Él le ofrecía millones de frases,
Como lujosos ramos de lirios blancos,
Anhelaba el suave roce de sus ojos,
Abrazos, como del cuerno de abundancia.
La distancia de caminos nocturnos la salvaba,
Sus palabras eran dones innecesarios,
Ella soñaba en secreto con otro,
Comunicándose con él en noches frías.
Las palabras volaban como pétalos de rosas carmesí,
Y al consumirse en ella, se convertían en cenizas,
Y él amaba sin provocar ni alegría ni lágrimas en ella.
Ella vivía para otro, pero no causaba temblor en él.
9.07.2020
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