Nota: Este es un AU corto del género Genderbender, por lo que Ania y Nath pasan a ser sus versiones opuestas de género: Nathalie y Anthony.

Quiero contarles un pequeño detalle. Ania y Anthony originalmente fueron dos personajes que escribí para una novela de tipo post-apocaliptica que quise escribir cuando tenía 17 años; pero al final eso quedó en la nada cuando decidí pasarme al genero fantástico.
Sin embargo, Ania y Anthony quedaron creados y sin uso, por lo que decidí que pertenecieran al universo de CDM. Originalmente, ellos eran hermanos y me encantan, tienen un poco de la relación que yo misma tengo con mi hermano y por eso los amo.

Otro detalle de este OS, es que a diferencia del resto que he escrito hasta ahora, este está ambientado en la época del instituto.

Sin nada más, los dejo con el Día 14 (lamento mucho no haberlo hecho ayer, no me sentía bien y sinceramente, hoy tampoco pero no quería atrasarme demasiado. Esperen el día 15, planeo subirlo más tarde)

La primera vez que Nathalie lo vio, fue en el instituto.

Ella era la delegada principal del Sweet Amoris, y era su deber asegurarse de que todo funcionara como debía.

Eran apenas las diez de la mañana y ella ya había clasificado los próximos exámenes, se había asegurado de que los permisos de las salidas escolares se hubieran comenzado a alistar y, había encontrado los documentos de ingreso de los nuevos estudiantes, que rápidamente habían sido designados a los delegados de cada promoción.

Se dio cuenta, que en su propio curso habría un estudiante nuevo. Miró el reloj, dentro de media horas comenzarían las clases por lo que esperaba que este nuevo alumno no llegara tarde.

Acomodó el blaizer azul y la camisa blanca, se fijó que no hubiera nada mal con su elegante falda de diseñador, y se aseguró que sus zapatos no tuvieran ninguna mancha, peinó con sus dedos su cabello. Debía estar siempre perfecta.

Unos golpes firmes resonó en la puerta de la sala, y luego un chico se asomó por la apertura de la puerta y sonrió tímidamente, esperando la aprobación de la chica para ingresar.

—Adelante —dijo poniendo su mejor sonrisa formal.

El chico entró, tropezando levemente casi como si sus pies se hubieran enganchado en la puerta. Nathalie lo observó discretamente.

Era alto y desgarbado, su rostro era rectangular y su nariz recta; tenía unos enormes ojos grises y el cabello negro oculto por un gorro de lana gris. Vestía unos jeans rasgadas y una camiseta blanca, con una camisa gris cuadriculada atada a la cintura y una chaqueta de cuero negro.

Nathalie torció levemente los labios, algo disgustada con la apariencia tan relajada del muchacho, pero se reprendió rápidamente por ello. No debía juzgar por las apariencias.

—Buenos días, soy Nathalie Jacott —se presentó extendiendo su mano para saludarlo—. ¿En qué puedo ayudarte?

—Hola —respondió con un tono jovial, la sonrisa era enorme, tanto que parecía dar ligeros saltos de emoción—. Soy Anthony Reese; soy el alumno nuevo.

Su voz era enérgica, impostada, casi hipnótica. Era la clase de persona que podía sacarte una sonrisa con su sola presencia.

Nathalie supo que Anthony Reese, sin duda, sería toda una novedad en el instituto.