso pasaba no se acordaría de absolutamente nada de esa vida, pero, si tenía la oportunidad de volverse a encontrar con Tony en otras circunstancias, no le importaba.
Dejó que la mano dónde tenía el tatuaje se entrelazara con la de Tony.
El tatuaje de ambos estaba sobre la muñeca. La parte de Peter, que era la parte posterior de la flecha, estaba al final de su muñeca izquierda. La de Tony, que era la superior, estaba a principio de la la derecha.
A Peter realmente le gustaba el tatuaje a pesar de que era simple. Representaba varias cosas de la vida de ambos. La superación, la tristeza, el amor y, en algún momento, la muerte.
—Te amo.
Amaba que Tony se lo dijera cada vez que podía. Le hacía sentir seguro e incrementaba toda la esperanza que el mayor le había transmitido.
—También te amo —las manos de Tony acariciaron su cabello, luego pasaron a su espalda—. Sabes, si me hubiese conocido hace un par de años jamás me habría atrevido a hacerme un tatuaje.
Sintió la sonrisa de Tony sobre su cabello.
—¿Si?
—Por supuesto. Antes no me gustaban los tatuajes —confesó, siempre habría creído que los tatuajes eran innecesarios hasta que había aprendido que sólo era otra forma de representar los sentimientos, pero más importante, el arte de cada persona.
—¿Qué te hizo cambiar de opinión?
—Tú —respondió con sinceridad—. Tú me hiciste cambiar mi forma de ver de muchas cosas. Me has enseñado más en un par de meses de lo que yo aprendí en toda mi vida. Los sentimientos son un bello arte que no todos pueden comprender. Tú me ayudaste a entenderlos mejor y saberlos llevar. Me has devuelto la esperanza y las ganas de vivir. Me has amado como soy sin ningún interés más allá del amor y por eso me enamore de ti. Jamás intentaste alejarte de mi a pesar de que sabías desde el principio que ibas a salir lastimado. Tengo miedo del daño que te voy a causar.
Tony apretó los labios antes de hablar. Su respiración era desequilibrada.
—No quiero que pienses en ello ahora, ¿bien? Sólo quiero que aprovechemos al máximo el tiempo que nos queda juntos. Sin remordimientos y pensamientos negativos, ¿podrías hacer eso?
Lo pensó un poco antes de asentir.
—Por ti haría hasta lo imposible.
"Entonces sobrevive" pensó Tony, luego le sonrió a Peter, incapaz de decir su pensamiento en voz alta.
—Bien, entonces no más pensamientos. —Apretó mano de Peter que estaba entrelazada con la suya propia.
—Está bien. —Peter aceptó, antes de besarlo.
Habían muchas cosas que podían salir mal, sin embargo, no sentía miedo esta vez.
El tiempo era muy corto como para perderlo en tener miedo. Ahora lo comprendía. Para poder aprovechar la vida se tenía que perder todo el miedo que se tenía. Eso era justo lo que iba a hacer.
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