En el sadomasoquismo las personas no sienten el placer en los golpes, mordidas o latigazos. El placer viene cuando todo acaba, en el momento donde sabes que ya no dolerá, cuando esos rasguños llenos de ardor podrán descansar. El placer viene luego de tanto sufrimiento.

Nadie goza estudiar para un examen, pero aguantan el cansancio de los parpados, el dolor de cabeza y tensión en la nuca sólo para poder sentir placer al ver la nota más alta de toda la clase. Uno no estudia porque le gusta estudiar, estudia porque la buena nota satisface.

Yo encuentro mi paz justo en el momento después de vomitar.

No la paso bien en el baño. Dejar salir todo ese líquido de mal gusto me hace llorar, me da acidez y dolor de garganta. El olor que deja impregnado en mi aliento no me agrada. Pero al acabar de hacerlo, sentir mi estómago vacío, sentirme delgado me llena de calma.

El presente siempre duele para que el futuro sea mejor. Y si es necesario expulsar ese rico desayuno que mi mejor amigo cocinó para poder estar en tranquilidad, lo aceptaré.

Si el sadomasoquismo y el estudio tratan de sufrir para sonreír... yo también estoy haciendo bien.

La delgadez define la belleza, y estos cachetes me hacen feo. Mis muslos gruesos y mi vientre sin abdominales lo único que hacen es estorbar mi camino a la felicidad. Así que vomitaré, porque si hoy sufro, mañana todo será recompensado.

El amor propio me quiere desafiar, pero no tengo miedo de él. Si soy delgado podré conseguirlo.

Sólo debo vomitar.

(Los textos también pueden ser en pasado. Este es un Jimin de hace unos meses, tranquilos jsjsjsj).