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RECUERDOS

Namjoon no tardó en localizar el lugar en dónde tenían cautiva a su prometida y le sorprendió saber que era en la bahía de Ust-Nera, ese era el mismo lugar en dónde años atrás la había rescatado e ir ahora a hacer lo mismo era algo poético. Cuando el todoterreno en el que viajaba junto a tres de sus mejores hombres se aproximó a las orillas del río, volvió a revisar la pantalla donde un punto rojo parpadeaba.

Samara estaba en la antigua cabaña de su familia, hace años que no pisaba ese lugar, desde que su tío había sido asesinado y su familia desterrada por traicionar al Pakhan. Ivan la veía recargado en la pared de madera, al fondo de la habitación, en sus ojos podía ver la locura en la que había caído, su aspecto era bastante desaliñado y si antes le tenía miedo, ahora tenía pavor, recordar la última vez que lo vio la hacía temblar, esa fría noche en que intentó abusar de ella y que si no fuera por qué esa misma noche mataron a su padre lo hubiera conseguido.

Ahora no sabía si correría la misma suerte, estaba a su merced, nadie sabía dónde estaba esa cabaña más que su familia y para cuando se dieran cuenta de su desaparición ya sería demasiado tarde, sobre todo cuando su hermana la había entregado a ese hombre.

Dasha la veía con burla, mientras se acercaba a ella y la abofeteaba con el odio brillando en sus ojos, esos ojos tan similares a los de ella.

—¿Por qué haces esto Dasha? Soy tu hermana, nunca he entendido tu odio hacia mi, si yo nunca te he hecho nada —le pregunto con la mejilla punzando por el dolor, y conteniendo las lágrimas para no llorar frente a ella.

—¿Por qué? ¿Realmente quieres saber por qué? Bien te lo voy a decir. Te odio porque desde que tengo memoria siempre me han hecho a un lado por ti. Si yo tenía un juguete siempre era prestaselo a Samara porque ella lo quiere, si quería un vestido, prestaselo a Samara a ella también se le vería bonito, si yo quería bailar ballet, el papel principal era para Samara porque lo hacía mejor, si yo quería una fiesta la tenía que compartir contigo, si yo quería viajar siempre era a dónde la princesita quisiera, nuestros padres siempre te pusieron a ti primero, nunca vieron todo lo que yo podía hacer o lo que yo quería por verte a ti. Siempre he sido tu maldita sombra y estoy harta.

—Eso no es verdad, a las dos nos quieren, siempre han hecho las cosas para las dos.

—¡Mentira! Siempre me he tenido que conformar con las sobras de lo que tú desechabas. Incluso ahora cuando yo era la elegida, cuando yo sería la que me casaría con Namjoon tú me lo quitaste, yo debía de ser su esposa, no tu.

—Yo no tuve la culpa, el fue quien decidió, además tú no lo quieres y yo si, siempre lo has sabido.

—Eso no importa, yo era quien se iba a casar, pero por qué tú existes es que el cambio de opinión, y si eso quiere eso es lo que tendrá, tú vas a desaparecer del mapa, y yo me casaré con él, después de todo somos gemelas idénticas, será una molestia actuar como la estúpida que eres, pero valdrá la pena.

Samara veía como su hermana había perdido la cordura, la estaba condenando a morir solo por celos. Ivan que hasta el momento había permanecido en silencio se acercó hasta a ella y acarició su rostro.

—Alégrate Sami, mientras Dasha vive tu vida, tu podrás ser mía para siempre, nos iremos lejos donde nadie vuelva a saber de ti.

La jalo con la intención de besarla pero el estruendo de la puerta al derrumbarse los sobresaltó a los tres, Samara dió varios pasos hacia atrás, buscando ocultarse, Ivan veía hacia la entrada al hombre que acaba de echar abajo la puerta. Namjoon lo veía con los ojos encendidos, sus hombres tenían rodeada la propiedad y después de comprobar que no había nadie más a parte de las tres personas dentro de la casa, entró.

Samara se sentía aliviada de ver ahí al moreno, sabía que él no iba a permitir que le hicieran daño, lo vio avanzar hacia Iván y vio a su primo abalanzarse sobre él, ambos se golpeaban con furia, pero el peso, la musculatura y altura de Namjoon era superior, en poco tiempo se impuso sobre Iván, sentado a horcajadas sobre su estómago lo golpeaba con fuerza, sus puños estaban completamente teñidos de rojo, el rostro del hombre desfigurado.

Dasha veía horrorizada cómo el mafioso mataba con sus propias manos a Iván, y sabía que a ella le esperaba un destino igual, aprovechando la distracción tomó el arma que Iván había dejado sobre una mesa y se acercó hasta su hermana y la amenazó con ella, le desató las manos del respaldo de la silla y la obligó a levantarse.

—Dasha, ¿qué haces? ¿A dónde me llevas?

Namjoon se levantó del cuerpo sin vida de Iván y enfrentó a su cuñada que se resguardaba detrás del cuerpo de Samara, mientras la pistola apuntaba a su cabeza.

—No vas a salir de aquí con ella Dasha, mis hombres tienen rodeada la cabaña, no vas a llegar muy lejos, no seas estúpida.

—El estúpido eres tú, tú por escogerla a ella, yo podía serte de más utilidad, no solo un adorno bonito, y a menos que quieras que tus hombres maten a tu adorada prometida, no van a a disparar sabiendo que pueden dañarla. Así que hazte a un lado, que mi hermanita y yo vamos a dar un paseo por el muelle.

Namjoon vio la expresión de horror en los ojos de Samara cuando Dasha mencionó el muelle, y sabía perfectamente que su cuñada no volvería viva a Moscú, pero por el momento no le queda más opción que dejarla pasar y ordenar a sus hombres que no dispararán.

A regañadientes se movió a un lado dejando el paso libre hacia la salida. Dasha se movió empujando a Samara frente a ella, como escudo y comenzó a salir de la casa con su hermana viendo a Namjoon mientras ella veía a su espalda a los hombres con las armas directo hacia ellas, Namjoon les gritó que las dejarán pasar.

—Dasha no hagas esto, sabes que no podrás ir muy lejos, Namjoon no lo permitirá.

—¿Y quién te dijo que voy a huir? No Samara, voy a terminar lo que empecé hace quince años y en el mismo lugar, ¿Ya olvidaste dónde estamos?

Samara sintió un escalofrío al recordar. Eran niñas ambas jugaban en el muelle, Dasha la perseguía y la acorraló en la orilla, no había lugar a donde huir, en tiempo de calor podría pensar en saltar al río, pero era invierno y el agua estaba a punto de congelación. Le gritó que se rendía, pero Dasha ya había dejado de jugar, ahora solo pensaba en que tenía la oportunidad de deshacerse de ella, estaban solas, todos creerían que fue un accidente, no lo pensó dos veces.

Se abalanzó contra ella y la empujó, vio a Samara caer al agua y gritó pidiendo ayuda, sabía que no llegarían a tiempo, si tan solo Namjoon no hubiera estado ahí, si tan solo hubiera esperado un minuto antes de saltar al agua, ahora Samara estaría muerta y ella sería libre de ella, y de seguir a su sombra.

—Puede que tú adorado Namjoon me mate, pero no me voy a ir sola hermanita. Si yo no puedo ser feliz, tampoco lo serás tú.

El moreno veía con miedo como las dos hermanas llegaron hasta la orilla del muelle y entendió el plan de Dasha, el agua como hace años estaba congelada.

—No hagas una tontería Dasha, suelta a tu hermana y te dejaré ir, tienes mi palabra.

—No soy idiota, se que en el momento en que la deje ir, me pondrás una bala en la frente.

En eso no se equivocaba, nadie se metía con él y salía ileso, y eso incluía lo que era suyo y Samara lo era.

—Dasha por favor déjame ir.

—¡Cállate! —grito Dasha antes de golpear el costado de su cabeza con la pistola, un hilo de sangre comenzó a escurrir por su frente.

Samara estaba semi inconsciente, pero podía sentir el cuerpo de su hermana envolver el suyo, escuchó un estruendo cerca de su cuerpo, antes de sentir su cuerpo caer hacia atrás mientras las frías aguas las envolvían. No pasó mucho antes de sentir los brazos de Namjoon soltarla del agarre de Dasha, los pulmones le ardían y sentía su cuerpo entumecido.

Namjoon la había rescatado como antes, él la envolvió con su cuerpo, lo escuchó gritar a sus hombres que rescatarán el cuerpo, y lo agradeció ella no quería ver muerta a su hermana. Namjoon la estaba envolviendo en el saco que le había quitado a uno de sus hombres, cuando los que se habían arrojado al río por su hermana salieron.

Cuando la dejaron en suelo firme, entendió que fue ese estruendo que había escuchado, su hermana estaba muerta, se había quitado la vida, silenciosas lágrimas escaparon de sus ojos confundiéndose con el agua que aún escurría de su rostro, Namjoon la abrazo y dejo que llorara antes de llevarla de vuelta a Moscú.

Decirle a sus padres no fue fácil, su madre se desmayó y lloró desconsolada, su padre solo palideció y se mantuvo en silencio, pero su mente era un caos, se culpaba por la muerte de su hija. El funeral fue íntimo y demasiado sencillo, solo ellos tres y Namjoon.
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Tres meses después…

Namjoon se sentía más nervioso que nunca en su vida, ahí parado con sus hermanos a su lado y el sacerdote parado detrás de él. Los invitados sentados frente suyo a cada lado, todos esperando la música que anunciaba la entrada de su futura esposa y cuando la vio supo que fue el destino el que lo hizo salvarla hace tantos años atrás.

La boda fue hermosa para Samara, sus deseos y sueños de niña se hicieron realidad, cuando el moreno prometió amarla por el resto de su vida. Sus cuñados la recibieron como una más de su familia, mientras subían al automóvil que los llevaría a su luna de miel, todos los despedían con una sonrisa.

—Por fin te tengo para mi solo Malysh —la voz ronca de su marido murmurada en su oído le causó escalofríos.

Tenía miedo, nunca antes había estado con un hombre y no sabía si estaría a la altura. Pero todo miedo se evaporó cuando Namjoon la hizo girar el rostro hacia él y la beso, sus labios se movían con maestría sobre los suyos, su tibia lengua exploraba a sus anchas su boca, mientras sus brazos se envolvían en su cintura, un pequeño grito se escapó de sus labios cuando su ahora esposo la cargo subiendola en su regazo.

Su primera noche como marido y mujer la pasarían en un hotel, y al día siguiente volarían a Tailandia y comenzarían con su luna de miel. Cuando llegaron a su destino, no hubo necesidad de pasar por recepción, salieron del estacionamiento del hotel directo al ascensor que los llevaría a su suite.

Namjoon la cargó entre sus brazos a manera de princesa, mientras volvía a besarla con deseo, las puertas se abrieron y entraron directo a la suite, y Samara no podía desear más, toda la habitación estaba cubierta por pétalos de rosas y velas, el moreno la bajó con cuidado y rodeo sus cintura pegándola a su cuerpo.

—Te amo Samara, te ame desde la primera vez que te ví y te tuve entre mis brazos, tus ojos me embrujaron. Y ahora eres mía, mi reina y como tal te voy a adorar.

Sus palabras golpearon su corazón llenándola de felicidad, antes de ser consumida por la lujuria y el deseo, las manos expertas bajaron el cierre de su vestido, dejando al descubierto su cuerpo cubierto solo por un delicado conjunto de encaje blanco.

—Eres un ángel, un ángel bajado del cielo para torturarme Malysh.

La boca de Namjoon se presionó sobre su boca antes de comenzar a recorrerla, primero cuello, bajando hasta su pecho, dónde se deleito en lamer sus senos por encima de la tela del brasier antes de liberar sus montículos sin desabrocharlo, y decorar esas rosadas puntas, Samara se arqueó en respuesta a su estímulo, sin despegar la boca de sus pechos, deslizó su mano por su abdomen y más abajo entre sus piernas, la humedad que mojaba la fina tela le indico lo lista que estaba para él.

Mordió un poco el pezón antes de separarse y llevarla hasta la cama, la tiró sobre el colchón y quitó su camisa, el abdomen marcado de Namjoon, junto  a sus fuertes brazos le cortaron la respiración a Samara, su marido era más que perfecto y era todo suyo, y sobre su inexperiencia, se irguió la necesidad de pasar su lengua por su abdomen y más abajo del cinturón del pantalón donde una fina línea de delgado bello se perdía.

Namjoon se sintió arder bajo la mirada de su dulce mujer, se desabrochó el pantalón y lo bajo revelando su polla erecta y adolorida, y Samara abrió los ojos con sorpresa, el miembro del moreno era enorme y grueso, dudaba que fuera a entrar en ella.

Con calma Namjoon se deleito besando y las delgadas y blancas piernas de Samara hasta que llegó a sus muslos, dónde clavó sus dientes con suavidad, robándole un gemido entre el dolor y el placer.

—Me encantan tus bragas, pero ahora mismo me estorban, espero que no sean tus favoritas —le dijo con la voz más ronca de lo normal antes de sentir un tirón y escuchar la tela desgarrarse.

No tuvo tiempo de objetar cuando su boca se abrió con sorpresa cuando la lengua de Namjoon se deslizó entre sus pliegues, lamiendo su lubricación y succionando su clítoris.

—Deliciosa.

—Oh dios…

—Namjoon mi amor, eso es lo que debes de gritar —dijo antes de volver a enterrar su cara entre sus piernas, su lengua seguía lamiendo cuando uno de sus dedos se abrió paso entre sus pliegues, y después otro más.

Sus gemidos eran el incentivo del moreno, para seguir con esa deliciosa tortura que la tenían al borde, sus manos se aferraban a los cabellos de Namjoon empujando su cabeza para que continuará, mientras sus caderas se elevaban buscando más.

Tres dedos entraban y salían del tibio interior mientras su lengua seguía haciendo círculos en su clítoris, cuando sintió las paredes apretarse supo que estaba cerca, succionó con un poco más de fuerza en ese punto de nervios y lanzó a Samara a su primer orgasmo, bebiendo el néctar de su excitación directo de la fuente.

—Ahora estás lista para mi Malysh —le dijo poniéndose de pie y acomodándose entre sus piernas.

Samara aún sufría los estragos del orgasmo, cuando sintió la punta del miembro de Namjoon golpear su apertura, se inclinó sobre de ella y la beso al tiempo que bajaba sus caderas enterrándose de golpe en ella, atravesando la barrera de su virginidad, un gemido aún más agudo que antes murió entre los labios del moreno.

Namjoon quería llevar las cosas con calma, no quería lastimarla, pero cuando las piernas de Samara se envolvieron en su cintura y entre gemidos le pedía por más, no pudo resistirse, aumentó la velocidad de sus embustes, enterrándose hasta la base, sentía sus bolas golpear en su trasero, se levantó y subió sus piernas sobre sus hombros dándole más profundidad a las penetraciones.

—Mirame Malysh, quiero verte cuando te corras y me exprimas hasta la última gota.

Samara abrió los ojos, fascinada con el hombre sobre ella, su piel morena brillaba por el sudor, sus brazos flexionados parecían de piedra marcando cada músculo, y su miembro se perdía entre sus piernas con cada empuje que daba, ella era un desastre de gemidos y jadeos, todo era más de lo que ella alguna vez imaginó.

—Te amo Nam —dijo entre jadeos.

Namjoon sonrió mostrando esos hoyuelos que le fascinaban antes de inclinarse a besarla.

—Yo también te amo Malysh, ahora córrete para mí.

Y como si de una orden se tratara, empujó con fuerza al tiempo en que pellizcaba su clítoris, su orgasmo se precipitó, apretando con fuerza sus paredes, estrangulando la polla de Namjoon, que con dos estocadas más, se liberó, llenando con su semilla su interior.

—Eres mía Samara, mía para la eternidad.

—Y tú eres mío.

Namjoon podría ser el líder de la Bratva, pero su reina era ella.



Fin.







Y con esto damos por terminada está mini serie de mafiosos, espero que les haya gustado, las invito a leer las primeras tres historias de está mini serie si es que aún no las leen, están en mi perfil son:

Kotik
Zayka
Solnishko

Nos leemos bellezas.
         Besitos 😘😘😘

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