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𝕔𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 𝕤𝕖𝕚𝕤

—Solo somos de nuevo tu y yo Bruno —murmura Denix al caballo.

A medida que se alejaba del bosque, experimentaba una sensación extraña; una fatiga y opresión se instalan en su pecho. Atribuyó esto al cansancio y decidió regresar al pueblo que habían atravesado para llegar al bosque, ya que la oscuridad empezaba a caer.

—¡Nix espérame! —gritaron a lo lejos.

Disimuladamente, volteo hacia atrás y vio a Erik corriendo en su dirección, lo que provocó que soltara una suave sonrisa acompañada de un suspiro de alivio.

—Hay no esa horrible voz yo la conozco —susurro algo fuerte Denix.

Aceleró el paso con la intención de provocar al alfa, quien respondió corriendo más rápido hasta alcanzarlo.

—¡Nix no me dejes! —grito Enrik.

Denix contuvo la risa que amenazaba con escaparse al observar el estado del alfa. Mentalmente agradeció que este no hubiera escuchado sus palabras y en su lugar, lo seguira.

—Nix —pronunció sin aliento— esto me dio un déjà vu —mencionó con diversión—. ¿Por qué siempre me abandonas? Eres un mal amigo —acusó.

Denix sintió culpa, pero la reprimió, consciente de que solo sería una carga para su amigo alfa.

—Y yo que pensé que había logrado librarme de ti —bromeó Denix, esperando la reacción de Enrik. Sin embargo, notó una expresión triste que apretó su corazón.

—Lo siento, Nix —se disculpó Enrik—. Te hice perder mucho tiempo buscando un lugar que no existe —murmuró, con la mirada baja.

El Omega apartó la mirada para no sentirse más culpable; el alfa realmente estaba arrepentido, lo indicaban sus feromonas con olor a coco tornándose agrias.

—Ya olvídalo… ese lugar sonaba como si no existiera —restó importancia Denix.

—¿Dónde iremos ahora? —preguntó Enrik, siguiendo a Denix.

—Voy al pueblo por el que pasamos —contestó—, pero después no sé —se encogió de hombros.

Guardaron silencio, solo interrumpido por el sonido de los cascos del caballo golpeando las piedras.

—¿Y si el lugar está al otro lado del bosque? —preguntó Erik de repente, con duda..

Eso dejó pensativo a Denix. Podría ser que el lugar estuviera al otro lado del bosque, pero no se arriesgaría a entrar en un sitio que ni siquiera figuraba en los mapas.

—Mhm, puede ser —asintió Denix—, pero hay que averiguarlo mañana. Hoy ya es muy tarde para adentrarse en un bosque del que no tenemos la menor idea de si es seguro.

—Sí, tienes razón —concluyó Enrik, asintiendo.

Decidieron descansar primero y luego preguntarían a los aldeanos sobre el lugar al día siguiente.

Denix no olvidó la sensación que experimentó al estar en la entrada del bosque. Se sintió observado todo el tiempo desde que llegó, su pecho vibró con una emoción que no comprendía, y la necesidad de adentrarse para descubrir lo que había en las profundidades de ese bosque lo dejaron intrigado.

Pasaron la noche en un hostal y compartieron habitación con camas separadas, una precaución necesaria para Denix, siendo un omega sin marca. Los alfas a menudo se sentían con el derecho de irrumpir en su habitación e imponerse en formas que él no deseaba.

Más de una vez, se enfrentó a situaciones peligrosas cuando intentaban forzar su puerta, pero Denix estaba preparado.
Esperaba con calma en la comodidad de la cama, y cuando lograban entrar, desplegaba su arma para ponerlos en su lugar. Sin embargo, esta arma de doble filo lo dejaba debilitado por días. Aunque no le gustaba recurrir a sus feromonas, tampoco quería causar daño grave. Con el tiempo, se sentía cada vez más débil; sus feromonas con aroma a uva se desvanecían, sus habilidades menguaban, y una parte de él sabía la razón, pero no sabía cómo abordarlo, lo que le quitaba el sueño por las noches.

Tenía miedo de no despertar nunca más. Aunque carecía de mucho, no deseaba simplemente dejar de existir sin haber experimentado más de la vida. En esos momentos de libertad recién descubiertos, ya no se sintió a la deriva como al principio.
Enrik llegó para rescatarlo, fue el salvavidas que su Selen necesitaba, y Denix no quería abandonar al alfa. Temía rompe las ilusiones compartidas sobre llegar al lugar soñado con su Omega destinada.

Denix se sintió profundamente agradecido con Enrik por confiarle ese lugar y compartir con él un sueño tan significativo. Por eso, a pesar de lo doloroso que sería para él, deseaba que tomaran caminos separados en la entrada del bosque.

Observó detenidamente el rostro dormido de Enrik, desde la otra cama. Era un joven alfa de una belleza sobresaliente, y no albergaba dudas de que encontraría a alguien que lo amara.
Aunque no con la intensidad de un destinado quizás, Denix anhelaba con fervor que Enrik alcanzara la felicidad plena.



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Denix despertó por unas lamidas en su cara, la lengua resbaladiza lamía sus mejillas pasando por su frente y orejas, esa última acción creo en el cosquillas que lo terminaron de despertar.

—D-déjame —murmuró adormilado entre sonrisas —¡Bruno, déjame! —gritó apartando la cara peluda del animal, para después voltearse y tratar de seguir durmiendo.

Pero no lo dejaron continuar con su sueño; ahora, en lugar de lamidas, eran mordiscos y jalones de pelo.

—¡Que me dejes, animal! —gritó fastidiado, lanzando manotazos.
Después de eso, escuchó un gruñido molesto.

Asustado, Denix se levantó de un salto, y lo primero que sus ojos vieron fue a un lobo de pelaje blanco. Esto lo aterró de sobremanera, ya que el lobo le gruñía enojado, mientras sus ojos azules lo observaban fijamente.

—Li-lindo ca-chorrito —murmuro en un hilo de voz.

El lobo dejó de gruñir y comenzó a acercarse a Omega. Este movimiento provocó en Denix una crisis de pánico, pero permaneció inmóvil, observando detenidamente los movimientos del lobo.

—Rik —llamó al alfa, pero este no le respondió —Rik? —insistió, apartando la mirada del lobo para buscar al alfa. Sin embargo, se sorprendió al notar el cambio en su entorno. Ya no estaba en la habitación donde se acostó la noche anterior; ahora, se encontraba en un espacio en blanco y vacío, completamente solo junto al lobo.

Denix recordó ese detalle y giró rápidamente para enfrentar al lobo, pero su alma casi salió de su cuerpo cuando este le saltó encima, derribándolo al suelo.

—¡Aaah! —gritó de sorpresa y miedo.

El lobo lamía con emoción su rostro, soltando pequeños gruñidos tiernos. Denix se quedó quieto, permitiendo que el lobo hiciera lo que quisiera, ya que se dio cuenta de que no era miedo lo que inicialmente sintió, sino sorpresa al ver de cerca a un lobo que lo dejó aterrado. En cambio, ahora sentía una extraña familiaridad con el animal.

—¡Oye, a dónde vas!? —preguntó cuando el lobo se apartó y corrió lejos de él.

Denix se puso de pie y siguió al lobo. Dada su pelaje blanco, se camuflaba en el entorno, pero Denix intuía la dirección correcta, como si algo lo guiara hacia el lobo.

Se detuvo al divisar al lobo a lo lejos, y a medida que se acercaba, el paisaje se transformaba. Árboles empezaron a aparecer a su alrededor, y un bosque se hizo más evidente cuando llegó al lado del lobo.

—¿Qué es este lugar? —pregunto sabiendo que no obtendría respuesta.

Observo los alrededores detallando solo árboles.

—Oye, ¿Porqué…..

Denix dejó su pregunta en el aire al darse cuenta de que el lobo blanco ya no estaba. Asustado, comenzó a caminar, buscándolo por los alrededores.

—¡Lobo! —llamó en repetidas ocasiones, pero no había rastro del animal.

Comenzó a asustarse cuando una ráfaga de viento azotó los árboles y de repente todo se oscureció. Denix corrió en la dirección por la que llegó, su cuerpo experimentó una corriente eléctrica al escuchar pasos acercándose. Aceleró aún más su carrera sin mirar atrás.

Sin embargo, sintió un peso en su espalda que lo derribó con un sordo estruendo. Denix intentó levantarse, pero el peso en su espalda se lo impidió.

—De-déjame —susurró en un hilo de voz temblorosa.

Cuando no sintió más el peso en su espalda, se dio vuelta rápidamente para enfrentar al ser que lo perseguía. Sin embargo, solo pudo observar unos intensos ojos dorados que lo miraban fijamente y escuchar una profunda y ronca voz que le dijo:

Omega.




Denix despertó agitado y desorientado, sentándose en la cama con su cuerpo sudoroso y el corazón latiéndole furiosamente. Observó la habitación, dándose cuenta de que estaba en su cuarto y que lo que acababa de experimentar era solo un sueño, pero… ¿por qué se sintió tan real? Aún no lograba quitarse de la mente esos ojos penetrantes y esa voz gruesa; incluso al recordarlos, su cuerpo reaccionaba con agitación, sumiéndolo en una confusión desconcertante.

—¡Oh! ¡Despertaste al fin!

Denix volteó hacia donde provenía la voz. Enrik entró con unas bolsas en mano, y su expresión parecía ser de alivio.

—Pensé que habías muerto —comentó al llegar a él, tocando su frente con preocupación. —Me tenías asustado, Nix —exclamó.

—Y ahora a ti qué mosca te picó? Estoy bien —explicó confundido por la reacción de Enrik.

—Nix, si estuvieras bien, no habrías dormido por un día y medio entero —contó seriamente—. ¿Sabes lo asustado que estaba ayer por la mañana al verte sin despertar? Casi enloquezco, Nix —susurró con voz entrecortada—. Aún no me acostumbro a esto. Sé que despertarás, pero me da miedo que no lo hagas más. No me dejes tú también, Nix —sollozó con lágrimas espesas bajando por sus mejillas.

—Oye, Rik…

—Porque si tú ya no estás, Nix, yo sí lo haré esta vez.
Denix sabía a lo que se refería Enrik y no pudo contener el llanto atorado que traía desde hace tiempo. Las emociones lo abrumaron en ese momento.

—Rik… Yo-yo creo que moriré pronto —susurró tembloroso.

—No, no digas eso, Nix!

—¡Lo siento, Rik! Pero me siento tan débil. No te lo había dicho para no preocuparte, pero ya no voy a aguantar más. Las fiebres que me atacan no son normales, y lo sabes. Después de ellas quedó más débil. Solo siento que ya no voy a resistir más y-y…

—¡Entonces busquemos una solución!

—No, Rik, no la hay. La falta de mi lobo me está afectando, y creo que ya no va a despertar. Entonces yo-yo…

—No.

—Rik.

—¡No! Dije que no, Denix. Buscaré una solución. Porque… —sollozó— yo no pienso perderte a ti también, Nix —susurró entre sollozos—. No aguantaría perderte a ti también.

—Por eso quería alejarme de ti, Rik —comentó Denix limpiando sus lágrimas—. No quería lastimarte.

—Lo haces al querer abandonarme, Nix. ¿A dónde iría sin ti? No tengo a dónde ir, y aunque tú tampoco, no quiero pertenecer a un lugar al que no estarás tú.

—¿Qué, tanto me amas? —preguntó con diversión.

—Omega estúpido, ¡¿no ves que estoy siendo sentimental?! Cortas mi inspiración.

— ¿Cómo me llamaste, alfa de mierda? Acuérdate que el mayor aquí soy yo —explicó acercándose a él, o eso intentó.

Al intentar incorporarse de la cama, se desplomó al suelo debido a la debilidad de su cuerpo. Habría sufrido un feo golpe si Enrik no lo hubiera sostenido un tiempo.

—Mejor descansa y come algo —sugirió, ayudándole a acomodarse en la cama antes de pasarle la comida. —Hoy descubrí algo asombroso —comentó Enrik—. Pregunté sobre el bosque y qué había después de cruzarlo, pero lo único que me decían era que ese bosque estaba maldito y que no había nada más allá —relató, mientras Denix escuchaba atentamente—. Otros mencionaron que se llamaba el Bosque Encantado o el Bosque Oscuro y que era peligroso adentrarse en él.

—¿Y qué más? —preguntó Denix interesado.

—¡Oh! Y conocí a una chica que es como la curandera de este pueblo. Ella me contó otra versión —relató con emoción—. Dijo que cruzando el bosque hay un pueblo mágico. ¡Puedes creerlo!...
—No lo sé, Rik, parece falso. ¿Qué clase de hierba fuma esa tipa? —cuestionó desconfiado—. Por eso te digo, no confíes en la gente tan ciegamente. Un día de estos te van a robar… Y yo será el más feliz aquí, ¿eh?

Enrik lo ignoro y siguió contándole más sobre lo que la chica misteriosa le había dicho, el bosque si era peligroso pero porque habían animales salvajes o también porque era que los seres mágicos que vivían ahí lo protegían para que nadie llegará al pueblo donde ellos vivían. Y por eso la gente se invento todo tipo de historias unas mas terrorífica que la otras, era verdad que el que entraba no salía más, pero era porque lo hacían con maldad y codicia por querer poseer y adueñarse de las criaturas místicas que se decía habitan ese lugar.

Denix escuchaba con asombro pero no sabía si creer o no, y tampoco quería bajar la nube de felicidad que estaba Enrik por confirmar que el lugar si existía.

Estuvo en cama durante dos días más ya que está vez si le pego fuerte, pero todo cambio esa noche.

Enrik había salido hace rato a platicar con la chica misteriosa y el se había negado a salir a acompañarlo pero de pronto se sintió incómodo, su cuerpo sufrió de escalofríos pasajeros que así como llegaba se iban rápido, su respiración se empezó a acelerar causándole una hiperventilación, así que trato de normalizar la respiración pero entonces un dolor en el pecho lo atacó haciendo que un gritito agudo se escape de sus labios.

—¿Q-que me sucede?

Otro escalofrío recorrió su cuerpo, y esta vez sus feromonas se esparcieron por toda la habitación, dejándolo incluso a él mareado. No podía tratarse de un celo, ya que no contaba con uno dadas sus circunstancias; Eran simplemente sus feromonas fuera de control. Sin embargo, pronto perdió la conciencia.

El cuerpo de Denix no cayó; permaneció inmóvil, aún de pie. Parecía un títere siendo manipulado por alguien más. Sus ojos ya no eran de color esmeralda, sino de un fuerte azul eléctrico.

Acto seguido, el cuerpo de Denix comenzó a avanzar torpemente, chocando con los objetos de la habitación hasta llegar a la puerta.
La abrió con dificultad y salió a los pasillos para después adentrarse en la calle, tomando rumbo hacia el bosque en una calle solitaria y oscura.

Enrik llegó a la habitación al rato pero no encontró rastro de Denix.

¿A dónde iría Denix?

—Nix —llamó mientras dejaba las cosas en la mesa para después sentarse en la cama—. Le comenté a la curandera sobre tu salud —comentó, deduciendo que Denix se encontraba en el baño—, y me dijo que fueras a verla para un chequeo.

Cuando no obtuvo respuesta, Enrik se extrañó y, asustado por si algo le había pasado a Denix, abrió la puerta de un tirón, pero no había nadie.

—No, Nix no pudo irse sin mí —murmuró asustado.

Revisó las cosas y todas estaban ahí, lo cual lo alivió mucho, ya que Denix no salía sin su espada y demás pertenencias.


Pero entonces ¿ Adónde fue Denix?





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👀 ᴍɪ ☆










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