⟦08⟧
JiMin y HanSeul aún no salían de su estado de asombro.
¿De verdad estaban predestinados?¿Por eso se gustaron tanto apenas cruzaron miradas?
Sin embargo, y aunque ellos, GaeJun y SoHwa, aún no asimilaban del todo la situación, SunJae estaba dispuesta a continuar con su charla como sabia historiadora que era y como toda orgullosa abuela que se sentía, por supuesto.
-Las deidades surgieron aquí en Foohw luego del ataque a la reina Ari por los shinigams-inició con su discurso-. Supongo que sabes qué son ¿no?-al ser dirigida a ella la pregunta, HanSeul asintió.
-Ari fue a verme cuando estaba en las piedras-confesó y sus cuatro contrarios se quedaron asombrados-. Era un holograma suyo y estaba débil, pero me dijo un par de cosas. Me explicó cómo nacieron los shinigams...parte del inicio de las deidades y me advirtió respecto a los...guardianes-bajó la voz, algo avergonzada.
-Ella está débil porque aún no ha encontrado a su guardián, desgraciadamente-suspiró SunJae-. Una vez lo encuentre y vivan el milenio juntos, si deciden tener hijos, el menor de ellos tomará sus habilidades como deidad y el otro puede tomar el trono o como sea que el destino decida hacerlo, aplica a todas las deidades por igual así que ella no se salva de eso. La cosa es que los hijos de Ari deben ascender al trono y así ella puede morir tranquila. Es por eso que las hadas han hecho todo lo posible para mantenerla con vida sin su guardián. De lo contrario, Cryth y sus subreinos caerían en desgracia.
-Y eso es lo que quieren los shinigams ¿no? Ari mencionó algo sobre ellos que se alimentan de las emociones negativas y si en un principio la atacaron a ella cuando estaba fuerte, pienso que ahora que está débil les resulte presa fácil-filosofó HanSeul.
-Exactamente ese es nuestro trabajo-sonrió tímidamente, JiMin-. Como historiadores, guardianes del bosque, y habitantes de uno de los subreinos de Cryth, estamos en el deber de cuidar a nuestra reina. Las rocas donde adquiriste tus poderes y el templo que está un poco más lejos, son vigilados constantemente para evitar la llegada y ataque de algún shinigam que quiera apoderarse de los poderes de las deidades.
-Hay varios métodos para eliminarlos según los viejos libros de las antiguas deidades-continuó SunJae. Para aquel punto de la conversación, SoHwa y GaeJun simplemente escuchaban atentos, no quieriendo intervenir-. Destruirlos físicamente, hacíendolo ya sea con fuego, agua, tornados, espadas, flechas-hizo una pausa, intentado recordar bien las palabras-...y con emociones positivas. Por muy loco que suene, si te ríes en medio de una batalla contra los shinigams, puedes eliminar a muchos de ellos, pero tienes que tener la guardia siempre en alto porque hay algunos que son más difíciles de exterminar que otros ¡Pero aquí entra el papel de los guardianes!-exclamó contenta, y tanto JiMin como HanSeul se encogieron en sus lugares. Aún estaban algo tímidos al respecto-. Los guardianes y las deidades poseen una conexión tan fuerte, que aún si no están oficialmente unidos por la gracia de Ari, pueden sentirse el uno al otro aunque estén a kilómetros de distancia. Por ejemplo, si JiMin se siente afligido, HanSeul va a sentirlo igual, aunque no le afecte. Simplemente sabrá lo que siente su predestinado. Lo mismo sucede en las batallas ¿HanSeul está en peligro? Allí va JiMin a salvarla porque su instinto lo guía.
-¿Y qué tiene que ver Ari con todo eso?-preguntó, por primera vez, SoHwa.
-Al ser la deidad del espíritu y reina de Cryth y sus subreinos, ella es la encargada de unir las almas de los predestinados. Como las bodas esas que hay en Skygall. Tú debes saber más que yo de eso, Hanie-ante la sonrisa de la mujer mayor, la pelivioleta no pudo evitar hacer lo mismo.
-Sólo tengo conocimiento de una boda...que en realidad fueron dos-soltó una risita al recordar-. Mis padres se casaron cuando el rey SeokJin murió y allí estaba presente el hechicero real, que era así como se les consideraba a los científicos y maestros en el arte de los cristales Laith. Si estoy uniendo bien los puntos desde que Ari me comentó que los shinigams se colaron en los cristales, deduzco que fueron ellos los que se aprovecharon de mi padre así que el matrimonio aquel no fue muy agradable del todo. Hace un año o dos que se volvieron a casar y también hubo un hechicero de por medio.
-Ajá. Ari es algo así, sólo que tiene más poder-asintió SunJae.
-Un momento-intervino GaeJun-¿Eres hija de los antiguos reyes de Skygall?
La ojiazul sonrió con amplitud y asintió.
-Soy su hija adoptiva. Mis padres fallecieron cuando tenía diecisiete y ellos, conjuntamente con una vecina, se encargaron de cuidarme. Pero cuando mi vecina murió, y ellos decidieron adoptarme definitivamente. No hace mucho de eso. Fue ayer, de hecho-volvió a reír. Ciertamente tenía una familia única.
-¡Oh! Eso es muy lindo-chilló SoHwa-. Pero ¿saben todos ustedes qué es más lindo?
Los jóvenes, la anciana y el hombre se miraron entre sí, no sabiendo a qué se refiera SoHwa con aquellas palabras hasta que ella misma se animó a responder con una gran sonrisa en el rostro.
-¡El almuerzo que nos está esperando en la mesa!¡Oh! Y el futuro de JiMinie y Hanie ¡Hay que celebrar su entrada a la familia!
-¡Mamá!
Pobre JiMin y pobre HanSeul. Estaban sonrojados hasta la coronilla y ni siquiera eran capaces de mirarse el uno al otro.
.。.:*✧✧*:.。.
El almuerzo fue divertido. Los tres mayores no perdían la oportunidad de avergonzar a los más jóvenes y estos ya se habían adaptado medianamente a ello, pudiendo intercambiar miradas sin que les resultara incómodo.
Hablaron de muchas cosas, anécdotas de cuando JiMin y HanSeul eran niños ¡Incluso SunJae habló de GaeJun! SoHwa invitó a HanSeul a cocinar juntas y el tema de las deidades, sus poderes y demás, no fue el más relevante.
Para darles un empujoncito, SoHwa, GaeJun y SunJae enviaron a JiMin a mostrarle el templo de las deidades a HanSeul.
Y en aquel momento, la pelivioleta estaba sobre el lomo del gran lobo, aferrándose a su castaño pelaje y disfrutando de la suave sensación mientras el animal corría con rapidez.
Se detuvieron frente a una cabaña oculta entre los árboles y JiMin volvió a adoptar su forma humana, tomando luego la mano de HanSeul para acompañarla al interior del templo.
Dentro, el lugar era tan pacífico como poderoso.
Para cada deidad había un pequeño monumento donde habían inciensos, velas y flores, además de un orbe de cristal con los elementos de cada deidad.
Aquello era precioso y HanSeul no tardó en hacérselo saber a su compañero, obteniendo una linda sonrisa a cambio.
Tampoco tardó en acercarse al monumento de las deidades del agua y, en una piedra en lo alto, estaban tallados los rostros de cada uno de los que pasaron por aquel puesto, como lo habían en los demás.
-Tras esa puerta está el templo de los guardianes-señaló JiMin-. Ya debes suponer por qué están juntos los templos ¿no?
-Sí, lo sé-le sonrió-. Las deidades y sus guardianes deben estar juntos.
El recorrido dentro de ambos templos unificados en uno, fue silencioso y tranquilo, además de cómodo. Tanto JiMin como HanSeul decidieron mostrar sus respetos a todos aquellos antepasados colocando velas en sus monumentos y rezando por ellos.
Pero cuando salieron de allí, el peligris optó por volver caminando a su casa. Había algo pendiente por hablar y lo harían en ese momento.
-¿Sabes? La idea de ser tu guardián no es para mada mala-precisamente fue JiMin quien rompió el silencio-. Eres una chica hermosa en absolutamente todos los sentidos y, siéndote sincero, llegaste de repente y simplemente supe que eres todo lo que quiero, ya sea destino o no.
-Sólo tienes una forma de comprobar eso-deteniendo los pasos de ambos dada la unión de sus manos, HanSeul habló.
-Por supuesto-asintió contento el peligris-. La única manera de comprobar que eres lo que quiero es estando a tu lado hasta el fin de nuestros días, siendo tú y yo siempre a través de las dificultades y los logros, pero sobre todo-se acercó a la ojiazul, a tal punto de que sus labios rozaban-...amándote sin descanso, y dándote la felicidad eterna.
Las lágrimas de HanSeul fueron retenidas en sus ojos, pero de igual manera, así como su corazón le exigía que hiciera, ella había sido quien se lanzó a los labios de JiMin para devorarlos con deleite y pasión.
Un beso sumamente dulce y cargado de mucho, mucho sentimiento.
Un beso...
El primero de muchos a partir de aquel momento.
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