⟦02⟧
-JungKook...-dijo el rey SeokJin, con la escasa voz que le quedaba.
El aludido se arrodilló a un lado de la cama del rey, y bajó la cabeza.
-Mi señor...
-Sé que eres tú el causante de mi muerte. Tú y esos tés que me dabas-los ojos, no sólo de JungKook, sino también los de la reina SooRa, se abrieron de par en par-. Pero no me atreveré a condenarte por eso. Desde un principio lo supe y acepté mi destino-sonrió. Una de sus manos sostenía las de SooRa, y la otra las de JungKook-. Sé que lo hiciste por ella. Porque la amas. Y ya que mi hora ha llegado, he dejado por escrito que serás tú el próximo rey de Skygall y contraerás matrimonio con SooRa.
En el exterior, JungKook se mostraba desesperado. Se preguntaba a sí mismo qué era lo que había hecho, sentía arrepentimiento, pero en su interior, había algo que saltaba de alegría, mas estaba desesperado también porque no quería sentir aquella emoción y no sabía como quitársela de encima.
-Pero, SeokJin...
-No hay vuelta atrás, SooRa-la interrumpió y le sonrió con dulzura-. Lo que este chico fue capaz de hacer por tí, por el amor que siente...no dejaré que sea en vano...Yo me voy a morir de todas formas.
-No, SeokJin...-rogaba la dama.
-Hoy mismo será la boda-sentenció el debilitado rey-. Debes aprender a amarlo, SooRa. Sé que él te ama más de lo que tú y yo lo hacemos. No juzgues sin saber.
No mucho tiempo después, SeokJin falleció, y lo hizo con una sonrisa en el rostro.
Tantos años siendo su consejero real, habían permitido que la confianza de SeokJin en JungKook fuera tanta, que le dejó en manos a su reino y su esposa.
-¿¡Por qué!?-gritaba SooRa, golpeando el pecho de JungKook-¡Tanta confianza que te dió y tú lo traicionas de esta manera!-volvió a gritar.
Sin embargo, su arranque de valentía quedó en un segundo plano.
Le tenía tanto miedo a JungKook, que se escabulló hasta su habitación para encerrarse.
No quería casarse con él, pero, temerosa de que le sucediera lo mismo de SeokJin, no tuvo más remedio que acceder a que la arreglaran para la boda.
-El joven JungKook le manda a decir que puede vestir de luto. Dice que no quiere quitarle ese derecho-le dice una de las criadas-. También dice que no hacen faltas ropas tan elegantes.
SooRa no respondía nada. Cualquier cosa para ella estaría bien. Estaba en contra de ese matrimonio, después de todo.
Bajo el arco nupcial y con la presencia de los criados del castillo y el hechicero real, SooRa y JungKook finalmente habían firmado el acta de matrimonio, y ella se había visto obligada a colocarle la corona de rey.
El pelinegro acunó las mejillas de su ahora esposa y acercó los labios a su frente. No quería forzarla en ese aspecto.
Inmediatamente que eso sucedió, hubo un fuerte temblor que tumbó a todos los habitantes del reino al suelo, y un fuerte apagón llegó a privarlos de vista.
.。.:*✧✧*:.。.
-¿Por qué crees que la reina y el rey no estén siendo felices?-pregunta SunMi a NamJoon.
Pues sí, al estar los cristales Laith mezclados al alma y emociones de los reyes, todos sabían las razones de aquel apagón general.
-El rey SeokJin acabó de fallecer, Sunie, todos estamos tristes. Y la reina debe ser la principal afectada. Es lógico que los cristales estén oscuros-contesta el niño.
-No creo...-confiesa la pequeña-. Hay algo más. Los cristales como mínimo deberían estar grises. No es la primera vez que un rey está triste.
-Buen punto-admitió el chiquillo-¿Crees que el alma del muevo rey JungKook sea tan oscura?
-No lo sé, Joonie. Aquí el de las respuestas siempre eres tú.
La risa de ambos infantes pronto se escuchó.
-Me gustaría mucho que pronto llegaran mis dieciocho. Ahora más que nunca los exploradores deben encontrar una salida de esta cueva en la que estamos-agregó NamJoon.
-A mí me gustaría ser finalmente condesa para poder entrar al castillo y averiguar lo que ocurre allí dentro-confesó SunMi.
-¿Así como una espía?-rió.
-Bueno, no tan así-se contagió por las risas de su amigo-. Sólo que mi deber como condesa es apoyar a la reina, y si logro ganarme su confianza, podré estar metida en el castillo. Mi intención es ayudar al pueblo de Skygall.
-La mía también-admitió NamJoon.
-¿Qué tal si hacemos un pacto?-prupuso, y su amigo la miró confundido-. Prometeremos que, no importa el camino que nuestras vidas tomen, siempre haremos lo posible por ayudar a nuestro pueblo ¿Trato?-extendió su dedo meñique.
NamJoon sonrió y enredó su dedo meñique con el contrario.
-Trato hecho.
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