ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 𝕋𝕣𝕖𝕔𝕖
—Este lugar es hermoso —susurró Denix, absorto en el paisaje que los rodeaba.
—Lo es —murmuró Aker, sin apartar la mirada de Denix, quien observaba fascinado el entorno.
Aker había planeado meticulosamente el destino al que llevaría a Denix. Aunque el pueblo contaba con lugares impresionantes, optó por su favorito: un jardín secreto. Pasaba horas conversando allí con su madre, pero desde su fallecimiento, no lo había visitado. Era un rincón conocido solo por su hermana, madre y ahora compartido con su Omega. Dado que el lugar estaba algo alejado del pueblo, tuvieron que viajar a caballo, montando en el semental gris de Aker.
Durante el trayecto, Denix no lograba concentrarse en el paisaje que pasaban, pues su atención se centraba en los robustos brazos que rodeaban su cintura. Aker sostenía las riendas del caballo, guiando el camino, y Denix, tras lo ocurrido esa mañana, se sentía cautivo de esa cercanía. El sólido pecho de Aker se apretaba contra su espalda, y el aliento cálido en su cuello sensible nublaba sus pensamientos.
Al llegar al destino, Denix quedó asombrado por su belleza, casi parecía irreal. El vibrante color de las flores creaba un ambiente cálido y tranquilo a su alrededor.
—Entonces, ¿cómo controlo a mi lobo? —preguntó Denix.
No quería seguir siendo dominado por su lobo Omega y repetir errores como los que causaron problemas en el pueblo, aunque no se arrepentía de lo que había hecho con su Alfa.
—Pues, ahí vamos empezando mal —declaró Aker, cruzando los brazos. —Intentar controlarlo solo dañará la conexión con tu lobo —explicó mientras se sentaba en el suelo, invitando a Denix a hacer lo mismo, quedando frente a frente. —Lo que necesitas es establecer una conexión con él.
—¿Y cómo lo hago? —preguntó ansioso, reconociendo que controlarlo solo no era la solución y podría perjudicar a ambos y, por ende, a su Alfa.
—Empezaremos buscando ese vínculo que nos une a él —explicó Aker. Denix escuchaba atentamente. —Cierra los ojos, busca a tu lobo, relájate y desconéctate de lo que te rodea —Aker hablaba con voz suave y relajante para lograr el efecto deseado.
Y lo logró, ya que Denix dejó de escuchar, sumiéndose en lo profundo de su interior, desconectándose de la ronca voz de su Alfa y del sonido del viento que lo rodeaba.
De repente, se encontró a sí mismo en un espacio en blanco, similar a cuando soñó por primera vez con su lobo. En ese instante, comprendió que siempre supo que su Alfa estaba en el bosque; su lobo lo había guiado hasta Aker. Caminó en ese lugar vacío, guiándose solo por la sensación que experimentaba en su cuerpo, como una cascada que lo arrastra hacia el precipicio y cae en aguas tranquilas. Así se sintió al llegar a su lobo, una serenidad que se alojó en su pecho, calentando su corazón. Su lobo Omega, recostado bajo un enorme árbol de cerezo, levantó las orejas al escuchar pasos acercarse, luciendo hermoso en contraste con las florecillas rositas a su alrededor.
—Hola, lobito —llamó suavemente Denix.
El majestuoso lobo blanco que esperaba a Denix en su posición se levantó y caminó hacia él. Denix se agachó para estar a la altura del lobo y establecer un contacto directo con esos ojos oceánicos.
—Es hora de ser uno, ¿no crees? —comentó Denix con suavidad—. Disfrutemos juntos a nuestro Alfa.
El lobo se acercó a Denix, pegando sus frentes. Denix acarició el suave pelaje de un blanco tan puro, cerrando sus ojos crearon una conexión fusionándose para convertirse en uno.
Al abrir los ojos, el primer enfoque de Denix fue su Alfa, quien lo miraba tontamente embelesado. La mirada oscura del Alfa cohibió a Denix, quien rompió contacto con esos orbes oscuros.
—Y-yo creo que lo logré —murmuró tímidamente.
Aker le dedico una mirada profunda, donde le demostraba lo orgulloso que estaba de él, Denix, ante su mirada se encogió en su sitio desviando la suya a su regazo.
—Muy bien, ahora que tienes una conexión con tu lobo, todo será más fácil. Comencemos sacando las orejas de lobo —sugirió Aker—. Así, mira -Aker señaló su cabeza, donde sobresalían dos orejas peludas de color negro—. Con la conexión con tu lobo, solo piensa en lo que quieras transformar, y estas aparecerán, ya sea cola, colmillos, garras, orejas o pasar directamente a tu lobo —explicó pacientemente Aker.
Denix observaba con asombro las orejas peludas de Aker, algo que solo había visto en su propia familia.
—¿Puedo tocarlas? —preguntó Denix ansioso.
—Adelante, no necesitas pedirme permiso —respondió Aker con ternura.
Denix no esperó una segunda confirmación y prácticamente se lanzó a Aker, sentándose directamente en el regazo del Alfa. Comenzó a tocar con afán las orejas puntiagudas de Aker, acariciándolas, apretándolas, rascándolas, e incluso se atrevió a darle un mordisco que arrancó un pequeño quejido a Aker, quien recibía gustoso los mimos de su Omega.
Aker disfrutaba tener a su Omega tan cerca, sintiendo su delicioso aroma y sumergiéndose en él. Sus brazos fuertes rodeaban la pequeña cintura en un agarre posesivo. Mientras Denix estaba entretenido, Aker recostó su cabeza en el pecho de Denix, cerrando los ojos y disfrutando de la melodía creada por los latidos calmados de su Omega.
—¡Quiero intentar a ver si puedo! —exclamó Denix, alejándose un poco de Aker y rompiendo el contacto con el cálido pecho.
—Pero para eso, se necesita tener contacto directo con un lobo que pueda cambiar —comentó Aker—. No cualquiera, debe ser el destinado del otro —añadió, con seriedad en su voz.
Denix escuchaba atentamente a su Alfa, sin percatarse de las intenciones ocultas.
—¿Cómo hago eso? —preguntó inocente.
Aker reprimió una sonrisa triunfante que amenazó con salir al escuchar la pregunta que esperaba de su Omega.
—Tienes que besar aquí —señaló sus labios.
Denix reprimió un jadeo sorprendido, ya que no esperaba eso ¡Pero lo haría! Aker se relamió los labios, a la espera de esos jugosos labios color cereza.
Denix no lo pensó mucho y estampó sus pomposos labios en los de Aker, manteniéndolos así, sin moverlos, solo creando una leve presión. La chispa que sintieron al chocar los labios los dejó aturdidos por un momento, y cuando Aker quiso profundizarlo, Denix ya se había alejado.
—¿Funcionó? —preguntó, alzando las manos para tocarse la cabeza, pero fue detenido por Aker al instante.
—No, todavía no —respondió Aker, apresurándose. Esa oportunidad no podía desperdiciarse, aprovecharía al máximo esos deliciosos labios —Probemos de nuevo, pero esta vez déjame a mí —indicó Aker seriamente. Denix le creyó nuevamente, inocente aunque muria de vergüenza.
Aker acercó a Denix, cerrando la poca distancia que separaba sus cuerpos. Afirmó su agarre en la pequeña cintura y dirigió la otra mano a la nuca de su Omega, abarcando la mejilla con su mano grande. Así, lo atrajo para que sus bocas se encontraran por segunda vez. El éxtasis explotó en sus cuerpos mientras sus labios se fusionaban, creando una danza calmada. No había prisas ni segundas intenciones; solo eran Alfa y Omega disfrutando de su primer beso, el primero de muchos que compartirían a lo largo de sus vidas. Los suspiros gustosos resonaban de ambos lados; aunque el Omega era torpe para seguir el ritmo del Alfa, hacía todo lo posible por igualarlo.
—Vez, te dije —susurró roncamente Aker sobre los labios esponjosos de Denix, aprovechando para picotearlos mientras este se recuperaba de su bruma.
Denix tanteó torpemente su cabeza y efectivamente.
—¡Es verdad! ¡Mira, salieron! —celebró Denix, dando pequeños saltitos sobre el regazo del Alfa.
—Sí, sí, felicidades, Nene —murmuró Aker con voz grave, sosteniendo la cintura de Denix y deteniendo los saltitos que este daba, ya que eso provocaba una reacción en su parte inferior.
—¡Ahora quiero sacar la cola! —exclamó eufórico, estrellando su boca en la contraria y tomando desprevenido a Aker.
Lleno de orgullo al ver que su plan superaba sus expectativas, Aker disfrutaba intensamente cada vez que su Omega lo besaba, desencadenando la emergencia de su lado más salvaje. Cada beso era un vínculo más profundo, una conexión que iba más allá de lo físico, fundiendo sus almas en una danza apasionada entre lo humano y lo lobuno.
—¡Denix! —grito Aker.
Ya decía que todo estaba saliendo tan perfecto para ser real; al parecer, debía ir de a poco. Cuando daban un paseo por el lugar, Denix desapareció de su vista en un descuido. Jura que solo le despegó el ojo y ¡ya no estaba! Lo que preocupaba a Aker era que empezaba a anochecer, y al ser un lugar espeso en arboledas y arbustos con rosas, era muy difícil encontrarlo. Se guio por su lobo y agudizó su oído, pero no fue necesario porque lo visualizó saliendo del lago. Aker quedó mudo con lo que observaba; Denix salía del lago completamente desnudo.
☆♥︎☆♥︎☆
Denix tenía dos cosas favoritas; una de ellas eran los conejos y la otra era su color preferido, el morado.
¡Y qué mejor distracción que tener estas dos cosas juntas! Sus orejas puntiagudas se agudizaron al percibir los soniditos que hacían estos animalitos. Sin más, se desvió del camino, soltó la mano de su Alfa (ya que durante toda la caminata habían ido de la mano) y se encaminó hacia donde provenían dichos soniditos. Encontró la madriguera de los conejos, y para colmo, estaba bajo un rosal de hermosas rosas moradas. Esto fue demasiado para él, y los observó durante minutos que se volvieron horas. Incapaz de resistir tanta ternura, empezó a atrapar los conejos, logrando atrapar tres. Los cargó y fue en busca de su Alfa para mostrárselos, sabiendo que le encantarían tanto como a él.
Denix buscó por varios minutos, pero no encontraba a su Alfa. Comenzaba a oscurecer y no quería estar solo en un lugar desconocido, así que apresuró el paso. Fue entonces cuando lo diviso cerca de un hermoso lago, así que trotó hacia él.
Denix se detuvo en seco al percatarse de que alguien más estaba con Aker. Su ceño se frunció en una mueca confusa que pronto se transformó en completa furia. ¿Quién era esa pelirroja? Mejor dicho, ¿qué hacía tan cerca de su Alfa?
Lo que encendió a Denix y a su lobo fue que esa mujer se atrevió a tocar la mejilla de Aker, y no entendía por qué Aker no la apartaba. Ya no soportando más la osadía, Denix dejó ir a los conejos que cargaba y, con zancadas firmes, se dirigió al par.
Denix llegó y, sin perder tiempo, arrastró lejos a la pelirroja, tomándola por las hebras rizadas. La llevó lo más lejos posible de Aker, sosteniéndola por el cabello mientras ella se retorcía y arañaba las muñecas de Denix, gritándole que la soltara. Pero Denix no estaba en sus cabales. Un Omega era celoso con su Alfa, especialmente cuando estaban siendo cortejados y no había marca de por medio. Eso era un desafío, y él no lo perdería. Así que estaba decidido a enfrentarse y proteger a su Alfa de esa mujer que se atrevió a tocarlo con esas garras de zorra.
Aker salió de su trance al escuchar los agudos gritos que resonaban en el lugar. No entendía lo que sucedía. Por un momento, tenía a Denix frente a él, y en un abrir y cerrar de ojos, este había desaparecido. Sin embargo, comprendió al observar al par de personas que luchaban lejos de él.
Esas criaturas se caracterizaban por atraer la atención de los demás mediante engaños, convirtiéndose en lo que más amaban y anhelaban. Hipnotizaban con su melodiosa voz y seducían a su antojo. Aker cayó en un sucio juego que la sirena creó para él, transformándose en lo que más amaba. Si no hubiera sido por Denix, no sabe qué habría hecho, ya que su debilidad era su Omega.
Aker corrió preocupado de que su Omega fuera herido, pero se sorprendió al ver a Denix encima de la ahora clara imagen de la sirena. Este tenía sus manos alrededor del cuello de la criatura, impidiéndole respirar.
Aker tomó a Denix de la cintura y lo alejó de la sirena, pero este no se quedó con las manos quietas. Al ser interrumpido en su acción, Denix agarró un puñado del cabello de la sirena con ambas manos y se aferró con determinación.
—¡¡Suéltame!! —gritaba la sirena, llorando de dolor mientras respiraba agitadamente y la sangre chorreaba de su nariz.
—¡Denix, suelta! —demandó Aker, ya que Denix no soltaba el cabello de la sirena. En lugar de soltarlo, Denix afirmaba más el agarre, sacándole alaridos a la criatura.
—¡No! ¡Esta puta aprenderá a no tocar lo ajeno! —exclamó en un grito, sus ojos tintineaban de un color a otro, demostrando la furia de ambos —¡Es mío! ¡Mío, mío, y mío, mio! ¡Mi Alfa!
Aker se encontraba en una situación desconcertante. Había enfrentado momentos difíciles y riesgosos antes, pero este era diferente. No sabía qué hacer. Él que solía crear planes infalibles en momentos de presión se sentía perdido. La única idea que cruzó su mente fue jalar a Denix y alejarse, causando que un puñado del cabello de la sirena quedara en las garras de Denix. La criatura gritó adolorida mientras se agarraba la cabeza, ahora con mechones faltantes.
Aker tomó a Denix con firmeza y lo acomodó en su hombro mientras se alejaba del lugar.
—¡No aparezcas frente a mi perra! —grito mientras la asesinaba con la mirada. Las sirena lo observo con terror ya que los ojos de Denix eran amenazantes e intensos.
Y ¡Plas! Una fuerte palmada resonó en plena oscuridad. Aker le propinó un golpe en el trasero respingón de Denix, quien, al recibir el impacto, chilló sorprendido y adolorido por la pesada mano. Pero eso fue suficiente para calmar su furia.
Denix se removió pidiendo ser liberado, y Aker lo dejó suavemente en el suelo. Luego, se cruzó de brazos, analizando a Denix con mirada preocupada, buscando algún golpe o herida. Sin embargo, este estaba impecable, no tenía ni un rasguño, solo estaba despeinado y su ropa hecha jirones en algunas partes. Aker suspiró aliviado al ver que su Omega no había sufrido daño alguno.
—¡Tú! -señaló Denix furioso mientras agarraba el cuello de la camisa del Alfa. Lo acercó a él, haciendo que este se agachara a su altura. Comenzó a emitir feromonas fuertes y amenazantes, con un olor agrio y repulsivo para otros Alfa, pero que en Aker causaban todo lo contrario. El Alfa jadeaba fuertemente sobre la boca del Omega —Eres mío.
Y con eso dicho, Denix estampó fuertemente su boca con la de Aker, besando de manera furiosa y agresiva la boca contraria. Chupaba, mordía y jalaba los labios del Alfa, quien se dejaba dominar gustoso. Denix enredó sus brazos en el cuello de Aker y dio un pequeño saltito, siendo tomado al instante por Aker, quien lo sostuvo directamente del trasero respingón del Omega, sacándole así un dulce gemido cargado de deseo.
—A-Aker ~ —gimió Denix apenas se separó de la boca fogosa del Alfa. Sus respiraciones aceleradas chocaban, y las feromonas de excitación bailaban en el ambiente abierto en el que se encontraban.
—Mhmm.
—Quiero una marca -susurró sin vergüenza alguna.
Aker contuvo la respiración al escuchar esas palabras provenientes de esa boquita tan jugosa y dulce.
—¿Eso quieres? —murmuró ronco.
—Sí, aquí —señaló su cuello descubierto por el mismo, ofreciéndose en bandeja de plata al Alfa.
—Jo-der.
El solo pensamiento de una marca lo sumió en un estado de calor abrasador que se detuvo directo en su palpitante y ya muy duro miembro.
¡Su Omega, con la sola mención de la marca, lo había hecho entrar en celo!
Y esta vez no se detendría.
✦✦✦♥︎♥︎♥︎♥︎
𝙴𝚜𝚘 𝚗𝚒 𝚢𝚘 𝚖𝚎 𝚕𝚘 𝚎𝚜𝚙𝚎𝚛𝚊𝚋𝚊 𝚚𝚞𝚎𝚍𝚎 ... |°з°|
𝙿𝚘𝚋𝚛𝚎 𝙰𝚛𝚒𝚎𝚕 𝚟𝚊𝚕𝚒𝚘 😂🤣😂٩(˘◡˘)۶
𝑺𝒊𝒈𝒖𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 🔥🔥🔥🔥
𝑽𝒐𝒕𝒊𝒕𝒐(◠‿◠)☆
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro