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ᴅɪ́ᴀ 19 ↦ ᴇɴ ʀᴏᴘᴀ ғᴏʀᴍᴀʟ

Nota: Me inspiré en un tik tok de Germán Garmendia, donde hizo lo mismo para su novia al inicio de la cuarentena. Fue hermoso el detalle de una cita así.

Pocas veces tenía una verdadera oportunidad de sorprender a su novia. Habían estado pasando por una etapa bastante tensa.

En la editorial había habido filtraciones de algunos escritos en internet, por lo que hubo bastantes complicaciones con el mantenimiento de los empleados al no saber quién lo había hecho. Ania había tenido miedo de perder su trabajo por culpa de algún idiota.

En la comisaría, les habían encargado un caso bastante complejo, él y Erik no habían logrado encontrar las pistas y su jefe les había dicho que si no encontraban algo, iban a ser sacados del caso y reemplazados.

Y todo eso, había afectado un poco su relación, no habían podido tener tiempo para ellos en varios días.

Aprovechando que Ania había tenido que ir a la editorial por una reunión de emergencia, programó todo. Ella solía vestirse bastante elegante cuando debía ir a esas reuniones.

La había visto salir con un bonito y sencillo vestido color crema y una chaqueta elegante en tono borgoña y sus siempre presentes tacones.

Era justo lo que necesitaba.

[...]

Cuando entró al departamento, el sol se había comenzado a poner. Estaba agotada, la reunión de ese día había sido bastante intensa pero por fin habían descubierto al que había estado filtrando en internet los manuscritos y había sido despedido.

Una preocupación menos.

Dejó las llaves en el platito de la entrada y se sacó el saco y los zapatos, se soltó el cabello del moño que llevaba, le dolía la cabeza por lo apretado que lo había hecho.

-No te quites nada.

Curiosa, miró la sala oscura. La puerta corrediza del balcón estaba abierta y su novio estaba parado allí, vestido con un bonito traje.

-¿Amor?

-Hoy cenaremos afuera -dijo-. Colócate el saco nuevamente.

Ania obedeció, sin entender el por qué el chico la tomó de la mano y la llevó hacia el balcón, donde los rayos del crepúsculo daban un aire acogedor. Un jadeo de sorpresa escapó de sus labios y sintió sus ojos comenzando a humedecerse por las lágrimas.

En el pequeño balcón, Nath había colocado una mesita con vajilla fina, unos sándwiches de pavo y queso descansando sobre los platos blancos de porcelana, y una jarrita con una rosa de papel.

Una risa divertida y encantada resonó por el balcón, una elegante cena afuera era justo lo que ambos necesitaban.

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