•18•
— ¿Lo recuerdas? —deslizo una fotografía por la pequeña mesa, Jungkook tomo entre sus dedos y miro con detención.
— No, señor... Debería recordarlo? — Lee deslizó una fotografía de ellos juntos.
— estuvieron en las mismas competencias de taekwondo —Kook miro ambas fotos— le ganaste en las competencias, y también el corazón de Massiel.
— ¿Me está diciendo... ?
— Te estoy diciendo, que, el ataque de ella, fue producto de celos y envidia hacia tu persona —Jeon bajo la vista— Lo había planeado hace mucho, desde que en las competencias Massiel solo tenía ojos para ti, desde que supo la cercanía con Namjoon, dedujo que también se acercaría a ti.
— Entonces, ¿fue mi culpa? —El señor Lee guardo silencio.
— Jungkook, amas a mi hija, eso me ha quedado claro, lo veo, lo siento, pero ella es lo único que tengo —Kook alzó la vista temeroso de sus palabras— el compromiso de rompe.
— Señor Lee! —exclamo con un nudo en la garganta.
— Entiendelo, si le ocurrió esto por ti, imagina lo que le sucederá cuando den a conocer su compromiso.
— Entonces, no lo demos a conocer, saldré con ella, me casare con ella sin que nadie se entere.
— ¿Quieres esconderla?... —Kook lloro— ¿Crees que se merece estar en las sombras toda la vida?
— No nos haga esto, nos amamos, yo la necesito como el aire que respiro.
— Busca la manera de romper su corazón —el chiquillo mofo— Si no lo haces tú, lo haré yo — Se levantó del asiento y dejo al maknae solitario y con dolor.
Hoseok y Namjoon vieron al hombre salir de la oficina de Jeon, y luego un estruendo dentro de la habitación, ambos, asustados entraron para saber que sucedía.
Jungkook lleno de ira, desilucion, dolor, adelantándose a los hechos que debía alejarla de su lado explotó y tiro su computadora, rompiendo completamente de ella. Ahí tenía sus canciones nuevas respaldadas y no le importo.
Solo pensaba en ella, en el dolor que debía causarle, en que ya no la tendría más.
¿Como sobreviviria sin sus sonrisas? ¿Sin sus bromas? ¿Sin sus besos?
La locura se acercaba cada vez mas podía sentirla respirar en su nuca, podía sentir como sus poros colapsan solo por el hecho de tenerla lejos, o cerca, pero definitivamente lejos.
Nam lo abrazo con fuerza mientras el solo quería seguir tirando todo a su paso, había un desastre de piezas rotas y vidrios por doquier, los cojines del sofá y este mismo dado vuelta, Hobi sentía dolor por el, pero no sabía que fue lo que gatillo tanta demencia.
Como pudo se safo de los brazos del líder, y dejó caer sobre sus rodillas.
— ¿Que haré Hyeong? ... No sobreviviré a esto —alzo su mirada a los mayores, jamás lo vieron tan afectado.
— dime qué sucede, Jungkook —el negó, había prometido no decir nada, mucho menos a Namjoon— ¿Es Massy? —Kook arrugó su rostro completo llorando dolorosamente, bajo su cabeza y ahí se quedó.
— Vamos, niño... Si no nos dices no podremos ayudarte — la voz tierna de Hoseok no ayudo, tomo su rostro en sus manos y lo miro fijo —
— Su padre quiere que destruya su corazón para alejarla de mi.
— ¿Por qué querría eso? ... ¿No se supone les bendijo para estar juntos?
— Namjoon... —necesitaba ser aconsejado, decidió romper aquella promesa para no preocuparle, necesitaba a su hermano, tomo la fotografía y la levantó a el— el era con quién debía salir, cuando supo que, se comprometió conmigo atacó a Massiel.
Los ojos de miedo de Namjoon le hicieron temblar el alma.
— Fue mi culpa, y ahora su padre dice que debo alejarme de ella, por qué, podría ser peor cuando todo el mundo se entere de nosotros.
— pero eso no fue tu culpa, Jungkook —Hobi tomo su hombro— hazle entender al Señora Lee de ello y...
— Estoy de acuerdo —interrumpio— Estoy de acuerdo con el Señora Lee — esas simples palabras atravesaron el corazón de Jungkook como un arma de doble filo, esperaba su apoyo, alguna solución, alguna idea, pero esas palabras, No.
Con lentitud se levantó del piso, casi sin fuerzas, sus piernas temblaron, un zumbido se apoderó de su oído y un frío recorrió sus extremidades, con lentitud y sin levantar la mirada camino a la puerta, pateado los escombros a su paso.
Hobi lo llamo, no estaba en condiciones de irse así, pero nada podía escuchar, nada queria escuchar.
Su hombro choco con el de Jimin que se volvió a verlo, ese no era Jungkook, solo, un alma en pena que se encontraba rendido, un alma abatida, un alma que no tenía sentido para vivir.
Hoseok se había quedado reclamándole a Namjoon sus palabras, intentando hacer entender que el chico lo necesitaba y el, fríamente le daba la espalda. Este le contestaba que muy molesto que no podía poner en riesgo la vida de su "hermana", no de nuevo.
Kook pensaba que debía dejarla ir de nuevo, esta vez, tendría que romper su corazón solo para que ella se alejara para siempre de él, para que no volviera, y si tan solo volvía, sintiera tanto odio por el que no le dejara aproximarse jamás.
Subió a su auto, apoyo su frente en el manubrio y recordó los bellos momentos juntos, su sonrisa, sus ojos, la forma en que lo miraba, como llevaba su mano a su mejilla y con el dedo pulgar acariciaba suavemente, aquella noche invaluable el la que le hizo el amor, o como su nombre salía por sus labios rojizos perfectamente deliciosos.
En su bolsillo su teléfono vibro, el nombre y una fotografía de ella aparecía, sonrió y a la vez lloro, aclaro su garganta, limpio sus mejillas y volvió a aclarar su garganta, apretó el botón verde y deslizó.
— Hola, Amor.
— Hola... Perdón que te llame, es que... Te extrañaba —volvio a llorar apoyando su cabeza en el respaldo de su asiento— ¿Vendrás a visitarme?
— Como todas las tardes, Princesa —su voz se quebró.
— ¿Estas bien?... ¿Sucede algo?
— Nada, tranquila, estaba viendo una película y me puse sencible.
— Una película en la agencia? ... Dios, Jungkook, deberías trabajar —el sonrió.
— Tenemos tiempo.
— Pues, deberías usar ese tiempo para ir a ver a tu novia, no crees?
— Es un excelente consejo, iré a ver a la mujer más hermosa, aquella que me trae en las nubes. —escucho un suspiro del otro lado
— Te amo, Jungkook. Quiero que pasen los días para que ya salga la noticia de nosotros... —Kook alejo el teléfono y se quejó de dolor— te imaginas, el maknae de oro y la modesta heredera.
— los apodos perfectos.... Bebé, tengo una reunión, apenas pueda juro que iré a verte.
— Bien, piensa en mí...
— Si pienso en ti no podré concentrarme en la reunión, Amor.
— Cierto... Aún así piensa en mí —ambos rieron— cuando salga de aquí, te invitaré un fin de semana a Jeju, papá tiene una casa y podremos estar ahí.
— Me parece perfecto... Debo irme —musito— Te amo.
— Te amo mi Kookie. —ambos cortaron.
Jungkook respiro profundo, no quería, definitivamente no está en sus planes hacerle daño, ella no lo merecía, era tan perfecta en todo sentido que, no merecía daño alguno.
Tomo de nuevo su teléfono, y llamo al Sr Lee, necesitaba una reunión con el, mientras antes, mejor.
Llegó hasta la empresa que anteriormente llevaba Massiel, este, le recibió en su oficina.
Jungkook entro detrás de la secretaria, El Sr Lee estaba sumido entre papeles revisando el perfecto trabajo que ella hizo aún sin tener idea de lo que concretaba. Solo tomaba decisiones por iniciativa propia y según sus instintos, los cuales, eran los mejores.
El mayor miro sobre la orilla de las gafas a Jungkook que permaneció parado frente a él, serio, pudo notar sus ojos inflamados, así como su nariz enrojecida y lágrimas secas en sus mejillas.
— Toma asiento —dijo frío y el chiquillo negó con frenesí, entonces Lee enderezó su cuerpo y suspiro lentamente— te escucho.
— No quiero hacerlo, No quiero separarme de ella, pero, entiendo que tiene razón —volvio a llorar— y así como ud tiene miedo yo me siento aterrado, la amo, y lo que menos quiero es dañarla.
— ¿Y?
— Lo haré a mi manera, solo le pido un poco de tiempo... Hacerlo ahora sería un error garrafal, pensará que es a causa de su ataque y no quiero hacerla sentir inferior a lo que es —Lee asintió lento— Pediré un descanso en mi empresa, ella tiene un deseo de ir a Jeju y la llevaré, luego de eso, la dejaré.
— Bien, Que no sea más de un mes... La enviaré a hacerce cargo de las empresas en Argentina —Kook trago pesado.
El señor Lee se estaba ganando su odio al separarlo de ella, y sin reverencia o mostrar una pizca de respeto, salió del despacho llenos de hermosos recuerdos.
Miro al sofá y la veía sonreír, miro hacia la ventana y recordó la primera vez que la tuvo en sus brazos, meciéndose de un lado a otro mientras sonreían, luego de aquel juego. Se detuvo en la puerta, recordando cuando la vio por primera vez, aquel día en que ella lo recibió con una bella sonrisa, y el dispuso su corazón a ella por su semblante perfecto.
Y sin más, cerró despacio, despidiéndose de cada recuerdo.
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