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⟦07⟧

El camino no fue tan largo como HanSeul tal vez pudo llegar a imaginar.

Bueno, en realidad les tomó más de veinte minutos el llegar, pero tanto ella como JiMin hablaban tan animadamente, que el tiempo se les fue volando. Incluso ya no estaban tan mojados.

Iban por la orilla del río bajo la atenta vista del agua y esta, al ver a HanSeul sonreír tan ampliamente con tan sólo escuchar a JiMin hablar acerca de su labor como guardián del bosque, decidió molestarla un poco. Después de todo, a aquella chiquilla, como sucedió con las deidades anteriores, la consideraba su propia hija. De hecho, esos ojos azules y cabello lila de HanSeul le fueron otorgados por ella.

¿Sabes, JiMin? En sus veintitrés años de vida, HanSeul nunca ha sonreído tanto. Lo hizo mientras sus padres vivían, pero desde los diecisiete parecía ser la tristeza montada en un par de piernas. Si no llega a ser por el alocado de su mejor amigo y su familia, tal vez no estaría viva.

El peligris observó a la chica desviar su mirada y bajar la cabeza, así que decidió pasar su brazos por sobre el hombro ajeno y atraer a la fémina hacia él.

-Ahora no sólo tienes a JiMin, también tienes a Park JiMin-soltó una risilla ante la confusión que podría generar el que él y el mejor amigo de la chica llevaran el mismo nombre-. Y la familia de Park JiMin.

-La familia de JiMin me adoptó-rió al al recordar la locura de aquel momento-. Ya ni siquiera debería presentarme como una Kwon cuando en realidad soy una Jeon ahora.

-¡Oh! Me suena eso de Jeon. Los reyes que sacaron a Skygall de la cueva fueron unos Jeon.

-¡Abuela!-con alegría, el peligris tomó la mano de la pelivioleta y la hizo correr los apenas dos metros que los separaban de la anciana-¡Mira! Ella es...

-La deidad del agua ¿cierto?-HanSeul quedó pasmada ante la adivinación de la mujer mayor que, dicho sea de paso, había salido de la nada.

-Sí...aunque aún me cuesta un poco asimilarlo-hizo una reverencia-. Kwon...-sacudió su cabeza y se corrigió-. Jeon HanSeul-extendió una mano hacia la mujer y esta la tomó encantada.

-Es un gusto conocerte, dulzura-le sonrió-. Supongo que mi nieto te ha traído aquí para aclarar algunas dudas que tienes ¿no es así?

-Exactamente, abue-sonrió el peligris-. Aunque yo también tengo un par de dudas.

-Entonces pasen. Mi nuera está preparando un almuerzo que está para chuparse los dedos-comentó emocionada, dando pequeños brinquitos hasta entrar a una casa cuya presencia recién notaba la pelivioleta.

-Ella es SunJae, mi abuela paterna-le dijo JiMin, acompañándola a entrar a la cabaña que tenía por casa-. Mi abuelo ya falleció hace unos años atrás-agregó.

-¡Hola!-una joven mujer de cabellos castaños y grises ojos se les acercó. Por el parecido y el delantal que vestía por sobre su blusa y pantalón, HanSeul supuso que aquella era la madre de JiMin-. Un gusto conocerte, cariño-sin que la pelivioleta lo esperara, la mujer corrió a abrazarla y besar su mejilla-. Yo soy SoHwa, la madre de este lindo lobito-con cariño, acarició la mejilla de su hijo y este le sonrió.

Y por primera vez en mucho tiempo, HanSeul asociaba aquello, no con sus padres biológicos, sino con SooRa y JungKook, y se sentía muy bien con ello.

-¿Dónde está papá?-preguntó JiMin a su madre.

-Fue a buscar un poco de vino para el almuerzo-respondió una sonriente SoHwa y volvió a dirigirse a la muchacha que acompañaba a su hijo-. Mi suegra me ha comentado que eres la nueva deidad del agua y que vienes a por algo de ayuda.

-Uhm-se mostró tímida-...ciertamente aún no asimilo las cosas del todo, pero espero que la señora SunJae me ayude.

-Sólo llámanos por nuestros nombres, linda-apareció la aludida, enganchando su brazo al de SoHwa.

-¿Y esta reunión en la puerta?

SoHwa y SunJae miraron hacia la entrada, donde JiMin y HanSeul estaban y tuvieron que darse la vuelta para divisar la masculina y alta figura que se hacía presente en el umbral de la puerta.

-Hola, papá-le sonrió JiMin, yendo a abrazarlo.

Definitivamente JiMin no tiene nada que ver con su padre. Empezando por la estatura.

El peligris estalló en carcajadas y HanSeul sólo sonrió apenada, ambos percatándose del balde de agua con pececitos que tenía aquel hombre en la mano.

Sus tres mayores fruncieron sus ceños puesto que los jóvenes habían comenzado a reírse de la nada y entonces, cuando las risas de JiMin se calmaron, le habló a HanSeul.

-Él es GaeJun, mi papá-presentó-. Padre, ella es HanSeul, la nueva deidad del agua.

-Un gusto conocerlo-le sonrió la pelivioleta, extendiendo una mano la cual el mayor tomó y le respondió la sonrisa.

-El placer es mío, muchacha. Pero me causa mucha curiosidad el saber por qué mi hijo y tú estaban riendose. No será de mí ¿o sí?

-¡Oh!¡No!¡No!-se apresuró a decir la pelivioleta.

-Es que el agua-JiMin señaló el balde con los pececitos-, dijo que tú y yo no teníamos nada que ver, empezando porque no heredé tu altura.

-Espera ¿El agua habló?-SoHwa estaba muy confundida.

-El agua, el aire, el fuego, la tierra, los espíritus...todos ellos hablan y se comunican con las deidades-explicó SunJae-. Pero me resulta extraño que tú-señaló a su nieto- puedas oír al agua. Fuera de las deidades, sólo sus guardianes pueden hacer eso.

Poco después, los ojos de SunJae se abrieron ampliamente y se apresuró a tomar los antebrazos de ambos muchachos para hacerlo sentarse en el sofá de la sala.

SoHwa y GaeJun, por su parte, sólo se miraron.

-¿No se suponía que traerías el vino?-le cuestionó a su esposo.

-No había-respondió sonriente-. En cambio, traje estos pecesitos para el estanque del patio.

-Bien-celebró SoHwa-. Entonces vamos a dejarlos ahí.

Y con eso, se fueron ambos.

SunJae, por su parte, no perdió más tiempo y les preguntó a los jóvenes.

-¿Cómo fue que se conocieron?

Tanto JiMin como HanSeul se sonrojaron dado que su primer encuentro fue sumamente raro e incómodo luego.

-Lloramos-murmuró JiMin, jugando con sus dedos-...Estábamos muy cerca...

-Me besó la mano...-añadió HanSeul, bajando la cabeza mientras meneaba sus pies nerviosamente.

-Acarició mi mejilla...-agregó el peligris.

La mujer mayor soltó un chillido agudo, que hizo que los dos frente a ella se asustaran y los otros dos que estaban en el patio corrieran a la sala a ver lo que sucedía.

-¿Qué ocurre, mamá?-preguntó GaeJun, colocándose a un lado de SunJae.

Cabe destacar, que la mujer tenía una enorme sonrisa en el rostro.

-Apuesto a que ambos se sienten fuerte y ridículamente atraídos hacia el otro y les parece como si se conocieran de toda una vida y confían el uno en el otro a pesar de sólo haberse encontrado hace menos de una hora-ignorando olímpicamente la preocupación de su hijo, la mujer se dirigió a los jóvenes.

-¿Cómo...lo supo?-cuestionó la pelivioleta.

-Hace unos años, conocí a la deidad del fuego. Era una loba de por aquí, y nos hicimos amigas. Ella encontró a su guardián hacía ya muchos años atrás. Ambos habían vivido juntos la mitad del milenio que les correspondía y me comentó cómo se sentían las deidades y sus guardianes cuando se econtraban por primera vez. Sus almas se reconocen y el amor, el deseo y la confianza surgen inmediatamente.

-Eso quiere decir...

-Exactamente, querida nuera-sonrió SunJae, interrumpiendo las palabras de SoHwa-. Nuestro JiMinie es el guardián de HanSeul ¡Están predestinados!

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