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Grim reaper


1; 2; 3

Las calles no se ven tan lindas como aparentan, no son iluminadas como se muestran al anochecer. De hecho, no hay día, reina la noche y la oscuridad es la plaga que habita.

Golpeteo cansino, dulce martirio. Sonidos abrumadores, exquisita melodía. Violencia, qué triste decadencia. 

Unos se mueven en una misma dirección, otros se cruzan al andar. Crean trenzas al pasar y marcan diferencias al respirar. 

Sigue contando, no pierdas el hilo.

Si te persiguen corre, no voltees. Respira lo suficiente y aguanta hasta morir. El color morado queda tan bien. Tal vez se vea aún mejor con una lineas rojas por el cuello o hematomas de colores cambiante en la lisa piel.

Camina con tranquilidad. Sabes qué  va a pasar, no puedes escapar.

Los muros de cada edificio, los muros del lugar y el asfalto mismo esconden verdades que no se pueden revelar, les dicen secretos de alto cuidado al guardar. 

Lindo tintineo ese, abrumado por la curiosidad, sediento de la verdad mas no idóneo para revelar lo que se esconde detrás.

Alguien dice que hoy no, pero lo siento, hoy es una buena noche.

Vamos, muerde el anzuelo, es pronto tu encierro, saluda al entierro

B.

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El pasar por el lugar se va vuelto más que una simple necesidad. Es la calle principal, por ahí desembocan las demás y se conecta todo lugar al que quieras llegar. La gente sigue avanzando sin importar quien esté detrás, sólo importa llegar puntual.

Becerros amaestrados, todos corren y marcan su andar con el sudor y la pesadez de sus días. Pobres vidas en desdicha. 

Hay de todo y para todo, la putrefacta humanidad se muestra como tal. Es la calle de la perdición, lindas faldas cortas en un lado apartado, olor a perfume barato. Decadencia personificada, suciedad  más un sombrero reposando en la acera de la petición. La porquería se luce con extrema elegancia, tratan de esconder su apariencia entre tanto brillo sin costo. Bienvenido, humano.

Todos lucen como el prospecto del dolor, hay tantas maneras en las que esos cuerpos pueden modificarse, diferentes expresiones y gráciles peticiones. Miradas de horror, cuánta dulzura escondida en pozos que poco a poco se quedan sin vida. Espectros de maldad.

El paisaje tiene diversidad, hay para elegir a quien cazar. 

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¿Alguna vez has visto al mal?

Dicen que hay entes que pintan sus alas de blanco, las bañan en plumas y convierten su esencia en la de un rosal naciente. Belleza pura son aquellos. 

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Existe un tipo de energía que es exquisita al apagar. Es como ver a una vela derretirse, si la observas, si ves el fuego acabar con la cera, podrás notar la belleza de la inexistencia.

En las calles, se puede apreciar desde el lugar todas y cada una de esas esferas de concentración. Unas son pequeñas, otras medianas y las grandes son demasiado atrayentes. No hay que desmerecer ninguna porque al final, todos terminan por rogar. 

Desde el límite del lugar puede observar a toda esa gente andar, esos hombros caídos, la prosa del cuerpo monótono ya ni sentido tiene. Ha perdido la belleza y satisfacción. 

Sigan caminando tristes damiselas, muestra que eres interesante al derretirte. 

Pero no aparecen, ni siquiera se acercan al lugar, "No vayas por ahí, toma el otro camino", "cruzar la calle antes de andar cerca". 

/////

Todos se espantan al mirar el deterioro del edifico ya que dice mucho de su realidad, de lo que esconde el papel tapiz y la pintura que se desvanece. Marcas de suciedad son el reflejo del abandono y la desventura del lugar.

De la cúspide alguien observa a esos insectos pasar, se siente contento, es satisfactorio verles tan "ellos". Pues sigan caminando, tarde o temprano les encontraré.

Si "la noche" es buena, alguien caerá por ingenuidad propia y si la noche es aún más afable le permitirá salir a engatusar a quien cree "es especial".

Déjame saborearlo.

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Hay veces en las que no siempre llega todo fácil, y es por eso que la bella oscuridad presta sus servicios para dejarle actuar. 

Tararea su melodía con cautela al elegir, necesita alguien fresco, capaz de sentir aún más dolor de lo que cree. 

Pies que juegan en el aire, que se balancean en el vacío y ojos que seleccionan a quien se dice el sacrificio placentero. 

Su andar tranquilo, cabello rubio, sin desorden de pensamientos, hombros rectos y flama mediana. Camina con tranquilidad, esquiva el pasar de todos aquellos condenados a fracasar. Trata de no tocar y manchar su 'pureza' con las espurias que le rodean, pero es ingenuo, se lee un corazón lleno de bondad, bondad que ya creía extinta entre la basura humana, pero pobre idiota con sentimientos. 

Las plumas se caen, el cuerpo se transforma, las mejillas se sonrojan y la sonrisa depredadora se esconde bajo la inocencia personificada. Baja corriendo, abraza su pequeño oso de felpa, salta y ríe hasta llegar al viejo ascensor. Las luces no quieren colaborar, tratan de apagarse y mantenerse, pero eso sólo le da la sensación de aprobación. Una risa más antes de atravesar la puerta, ese olor de miedo, esa angustia pura, delicia. 

Y ahí está tratando de no chocar, siendo un masa de energía vital.

Cruza la calle sin temor, no hay auto que le pueda dañar. Mantiene la melodía en su cabeza, no pierdas el hilo

El otro sigue avanzando, inconscientemente trata de escapar de lo que sus sentidos presienten y su ser no se percata. Pero es tarde, ya está en la mira.

Un leve tirón en la manga de la camisa le piden que voltee, una sonrisa le invita a jugar y esa angelical risa le dicen que nada ha de pasar. La cabeza el pequeño niño se inclina para susurrar; "¿Quieres jugar?" a lo que sus oídos captan como un cántico celestial, haciendo que su cabeza asienta y se deje guiar. 

El pequeño niño salta de un lado a otro, le obliga a cruzar sin mirar el semáforo, le guía al lugar prohibido, pero antes de soltarse del agarre; el niño vuelve a hablar "Sólo vamos a jugar". su sonrisa siguió siendo la misma hasta que cruzaron la entrada, fue ahí donde la sonrisa se transformó en lo más siniestro que puedo imaginar, no habían dientes, no  eran ojos los que le miraban. su mano dejó de ser tomada y con un fuerte sonido la puerta había sido sellada. 

La risa angelical resonaba por todo el lugar. "Ven, vamos a jugar" se podía escuchar. "Si salir de aquí quieres, encontrarme primero debes".

La risa se seguía reproduciendo en sus oídos, golpeaba cada sentido sensible y le deshacía. No sabe en qué lugar está, pero reconoce la oscuridad porque le es familiar. Sus ojos no estar cerrados, de eso seguro está, pero sus sentidos parecen atrofiados entre tanta oscuridad. 

La risa se sigue escuchando y en un destello el niño vuelve a aparecer en lo que parece en inicio de una escaleras. "¿Qué me miras?" le dice molesto, "¿POR QUÉ ME ESTÁS MIRANDO?"su cabeza se contorsionaba "¿me veo mal acaso?" le preguntó antes de reír y subir corriendo. 

Sin perder oportunidad y en un intento de buscar una respuesta a lo que sus ojos creen haber visto, es que no pierde el rastro de la pequeña luz que escala con apuro, pero "No me gusta que me miren" le susurraron detrás del oído izquierdo para después; "¡AHHHHHHHHHH!" sentir el grito de quién sabe qué en su oído derecho. Aturdido por el fuerte grito se apoya en la pared de las dichosas escaleras, sin embargo de estas parecen nacer brazos. Brazos que atrapan, jalan y atacan.

Dos manos se cierran en su cuello, buscan ese bello color violeta. Otras tiran de su cabello, para tratar de desaparecer esa linda cabellera. De sus brazos y piernas puede sentir como son clavadas cientos de agujas. Su boca es cubierta por más de una mano al igual que su nariz, poco a poco se va perdiendo el aire, se sofoca y sus ojos tratan de salir rodando de sus cuencas, pero esas manos comienzan a golpear lo que le queda sano para después dejarle botado en el vacío de una habitación llena de hojas y un viejo refrigerador. 

Una terrorífica melodía apareció junto a tres pelotas revotando al compás. Lleva sus manos a su cuello, lo toca y siente el calor del anterior agarre. su piel arde, producto de las marcas dejadas por uñas afiladas. 

"¿Quién dijo que podías descansar? volvió a aparecer con una increíble sonrisa de ojos arrugados. "Nome gusta esperar", dijo abriendo sus ojos, dándole una vista de las corneas negras que poco a poco le absorbían y le transportaban a un lugar lleno de llamas. "Deja que la vela se consuma" gritaba el niño mientras observaba al muchacho rosar por el suelo. "Rueda, rueda, rueda en tu miseria" aplaudía con jolgorio extremo. "Si no te alteras, lloras y gritas, no tiene sentido el juego. Tú no sabes jugar." le dijo en tono caprichoso. Un pequeño puchero se había acentuado en sus facciones y con el tronar de sus dedos hizo que el moreno regresara a las escaleras que estaba por subir. 

Las escaleras parecían culebras, se movían con voluntad propia y jugaban a enredarse en sus pies, pero cuando el niño tomó su mano puedo sentir frío y temor. "Aún tienes que llegar" le susurró antes de tirar del agarre y hacer que la habitación se pusiera de cabeza. Todo giraba con más fuerza, las escaleras de subida se habían tornado en dirección contraria. por lo tanto el caía y golpeaba su espalda en cada escalón. 

El individuo gritaba de dolor porque no sólo eran golpes, eran cuchillos los que le atravesaban al caer. Sentía como la sangre escurría de sus heridas, poco a poco se iba manchando más y más del líquido viscoso. no obstante el dolor cesó. 

"¡AYUDA! ¡POR FAVOR, QUE ALGUIEN ME AYUDE!" gritaba alguien en algún lugar de ese laberinto del dolor. "¡POR FAVOR!" los gritos eran más desgarradores que los propios, la voz se escuchaba ronca, totalmente dañada. el sonido de zapatos al correr hizo que sus sentidos despertaran, Se observó y nada de sangre había en sus ropas. Una vez más los gritos de auxilio y esos pasos de apuro, alguien sufría más o igual que él. 

Quitaban negativas, se podía escuchar como las cosas eran lanzadas una con otras y de fondo una canción acompañaba la situación. 

El corredor estaba despejado, las escaleras se mantenían quietas, parecía haber vivido una broma de mal gusto. el sueño dentro de una pesadilla, pero los gritos no le daban tregua, seguían ahí pidiendo su ayuda. 

Corrió, sin importarle que el camino haya estado tan despejado. 

Al avanzar se podía notar la luz al final de un pasillo oscuro, de ahí salían los gritos y prácticamente la luz le llamaba a entrar. Con más gritos de por medio y un arranque de valor innecesario logró empujar la puerta. 

Había cielo oscuro, luces de la calle y un niño parado en  la cornisa del edificio. El niño dejaba que su oso de felpa, sucio y sin un ojo, colgara de su manito carmesí. 

El niño le vio y dijo "Demoraste mucho"con palabras llenas de decepción. "No lo disfruté. Eres malo" El joven estaba preocupado por el estado del niño y el lugar donde se encontraba mas no se acercó. "¿Quieres que te preste mi osito?" le preguntó tierno. "A él le gusta jugar y volar".

No contestó a la pregunta, se mantuvo en silencio esperando cualquier movimiento. El pequeño comenzó a mover a su pobre oso, lo movía de un lado a otro, repitiendo una y otra vez, haciendo que la mirada del otro se centrara en el objeto, Se sentía perdido en el color rojo. El único ojo del oso le tenía en la mira y de un momento a otro se sintió fuera de sí.

El niño se sentó en la cornisa. Dejó que sus pies cuelguen en el vacío y apoyó al osito en sus piernas. 

El individuo sintió como alguien acariciaba su cabello, cómo perdía la visión en un ojo. ese ojo trató de reconocer el lugar, pero sólo encontró en su campo de visión un extraño símbolo en un lienzo claro. Ese lienzo le tocaba, parecía gentil pero algo no cuadraba. No cuando escuchó esa canción. 

Sabes, a mi osito le gusta volar"

Fue lo que escuchó antes de sentir cómo caía al vacío. Las luces le daban el brillo del espectáculo. Se dio cuenta que caía desde la mano que le acariciaba. Había sido un objeto inanimado por unos minutos. Sólo escuchó, antes de caer, la risa ensordecedora, el ruido de los autos y la estúpida canción que le daba la bienvenida al asfalto y le daba permiso para manchar con una historia oculta el lugar. 

Y desde la cúspide alguien sonreía ya vestido con su color verdadero, con loas pies colgando y la cabeza moviéndose 

  Estaba la Catalina 

Sentada bajo un laurel

Mirando la frescura

De las aguas al caer  


°°°°

HEY THERE;

Nuevamente yo publicando escritos cero sustanciosos. Mi sinrazón no tiene límites, creo. en fin, esto salió del pequeño escrito del comienzo, producto del bichito que siempre me molesta y bueno, disculpen la carencia de todo aquí. Si alguien lo lee, gracias por tomarse la molestia. 

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