Nota: Simplemente no tuve inspiración, hoy hay 3 juntos.

Ania la había visto primero, pero estaba demasiado alto para ella. Estaba en el último estante, llamándola como si del canto de una sirena se tratara.

—¿Qué pasa, mi amor?

La chica no respondió, tenía la mirada fija en aquella preciosidad. Tal vez, si subiera a las estanterías bajas, escalando, podría alcanzarla.

—¿Amor?

¿Cuántas posibilidades habrían de que hacer eso, saliera bien?

—¿Ania?

Tenía que haber alguna forma de bajarla sin provocar un desastre.

—Princesa, si tanto quieres uno, pudiste haberme....¡¿Qué haces?!

La chica lo había tomado por las mangas de la chaqueta, empujándolo contra el piso de rodillas; para luego subirse encima de sus hombros.

—Arriba —ordenó señalando la estantería. Su rostro tan serio como si de ir a la guerra se tratara.

—Dios santo, ¿por qué te amo? —murmuró divertido.

Quince minutos después, ambos salían del supermercado. Ania llevando su bolsa de gomitas gusanitos de mil sabores aferrada a su pecho y con una sonrisa de feliz cumpleaños; Nath solo se reía por aquello.