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-JeongGuk-susurró románticamente al oído de su prometido, pero al no obtener siquera un gruñido por parte de este, decidió tomar métodos drásticos-¡JeongGuk!-gritó.
¡Y claro que dio resultado su plan! Pues JeongGuk saltó sobre la cama cual pescado sacado del agua.
-¡Joder, YoungMi!¡Me vas a matar de un susto algún día!
Pero la chica no le podía responder. Estaba más ocupada riéndose a carcajadas en el suelo.
-¡Yah! No es gracioso, loca-fingió molestia él, aunque muy dentro de sí moría por reirse también.
Las carcajadas cesaron en el preciso instante en que una figura infantil, de cabellos rubios, labios gruesos y ojos canela, se asomó por la puerta abierta de la habitación que compartían JeongGuk y YoungMi.
El niño se les quedó mirando fijamente, manteniendo un semblante serio, y lo mismo hicieron ellos.
En aquellos momentos parecía que todo se encontraba en pausa. Nadie se movía, nadie decía nada y ningún ruido molestaba.
Bueno...
-Ehm...¿Por qué estamos así?-preguntó YoungMi.
El niño y su novio repararon en ella.
Y nuevamente hubo silencio.
Hasta que los tres estallaron en carcajadas.
-¡Ven acá, mocoso!-llamó JeongGuk y el niño fue corriendo a sus brazos.
-¡Te extrañé, tío Guk!-exclamó el niño.
-¿Y a mí?¡Ja! No te daré más dulces-fingió ofensa, mientras se levantaba del suelo.
-¡No!-se apresuró a decir el menor-. Ven con nosotros, tía-hizo puchero.
-¡Agh! A los pucheros de JaeMin no me niego nunca.
Y con una risilla por parte del niño, los tres se unieron en un rápido abrazo, que fue interrumpido por los llamados de la madre del pequeño.
Una rubia, de ojos oscuros y esbelta, se asomó por la puerta de la habitación.
-JaeMin, deja de molestar a tus tíos-sonrió.
Ella era HyeSung, la esposa de JiMin.
Y sí, aquel que parecía no romper ni un plato, con el tiempo fue madurando y formó su propia familia.
El pequeño rubio de apenas cinco años de edad, corrió de vuelta a los brazos de su madre, quien se disculpó con una reverencia y volvió a la sala de la mano de su hijo.
-¿Para cuándo los nuestros?-preguntó el chico.
-Ni siquera nos hemos casado, JeongGuk-ríe.
-Nos casamos mañana-recordó.
-Ya vendrán-se encogió de hombros-. Dale algo de tiempo al tiempo.
-¡Vengan ya, engendros apocalípticos que llevan jodiendo desde la otra vida!
Aquel grito salió desde lo más profundo de la garganta de YoonGi, así que los muchachos no dudaron en salir de su burbuja e ir a la sala, carcajeando por el anterior grito, claro está.
-¡Uy!¿Cómo está la pareja más problemática que haya existido entre los tres mundos?-se burla, SeokJin.
-¡Hey! No nos sigan culpando por lo que hicimos en la otra vida-pidió YoungMi, risueña.
-Sabes que eso es imposible, cariño-le dijo SunMi.
-Lo sé, má-rió-. Pero intentar no cuesta nada ¿verdad?-se encoge de hombros.
Lo cierto era que, desde que supieron toda la verdad sobre su vida pasada, entendieron muchas cosas, entre ellas, la inexplicable atracción que sentían, y el por qué de tanto cariño hacia los que en aquellos momentos invadían la casa en la que, desde hacía poco más de un año, vivían juntos.
Por ello, no les costó trabajo volver a utilizar los términos: mamá, hermana, hermano, incluso papá en el caso de NamJoon y YoonGi (y esto a petición del mismo)
Delante de los señores Jung y Min también los llamaban así, por mucho que generara confusión, y aunque no le contaron nunca (ni tenían planeado hacerlo) las verdaderas razones de todo, prefirieron excusarse diciendo que los querían como sus segundos padres, madres y hermanos.
-Oigan ¿Y qué piensan hacer en la Luna de Miel?-indagó SoYeon.
Estaban todos sentados en la sala de la casa, a excepción los señores Jung y Min, quienes harían su visita al día siguiente, cuando ya estuviera andando la boda que, dicho sea de paso, sería en el jardín de la propia casa.
-Sinceramente...no hemos pensado en eso-confesó JeongGuk.
-¡Ya sé!-aplaudió HoSeok-¿Y si los llevamos de paseo por el Cielo y el Infierno?
Eso sonaba algo irreal, y si JeongGuk y YoungMi no hubiesen estado familiarizados con el tema, probablemente hayan quedado impactados ante la mención tan narural de un paseo por otros dos mundos.
-Sería buena idea-opinó EunJi.
-Así conocen el lugar donde se conocieron-agregó NamJoon.
JeongGuk y YoungMi se miraron sonrientes.
-¡Genial!
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Enredados entre las sábanas, abrazados bajo la luz tenue de las lámparas de noche, JeongGuk y YoungMi intentaban regular sus respiraciones después de su movida noche prenupcial.
-Aún no me creo que nos hayamos conocido en otra vida-confiesa JeongGuk.
-Pero...es sumamente lindo el hecho de que nuestro amor haya trascendido de esa manera-sonrió YoungMi-. Si lo piensas bien, es por nuestro amor que estamos aquí, juntos, abrazados, después de haber hecho el amor unas tres veces-soltó una risa, contagiada de su prometido-, y en unas horas, nos casaremos.
-Y que no se te olvide la Luna de Miel en el Cielo y el Infierno.
Todo volvió a ser silencio, y los muchachos pronto se vieron envueltos en los brazos de Morfeo.
Tendrían un largo día.
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-¡Que vivan los novios!-gritaron los señores Jung y Min.
YoungMi y JeongGuk, sonrientes, salían de la casa, tomados de la mano, mientras una lluvia de granos de arroz les caía encima.
Todos sus familiares, aquellos queles habían tocado en esa vida, los despedían entre risas, y ellos se dirigieron al auto que les había regalado el señor Min como obsequio de bodas.
Despidiéndose de todos los que a su ceremonia habían asistido, avanzaron en el coche, cuyo destino se hallaba en las afueras de la ciudad, en un pequeño y solitario bosque que se situaba a un lado de la carretera.
Allí los habían citado YoonGi, HoSeok y SeokJin, pues el resto se encontraría esperando en casa a la pareja de recién casados.
Bajaron del auto, el cual tuvieron que adentrar en el bosque para no levantar sospechas, y tomaron sus maletas, se agarraron de las manos, y emprendieron camino por un sendero que les ofrecía la misma arboleda.
Se detuvieron frente a un gran roble, justo donde HoSeok, SeokJin y YoonGi los esperaban.
-¡Felicidades, chicos!-HoSeok fue el primero en lanzarse a abrazarlos, seguido de SeokJin y YoonGi, quienes se sumaron a las felicitaciones.
-¿Listos?-pregunta SeokJin.
-¡Listos!
Porque el amor siempre llega.
Tarde o temprano, pero llega.
El amor trasciende los limbos entre los mundos que separan seres.
El amor es capaz de devolverle la vida a quienes lo sienten.
Y eso...
Eso justamente les sucedió a JungKook y YangMi.
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