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II

Canción: Got You On My Mind - NF.

| Estás en mi mente. |

Trató de concentrarse en los papeles que estaba leyendo.

Era uno de los casos más importantes que había tenido en el último año y uno de los que más se le estaba dificultando en ese momento, prácticamente consumía más de la mitad de su tiempo de trabajo y de su tiempo libre.

Ahora ni siquiera podía concentrase, estaba seguro de que tenía lo suficiente para ganar el caso, sólo tenía que organizar información, desde ahí sacar las pruebas que necesitaba y el caso sería todo suyo después de casi un año.

Su iPhone sonó, haciéndole saber que tenía un nuevo mensaje. Lo tomó y abrió el Chat.

Peter: ¿Cómo es que su número apareció en mi teléfono?

Se llevó las manos al puente de la nariz, la causa de sus distracciones estaba escribiéndole, desconcentrándolo más.

Para Peter: Fue un placer dejarte en casa, Peter. Espero que estés bien.

Dejó nuevamente su iPhone a un lado y siguió trabajando.
Tenía un juicio importante en dos días y no quería desaprovechar el tiempo.

Las amenazas que estaba recibiendo no eran nada lindas y algo le decía que si no lograba ganar ese juicio tenía la oportunidad de morir y no gracias, él aún era joven, con un gran futuro y un maravilloso presente.

Peter: Perdón por ser descortés.

Peter: Muchas gracias por llevarme ayer a casa.

Leyó los mensajes de Peter rápidamente y le contestó, luego decidió apagar el teléfono.

Se conocía y sabía que le volvería a contestar si volvía a leer un mensaje.

Tomó un sorbo más de café.

El sueño que tenía era inmenso y justo en ese momento no se podía dar el lujo de dormir.

—Deberías tranquilizarte —Bruce le recomendó.

Él solo volvió a tomar otro sorbo de café.

—No puedo. Sabes que este caso no es un juego —dijo suavemente, el juez estaba revisando las pruebas para dar una sentencia y el abogado contrario no le estaba calmando para nada con las miradas que le estaba dando.

—Sí, pero necesitas tranquilizarte. Ve a dar una vuelva, aún quedan quince minutos —negó con la cabeza, nadie lo iba a mover de ahí.

Decidió encender su teléfono para distraerse un poco. Bruce rodó los ojos y ya no intentó convencerlo que de saliera a tomar un poco de aire.

Su caso estaba relacionado con una red de corruptos. Gobernadores y demás que habían robado dinero al Estado. Él los había desenmascarado, pero también se había echado encima a personas peligrosas. Sabía que si no ganaba el caso, su vida estaba echada a perder.

Peter: Sabe, aún siento raro que llevemos un mes hablando por mensajes y cuando nos vemos en la biblioteca ni siquiera nos digamos una palabra.

Sonrió al ver el mensaje del castaño.

Su amistad había mejorado bastante, una gran parte era por su insistencia a no dejar que el chico le dejara de hablar.

Ciertamente, mucho tiempo del que tenía lo pasaba pensando en Peter. Algo en Peter le hacía querer descubrir todo de él y por más que había tratado de saciar su curiosidad, esta simplemente aumentaba con cada conversación por mensajes. Y menos bajaría después de pasar la noche de la fiesta con Peter en el jardín viendo las estrellas en aquella propiedad privada de una de las personas que estaba a punto de desenmascarar.

Para Peter: Si tu hablaras más, esto no se sentiría raro.

Peter realmente no hablaba en aquella biblioteca pública cuando estaban leyendo algún libro de poesía o, en su caso, novelas policiales.

Peter no le había mentido, jamás se fijaba en los autores de los libros que tomaba, simplemente absorbía la poesía como si se tratara de cualquier cosa. Una vez le había comentado que tenía algunos poetas favoritos y que le encantaba toda la poesía que leía, pero que realmente no se fijaba en los nombres por otro asunto.

Aún no entendía el por qué.

Peter: Tal vez y comience a hablar un poco más.

Se tomó un té relajante, aún rondaba en su mente la promesa y amenaza latente de todos los corruptos a los que había metido en la cárcel ese día, ni hablar de todo lo que le habían dicho a su cliente, que prácticamente gracias a él todas esas personas ahora estaban presas.

—Iré a la Biblioteca —murmuró en voz alta para que Bruce le escuchara.

El mayor solo asintió y siguió en su trabajo.

Se aflojó la corbata antes de quitársela, no tenía ganas de cambiarse en ese momento, por lo que solo se desharía de la corbata y el saco antes de partir a la Biblioteca, ver a Peter le iba a tranquilizar más.

No por nada lo había tenido en su mente por más de un mes.

No le iba a tomar demasiado tiempo llegar, su...casa, por así decirlo, no estaba demasiado lejos de el centro de New York.

Le alegró saber que la biblioteca esta vez no estaba tan concurrida. Buscó a Peter y sonrió cuando lo encontró. El menor estaba sentado en un sofá con un libro de poesía en las manos.

—Hola. —Peter alzó su vista cuando escuchó que él habló y le sonrió levemente.

Tony pudo notar que los ojos del menor estaban irritados.

—Hola. —Peter susurró bajo.

La voz del chico había sonado sensible, como si hubiera estado llorando o quisiera hacerlo.

—¿Estás bien? —Peter asintió con suavidad.

—Pensé que no vendrías —Peter cambió de tema, cosa que dejó pasar por el momento.

—Me retrasé unos minutos, hace poco salí de un caso importante. —Peter le pasó el libro que había estado leyendo la última vez que habían estado ahí.

—¿Cómo se siente? —Peter interrogó.

Lo miró con curiosidad, no sabiendo a qué se refería.

—¿El qué?

Peter suspiró antes de responder.

—Tener casos, importantes, fáciles, difíciles, ¿cómo se siente?

¿Por qué Peter le estaba preguntando eso?

—Bien —contestó—. Se siente bien el hecho de que alguien te de la confianza para resolver un caso. Pero muchas veces también te sientes nervioso o con un poco de miedo. Depende de que tipo de caso sea —admitió—. Supongo que tu sabrás lo que se siente en unos tres o cuatro años.

Vio la mueca en la cara de Peter, como se tornaba un poco pálido, perdía un poco de brillo en los ojos por unos segundos. Luego se volvió a recomponer, pero de igual forma, no es algo que él vaya a olvidar luego.

—Por supuesto. —La voz de Peter tembló.

—Igual, ¿cómo te esta yendo en las clases? Cuando yo estudié algunas materias se me hicieron bastante pesadas —confesó, lo hermoso de estudiar Derecho era que cuando ya tuvieses el título ibas a poder defender a personas realmente inocentes, ayudar a madres o padres a obtener la custodia de los hijos, meter corruptos a la cárcel, etc. Lo malo era el proceso para llegar a eso. Algunas materias eran realmente pesadas, tenías que leer mucho para entender un poco.

—Bien, me gusta leer mucho, eso facilita muchas cosas y de igual forma, soy un nerd, realmente no se me hace todo muy aburrido.

Sonrió, sabiendo que le estaba diciendo la verdad.

—Yo también era un nerd. Pero de otro tipo muy distinto al tuyo —confesó, Peter le sonrió burlón.

—Claro, del tipo de nerd que odia demostrar que lo es, que es un mujeriego, sarcástico, irónico que odia a los populares teniendo la capacidad de ser uno.

—Supongo que me entiendes, la mayoría de los populares son unos descerebrados.

Peter asintió, lo había comprobado por experiencia. Pero también sabía que habían muchos populares inteligentes, aunque prejuiciosos en la mayoría de las ocasiones.

—Aunque hay excepciones, claro —dijo—. Harry es del tipo que lo toma como una coraza para no ser lastimado, pero en el fondo es muy bueno.

Asintió, pensando en los Osborn. Seguramente en menos de una semana iba a ser noticia en todo el país que él había desenmascarado a una red de corruptos y que Norman estaba entre ellos.

—Lo sé.

El pensamiento de que Peter se pudiera enfadar con él por haber metido a Norman a la cárcel llegó a su mente. Sabía que el chico apreciaba bastante a Harry y seguramente este quedaría devastado cuando supiera la noticia.

El pensamiento se mantuvo en su cabeza por el resto del día.

Se despertó por el sonido de su iPhone sonando insistentemente.

Se sentó enredado en las sábanas, contestó sin tener ni una sola idea de quién era, porque ni Bruce ni nadie de su círculo de amigos jamás llamaba a esas horas sabiendo su humor cuando lo interrumpen de su preciado sueño.

—Bueno —su voz sonó adormilada.

—Hola —la voz de Peter suena temblorosa y si tenía aún rastros de sueño, desaparecieron en ese momento.

—¿Estás bien? —Preguntó.

—Sí...no. —Peter guardó silencio unos segundos, su respiración agitada se escuchaba perfectamente a través de la línea.

Estaba teniendo un ataque de pánico.

—Respira, solo respira profundo y céntrate en mi voz, ¿sí?

Peter hizo un sonido de aceptación. Le tardó diez minutos tranquilizarlo. Tantas terapias le habían servido de algo.

—Lo siento. —Peter se disculpó—. No debería haberte llamado a esta hora, pero no tenía a nadie a quién llamar. Mis amigos no están pasando por un buen momento, no quería preocuparlos más.

—No te preocupes. Me ha pasado algunas veces también y no es agradable no tener a nadie a quién llamar. Me alegra de que me hayas llamado —confesó, pensando en otras cosas en las que jamás había pensado antes.

¿Habría hecho eso por alguien más antes de encontrarse con Peter en aquella biblioteca? La respuesta era un rotundo no.

Su vista se dirigió hacia la ventana, ni siquiera se había dado cuenta que estaba lloviendo.

—¿Puedes venir?

Peter no tuvo que hacer la pregunta dos veces.

Peter le entregó una taza de café caliente, luego tomó asiento a su lado. Ambos estaban en el balcón, disfrutando ver la lluvia caer, a pesar de que ya era casi de madrugada.

—¿Te pasa mucho?

—No realmente. —Peter hizo una pausa—. Solo cuando tengo pesadillas o cuando recuerdo a mis padres. Me despierto en medio de la noche, no es algo que pueda controlar después.

—¿Tus padres...?

—Mis padres están muertos. —susurró—. Murieron cuando yo era pequeño.

Los padres de Tony también habían muerto años atrás y a pesar de que no se llevaban tan bien (al menos no con su padre, porque su madre era un amor), los extrañaba y le dolía. La soledad que había sentido después de que ellos murieran no era nada agradable.

—Te entiendo —admitió—. Los míos también murieron hace algunos años. No es algo fácil con que lidiar cuando los pierdes a ambos.

Ambos saben lo que es ya no tener a sus padres, ambos saben el dolor que conlleva seguir adelante sin ellos. Tenían eso en común.

El resto de la madrugada lo pasaron hablando, se sorprendió un poco por la comodidad que sintió con Peter. Con el chico podía ser él mismo sin necesidad de fingir ser algo que no era y eso era algo que le encantaba.

Toda la gente pensaba y opinaba muchas cosas de él, pero ninguna se había dado el tiempo de leerlo o entenderlo.

Exceptuando a Peter, quién había aprendido a leerlo desde el primer momento. Más tarde ese mismo día había pensando muchas cosas y el recuerdo de sus padres estaba ahí, con él, pero no de forma dolorosa. Todo lo contrario al de Pepper y Steve.

El miedo a recaer era latente en él, pero entonces, el recuerdo de Peter siendo sincero con él ese mismo día llegó a su mente y Pepper y Steve se esfumaron de su mente en un par de segundos.

Su último pensamiento de la noche fue sobre Peter.

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