Nath pensaba que era una locura, pero viendo la felicidad en el rostro de su chica y la hermosa risa en sus labios, no iba a quejarse por nada del mundo.

La lluvia caía sobre ellos, y estaban tan empapados que no les sorprendería si acaban pescando un resfriado los dos.

Ania se sentía pequeña y helada en sus brazos, sus manos aferrándose con fuerza y sus pies levantando el agua acumulada a su alrededor.

Un vals bajo la lluvia. Ania tenía que dejar de ver Disney. Había comenzado a llover temprano, habían estado viendo la tercera película de High School Musical de nuevo, cuando comentó lo romántico que era el vals.

Lo siguiente que Nath supo era que estaba siendo arrastrado por su preciosa y loca novia hacia la calle.

Y ahí estaban los dos, parados bajo la lluvia bailando un vals, sin música.

—Estás completamente loca —dijo riendo, mientras besaba la frente de la chica.

—Me amas así —respondió orgullosa.

—No es que me dejes muchas opciones pero sí, te amo así como eres —murmuró inclinándola hacia atrás, su largo cabello negro casi tocando el piso, y besándola profundamente.