・*☆¸¸.•*¨*•❴shí❵
Suspire hondamente. No sé porqué creí que al volver al trabajo me iban a tener un poco de misericordia por haber estado como estúpido preparando los documentos en todo mi bendito fin de semana
Fui un completo idiota
Lo único que puedo decir que a valido la pena los pocos días que llevaba de semana, fue salir de casa y saber que hay alguien que te espera ahí cuando regresas... si, es lo único bonito que me a pasado
— Ya... volví...
— Bienvenido, Amane
Lo escuche decir mientras se acercaba, me deje caer y él solo me atrapó con cuidado antes de que me diera el golpe de mi vida contra el suelo. No le quiero molestar, pero no siento mis piernas ni la fuerza que necesito para levantarme
El maldito desgraciado de Teru, para variar, no me dejo a cargo de tanto papeleo esta vez, pero claro, eso no podía venir sin alguna repercusión ¿Verdad? No, no podía y por eso el muy desgraciado me puso la tarea de ser el cartero de todo nuestro piso y llevar así todos los paquetes hasta la correspondencia que se encontraba en el primer piso; de un edificio de 25. Sin embargo ¡Oh, sorpresa! ¡Justo hoy se debía arruinar el condenado ascensor! Creo... que la vida no me quiere y si me quiere, es ver muerto tal vez
— Te mataré algún día, Minamoto Teru...
— ¿Qué es un "Minamoto Teru"?
Me pregunto mientras me dejaba acostado en la cama, ni ganas tengo de cambiarme. No le logré contestar de una sola vez, hasta la boca de duele, pero que se que sigue a mi lado mirándome fijamente justo, cada vez que hace una pregunta sucede esto y ya me acostumbre sinceramente, resulta bastante agradable iniciar una conversación solo por una simple pregunta a decir verdad. Gracias a él aprendí a como socializar un poco más
— Minamoto Teru no es un «¿Qué?» es un «¿Quién?» y es un ser horrendo, despreciable, manipulador, con una sonrisa de ángel perfectamente falsa y un acosador sexual de primera al que debemos temer
— Suena como una mala persona...
— Y lo es
Solté un chasquido, lo peor es que mañana tengo que volver a ver su estúpida cara, al ser su empleado no puedo librarme de eso. Solo quiero dormir, más en eso...
— ¿Cómo es... Minamoto Teru?
Escuche su nueva pregunta, esta vez si abrí los ojos para verle ¿No me escucho? Oh, tal vez no lo comprendió, no lo sé
— Pues, un ser horrendo y despreciable ¿Acaso no sabes lo que eso significa?
— Si, si lo sé, pero no me refiero a eso. Me refiero, físicamente ¿Cómo se ve?
— Oh... bueno, él es-...
Me quedé callado... ahora que lo pienso mejor. Lo miré más a detalle, y él solo se denotaba confundido, lo había pasado por alto antes pues en realidad no es una cuestión relevante, pero... al verlo mejor, él es idéntico a Minamoto
Claro; dejando de lado su cola y cuernos, tienen el mismo color de ojos y cabello, además de parecerse hasta en el físico estructuralmente hablando, como si fuera una copia exacta de él
— Es... bastante parecido a ti
— ¿E-Enserio?
— Si, son idénticos. Hasta me atrevería a decir que eres su gemelo demoníaco perdido
Exclamé y con la misma volví a cerrar los ojos un momento, pero, al no escuchar ningún ruido de su parte los volví a abrir, encontrándome con él sentado sobre el suelo dejando ver ese lado deprimido que siempre hace cuando mencionó a alguien. No lo entiendo ¿Qué le dije de malo esta vez?
— ¿Qué te pasa? ¿Te molesto lo que dije?
— No, no es eso. Solo... que dices que Minamoto Teru es una mala persona, un ser horrendo... creo... que yo también lo soy al parecerme a él y por eso, no te agrado
Sin dudas es bastante sensible a lo que puedo decir sobre él, o bueno más o menos, ya que mi odio iba dirigido a Teru, no a él
En toda la noche, no hablamos luego de eso...
Otro día, otro santo minuto en el cual detesto mi existencia y poco más, ahora que estoy en horas del almuerzo si me es permitido estar recostado sobre una mesa, no tengo hambre además me harte de los malditos panes que venden ya preparados, pero como todo el tiempo de mi vida esta medido no puedo prepararme algo de comer en casa y traer
Ni hablar, no voy a almorzar hoy
— Hola~ soy Yugi Amane, un antisocial que odia a todo el mundo~
— Vete al demonio, maldito afeminado
— ¡Wow! Hoy estás de un pésimo humor ¿Qué? ¿De tantos videos porno ya se te murió?
— Oh, claro, claro. Igual que tu podrida entrada llena de SIDA ¿Verdad?
Levante la vista, encontrándome con ese cara de niña, ex-actor porno según grita con tanto orgullo; Mitsuba Sousuke, el único que por alguna razón disfruta hablarme pese a que no somos del mismo sector. Siempre que vengo a tomar el almuerzo él aparece y viene a hablar conmigo
Ese estúpido peli rosa se sentó a mi lado y empezó a comer, suspire, día largo que me espera
— Hummm... por cierto, Yugi, te noto de mal humor
— ¿Y es inusual por qué...?
— No lo sé, pero luces decaído ¿Te sucedió algo?
Dude si decirle o no, la verdad es que me parece raro que me hable, pero... quería discutirlo con alguien y ya que él insiste...
— No... no pasa nada en especial, es... solo que... no se como pedirle perdón a alguien
Lo escuche reírse de mí y claro, finalmente me senté bien para así verlo con gran enojo
— ¿De qué te ríes, pequeña zorra?
— De ti, apestoso marginado. No has pensado en qué un «Lo siento» te podría ayudar a disculparte, digo no sé y si eso no funciona siempre puedes comprarle algo para hacer sentir bien a esa persona
— Un regalo... dices...
Hoy salí tarde, pero no de noche, y eso es un avance para mí. Estaba por tomar un taxi he irme a casa cuando, ví una floristería al otro lado de la parada... según lo que dijo Mitsuba... un regalo podía ser de mucha ayuda
No perdí mi tiempo y fui hasta ahí
No tarde nada en comprar eso e irme a casa, espero... que le guste o bueno, no se si “ellos” se dan regalos como disculpas, o si conocen los regalos si quiera
— Ya volví
— Bienvenido. Hoy has salido más temprano
— Hubo una revisión sorpresa y nos dejaron salir antes... oye...
— ¿Hummm...? ¿Qué sucede?
No sabía que decirle, había hasta practicado lo que diría, y ahora se me olvidó. Él me mira y solo puedo ocultar torpemente el ramo detrás mío ¿Tan difícil es pedir perdón?
— “Vamos... tienes que decírselo”
— ¿Decirme... qué?
— “¡Maldición!”
¡¿Por qué siempre olvido que puede leer mi mente?! Eso ya no importa, con el poco valor que tuve le extendí el ramo
— S-Siento mucho... haberte comparado con Minamoto antes...
Dije... de forma patética. Oh, dios...
¡Que estúpido sonó eso!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro