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Te cuento una leyenda.
Que hace mucho tiempo, las bestias celestiales reinaban todo y a todos.
Grandes, imponentes y capaces.
Pero un día todo cambió.
Una de las bestias celestiales trató de seducir al dios celestial, el gran astro rey que gobernaba el día, la diosa lunar se encerró en celos.
El astro rey y la diosa lunar eran amores inalcanzables, jamás se veían, jamás se tocaban, siempre alejados pero con sus sentimientos a flor de piel.
La diosa lunar no dejó los cielos por un siglo para que aquella bestia celestial y su amor intocable no pudieran verse nunca.
Las bestias celestiales, al ver las plantas morir, el bosque perecer, se lanzaron en contra de la diosa lunar entre aullidos, reclamando el regreso del astro rey.
No fueron escuchados, por más aullidos desesperados no se dio, las últimas bestias celestiales estaban por perecer como especie cuando la diosa Luna descargo lo último de ira sobre ellos, uno de ellos era descendiente de quien había seducido a su amor.
Los maldijo.
Cada luna escarlata, la raza volvería a surgir como las cuatro bestias de las penumbras, bestias encerradas en un portador diferente, no tendrían conexión alguna con su portador y el deseo de sangre los consumirá con cada renacer; sufrirían junto a su portador la amargura de ver correr sangre de quienes consideran importantes.
Verían un caos provocados por ellos mismos hasta el punto de enloquecer y repetiría el ciclo una y otra vez.
No solo eran mitos, esas bestias existían, relatos de siglos y dibujos.
Y ese año en el que la familia imperial tuvo su primer primogénito, la luna escarlata había aparecido, la maldición se efectuó sobre ese cachorro y tres más que quedaron marcados por la luna.
El cabello de cada uno era rojo, independientemente de lo natural que fuera el color de sus padres, pero para Park Jimin el color de cabello natural de su madre hizo que pasara desapercibido por varios años.
Se rindió a las reglas con apenas cinco años de vida, cuando por primera vez atacó a un pequeño ciervo cuando el pequeño cachorro se había perdido, se lamentó desde muy niño haber matado a esos animalitos que nada más se acercaban a él con curiosidad o simplemente a jugar.
Se lamentó aún más cuando ayude a la cría de un caballo a recuperarse, pero perdiera el control y le arrancará la yugular.
Después de eso se rindió a las reglas y al darse cuenta de que al no sentir nada por los que le rodeaban se mantenía sereno y ese malestar se calmaba, se adaptó y comenzó a actuar desinteresado con todos.
Conoció posteriormente a Taehyung cuando era solo unos cachorros, él que sería un Alfa en el futuro era muy parlanchín y activo.
La madre de Jimin, su gran emperatriz, pensó que un amigo con el cual su pequeño pudiera jugar sería bueno.
No fue tan bueno para los padres de ambos bandos cuando Jimin estaba sobre un Taehyung sangrante por cortes de garras en su pecho.
Jimin había sentido afecto por ese niño y terminó hiriéndole, se aisló completamente de todos por meses, cuando al fin supo que Kim estaba bien, se alivió, resguardo los sentimientos en un cofre y mantuvo la distancia, ese niño seguía queriendo acercarse aún después de haberlo lastimado.
La gran idea que soltó un día aquel niño fue el comienzo de su equilibrio. "Porque no mantenerte ocupado y así no piensas en nada destructivo."
El manejo de un arma fue lo primero que hizo, era de lo más complicado y con su cuerpo, que se podría decir que era delicado, lo mantenía 100% ocupado.
Taehyung siempre allí animándolo; ocuparse de esa manera le sirvió de mucho, comenzó a practicar cosas que tenía prohibido un omega.
En vez de ir a fiestas, se mantenía leyendo; las reuniones las remplazaron con arquería; el día que le iban a presentar a un Alfa con el cual casarse, lo rechazó para hacer equitación.
El Harem y el reino completo seguía apagado, los movimientos eran meramente para algo esencial, si el emperador llegaba a perder y Soneki conquistaba el pueblo, matarían a muchos; los que estaban dentro del palacio y los del Harem morirían también.
Kim, secretario imperial, junto a los consejeros se mantenían como reemplazos temporales, aunque algunos alfas de mando mayor estaban en descontento con el poder del imperio en manos de un noble de muy baja categoría como Kim solo mordían sus lenguas.
Kim estaba a más no poder por los papeles y documentos, preguntándose internamente como es que el emperador hacía todo ese papeleo diario sin volverse loco.
Él ya quería renunciar.
Incluso tenía quejas de los familiares de los consortes y de estos mismos, peleas, desacuerdos, disgustos.
El gran azote en la puerta de la oficina imperial y luego el sonido de trompetas, las misas que se usan para anunciar la llegada del ejército imperial.
Taehyung salió casi corriendo al balcón para reclamarle a su amigo por qué demoró tanto, pero enseguida notó que tenía uno de sus brazos envueltos en ropas y sujeto a su hombro.
ㅡ ¡BUSQUEN AL MÉDICO IMPERIAL!
Grito, las sirvientas que estaban cerca corrieron a más no poder y Taehyung también lo hizo. Bajo escalones completos a la carrera para llegar al portón del palacio.
Cuando salió al exterior pudo ver a los 4 consortes del omega allí, ayudándolo a bajar de su potro, rodeándolo enseguida para tratar de revisar las heridas; aunque el pelirrojo omega solo se apartaba, la bolsa entre las manos del omega solo se hizo notar una vez que esta fue tirada al suelo donde se abrió revelando una cabeza decapitada.
Gritos de la servidumbre, eran del pánico al ver como ese omega débil había traído la cabeza de otro monarca a su propio imperio como muestra de poder.
Incluso los alfas consortes se ajustaron un poco, los soldados marcharon hacia otro lugar en donde dejarían sus armas, caballos y luego podían ir a Descansar un poco.
Jimin se irguió, aún con el inmenso dolor, el olor de la sangre seca y las ropas extremadamente grandes que traía encima, se encaminó a Taehyung con mirada sería antes de preguntar. ㅡ ¿Problemas?
ㅡ Los necesarios su majestad. ㅡ Kim estaba demasiado pasmado como para contestar algo más.
ㅡ Buen trabajo. ㅡ Finalmente el omega terminó cediendo sobre el pecho de Taehyung, el mismo alfa y los otros cuatro se preocuparon.
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