❝ ʟᴜɴᴀ ❞
Para una mejor experiencia, usa audífonos/cascos para sumergirte en la canción mientras lees.
¡Muchas gracias y disfruten de la función!
Era una mañana sorprendentemente tranquila en la generalmente caótica casa en la que vivían.
El "Emo" estaba ordenando y doblando ropa de sus pequeños con la supervisión de la mayor.
—Entiendo,— Empezó a cantar la niña sentada en el borde de la cama. —que no puedo, suplicarle una vez más.— Continuó llamando la atención del más alto.
Se dio la vuelta, mirándola con una sonrisa. —¿Te acuerdas de eso?— Le preguntó algo incrédulo.
—Sipi.— Dijo asintiendo. —Anoche soñé con ella, te soñé cantando.—
Rio un poco. —Solía cantárselas para que se duerman, era algo así como un tranquilizante para mi y para ustedes al mismo tiempo.— Siguió guardando las prendas.
—Ahora que lo dices...— Balanceaba sus pequeñas piernas en el vacío del espacioso colchón. —Ya no te escuché cantar desde ese entonces.— Sus pupilas se iluminaron.
—No se si sea una buena idea cariño.— Respondió rápidamente. —No soy bueno cantando después de todo.— Un pequeño rubor se posó en sus pómulos.
—¡Vamos Papi! Yo canto para ti, es justo.— Le reprochaba. —Además, eres el mejor cantante que conozco, no puedes negarlo.—
Rodó su orbe. —No conociste muchos cantantes tampoco Kei.— Sintió la mirada de su niña en la espalda. —Ok ok, no te sirve de excusa, lo sé.— Tomó aire. —Pero nada, se detiene, solo vivo para ti.— Siguió la melodía.
—Dame, solo un beso, que me alcance hasta morir. Como un vicio, que me duele, quiero mirarte a los ojos.— Miraba como doblaba con cierta gracia la ropa. Dobleces delicados y finos, incluso ella diría que perfectos.
—Y cuando, te me acercas, se acelera mi motor.— Su cuerpo se relajó inconscientemente. Ya no era una cuestión de si quería o no, necesitaba cantar, se soltaba fácilmente con la música, y ahora su cuerpo se lo pedía. —Me da fiebre, me hago fuego y me vuelvo a consumir.—
Lo dejó continuar, le encantaba escucharlo tan calmado y sereno. Su voz era melodiosa, y aunque no le gustara que lo halagaran por su canto, ella siempre lo hacía, simplemente le gustaba hacerlo y seguiría hasta que los aceptara como se debía.
—Dame, solo un beso, que me alcance hasta morir. Como un vicio, que me duele, quiero mirarte a los ojos.—
—Luna,— Se le unió para el estribillo. —no me abandones más. Que tiendo a recuperar, en la cuna de tus cráteres.—
Lo miraba inmutable, algo así como poseído, pero en calma. Se notaba que lo disfrutaba. —Silencio, se abre la tierra. Se abren mares, al compás del volcán.—
—Y cuando, te me acercas, se acelera mi motor.— Estaba sola de nuevo. —Me da fiebre, me hago fuego y me vuelvo a consumir. Dame, solo un beso, que me alcance hasta morir. Como un vicio, que me duele, quiero mirarte a los ojos.—
—Luna, no me abandones más. Que tiendo a recuperar, en la cuna de tus cráteres.— Voces distintas, pero ambos disfrutaban de cantar. Sin importar si no había música que los acompañara, sin importar realmente que estuvieran haciendo. Y aunque el mayor se tendía a avergonzar cuando muchas personas lo escuchaban, halagaban o comentaban sobre su "secreto", estaba en confianza, y algo era algo. —Silencio, se abre la tierra. Se alzan los mares, al compás del volcán.—
Había terminado de guardar todo. Cerró las puertas del armario y la miró una vez más con una pequeña sonrisa. —Debo admitir, fue divertido. Y cantas muy bien chiquita.— Le dio un beso en la frente.
—¡Hay que hacerlo más seguido!— Mencionó alegre.
—Tal vez... En unos cuantos años.— Dijo burlón al verla algo enojada.
Yo: *lloranding detrás de la puerta* es hermoso.jpg
Mis niños: *asienten*
Psdt: La canción es hermosa, escúchenla más de una vez ❤❤❤
Psdt 2: PM!Silent: *Saliendo del cuarto, nos ve a todos* *Huye*
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro