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                          Kevin y Karla          

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El duro día de trabajo en la oficina. No es porque te moleste, realmente te gusta trabajar en la empresa siendo la secretaria de un apuesto hombre pelinegro amante de los gatos; la parte más tierna de él por supuesto.

Recibiendo sus órdenes únicamente para traerle un café, decirle los horarios que le tocará durante todo el día, no te molestaba en lo absoluto, podías escuchar a las demás secretarias murmurar lo sexy que es tu jefe, cómo negarlo, es un hombre responsable, formal y con ese traje negro cubrir su cuerpo antojable y bien formado realmente te hacía entrar en lujuria.

Todas están enamoradas de él, y tú eras una de ellas. Pero lo que ellas no sabían es que el jefe ya estaba comprometido, o más bien ya tenía una esposa listo de poder formar una familia con ella, y tú sabías quién era pues él jefe no tenía ojos de nadie más que no fuera a su esposa.

Normalmente quería ocultarlo pues sería un peligro para ella, a él no le importa, si pudiera le diría a todos quién es su esposa, sabiendo sus secretarias cómo son, terminarían molestando a su esposa. Ahí es donde entras tú, claro, de quién hablaba era de ti.

Eres la esposa de ese hombre que sólo tú podías comertelo cada fin de semana después de trabajar, te sentías orgullosa de ser su esposa pues a todas esas gatas rompe hogares no tenían oportunidad contra él, él sólo tenía ojos para ti... aunque...

-Seguro podríamos vernos en su oficina, tengo algunas ideas que he estado organizando con mi secretaria y seguro darán un buen resultado...

Entraste a su oficina, grande para ser exacto, siempre se preguntaban cómo tú eras la única que dejaba entrar sin antes tocar, te lo preguntan pero siempre cambias de tema.

Tomaste asiento a uno de los sillones cerca del escritorio. Pero siempre es lo mismo, aunque seas su esposa siempre se mantenía serio dentro de la empresa, ya varias veces trataste de provocarlo dentro de su oficina, pero simplemente te mira y te ignora como si no le causaras nada. Pero no perdias la esperanza, podías provocarlo, era una de tus fantasías, tener sexo con él en la oficina, soñabas con eso aunque te daria miedo por ser descubiertos, no importa, ponerle seguro a la puerta es buena idea.

Miraste como seguía hablando por teléfono, te acomodaste mejor sobre el sillón acomodando una pierna por sobre la otra dejando ver una parte de tu muslo, traías falda estrictamente mandada por la empresa, una falda por arriba de las rodillas y una blusa blanca. Notaste cómo te miró, estaba serio pero tú fingiste no darte cuenta mirando tu celular, sin embargo se dió media vuelta para seguir conversando

-Ajá si lo escucho, le decía que...

Soltaste un suspiro , es difícil convencer a ese hombre, te diste por vencida y te recostaste boca abajo mientras revisabas un mensaje en tu celular. Un amigo de la infancia

-Oh, así que te acordaste de mí -decias en voz baja mientras le contestabas, sin darte cuenta que tu querido esposo se encontraba mirándote de nuevo de reojo. Tus muslos hacían buena vista hacia él imaginando como podía apretar de ellos y morderlos a su antojo, lastimosamente tenías que esperar hasta la noche, pero su excitación de hacia cada vez más alta por no poder despegar la mirada de ti

Sus pensamientos se fueron cuando escuchó el tono de llamada hacia tu celular

-No pensé que lo harías, ¿En serio estás aquí? -mencionaste después de contestar la llamada manteniendo la atención del chico, su ceño ahora estaba fruncido- estoy en horas de trabajo así que no podría bajar, pero con gusto te recibiríamos en nuestro departamento -¡¿El amigo de su esposa en su nidito de amor?!, eso sí que no, jamás dejaría que alguien más cruzara ese lugar- bien, entonces te esperamos el domingo, hasta luego ~

Ahora estaba celoso. Ni siquiera le prestó atención a las últimas palabras de su negociante, por tercera vez escuchó llamarlo en su nombre

-Luego te llamo -sin más colgó a la llamada mirando a su esposa levantarse

-Oh, terminaste, algo interesa... -ni siquiera pudiste terminar tu oración, Chifuyu ya estaba cerca de ti tomándote de la cintura y mirarte con una expresión sería- ¿Chifuyu? -bruscamente te tomó de la cintura y te cargó hasta su escritorio dejando tirar algunas cosas sobre esta, ni si quiera le dió importancia

-Sea quién sea que valla a nuestro departamento no lo voy a dejar entrar, se supone que ese lugar estamos sólo tú y yo, ningún hombre más que yo tiene que pisar ese departamento -su voz era muy gruesa y dominante, casi casi podías jurar que si te hablaba así mientras te penetraba podías acabar en un segundo

-¿En serio escuchaste?, pensé que estabas muy ocupado, espera no, no es eso, ¿Estás celoso?

-Primero vienes a mi oficina a seducirme y luego hablas como si nada, que traviesa es mi esposa -se acercó mas hacia ti llegando a apegar tu intimidad contra su abultado miembro oculto entre sus pantalones

-Fuyu estás duro, ¿Desde cuándo te pongo así?, ¿En serio te dabas cuenta de mis intensiones? -susurraste en su oído lo cual lo hizo prender más

-Si crees que no me he dado cuenta de tus intenciones, estás muy equivocada, cómo no podría darme cuenta de eso cuando tengo a un bombón de secretaria y encima es mi esposa -sus labios se dirigieron a tu cuello besando con delicadeza los rincones de esta haciendo a un lado tus cabellos para mayor libertad

-Cariño sabes que no podemos hacer esto, tú mismo lo dijiste, podemos esperar hasta la noche -decias en un tono divertido, es precisamente lo que tramabas

-Que descarada, claro que sería en la noche, pero para continuar -sin piedad se dirigió a tus labios para devorarlos con ferocidad tomando y apretando de tus desnudas piernas metiendo cada vez sus manos por debajo de tu falda para sentir tus muslos

Por otra parte tu te dirigiste hacia su corbata para deshacerte de ello y seguido su saco aventandolo sin importar dónde, procediste a su camisa retirando cada botón y una vez terminado acariciar de su trabajado abdomen, sentir sus músculos y hombros fuertes era demasiado atractivo. Desabotonó de tu camisa sin retirarlo dejando a la vista tu sostén cubriendo tus pechos, succionaba de tus labios, se podía notar el deseo que tenía hacia ti, sobre todo porque desde hace un momento su amiguito ya estaba emocionado

Volvió a seguir con tu cuello y pecho dirigiendo sus manos hacia el broche de tu brasier lo cual lo detuviste, antes de que siguiera olvidaste un pequeño pero importante detalle

-Espera... Hay algo que he olvidado -lo separaste para bajarte del escritorio y dirigirte hacia la puerta echándole seguro, estabas por dar media vuelta cuando aquel ya te tenía abrazando de la cintura bajando los tirantes de tu brasier besando de tus hombros

-¿Tan importante lo era?, ya no me importaría que entrara alguien y nos viera, la verdad estoy cansado de sus coqueteos, quiero que sepan que a la única que puedo hacerle el amor es a ti

-Eso suena muy tentador, pero también arruinariamos la reputación de la empresa, mejor hay que tener seguridad

-Tienes razón

De nuevo te dirigió hacia su escritorio para sentarte de nuevo sobre esta, presionó un botón que había debajo para cerrar las ventanas exteriores cubriéndolas con unas cortinas dejando casi a oscuras la oficina, pero bien que podían mantenerse a la vista uno al otro

Retiró de tu brasier que sin dudarlo comenzó a besar tus pechos y lamer de tus pezones, por tu parte soltaste suspiros entrecortados, su boca si que era una maravilla, podías sentir como succionaba y daba pequeños mordiscos lo cual hizo sensible tus preciados botones rosados, pero que importa, si era él quien los hacía así, no hay quejas

Volvió a tus labios volviendolo más húmedos al sentir sus lenguas chocar entre si, metió sus manos debajo de tu falda retirando de tus bragas, desabotonaste su pantalón y bajar su boxer teniendo entre tus manos su grande y erecto miembro comenzando a masturbarlo, soltó un gemido ahogado entre tu boca, ante eso dirigiste su miembro en tu intimidad ya húmeda para luego comenzar a frotarte contra este

-Cielo por favor no me hagas esto~ -decia él con arrogancia

-Dime qué quieres cariño ~ -querias jugar un poco, siempre era él quien te hacía rogar para que la metiera y ahora los papeles se invirtieron

-¿Puedo meterla?, quiero cogerte ahora mismo en este mismo lugar~ -su voz gruesa mostraba exitación y desesperación

-Si cariño, cogeme cómo siempre lo haces~ -susurraste por su oído con una voz seductora repartiendo besos por su cuello

Este se acomodó mejor para proceder a meter su miembro en tu entrada y sin aviso comenzar a moverse de adelante y atrás sintiendo como separaba tus paredes, hizo que soltarás un gemido no tan fuerte, te aferraste a él para sentirlo más profundo, te tomó de las piernas para seguir con los movimientos que ahora eran rápidos

Los suspiros y gemidos no tardaron en hacerse presente por toda la oficina

-Estas apretada, a este paso me vendré ~

Tú intimidad cada vez se humedecia más y eso facilitaba mejor las estocadas llegando a tocar tu punto dulce, movias tus caderas lo cual hizo soltar una grosería de los labios de tu esposo, hacia dar un mensaje de lo que estaba pasando era algo único y exquisito

Sus estocadas fuertes y rápidas te hacían sentir un momento delicioso, sin importar la comodidad del momento te recostó sobre el escritorio sin salir de tu interior subiéndose seguido poniendo una de tus piernas sobre su hombro y la otra a un costado de su caderas siguiendo con sus estocadas

Por tu parte tus gemidos se hicieron más notorios, tus pechos rebotaban ante sus movimientos, tenía una imagen muy sexy de ti ante su mirada lo cual hizo ir más rápido, apretaba de tus glúteos hasta tus caderas haciendo que el escritorio se moviera a sincronización, el choque de sus cuerpos producían sonidos obsenos y cada vez más húmedos, bajó tu pierna dándole como último una mordida y así acercarse hacia ti besándote deseosamente.

Sus manos se dirigieron a tus pechos y los estrujó a su antojo, ahora se movia lento pero duro a la vez, lograba tocar lo más profundo de tu ser.

-M-Me vengo~

Ya estabas a tu límite de igual manera, a sus últimas estocadas acabaste en un orgasmo, aquel al no alcanzar salir de tu interior se vino dentro dejando como último una marca en tu cuello

-¿Estás bien, cielo? -decia aquel rendido sobre ti sin salir de tu interior

-Estoy bien, ¿Tú lo estás? -acariciaste de su mejilla

-Lo estoy -besó tus labios y luego salió de ti bajando del escritorio

Comenzaron a buscar sus prendas y ponérselas, aquel presionó de aquel botón para subir las cortinas, el escritorio estaba echo un desastre

-Terminamos desacomodando todo, debemos limpiar antes de tu junta en una hora -una vez que te vestiste procediste a levantar lápices y papeles del suelo

-¿En serio?, mejor preocúpate por la cama en la noche, la vamos a destrozar -éste también recogió de algunas cosas más tiradas

-Pense que lo decías de broma, ¿No es suficiente con lo que hicimos?

-Para nada, no pude apreciarte completamente, así que esta noche lo haré, tocare aquellas partes que no pude hacer por chismosos cerca

-Son tus subordinados Chifuyu

Arreglaron todo y estabas por retirarte, caminabas algo raro pero tenías que disimular, sobre todo por los espantosos tacones que tenías

-Por cierto, linda marca del cuello que tienes -te guiñó con burla para sentarse en su silla y comenzar a teclear su computadora

-Que gracioso

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Personitas bellas que se molestan en leer esta historia con faltas de Ortografía, me disculpo por eso y les agradezco de todo corazón sus lecturas y votos.

Tardo en actualizar así que por favor tenganme paciencia.

Saben que pueden hacer pedidos así que háganlo, si también tienen una canción en especial pueden hacerlo, con mucho gusto lo hago ---->

Gracias por leer❤️