Le gustaba pasear por las noches quietas
Le gustaba pasear por las noches quietas,
Él pasaba horas sin poder dormir.
Ella se sumía en un jardín sombrío,
Él forjaba agudo intelecto con libros por venir.
Ella alejaba telarañas de su cara,
Avanzaba. Los arbustos la rodeaban,
La acariciaban con hojas húmedas, a cada paso,
Pero sin vacilar, seguía adelante.
Él descubrió la ruta de esa alma libre,
Decidió pintar el silencio del sueño,
Y cuando finalmente se encontraron,
El silencio personal ya no era su dueño.
Ella seguía amando noche, pero con él,
Los arbustos, celosos, murmuraban: "¿Y tú?"
Él aún no dormía, pero cambió su razón...
¿Si se necesitaban uno al otro?
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