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El mundo entero ya conocía de nuestros vídeos y películas, según nos hacían ver las enormes cantidades de vistas en ellos.

Porque sí, habían llamado al dúo JungSung, como ellos mismos se habían tomado la molestia de apodarnos, para que fuéramos parte de varios filmes.

Y me atrevo a decir, que le veo un lado positivo a toda esa situación.

Había podido ver a JungKook en todo tipo de facetas, desde estudiante, profesor, hasta doctor o policía.

Así como también él lo había hecho conmigo.

Y me aventuro a decir que él sintió y sigue sintiendo el mismo deseo que yo al vernos en todo ese montón de situaciones.

¿Por qué?

Sencillo.

Porque no había momento a solas que tuviéramos en el que no nos pusiéramos calientes y termináramos teniendo sexo.

Claro que, también había sus momentos lindos y tiernos, como cuando dormíamos juntos y me acariciaba hasta quedar dormida, o cuando me echaba a llorar en su pecho y me consolaba al momento en que hablaban de mis padres en el noticiero.

¿Por qué el llanto?

Mis padres me eliminaron de su vida, literalmente. Les dijeron a todos que había muerto en un accidente de tráfico.

Y claro que no faltaban aquellos que les preguntaban el por qué aparecía en vídeos pornográficos si se suponía que estaba muerta.

Ellos, si no ignoraban la pregunta, bien insistían en que yo estaba bien muerta y encerrada.

Ese último hecho era, obviamente, el lado negativo de todo esto.

Pero no me podía quejar.

Tenía al hombre que amaba a mi lado, no me importaba que nuestra relación fuera meramente sexual. El solo hecho de saberlo conmigo, apoyándome, brindándome su afecto aunque sólo fuera por corto tiempo, me era completamente suficiente.

Tóxico, sí. Pero el amor no conoce límites.

-¡Me han ofrecido un trabajo individual!-exclamó JungKook, entrando al departamento.

Estaba junto a MiYoung en la cocina-comedor, lavando algunos platos, y al escucharlo llegar y decir aquello, no pude evitar que el plato que tenía en manos cayera de golpe al suelo.

MiYoung me miró con preocupación, a lo que yo sólo negué con la cabeza y me agaché a recoger los trozos de cerámica rota.

-¿Qué ocurrió? Sentí algo caerse ¿Se lastimaron?-preguntó JungKook, llegando hasta nosotras.

-No...todo esta bien...Creo-murmuró MiYoung, y sentí su mirada clavada en mí.

-Déjame ayudarte, Hye-se ofreció el chico.

-No te preocupes. Ya está hecho-sonreí de lado, terminando de juntar la vasija rota en mis manos para luego echarla al basurero.

-Bueno...creo que me escuharon al llegar ¿no?-sonrió ampliamente.

-Sí, te escuchamos, hijo-sonrió MiYoung-¿Qué noticia es esa?

-El señor Min-nombró a nuestro camarógrafo más frecuente-, comentó que sería bueno cambiar de ambiente y la productora decidió que Hye y yo comenzaríamos a grabar de forma independiente. Y ya me han propuesto un vídeo. Estaré en un trío por primera vez en mi vida...será raro, pero...

No escuché más nada. Mi mente quedó en blanco mirando un punto fijo en el suelo.

Él había sido llamado de la empresa en la mañana, y hasta el mediodía no regresó.

Y lo hizo con la peor de las noticias que pude haber oído.

-Realmente no pienso lo mismo que ese tal Min-opinó MiYoung. Ella había visto todos y cada uno de nuestros trabajos, aunque se nos hiciera incómodo a JungKook y a mí, pero se justificaba diciendo que, en definitiva, más personas desconocidas nos verían-. Creo que la conexión que hay entre ustedes es demasiado grande como para separarlos.

-Él dice que para crecer como actor porno, debo ampliarme, que no debo limitarme a estar únicamente con Hye. Por eso salió lo del trío-continuó JungKook.

Con cada puta palabra que decía, mi corazón se apretaba, sentía mi pecho hundirse y mis manos hacerse puños. Y eso sin contar lo revuelto que se hayaba mi estómago.

-¿Y no crees que debas hablar primero con HyeSung?-inquirió MiYoung-. Después de todo, ella es tu compañera.

Los ojos de ambos se posaron en mi persona, y me vi obligada a salir de mi trance.

Estaba dispuesta a negarme a que JungKook hiciera tal cosa, pero al ver sus ojos llenos de un brillo esperanzador...no pude evitar decir lo que dije.

Porque ese era su sueño, y yo no era nadie para impedirle que lo consiguiera.

-Está bien-sonreí de lado-. Si eso es lo que quieres, está bien.

MiYoung posó su mano sobre mi hombro y me miró angustiada.

-Está bien-le sonreí e intenté que mi sonrisa no se viera tan falsa.

★。+゚☆゚+。★

Estábamos acostados en la cama. Los mañaneros rayos de Sol recién se colaban por los ventanales de la habitación.

Mi mente no dejaba de maquinar, por lo que el dormir me resultó imposible en toda la noche.

Y fue ahí cuando por mi mente se cruzó una genial idea.

-JungKookie~-jadeé en su oído, aprovechando que estaba a un lado mío.

Sentí como suspiraba entrecortadamente y abría lentamente los ojos, despertando al fin.

-¿Qué ocurre, Hye?

-Te necesito-lloriqueé cerca de su cuello, donde, no mucho tiempo después, deposité una lasciva mordida.

-No podemos ahora, Hye. Debemos estar temprano en la productora.

Apenas lo dijo, se levantó de la cama y fue al baño.

Hice puchero y resistí mis ganas de llorar.

No me rendiría. Debía hacer que deseara quedarse conmigo y no irse a ese trío.

Egoísta, lo sé. Pero no tenía otta opción. Sentía que se me acabaría el mundo en ese instante.

Luego de unos minutos, salía del baño, solamente con su pantalón puesto.

Y se quedó atontado cuando me vió.

Era lógico. Me estaba tocando y jugando con mi vibrador, gimiendo su nombre y el espectáculo quedaba en primera plana para él.

-No puedes hacerme esto ahora, HyeSung. Bien sabes que tenemos que irnos a trabajar-murmuró, mientras se acercaba a mí con pasos suaves.

-Ven, JungKookie...-rogué entre gemidos.

Y mis deseos fueron cumplidos, pues muy pronto tuve a JungKook de rodillas ante la cama, y jalando mis piernas de modo que quedaran mis muslos y húmeda intimidad recostados a su torso, y el resto sobre sus hombros.

Sus manos se entretenían con los tatuajes en mis tobillos, los cuales, me había hecho a juego con los que él tenía en sus muñecas.

Sí, hasta eso hice por él.

-Eres demasiado traviesa, Hye-murmuró, mientras besaba mis piernas.

-Por favor...-volví a rogar.

Lo ví sonreír de lado mientras desataba su cinturón y bajaba lo suficiente sus pantalones como para dejar a la vista su erecto miembro, el cual se alineó en mi entrada y finalmente estaba siendo penetrada.

Quería gritar, pero me aguanté los gritos, al igual que él se mordía los labios para evitar gemir muy alto.

Sus manos estaban sobre mis caderas, empujando hacia sí, aunque de vez en cuando sus dedos llegaban a rozar mis pezones.

Me sentía en el cielo.

Él también.

Y esperaba que todo saliera según lo que tenía planeado.

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