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E̲s̲t̲e̲ c̲a̲p̲i̲t̲u̲l̲o̲ c̲o̲n̲t̲i̲n̲e̲ t̲e̲m̲a̲s̲ d̲e̲l̲i̲c̲a̲d̲o̲s̲ y̲ m̲e̲n̲c̲i̲ó̲n̲ d̲e̲ m̲a̲l̲t̲r̲a̲t̲o̲, l̲e̲e̲r̲ b̲a̲j̲o̲.s̲u̲ r̲e̲s̲p̲o̲n̲s̲a̲b̲i̲l̲i̲d̲a̲d̲... ⚠️⚠️⚠️
—Mi… mi Omega está aquí.
Y ahí lo comprendieron todo.
Entendieron la gravedad de lo que eso significaba; no había vuelta atrás. Los agentes lo sabían. Sabían que las cosas a partir de ahora no iban a ser como estaban planeadas. Nunca habían visto a su comandante en ese estado. Habían estado juntos los cuatro desde que eran unos novatos, y jamás lo habían visto desobedecer a los superiores. Intentaron hacerlo entrar en razón, pero por más que le gritaban, no reaccionaba. Podían escuchar su respiración pesada y sentir su malestar. Las cosas no iban bien.
—A-alfa.
El alfa jadeó, liberando todo el aire que inconscientemente había estado reteniendo, su cuerpo reaccionando ante aquella dulce voz que, aunque temblorosa, logró silenciar las voces que le exigían a gritos destruir aquel maldito lugar. En ese momento, se encontró perdido, sin saber cómo enfrentarse al dueño de esa hermosa voz. No se sentía capaz de contenerse; ya podía sentir cómo sus ojos picaban y el escaso autocontrol que había reunido pendía de un hilo.
—Alfa —la voz, antes temblorosa, sonó firme y suave esta vez, colocándolo de repente en un estado de nerviosismo. Como si su Omega supiera sus pensamientos y sentimientos, dejó salir sus suaves y dulces feromonas, tranquilizándolo rápidamente.
—¡Comandante, ¿está bien?! —la voz de Calix y Roger se escuchó a través del auricular, sacándolo de la bruma en la que había caído gracias a tan delicioso olor.
—Sí —respondió simplemente, con la voz tres tonos más ronca.
Con el valor que antes había perdido, se decidió a enfrentar a su Omega. Avanzó hasta la celda con la vista fija en el suelo y extrajo la tarjeta de su bolsillo con manos temblorosas, deseando que funcionara para abrir esa maldita puerta de metal. La colocó en el lector y este emitió un sonido que indicaba su pase. Ahora solo faltaba abrir la puerta y sacar a su luna de allí.
—¡¿Comandante, qué está haciendo?! No puede entrar ahí, ¡podría ser peligroso! ¡Comandante!
Ellos, más que nadie, sabían lo peligrosa que era la especie Aqua cuando se sentía amenazada. Y aunque sabían que se trataba del omega de su comandante, desconocían cómo reaccionaría este al tenerlo cerca.
A pesar de las advertencias de sus agentes, él no escuchó y se armó de valor para deslizar la puerta y adentrarse en la habitación. El sonido de las cadenas arrastrándose le estremeció, avivando su furia contenida una vez más, pero esta vez la reprimió de inmediato. Lo último que quería era asustar a su Omega.
Kye sintió esa parte humana oculta dentro de él reaccionar, pero desapareció tan rápido que le hizo estremecer dolorosamente. Sin embargo, olvidó esa sensación cuando vio al alfa abrir la puerta y adentrarse en la celda. Eso le causó pánico mezclado con emoción. Aunque estaba ansioso por la cercanía del alfa, no olvidaba su posición; estaba en desventaja, pero no se daría por vencido y lucharía.
Cuatro metros los separaban, una distancia que parecía millas y millas para alcanzarse mutuamente. Sus posiciones eran tan diferentes y similares a la vez, pero ambos compartían la misma necesidad de llegar al otro. El alfa se resistía a mirarlo, mientras que el Omega no apartaba la vista de él. Su mirada era tan penetrante que el alfa la sentía en cada vibración de su cuerpo, un vibrar electrizante.
Como si esa mirada lo atrajera como un imán imposible de resistirse, el alfa levantó su mirada. Y resultó imposible apartar sus ojos de esa mirada azulada tan electrizante. Lo envolvía y lo invitaba a sumergirse en ella poco a poco, dejándolo sin aliento. Era un azul llamativo como el infinito cielo y el profundo mar. Sus miradas conectadas los sumergieron en la profundidad del otro, aislándolos del mundo que los rodeaba, quedando solo ellos dos en ese universo creado por ellos. Ahí no había más dolor ni desesperación para el Omega, ni más furia ni resentimiento para el alfa.
En ese oscuro, sucio y frío lugar, lleno de muerte y sufrimiento, solo estaban ellos dos. No había nada más, solo el alfa y el Omega reconociéndose una vez más… en otra vida más. Su conexión se enlazó, se ajustó y se selló para no romperse.
El Omega sintió que su cuerpo se relajaba y una calma profunda lo envolvía por completo, similar a la sensación que experimentó en el bosque pero mucho más devastadora y profunda. Esta sensación tranquilizante era tierna y protectora, y a través de ella supo que el alfa que estaba a unos pasos frente a él no tenía intenciones de lastimarlo, lo que le llenó de alivio. Sus ojos azules se llenaron de lágrimas que pronto cayeron en cascada, acompañadas de espasmos y sollozos crecientes. Kye solo quería correr y refugiarse en los brazos de su alfa. Y lo intentó; en un movimiento brusco, corrió hasta el alfa, olvidando que sus manos y pies estaban atados por cadenas que casi se incrustaban en su piel. Las cadenas que lo aprisionaban se apretaron contra su carne, arrancándole chillidos dolorosos que rasparon su garganta.
El alfa se alarmó al verlo correr hacia él, y el chillido lastimero y doloroso que emitió su Omega fue suficiente para que acortara la poca distancia que los separaba. El comandante tomó rápidamente el pequeño cuerpo de su Omega entre sus brazos antes de que tocara el suelo, sosteniéndolo con cuidado, consciente de que el más mínimo movimiento podría lastimarlo.
—Mi Luna —el comandante susurró casi sin aliento al tener a su Omega entre sus brazos, sintiéndolo temblar, o quizás era él quien temblaba, pero sus emociones estaban a flor de piel.
Experimentaba una sensación de irrealidad con lo que estaba sucediendo, algo tan real como una ilusión al mismo tiempo. No supo qué hacer más que acariciar y frotar con delicadeza la cabellera y las orejas sobresalientes de su Omega. Inhaló con ansias su embriagador aroma, permitiendo que lo envolviera por completo. Sin sentir vergüenza, enterró su rostro en la curvatura del cuello de su Omega olisqueando profundo el lugar, dejando escapar sonidos de satisfacción que emanaban de su lobo interior por tan delicioso aroma, eso hasta que el aroma de su Omega se impregnó en su piel, como si fuera parte de su propia esencia.
Con Kye, las cosas no eran diferentes. Él hacía lo mismo, frotando su cabeza entre el pecho y el cuello de su alfa, bañándose con su delicioso olor. Ese era un reconocimiento entre lobos, una forma de saludarse, demostrarse cariño y decirse cuánto se habían extrañado, incluso si era su primer encuentro. No hacía falta que se conocieran en esta vida para siempre demostrar lo mucho que la presencia del otro les significaba. Bastaba con que sus almas se reconocieran para saber que se pertenecían. En esta y en todas sus vidas, ellos se encontrarían.
—Te tengo, mi Luna. Estoy aquí. Perdona por tardar tanto —susurró el comandante mientras daba pequeños besos a las orejas que estaban pegadas a la cabellera blanca y un poco sucia de su Omega.
—Alfa, mío.
—Todo tuyo, mi Luna.
Para el Omega, el alfa era el sol que necesitaba; aquel que iluminaba y calentaba su oscura y fría soledad. Y para el alfa, el Omega era la luna, brillante, pura y hermosa, que iluminaba su alma y mantenía a raya cualquier oscuridad. Así eran ellos, la luz del uno para el otro.
Sentía el cuerpo de su Omega temblar, acompañado de espasmos que provocaban un llanto doloroso que le apretaba el corazón. No sabía qué hacer para calmarlo. Optó por arrullarlo mientras acariciaba su espalda y liberaba feromonas tranquilizadoras. No lo soltó; en cambio, apretó aún más el pequeño cuerpo, sacándole sonidos tiernos que le derretían el corazón de ternura. Con ese apretado abrazo, le demostró que ya no estaban solos, que lo sostendría en sus brazos y no lo soltaría jamás.
Se acercó más a las cadenas sujetas a la pared para evitar que se tensaran y lastimaran más la piel irritada de su pequeño Omega. Luego, se sentó en el suelo, acomodando a su Luna en su regazo para abrazarlo y arrullarlo más cómodamente. Lo abrazó delicadamente, besando sus mejillas húmedas y repitiéndole una y otra vez que ya no estaba solo y que pronto saldrían juntos de allí.
—Te sacaré de aquí, mi Luna. Destruiré este lugar y a todos los que profanaron y maltrataron tu alma —El comandante sabía que algo estaba mal con su Omega.
Más allá de los aspectos físicos, había algo más espiritual que faltaba. Sentía el aroma de su Omega lobo, pero no el de su parte humana. Estaba presente, pero apenas distinguible, como si poco a poco estuviera dejando de existir, y eso era grave. Un cambiaformas no podía vivir sin su parte humana o animal, dependiendo del tiempo de la desaparición. La ausencia del cambiaformas se dejaba sentir poco a poco hasta su desaparición completa.
El Omega poco a poco se fue calmando, pero eso no impidió que se apartara del cálido cuerpo que lo abrazaba. El lobo caprichoso se quedó allí, con la nariz enterrada en el cuello de su alfa, inhalando profundas bocanadas del delicioso olor a petricor, sumiéndose en un estado de ensoñación que lo hacía gruñir tiernamente con comodidad. No quería salir de allí; ese se había vuelto su lugar favorito y no deseaba moverse. Así que si era suyo, debía marcarlo para que nadie se lo arrebatara. Los pensamientos de lobo eran primitivos y normales para una raza sumamente posesiva, protectora y amante de marcar territorio; era instintivo, especialmente en Kye, cuyo lobo estaba al mando. El lobo no veía nada malo en ello; después de todo, era su alfa y él podía hacer con él lo que quisiera.
El comandante sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral, como si estuviera cerca del peligro, aunque sus alertas estaban bajas y no encontraba el peligro que él sentía.
Entonces, el lobo se acercó a la glándula de olor de su alfa y, antes de marcarlo, le dio una larga y lenta lamida que estremeció el cuerpo del alfa en satisfacción.
—O-omega —susurró roncamente, sintiendo los colmillos de su Omega rozar su piel.
Y justo cuando el lobo estaba a punto de marcar la acaramelada piel de su alfa, un ruido estrepitoso los interrumpió.
—¡Comandante, así que aquí estabas! —gritó Rhea al entrar a la celda donde Calix y Roger le habían indicado que se encontraba su comandante.
Pero lo que Rhea no sabía era que se estaba adentrando en una zona peligrosa. Cuando finalmente percibió el peligro, ya era demasiado tarde. Un lobo furioso la observó con ira al interrumpir un momento muy importante y profanar la barrera de feromonas enlazadas de su alfa y las suyas propias. Esto fue suficiente para que lo considerara una amenaza, y como se sabe, las amenazas se eliminan. Fue entonces cuando el pequeño Omega abandonó su lugar favorito y se levantó furioso, llegando hasta ella con una velocidad impresionante que ni siquiera con años de experiencia pudo evitar. No tuvo la suerte de estar a solo unos pasos para evitar el ataque, ya que Kye la alcanzó perfectamente sin lastimarse.
—¡Rhea! —exclamó el comandante, saliendo de su ensoñación al observar a su agente y amiga ser tomada del cuello por su pequeña Luna.
El comandante llegó hasta ellos y tomó las manos de su Omega, quien lo miraba con incredulidad por su actuar.
—Mi Luna, suéltala —no era una orden, ya que se lo dijo con voz suave y dulce—. Rhea es una de los míos. Ella no es una amenaza. Ella es mi manada.
—¿Manada?
—Sí, manada. Nuestra manada.
Kye soltó a Rhea, quien cayó al suelo mientras se tocaba el cuello y trataba de recuperar su respiración. Al ser una alfa que no sabía nada de parejas, no percibió la barrera de feromonas enlazadas, y tampoco pudo anticipar lo pequeño y débil que era el Omega, quien, a pesar de ello, fue capaz de alzarla sin dificultad, incluso siendo ella una alfa. No pudo resistirse a la fuerza que ese pequeño Omega empleó en su cuello, lo que resultó en heridas causadas por sus afiladas garras, que casi le arrancan la garganta.
—Co-comandante, ¿qui-quien es él? —preguntó Rhea.
Ella salió por donde había entrado al no poder aguantar la respiración, manteniéndose fuera por un tiempo hasta que unas voces llamaron su atención y la guiaron hacia ellas. Lo que escuchó debía comunicárselo a su comandante, pero al intentar contactarlo y no obtener respuesta, pidió ayuda a sus compañeros para avisar, pero estos estaban en la misma situación que ella.
Sigue con la inspección, Rhea. Luego les cuento lo que pasa —ordenó el comandante, sabiendo que los demás agentes lo escuchaban.
—Está bien, pero no te tardes. Pronto amanecerá y debemos informar a la base principal.
—Entiendo. Ve saliendo tú, en un rato te alcanzo —ordenó el comandante mientras abrazaba a su Omega, quien entró en pánico al escuchar que se iba.
La alfa acató la orden y salió del lugar, sintiendo dolor en su cuello; a causa de las marcas de garras en su piel.
—Me tengo que ir, nene —susurró con tristeza.
—No —Kye lo abrazó más fuerte.
—Volveré mañana, te lo prometo —añadió, sintiendo la pesadez de la situación. No quería irse, pero no podía arriesgar a su Omega permitiendo que lo lastimaran más—. Prometo regresar mañana y todos los días hasta sacarte de este asqueroso lugar. Solo entonces podrás ser libre y estar juntos todo el tiempo que quieras.
—Los hombres de capa blanca son malos —murmuró el Omega con temor.
—No les tengo miedo. Deberían temerme a mí, y ahora más que nunca por atreverse a lastimarte a ti. Eso es imperdonable, y pagarán con su propia sangre —dijo con voz oscura, haciendo su propia promesa de venganza—. Entonces, ¿cómo se llama mi pequeño Omega bebé? —preguntó con voz dulce, cambiando completamente de tono.
La pregunta tomó desprevenido al lobo, quien quedó inmerso en la dulce voz con la que había hablado su alfa. Ese tono solo lo había escuchado de sus padres, y ya casi había olvidado el efecto que unas palabras dulces podían provocar. Pero al responder la pregunta, la verdad es que no recordaba. ¿Cómo se llamaba?
—¿K?
—¿K?
—¿Mm?
El comandante rió divertido al ver la forma tan tierna en la que su Omega ladeó la cabeza sin saber ni recordar su nombre. Él y su lobo estaban atentos a cada movimiento que el pequeño frente a ellos realizaba, observándolo con ternura y cuidado. Odiaban verlo lastimado y descuidado, por lo que sabían que debían actuar rápido y crear un plan para sacarlo de allí rápido.
—Yo Soy tu alfa … soy Aker.
𝙴𝚡𝚙𝚎𝚛𝚒𝚖𝚎𝚗𝚝𝚘 𝙸𝚗𝚑𝚒𝚋𝚒𝚍𝚘𝚛 𝚃𝚛𝚊𝚗𝚜𝚏𝚘𝚛𝚖𝚊𝚍𝚘𝚛...
Prueba 1: Durante la creación de la inyección transformadora, se cometieron errores que resultaron en la pérdida de la vida del sujeto de prueba. La combinación de la Sangre Génesis con otros ADN de razas acuáticas y aéreas resultó en un fracaso. Esta mezcla provocó que el portador de dicha combinación luchara consigo mismo para contrarrestar la invasión de esa sustancia en su cuerpo, lo que resultó en su muerte inmediata al no resistir la invasión.
El experimento, que tenía como objetivo despertar el lado animal de una casta normal, también fracasó. Esto se debió principalmente a la ambición por crear nuevas reacciones al mezclar ADN de una raza fuerte, desviándose así del propósito original.
Prueba 1: FALLIDA.
—Lo que hiciste fue extremadamente arriesgado, comandante —comentó Calix, mientras se deshacía de las herramientas de inspección.
—Podrías haber activado una alarma y eso nos habría perjudicado a todos —añadió Roger, asintiendo con la cabeza en acuerdo con su compañero.
—¿Qué querían que hiciera? Mi Omega estaba encerrado en esa maldita y sucia celda. No me pidan calma, porque la calma es lo último que siento en este momento. No saben las ganas que tengo de abrir fuego y acabar con todo y con todos. No me importan las especies, mi lobo y yo solo queremos sacar a nuestro Omega de este infierno. Ni ustedes, ni los malditos científicos, ni los de la base principal me lo impedirán. Así que, si quieren informar al comisario, adelante, porque yo ya no seguiré con esta misión.
El silencio llenó la habitación después de las palabras del comandante, pero pronto fue interrumpido por una pregunta que los agentes pronunciaron al unísono.
—¿Tienes un lobo interior? —preguntaron, impactados por la nueva revelación de su comandante. A pesar de años de trabajo conjunto, nunca habían notado nada. Sabían que era más fuerte y ágil que ellos, pero pensaban que se debía al entrenamiento excesivo al que se sometía. Habían compartido numerosas misiones exitosas, pero esta información era totalmente nueva para ellos.
—¿Es todo lo que van a decir? Les estoy dando la libertad de informar sobre mi desobediencia al líder. Son libres de quedarse y terminar la misión, pero ya no cuenten conmigo, ya que no seguiré el plan inicial.
Los agentes lo sabían; conocían a su comandante lo suficiente como para saber que nunca desobedecería deliberadamente a sus superiores. Nunca lo había hecho antes.
—Mmm, lo sabemos. Nos dimos cuenta en el momento en que nos dijiste que tu Omega estaba aquí. No te culpamos por desobedecer y seguir órdenes, y querer esperar más tiempo para sacar a las especies cuando tu Omega está aquí; es entendible tu prisa, así que… Estamos contigo ¿Verdad chicos?
—Sí, Aker. A pesar de ser nuestro superior, eres nuestro amigo, casi como un hermano para nosotros. No te abandonaremos a ti ni a tu Omega en esto —concluyó Calix, expresando su acuerdo con Roger.
—Cuenta con nosotros para lo que planees. Fingiremos seguir con la misión y comunicaremos avances a la base principal mientras creamos un nuevo plan para sacar a tu Omega de aquí lo más rápido posible.
—Les agradezco mucho, muchachos.
—¿Pero ahora qué haremos si ya no seguiremos el plan inicial? —preguntó Rhea.
—Creo que deberíamos seguir informando a la base principal como de costumbre para no levantar sospechas —sugirió Calix.
—Exacto. Continuaremos informando como siempre mientras nosotros ideamos un nuevo plan —añadió Roger—. ¿Qué necesitas de nosotros para ayudarte, Aker?
Los tres agentes observaron a Aker, quien permanecía en silencio, con la mirada perdida.
—¿Recuerdan que les hable sobre los experimentos que hacían y que ayudaba a realizar? Pues les daremos los que ellos quieren —respondió con voz neutra.
—Sí, eras el único al que permitían estar en esos experimentos, pero ¿qué quieres decir con eso? Espera… —los agentes comprendieron de qué estaba hablando su comandante—. ¿Les darás la solución a esa inyección transformadora por la que tanto han matado y torturado a las especies Aqua? —preguntó Calix, quien era el más cercano y ocasionalmente se atrevía a llevarle la contraria a Aker—. Estás demente, Aker. No puedes hacer eso. Va más allá de querer sacar a tu Omega de aquí.
—Calix —llamó Aker con voz rasposa y seria—. No sabes lo que esos científicos despiadados intentan hacer con mi Omega si me demoro más en sacarlo de aquí. Ninguno de ustedes sabe porque ninguno ha sido testigo de la atrocidad de los experimentos que han realizado para crear ese maldito transformador.
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Salió también fallida cuando creyeron que extraer lo que les permitía poder transformarse en su animal interior sería lo que les llevaría a crear la inyección.
Prueba 2: Este procedimiento se realizaba mediante una operación donde extraían la glándula del paciente Aqua y la transportaban a un objeto de prueba normal. La traslación de glándula funcionaba durante unas horas pero después el sujeto la rechazaba causando su muerte inmediata al igual a la especie a la que le habían extraído su glándula, ya que le arrancaban a su parte animal interior de una forma abrupta y cruel causando su muerte instantánea.
Prueba 2: FALLIDA.
Ellos llegaron al laboratorio justo cuando se estaba llevando a cabo la primera prueba y observaron cómo fallaba. Su única misión en ese lugar era clara: sacar a las especies Aqua de allí, atrapar a los responsables y destruir ese lugar. Por lo tanto, no se involucrarían en esos experimentos ni con ninguna especie. Esa era la misión: atrapar a los culpables y liberar a los cautivos.
Aker estuvo presente en varias de esas operaciones fallidas, aunque sabía cómo hacer la inyección. No sentía ninguna obligación de ayudarles a resolver sus problemas, ya que no estaban ahí para ayudarles, y de todas formas, no lo haría. Sin embargo, todo cambió con la mención de otra posible prueba y la implicación de su ingrediente especial: la especie Aqua, a la que se referían como 0. Él era la siguiente prueba, habían realizado experimentos con él, pruebas de las cuales ya ellos habían informado a la base principal, pero habían algunas las cuales se les había mantenido en secreto, ya que este ser 0 su joya no lo mostraban a menos que fueras un Wood o un científico de su entera confianza.
—Les hablaré del tercer Experimento —comentó Aker, obteniendo la entera atención de todos —. Esta vez se involucra a un solo ser Aqua que ha sido sometido a meses de observación y pruebas. Presenta signos de irracionalidad humana y es extremadamente salvaje. Su expediente es extenso, ya que con él han realizado numerosos experimentos exitosos, pero esta será la última prueba para él, ya que podría costarle la vida debido a la creación de esa inyección… La raza de lobo que perdió su humanidad de forma misteriosa, llamada 0, es el siguiente objetivo.
Los agentes jadearon con terror al escuchar las últimas palabras de su comandante.
——Su... Su Omega.
—Exacto. K es el siguiente objetivo, y si no les doy lo que quieren, terminarán con la vida de mi Omega sin ningún remordimiento. No me pidan que me detenga a analizar si será bueno o malo darles lo que buscan, porque si me demoro más tiempo jugando al científico, no seré capaz de ver a mi Omega de nuevo. Así que les daré lo que quieren y resolveré el problema. La Operación Transfiguración, como la he llamado, será la llave hacia la libertad de mi Omega.
Aker les arrojó una serie de papeles que contenían los detalles del último experimento que se llevaría a cabo con el sujeto de prueba 0. Su Omega.
Con el análisis recopilado desde el despertar de 0 del coma, Caleb dedicó tiempo a examinarlo y realizar innumerables pruebas para comprender la causa de su cambio repentino de personalidad. Descubrió que, a pesar de su aspecto físico, 0 ya no era plenamente humano y estaba perdiendo gradualmente su humanidad. Caleb creía que esto continuaría hasta que se transformara por completo en un lobo de pelaje blanco. A pesar de los 15 años que Caleb había pasado allí, nunca antes había visto a 0 en su forma de lobo; ahora, a los 19 años, pronto lo vería en su forma lobuna por primera vez, lo que lo emocionaba. Caleb notó que las transformaciones de otros individuos se asemejaban más a seres acuáticos o a aquellos con rasgos distintivos desde su nacimiento, como los elfos con orejas puntiagudas o aquellos con una estatura y aspecto físico fuerte.
Tras analizar a 0 durante un tiempo, Caleb llegó a una solución: encontró en él lo que siempre habían querido lograr para transformar a su jerarquía normal en un cambiaforma fuerte como los Aqua. Caleb quería entender qué causó la pérdida de humanidad en 0 y cómo podrían comenzar a abordar este hallazgo hasta que 0 logrará convertirse por completo en un lobo sin la capacidad de entender nada.
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Prueba 3:
Objetivo:
El objetivo de este experimento es forzar la reversión de la pérdida de humanidad en el licántropo Omega 0, llevándolo de vuelta a su estado humano original mediante métodos despiadados y crueles.
Procedimiento:
1 Confinamiento: 0 será capturado y confinado en una instalación experimental de alta seguridad, donde estará completamente aislado de cualquier contacto externo.
2 Tortura Psicológica: Se someterá a 0 a sesiones de tortura psicológica diseñadas para desestabilizar su mente y eliminar cualquier rastro de su identidad animal. Esto puede incluir la reproducción de sonidos de lobos a todo volumen, imágenes perturbadoras y técnicas de privación sensorial.
3 Experimentación Genética: Se llevarán a cabo procedimientos invasivos de modificación genética en 0 con el fin de manipular su código genético y revertir artificialmente su transformación en licántropo. Esto podría incluir la inserción de genes de un Omega normal específicos o la supresión de genes asociados con la forma de lobo.
4 Terapia de Dolor: Se aplicarán métodos de terapia de dolor extremadamente dolorosos y crueles, como la administración de descargas eléctricas, quemaduras con ácido y mutilaciones controladas, con el objetivo de inducir una reacción instintiva de humanidad en 0.
5 Inducción de Estrés Extremo: Se someterá a 0 a situaciones extremas de estrés físico y emocional, como la simulación de sufrimiento de seres queridos o la amenaza constante de muerte inminente, con el fin de provocar una respuesta de supervivencia humana.
6 Monitorización y Registro: Se registrarán detalladamente todas las reacciones y cambios físicos y mentales de 0 durante el experimento, con el objetivo de comprender mejor los efectos de los métodos utilizados y ajustarlos según sea necesario.
Resultados Esperados:
Se espera que, a través de este experimento cruel y despiadado, 0 experimente una reversión forzada de su transformación en licántropo, regresando a su estado humano original. Sin embargo, el proceso será doloroso y traumático, y es probable que resulte en la muerte de 0 debido al estrés extremo y la brutalidad de los métodos utilizados.
Prueba 3: En proceso.
—Con esto, su objetivo es lograr una alteración en el ADN del K para utilizarlo en la creación de la inyección deseada. Ahora comprenden mi urgencia por sacar a mi Omega de aquí lo más rápido posible. Les pido que consideren cuidadosamente sus opciones y decidan de qué lado están. No están obligados a seguirme.
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𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 𝘭𝘢𝘳𝘨𝘰, 𝘦𝘴𝘵𝘦 𝘤𝘶𝘦𝘯𝘵𝘢 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘥𝘰𝘴 𝘤𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰𝘴...
𝘌𝘴𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘦𝘯𝘵𝘪𝘦𝘯𝘥𝘢𝘯 𝘱𝘰𝘳𝘲𝘶𝘦 𝘺𝘰 𝘮𝘦 𝘲𝘶𝘦𝘮𝘦́ 𝘭𝘢𝘴 𝘯𝘦𝘶𝘳𝘰𝘯𝘢𝘴 𝘦𝘯 𝘦𝘴𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘢𝘴 𝘦𝘴𝘤𝘦𝘯𝘢𝘴 𝘤𝘪𝘦𝘯𝘵𝘪́𝘧𝘪𝘤𝘢𝘴 ☺️☺️
𝘔𝘦 𝘴𝘦𝘯𝘵𝘪 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘶𝘯 𝘤𝘪𝘦𝘯𝘵𝘪́𝘧𝘪𝘤𝘢 𝘭𝘰𝘤𝘢 𝘤𝘳𝘦𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘦𝘴𝘰𝘴 𝘦𝘹𝘱𝘦𝘳𝘪𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰𝘴 𝘭𝘰𝘤𝘰𝘴..
𝐿𝑎𝑠 𝑖𝑛𝑡𝑒𝑟𝑎𝑐𝑐𝑖𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑑𝑒 𝐾𝑦𝑒 𝑦 𝐴𝑘𝑒𝑟 𝑠𝑒𝑟𝑎́𝑛 𝑎𝑠𝑖 𝑐𝑜𝑛 𝐾𝑦𝑒 ℎ𝑎𝑏𝑙𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑝𝑜𝑐𝑜 𝑦𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑠 𝑠𝑢 𝑙𝑜𝑏𝑜 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑛 𝑒𝑠𝑡𝑎 𝑎𝑙 𝑚𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑦 𝑎 𝑣𝑒𝑐𝑒𝑠 𝑣𝑎 ℎ𝑎𝑐𝑒𝑟 𝑐𝑎𝑝𝑟𝑖𝑐ℎ𝑜𝑠𝑜 𝑜 𝑖𝑟𝑟𝑎𝑐𝑖𝑜𝑛𝑎𝑙 𝑦 𝑡𝑎𝑚𝑏𝑖𝑒́𝑛 𝑎𝑔𝑟𝑒𝑠𝑖𝑣𝑜..
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